Ganó un Oscar, criticó a Barbra Streisand y Steven Spielberg y fue abucheado por el público
Los asistentes a la función especial de Tiburón, la película de Steven Spielberg que el año que viene cumplirá 50 años, esperaban pasar una noche de nostalgia y grandes anécdotas sobre el rodaje del film, que marcó un antes y un después en la historia de las grandes producciones de Hollywood. Con una entrada de 300 dólares, el mayor atractivo del evento era la charla abierta con Richard Dreyfuss, el protagonista de Tiburón, organizada por el teatro Cabot en Massachussetts. Lo que nadie esperaba es que el actor no dijera demasiado sobre su experiencia en el rodaje de la película y en lugar de eso se dedicara a hacer comentarios misóginos, homofóbicos y racistas que provocaron abucheos de la platea y un pedido de disculpas por parte de los responsables de la sala.
En un principio, el actor salió al escenario con una especie de batón que dos asistentes le ayudaron a sacarse mientras él se apoyaba en un bastón y se escuchaba la canción “Love Story”, de Taylor Swift. Una aparición peculiar, a la que siguieron unos comentarios igual de extraños por su desconexión con la película o su carrera. El foco de uno de los comentarios de Dreyfuss fue, inexplicablemente, Barbra Streisand. Más allá de calificar a la cantante y directora de “genio”, aseguró que no la escuchaba porque “Streisand es una mujer y las mujeres no deberían tener el tipo de poder que ella ostenta”.
Luego, el actor decidió dar su opinión sobre los peligros de que los padres permitan que sus hijos menores se asuman como transexuales y, recordando que el encuentro con el público estaba planteado como una charla sobre su trabajo en Tiburón con Spielberg, también dio su opinión sobre él. Aunque probablemente lo que dijo no satisfizo a sus fanáticos presentes en la sala. Del director explicó que si bien es brillante también “podía ser un idiota” y que su película Encuentros cercanos del tercer tipo solo había funcionado porque él había convencido a Spielberg de que lo contratara en lugar de Gene Hackman, su preferido para el papel de Roy Neary, el hombre común que comienza a recibir señales extraterrestres.
Ante la incomodidad de los presentes, o los que quedaban en la sala –muchos habían abandonado su lugar a esa altura, según testimonios en las redes sociales– Dreyfuss retomó uno de los temas que lo ocupan ya hace un tiempo: las nuevas reglas de la Academia de cine en favor de la inclusión y la diversidad. En 2023 había dicho que le daba “ganas de vomitar” el nuevo reglamento, que dicta que a partir de este año los films que pretendan competir por el Oscar a la mejor película deberán cumplir con ciertos porcentajes de inclusión de minorías tanto en su elenco como en su equipo técnico.
“Nadie debería decirme a mí como artista que debo acomodarme a las nuevas ideas sobre lo que se considera moral ¿Cuál es el problema? ¿Herir los sentimientos de la gente? No se puede legislar sobre eso. Hay que dejar que las cosas ocurran y no creo que haya una minoría o mayoría en este país que deba ser atendida de esa manera”, sentenció Dreyfuss entonces, un punto de vista que repitió el pasado fin de semana en la función y al que sumó nuevas críticas al movimiento #MeToo y a la falta de educación cívica en las escuelas.
Ante el reclamo de los presentes, los responsables de la organización emitieron un comunicado distanciándose de las opiniones de su invitado: “los puntos de vista del señor Dreyfuss no reflejan los valores de inclusión y respeto que nosotros defendemos. Lamentamos que un evento pensado para celebrar a una de las películas más icónicas del cine se haya convertido en un espacio utilizado para difundir ideas políticas. Asumimos la responsabilidad por no haber anticipado el rumbo que tomaría la conversación y por la incomodidad que causó en los asistentes”.
Los asistentes a la función especial de Tiburón, la película de Steven Spielberg que el año que viene cumplirá 50 años, esperaban pasar una noche de nostalgia y grandes anécdotas sobre el rodaje del film, que marcó un antes y un después en la historia de las grandes producciones de Hollywood. Con una entrada de 300 dólares, el mayor atractivo del evento era la charla abierta con Richard Dreyfuss, el protagonista de Tiburón, organizada por el teatro Cabot en Massachussetts. Lo que nadie esperaba es que el actor no dijera demasiado sobre su experiencia en el rodaje de la película y en lugar de eso se dedicara a hacer comentarios misóginos, homofóbicos y racistas que provocaron abucheos de la platea y un pedido de disculpas por parte de los responsables de la sala.
En un principio, el actor salió al escenario con una especie de batón que dos asistentes le ayudaron a sacarse mientras él se apoyaba en un bastón y se escuchaba la canción “Love Story”, de Taylor Swift. Una aparición peculiar, a la que siguieron unos comentarios igual de extraños por su desconexión con la película o su carrera. El foco de uno de los comentarios de Dreyfuss fue, inexplicablemente, Barbra Streisand. Más allá de calificar a la cantante y directora de “genio”, aseguró que no la escuchaba porque “Streisand es una mujer y las mujeres no deberían tener el tipo de poder que ella ostenta”.
Luego, el actor decidió dar su opinión sobre los peligros de que los padres permitan que sus hijos menores se asuman como transexuales y, recordando que el encuentro con el público estaba planteado como una charla sobre su trabajo en Tiburón con Spielberg, también dio su opinión sobre él. Aunque probablemente lo que dijo no satisfizo a sus fanáticos presentes en la sala. Del director explicó que si bien es brillante también “podía ser un idiota” y que su película Encuentros cercanos del tercer tipo solo había funcionado porque él había convencido a Spielberg de que lo contratara en lugar de Gene Hackman, su preferido para el papel de Roy Neary, el hombre común que comienza a recibir señales extraterrestres.
Ante la incomodidad de los presentes, o los que quedaban en la sala –muchos habían abandonado su lugar a esa altura, según testimonios en las redes sociales– Dreyfuss retomó uno de los temas que lo ocupan ya hace un tiempo: las nuevas reglas de la Academia de cine en favor de la inclusión y la diversidad. En 2023 había dicho que le daba “ganas de vomitar” el nuevo reglamento, que dicta que a partir de este año los films que pretendan competir por el Oscar a la mejor película deberán cumplir con ciertos porcentajes de inclusión de minorías tanto en su elenco como en su equipo técnico.
“Nadie debería decirme a mí como artista que debo acomodarme a las nuevas ideas sobre lo que se considera moral ¿Cuál es el problema? ¿Herir los sentimientos de la gente? No se puede legislar sobre eso. Hay que dejar que las cosas ocurran y no creo que haya una minoría o mayoría en este país que deba ser atendida de esa manera”, sentenció Dreyfuss entonces, un punto de vista que repitió el pasado fin de semana en la función y al que sumó nuevas críticas al movimiento #MeToo y a la falta de educación cívica en las escuelas.
Ante el reclamo de los presentes, los responsables de la organización emitieron un comunicado distanciándose de las opiniones de su invitado: “los puntos de vista del señor Dreyfuss no reflejan los valores de inclusión y respeto que nosotros defendemos. Lamentamos que un evento pensado para celebrar a una de las películas más icónicas del cine se haya convertido en un espacio utilizado para difundir ideas políticas. Asumimos la responsabilidad por no haber anticipado el rumbo que tomaría la conversación y por la incomodidad que causó en los asistentes”.
Richard Dreyfuss fue invitado a una función en homenaje de Tiburón, pero se despachó contra Hollywood y el movimiento MeToo LA NACION