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Es chilena, vive en Miami y encontró un negocio que le permite ganar más de US$ 60 mil al año: “Acá es mejor remunerado”

La vida es como una gran una caja de herramientas. Con el correr de los años, cada persona va guardando allí los elementos que encuentra en el camino. Sin embargo, a veces se presentan cambios bruscos y, de pronto, todo aquello que se atesoró -lecciones y aprendizajes- pareciera no servir de mucho. “Cuando teníamos las respuestas, nos cambiaron todas las preguntas”, decía el escritor Mario Benedetti, y quizás esta sea otra manera de decir lo mismo.

Ambas analogías se aplican perfectamente a la vida de Dani Fernández Nazer, una chilena que siempre tuvo su pasión por la moda como una herramienta innata que supo adaptar a los distintos momentos de su vida. En 2019, apenas unos meses antes que la pandemia cambiara todo, ella y su marido decidieron dejar atrás Chile, su país natal, familia y amigos. El objetivo fue encontrar en Miami una nueva vida, una ciudad que les diera más y mejores oportunidades para sus cuatro hijos.

Los cambios fueron incesantes. Fue emigrar, dejar lo conocido, encontrar un nuevo lugar para vivir y ayudar a los niños a que se adaptaran a sus nuevas actividades. A eso se le sumó un compromiso más: transformar lo que hasta ese momento era apenas un hobby en una empresa personal que hoy factura más de 60 mil dólares al año.

“Desde niña me gustó la moda. Sabía de telas, cortes y estilos. A su vez, siempre he practicado la vida sana y el deporte, lo que me ha llevado a tener más recursos y conocimientos para ayudar al resto”, introduce Fernández Nazer en diálogo con LA NACIÓN. “Si bien al principio mis redes sociales eran privadas porque me daba un poco de pudor la exposición, un día alguien me motivó al decirme que, sin darme cuenta, estaba ayudando a mucha gente con lo que estaba haciendo”, continúa.

“Y así comencé”, dice mientras repasa cronológicamente en su mente. El proyecto tiene como base su cuenta de Instagram, en la que acumula más de 283 mil seguidores y desde la que comparte tips de belleza, moda, lifestyle y hasta humor.

Al principio eran fotos, videos e historias de menor calidad, con una producción casera y artesanal. Sin embargo, su mensaje resonaba en quienes la seguían y escuchaban. “Mujeres comenzaron a escribirme ‘gracias’, ‘tu mensaje me llegó al corazón’ o ‘a mí me sucedió lo mismo’. De pronto, ellas también comenzaron a contarme sus historias”, precisa.

Dani Fernández Nazer comparte sus consejos en las redes sociales

Es que la influencer hace mucho más que hablar de tendencias de moda, tips para combinar prendas o recetas rápidas y saludables; muestra que detrás de los casi 300 mil seguidores hay una persona común, con sueños, problemas, logros y una familia. “De esa forma, me sienten alguien cercano, como un par, normalizando situaciones que no son muy representadas en las redes, donde todo tiene que ser perfecto”, explica. “Me muestro como esposa y madre, con los blancos y negros”, dice.

“Ser madre de cuatro niños le da a mi marca personal un nivel de autenticidad y un relato único. Muchas personas, especialmente otras madres y padres, pueden sentirse identificadas y conectadas con las experiencias y desafíos que comparto. Y eso hizo que se vaya creando una comunidad fiel y comprometida”, cuenta sobre el crecimiento de su negocio.

Si bien no hay forma de saber con precisión qué contenido se hará viral, Naser cuenta que los que más llaman la atención son, por ejemplo, tips de cómo armar una maleta carry on para un viaje de siete días, datos para viajes -restaurantes, hoteles, lugares de interés- y las transiciones de makeup.

“A veces lo que más llama la atención es un simple mensaje inspirador; otras veces una receta de cocina para hacer con niños pequeños. Me doy cuenta de que algo funciona cuando empiezan a mostrarme los screenshots que le hacen a mis historias o me envían fotos con looks o productos que yo recomendé”, completa.

Ser influencer en Estados Unidos

Si bien desde que vivía en Chile Naser sabía que las redes sociales eran un negocio rentable, en Estados Unidos los beneficios de este trabajo se multiplicaron. “A diferencia de los países latinoamericanos, el trabajo en redes aquí es mucho mejor remunerado. Se valora mucho más la calidad y originalidad. También está más regulado el precio de un trabajo, ya sea de un reel, una historia de Instagram o un post. Lo mismo en YouTube o TikTok. Incluso hay aplicaciones especializadas que hacen el nexo entre creadores de contenidos y marcas, lo que hace todo más rápido y efectivo”, cuenta a LA NACIÓN.

Si lo describiéramos en palabras simples, estas apps son como un Tinder entre marcas y creadores de contenido, explica. “Las marcas ponen sus propuestas con todo descrito -cuánto pagan, los términos y las condiciones- y uno postula al que más haga sentido con uno y de acuerdo a tu perfil. Cuando hay match, se firma el contrato. Todo es muy fácil y rápido. El pago se hace de inmediato en la misma app y queda en pendiente hasta que está entregado y aprobado tu borrador”, introduce.

“Al aprobarse, inmediatamente después queda reflejado el pago en tu cuenta bancaria. La mayoría de las veces estas apps te invitan a participar. Son globales, donde diariamente aparecen nuevos trabajos, tanto en Estados Unidos como en otras partes de América Latina, como México, Colombia, Perú o Chile”, desarrolla, y comenta que solo demoró alrededor de 20 y 30 días en obtener su primera colaboración.

La paga tampoco es un problema en Estados Unidos. “Aquí, cada trabajo realizado se paga, no se hace esperar 60 o 90 días como sucedía en mi país”, resalta Naser. Y revela que, por más pequeño que sea el trabajo, así sea solo publicar algunas historias de Instagram, se firma un contrato con lo que el influencer tiene que hacer y con lo que la marca tiene que cumplir.

“El pago es prácticamente inmediato y aquí no existe el ‘después arreglamos’ o ‘te mando un producto de la marca’ para cerrar un acuerdo y hacer el trabajo. Todo se paga y se declaran impuestos, ya que es trabajo. A su vez, todo está más regulado por las mismas plataformas: si sea una colaboración paga, publicidad (ad) o suscripción, ya están todos tus datos fiscales ingresados para los pagos y declaración de impuestos de cada año”, revela la creadora de contenido.

Naser subraya que esto es muy distinto a lo que sucede en la mayoría de los países de América Latina, donde el trabajo en las redes se considera todavía como algo informal: “Chile, por ejemplo, recién el año pasado incorporó y recomendó hacer la declaración de impuestos al final del año. Sin embargo, aún es medio engorroso, ya que no todos emiten una factura de honorarios (invoice) y el estado hace una escala de pago de impuestos de acuerdo al número de seguidores y no a la cantidad de trabajos realizados. Por lo cual hay muchos microinfluencers que salen perjudicados”.

Qué sabe sobre sus seguidores

Al llegar a Estados Unidos, Naser se encontró con un público completamente nuevo y diverso. En Chile, su audiencia se extendía hasta las fronteras del país, pero emigrar le dio la oportunidad de conectar con la enorme comunidad latinoamericana que vive en los Estados Unidos. Esto le abrió un abanico de posibilidades, permitiéndole no solo expandir su alcance sino también enriquecer su contenido con influencias de diversas culturas latinas.

“La comunidad latinoamericana en Miami tiene una relación única y vibrante con la moda, influenciada tanto por sus raíces culturales como por el ambiente cosmopolita de la ciudad”, sugiere la emprendedora. “Hay desde fusión de tendencias de distintos países latinos hasta influencia del clima y del estilo de vida”, explica, y agrega que “la posición de Miami como una ciudad cosmopolita significa que la moda internacional también influye en las elecciones de estilo”.

Según la especialista en moda, las tiendas y boutiques de lujo, así como los centros comerciales, ofrecen una variedad de opciones de moda global que los latinos saben combinar muy bien con sus propios estilos.

Estados Unidos le dio a la influencer una gran retroalimentación: “Me abrió una arista del mundo latino que vive ahí. He tenido la oportunidad de crecer como creadora de contenidos y conocer a grandes figuras latinas en esta área que han sido inspiración. A su vez, al ser un país tan grande, con millones de habitantes, hace que uno crezca exponencialmente no solo dentro de ese país, sino en toda América Latina. Ahora mi audiencia es de México, Colombia, República Dominicana, Perú y Argentina”, cuenta.

Las marcas que la eligen saben que en su perfil hay un diferencial. “El enfoque que las empresas toman hacia un influencer latino puede diferir significativamente del que emplean con un influencer nativo de EE.UU. Las empresas adaptan sus enfoques al trabajar conmigo para asegurarse que las campañas sean culturalmente relevantes, auténticas y efectivas”, resalta.

Fernández Naser siente que su historia es parte de un cambio más profundo que se suscita hoy en los Estados Unidos. “La comunidad latina abarca cada vez más territorio en Estados Unidos y siento que somos, año tras año, mucho más importantes que en tiempos anteriores”, concluye.

La vida es como una gran una caja de herramientas. Con el correr de los años, cada persona va guardando allí los elementos que encuentra en el camino. Sin embargo, a veces se presentan cambios bruscos y, de pronto, todo aquello que se atesoró -lecciones y aprendizajes- pareciera no servir de mucho. “Cuando teníamos las respuestas, nos cambiaron todas las preguntas”, decía el escritor Mario Benedetti, y quizás esta sea otra manera de decir lo mismo.

Ambas analogías se aplican perfectamente a la vida de Dani Fernández Nazer, una chilena que siempre tuvo su pasión por la moda como una herramienta innata que supo adaptar a los distintos momentos de su vida. En 2019, apenas unos meses antes que la pandemia cambiara todo, ella y su marido decidieron dejar atrás Chile, su país natal, familia y amigos. El objetivo fue encontrar en Miami una nueva vida, una ciudad que les diera más y mejores oportunidades para sus cuatro hijos.

Los cambios fueron incesantes. Fue emigrar, dejar lo conocido, encontrar un nuevo lugar para vivir y ayudar a los niños a que se adaptaran a sus nuevas actividades. A eso se le sumó un compromiso más: transformar lo que hasta ese momento era apenas un hobby en una empresa personal que hoy factura más de 60 mil dólares al año.

“Desde niña me gustó la moda. Sabía de telas, cortes y estilos. A su vez, siempre he practicado la vida sana y el deporte, lo que me ha llevado a tener más recursos y conocimientos para ayudar al resto”, introduce Fernández Nazer en diálogo con LA NACIÓN. “Si bien al principio mis redes sociales eran privadas porque me daba un poco de pudor la exposición, un día alguien me motivó al decirme que, sin darme cuenta, estaba ayudando a mucha gente con lo que estaba haciendo”, continúa.

“Y así comencé”, dice mientras repasa cronológicamente en su mente. El proyecto tiene como base su cuenta de Instagram, en la que acumula más de 283 mil seguidores y desde la que comparte tips de belleza, moda, lifestyle y hasta humor.

Al principio eran fotos, videos e historias de menor calidad, con una producción casera y artesanal. Sin embargo, su mensaje resonaba en quienes la seguían y escuchaban. “Mujeres comenzaron a escribirme ‘gracias’, ‘tu mensaje me llegó al corazón’ o ‘a mí me sucedió lo mismo’. De pronto, ellas también comenzaron a contarme sus historias”, precisa.

Dani Fernández Nazer comparte sus consejos en las redes sociales

Es que la influencer hace mucho más que hablar de tendencias de moda, tips para combinar prendas o recetas rápidas y saludables; muestra que detrás de los casi 300 mil seguidores hay una persona común, con sueños, problemas, logros y una familia. “De esa forma, me sienten alguien cercano, como un par, normalizando situaciones que no son muy representadas en las redes, donde todo tiene que ser perfecto”, explica. “Me muestro como esposa y madre, con los blancos y negros”, dice.

“Ser madre de cuatro niños le da a mi marca personal un nivel de autenticidad y un relato único. Muchas personas, especialmente otras madres y padres, pueden sentirse identificadas y conectadas con las experiencias y desafíos que comparto. Y eso hizo que se vaya creando una comunidad fiel y comprometida”, cuenta sobre el crecimiento de su negocio.

Si bien no hay forma de saber con precisión qué contenido se hará viral, Naser cuenta que los que más llaman la atención son, por ejemplo, tips de cómo armar una maleta carry on para un viaje de siete días, datos para viajes -restaurantes, hoteles, lugares de interés- y las transiciones de makeup.

“A veces lo que más llama la atención es un simple mensaje inspirador; otras veces una receta de cocina para hacer con niños pequeños. Me doy cuenta de que algo funciona cuando empiezan a mostrarme los screenshots que le hacen a mis historias o me envían fotos con looks o productos que yo recomendé”, completa.

Ser influencer en Estados Unidos

Si bien desde que vivía en Chile Naser sabía que las redes sociales eran un negocio rentable, en Estados Unidos los beneficios de este trabajo se multiplicaron. “A diferencia de los países latinoamericanos, el trabajo en redes aquí es mucho mejor remunerado. Se valora mucho más la calidad y originalidad. También está más regulado el precio de un trabajo, ya sea de un reel, una historia de Instagram o un post. Lo mismo en YouTube o TikTok. Incluso hay aplicaciones especializadas que hacen el nexo entre creadores de contenidos y marcas, lo que hace todo más rápido y efectivo”, cuenta a LA NACIÓN.

Si lo describiéramos en palabras simples, estas apps son como un Tinder entre marcas y creadores de contenido, explica. “Las marcas ponen sus propuestas con todo descrito -cuánto pagan, los términos y las condiciones- y uno postula al que más haga sentido con uno y de acuerdo a tu perfil. Cuando hay match, se firma el contrato. Todo es muy fácil y rápido. El pago se hace de inmediato en la misma app y queda en pendiente hasta que está entregado y aprobado tu borrador”, introduce.

“Al aprobarse, inmediatamente después queda reflejado el pago en tu cuenta bancaria. La mayoría de las veces estas apps te invitan a participar. Son globales, donde diariamente aparecen nuevos trabajos, tanto en Estados Unidos como en otras partes de América Latina, como México, Colombia, Perú o Chile”, desarrolla, y comenta que solo demoró alrededor de 20 y 30 días en obtener su primera colaboración.

La paga tampoco es un problema en Estados Unidos. “Aquí, cada trabajo realizado se paga, no se hace esperar 60 o 90 días como sucedía en mi país”, resalta Naser. Y revela que, por más pequeño que sea el trabajo, así sea solo publicar algunas historias de Instagram, se firma un contrato con lo que el influencer tiene que hacer y con lo que la marca tiene que cumplir.

“El pago es prácticamente inmediato y aquí no existe el ‘después arreglamos’ o ‘te mando un producto de la marca’ para cerrar un acuerdo y hacer el trabajo. Todo se paga y se declaran impuestos, ya que es trabajo. A su vez, todo está más regulado por las mismas plataformas: si sea una colaboración paga, publicidad (ad) o suscripción, ya están todos tus datos fiscales ingresados para los pagos y declaración de impuestos de cada año”, revela la creadora de contenido.

Naser subraya que esto es muy distinto a lo que sucede en la mayoría de los países de América Latina, donde el trabajo en las redes se considera todavía como algo informal: “Chile, por ejemplo, recién el año pasado incorporó y recomendó hacer la declaración de impuestos al final del año. Sin embargo, aún es medio engorroso, ya que no todos emiten una factura de honorarios (invoice) y el estado hace una escala de pago de impuestos de acuerdo al número de seguidores y no a la cantidad de trabajos realizados. Por lo cual hay muchos microinfluencers que salen perjudicados”.

Qué sabe sobre sus seguidores

Al llegar a Estados Unidos, Naser se encontró con un público completamente nuevo y diverso. En Chile, su audiencia se extendía hasta las fronteras del país, pero emigrar le dio la oportunidad de conectar con la enorme comunidad latinoamericana que vive en los Estados Unidos. Esto le abrió un abanico de posibilidades, permitiéndole no solo expandir su alcance sino también enriquecer su contenido con influencias de diversas culturas latinas.

“La comunidad latinoamericana en Miami tiene una relación única y vibrante con la moda, influenciada tanto por sus raíces culturales como por el ambiente cosmopolita de la ciudad”, sugiere la emprendedora. “Hay desde fusión de tendencias de distintos países latinos hasta influencia del clima y del estilo de vida”, explica, y agrega que “la posición de Miami como una ciudad cosmopolita significa que la moda internacional también influye en las elecciones de estilo”.

Según la especialista en moda, las tiendas y boutiques de lujo, así como los centros comerciales, ofrecen una variedad de opciones de moda global que los latinos saben combinar muy bien con sus propios estilos.

Estados Unidos le dio a la influencer una gran retroalimentación: “Me abrió una arista del mundo latino que vive ahí. He tenido la oportunidad de crecer como creadora de contenidos y conocer a grandes figuras latinas en esta área que han sido inspiración. A su vez, al ser un país tan grande, con millones de habitantes, hace que uno crezca exponencialmente no solo dentro de ese país, sino en toda América Latina. Ahora mi audiencia es de México, Colombia, República Dominicana, Perú y Argentina”, cuenta.

Las marcas que la eligen saben que en su perfil hay un diferencial. “El enfoque que las empresas toman hacia un influencer latino puede diferir significativamente del que emplean con un influencer nativo de EE.UU. Las empresas adaptan sus enfoques al trabajar conmigo para asegurarse que las campañas sean culturalmente relevantes, auténticas y efectivas”, resalta.

Fernández Naser siente que su historia es parte de un cambio más profundo que se suscita hoy en los Estados Unidos. “La comunidad latina abarca cada vez más territorio en Estados Unidos y siento que somos, año tras año, mucho más importantes que en tiempos anteriores”, concluye.

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