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Audrey Tang: “La IA solo da buenas respuestas cuando las preguntas son complejas y precisas”

Los 43 años de vida de Audrey Tang han sido de todo menos ordinarios. Con un coeficiente intelectual de 180 puntos, aprendió a programar videojuegos a los 8 años, y hojas de papel escribía sus programas. Al nacer, en Taipéi, fue diagnosticada con una enfermedad cardíaca que le daba un 50% de probabilidad de sobrevivir los 4 años. Cualquier emoción fuerte podía ser una amenaza, y sus padres la educaron en la espiritualidad del taoísmo y en el control profundo de las emociones hasta que, a sus 12 años, fue operada con éxito. A los 19 ya había trabajado en varias empresas tecnológicas taiwanesas, se mudó luego a la meca tecnológica de Silicon Valley, hasta que en el 2014 volvió a Taiwán para hacer historia.

Fue allí donde tuvo la oportunidad de llevar a la práctica sus teorías. Como activista hacker protagonizó la creación y difusión de plataformas online de software libre para dar voz a la protesta estudiantil conocida como “la revolución de los girasoles”, que ocupó y paralizó el Parlamento taiwanés durante más de tres semanas. La tecnología fue decisiva para canalizar las protestas, calmar el caos de una democracia tambaleante y darle una resolución pacífica a un conflicto que cambió las relaciones del gobierno y la sociedad civil. En su paso por la función pública en Taiwán se le atribuye haber ideado y ejecutado con éxito lo que describe como “democracia digital”, un sistema en el que son los ciudadanos los que establecen las prioridades a tratar. Como una de las principales voces de software libre a nivel mundial, Tang fue además la primera ministra transgénero del mundo. En mayo último dimitió a su rol político luego de ocho años para comenzar una gira mundial para promover las ideas de la resiliencia digital ciudadana y exportar así el modelo taiwanés. De eso se trata Plurality, el libro que Tang escribió junto a Glen Weyl, economista de Microsoft y e investigador en Yale, fundador de la iniciativa RadicalxChange, de la que también forma parte Tang y personalidades digitales como Vitálik Buterin.

Elon Musk: la apuesta multimillonaria del creador de Tesla para hacerles frente a las grandes empresas de IA

-Plurality sale en un momento de extrema polarización global. Su propuesta es “más colaboración a través de la diversidad de ideas” ¿Por qué cree que la tecnología puede ayudar a generar acuerdos entre sociedades fragmentada?

-Creo que la polarización es un síntoma de la falta de espacios plurales para que las conversaciones ocurran. Si nuestras maneras de comunicarnos son solo efímeras y solo podemos comunicarnos con un RT o un pulgar arriba o abajo, hasta las personas con las mejores intenciones a veces se vuelven polarizadas por la lógica de esos espacios. Es en función del espacio, no de las personas. Por eso parte del trabajo es introducir espacios que llamamos “pro sociales”, plataformas que alientan a la pluralidad y diversidad en vez de a la polarización. Esto construye más resiliencia para enfrentar la polarización.

-En la Argentina, el que piensa distinto es el enemigo, a veces no parece haber conversación posible ¿Por qué cree que la tecnología puede ayudar a despolarizarnos como sociedad?

-En 2014 cuando la juventud tomó el parlamento taiwanés, las diferencias de opiniones que había eran enormes, y se partió desde esa gran desacuerdo que luego pudo zanjar las diferencias con el uso de estas plataformas para conversar. Acercó a las personas subrayando lo que las unía, y no lo que las separaba. Conversaciones que tendieron puentes, con plataformas pro sociales tenemos la posibilidad de expresarnos más a menudo, eso despolariza nuestras miradas y encontramos más puentes que grietas.

-Estamos presenciando un resurgir del autoritarismo. ¿Por qué crees que las ideas de la democracia no son más atractivas para muchas sociedades hoy?

-Las democracias tienen estos rituales en los que cada 2 o 4 años alguien puede votar entre 2 o 3 temas nada más que liderar las agendas. Entonces no es que el gobierno se aleje de las personas, pero aparecen otras organizaciones y plataformas que se presentan mucho más cercanas con esa interacción más cotidiana. Entonces si se continúa con esa cadencia de sólo elegir cada 4 años resulta insuficiente, o explicar el presupuesto con un PDF que solo un experto puede entender, todo esto se siente muy distante de los ciudadanos. El nuevo contexto necesita nuevas formas de democracia en las que las personas puedan incidir más asiduamente con sus opiniones.

-En Taiwán usaron una plataforma llamada Polis. Allí se conversa sobre los temas que importan en un momento. Por ejemplo: En vez de preguntarse Uber sí o no, indagaron en los temas por los que la gente lo quería o no y fueron encontrando lo que más le importaba a la sociedad para tomar posición, buscaron los puentes en vez de las grietas y eso se tuvo en cuenta en el parlamento luego ¿Creo que algo así es exportable?

-Es exportable. Hay experiencias fuera de Taiwán exitosas, como en Finlandia donde hubo más de un millón de personas opinando sobre temas de interés que luego el gobierno tuvo en cuenta a la hora de asignar presupuestos y avanzar con reglamentaciones.

Cómo responder a la pregunta más temida de las entrevistas laborales, según la inteligencia artificial

-La IA está por primera vez en manos de millones de personas. La CTO (jefa de tecnología) de OpenIA dijo que la versión Gpt3 tenía la inteligencia de un bebé gateando y que el Gpt5 tiene “un PHD bajo el brazo”. ¿Qué deberíamos estar aprendiendo los profesionales hoy para poder trabajar en el mundo que viene?

-Creo que lo interesante de estos sistemas multimodales es que son muy buenos reorganizando el lenguaje, pero no contienen al mundo en ellos. La única manera de que la IA de buenos respuestas es que las preguntas hayan sido muy completas y precisas. Por ejemplo, yo respondo a mis mails con un sistema de lenguaje al que entrené con todas mis respuestas y aprende de mi mejor versión para contestar.

-¿Qué desafíos ve en que sean solo 2 o 3 empresas las que están dándonos acceso a la IA sentando las bases de cómo las usamos y a qué accedemos?

-Tenemos que pensar en qué tan rápido podemos “estirar los límites” de estos modelos. Por ejemplo, Claude 2 (la IA de Anthropic, fundada por exs OpenAI) la primera versión “no entendía” que existían personas que usaban sillas de ruedas y daba por sentado que todo el mundo caminaba, la versión Claude 3.5 ya sabe que no todo el mundo camina. Pero, como en las democracias, donde se vota cada 4 años, las empresas a veces tiene tiempos muy largos, y son algo opacas en explicar cómo llegan a sus resultados. Por eso creo que veremos a cada vez más personas haciendo sus propios modelos de lenguaje, con habilidad de personalizar la información de sus propias terminales. La tecnología debe darle a la gente la posibilidad de construir su propio futuro.

Apple y Meta buscarían trabajar juntos en Inteligencia Artificial

-En una conversación con el economista a Yuval Harari le dijo que su tip principal de concentración es mantenerse alejada de las pantallas.

-Sí, las toco como si quemaran, cuanto más las tocas más te capturan. Mi tip es usar solo pantallas grandes que se puedan compartir con otros, menos scrolling solitario y suficiente tiempo de sueño. Parecen básicos pero son fundamentales.

-¿Cómo decide dónde coloca su tiempo y su foco?

-Soy una personas no binaria, por eso no tengo en mi mente que la mitad de la gente me es más cercana y la otra mitad es más extraña, no tengo ese sentimiento. Pero si me encuentro con personas que siento lejanas, me siento más curiosa y decido pasar mi tiempo ahí, así determino mi foco. Para seguir construyendo más y más puentes, quiero seguir aprendiendo a acercarme.

Los 43 años de vida de Audrey Tang han sido de todo menos ordinarios. Con un coeficiente intelectual de 180 puntos, aprendió a programar videojuegos a los 8 años, y hojas de papel escribía sus programas. Al nacer, en Taipéi, fue diagnosticada con una enfermedad cardíaca que le daba un 50% de probabilidad de sobrevivir los 4 años. Cualquier emoción fuerte podía ser una amenaza, y sus padres la educaron en la espiritualidad del taoísmo y en el control profundo de las emociones hasta que, a sus 12 años, fue operada con éxito. A los 19 ya había trabajado en varias empresas tecnológicas taiwanesas, se mudó luego a la meca tecnológica de Silicon Valley, hasta que en el 2014 volvió a Taiwán para hacer historia.

Fue allí donde tuvo la oportunidad de llevar a la práctica sus teorías. Como activista hacker protagonizó la creación y difusión de plataformas online de software libre para dar voz a la protesta estudiantil conocida como “la revolución de los girasoles”, que ocupó y paralizó el Parlamento taiwanés durante más de tres semanas. La tecnología fue decisiva para canalizar las protestas, calmar el caos de una democracia tambaleante y darle una resolución pacífica a un conflicto que cambió las relaciones del gobierno y la sociedad civil. En su paso por la función pública en Taiwán se le atribuye haber ideado y ejecutado con éxito lo que describe como “democracia digital”, un sistema en el que son los ciudadanos los que establecen las prioridades a tratar. Como una de las principales voces de software libre a nivel mundial, Tang fue además la primera ministra transgénero del mundo. En mayo último dimitió a su rol político luego de ocho años para comenzar una gira mundial para promover las ideas de la resiliencia digital ciudadana y exportar así el modelo taiwanés. De eso se trata Plurality, el libro que Tang escribió junto a Glen Weyl, economista de Microsoft y e investigador en Yale, fundador de la iniciativa RadicalxChange, de la que también forma parte Tang y personalidades digitales como Vitálik Buterin.

Elon Musk: la apuesta multimillonaria del creador de Tesla para hacerles frente a las grandes empresas de IA

-Plurality sale en un momento de extrema polarización global. Su propuesta es “más colaboración a través de la diversidad de ideas” ¿Por qué cree que la tecnología puede ayudar a generar acuerdos entre sociedades fragmentada?

-Creo que la polarización es un síntoma de la falta de espacios plurales para que las conversaciones ocurran. Si nuestras maneras de comunicarnos son solo efímeras y solo podemos comunicarnos con un RT o un pulgar arriba o abajo, hasta las personas con las mejores intenciones a veces se vuelven polarizadas por la lógica de esos espacios. Es en función del espacio, no de las personas. Por eso parte del trabajo es introducir espacios que llamamos “pro sociales”, plataformas que alientan a la pluralidad y diversidad en vez de a la polarización. Esto construye más resiliencia para enfrentar la polarización.

-En la Argentina, el que piensa distinto es el enemigo, a veces no parece haber conversación posible ¿Por qué cree que la tecnología puede ayudar a despolarizarnos como sociedad?

-En 2014 cuando la juventud tomó el parlamento taiwanés, las diferencias de opiniones que había eran enormes, y se partió desde esa gran desacuerdo que luego pudo zanjar las diferencias con el uso de estas plataformas para conversar. Acercó a las personas subrayando lo que las unía, y no lo que las separaba. Conversaciones que tendieron puentes, con plataformas pro sociales tenemos la posibilidad de expresarnos más a menudo, eso despolariza nuestras miradas y encontramos más puentes que grietas.

-Estamos presenciando un resurgir del autoritarismo. ¿Por qué crees que las ideas de la democracia no son más atractivas para muchas sociedades hoy?

-Las democracias tienen estos rituales en los que cada 2 o 4 años alguien puede votar entre 2 o 3 temas nada más que liderar las agendas. Entonces no es que el gobierno se aleje de las personas, pero aparecen otras organizaciones y plataformas que se presentan mucho más cercanas con esa interacción más cotidiana. Entonces si se continúa con esa cadencia de sólo elegir cada 4 años resulta insuficiente, o explicar el presupuesto con un PDF que solo un experto puede entender, todo esto se siente muy distante de los ciudadanos. El nuevo contexto necesita nuevas formas de democracia en las que las personas puedan incidir más asiduamente con sus opiniones.

-En Taiwán usaron una plataforma llamada Polis. Allí se conversa sobre los temas que importan en un momento. Por ejemplo: En vez de preguntarse Uber sí o no, indagaron en los temas por los que la gente lo quería o no y fueron encontrando lo que más le importaba a la sociedad para tomar posición, buscaron los puentes en vez de las grietas y eso se tuvo en cuenta en el parlamento luego ¿Creo que algo así es exportable?

-Es exportable. Hay experiencias fuera de Taiwán exitosas, como en Finlandia donde hubo más de un millón de personas opinando sobre temas de interés que luego el gobierno tuvo en cuenta a la hora de asignar presupuestos y avanzar con reglamentaciones.

Cómo responder a la pregunta más temida de las entrevistas laborales, según la inteligencia artificial

-La IA está por primera vez en manos de millones de personas. La CTO (jefa de tecnología) de OpenIA dijo que la versión Gpt3 tenía la inteligencia de un bebé gateando y que el Gpt5 tiene “un PHD bajo el brazo”. ¿Qué deberíamos estar aprendiendo los profesionales hoy para poder trabajar en el mundo que viene?

-Creo que lo interesante de estos sistemas multimodales es que son muy buenos reorganizando el lenguaje, pero no contienen al mundo en ellos. La única manera de que la IA de buenos respuestas es que las preguntas hayan sido muy completas y precisas. Por ejemplo, yo respondo a mis mails con un sistema de lenguaje al que entrené con todas mis respuestas y aprende de mi mejor versión para contestar.

-¿Qué desafíos ve en que sean solo 2 o 3 empresas las que están dándonos acceso a la IA sentando las bases de cómo las usamos y a qué accedemos?

-Tenemos que pensar en qué tan rápido podemos “estirar los límites” de estos modelos. Por ejemplo, Claude 2 (la IA de Anthropic, fundada por exs OpenAI) la primera versión “no entendía” que existían personas que usaban sillas de ruedas y daba por sentado que todo el mundo caminaba, la versión Claude 3.5 ya sabe que no todo el mundo camina. Pero, como en las democracias, donde se vota cada 4 años, las empresas a veces tiene tiempos muy largos, y son algo opacas en explicar cómo llegan a sus resultados. Por eso creo que veremos a cada vez más personas haciendo sus propios modelos de lenguaje, con habilidad de personalizar la información de sus propias terminales. La tecnología debe darle a la gente la posibilidad de construir su propio futuro.

Apple y Meta buscarían trabajar juntos en Inteligencia Artificial

-En una conversación con el economista a Yuval Harari le dijo que su tip principal de concentración es mantenerse alejada de las pantallas.

-Sí, las toco como si quemaran, cuanto más las tocas más te capturan. Mi tip es usar solo pantallas grandes que se puedan compartir con otros, menos scrolling solitario y suficiente tiempo de sueño. Parecen básicos pero son fundamentales.

-¿Cómo decide dónde coloca su tiempo y su foco?

-Soy una personas no binaria, por eso no tengo en mi mente que la mitad de la gente me es más cercana y la otra mitad es más extraña, no tengo ese sentimiento. Pero si me encuentro con personas que siento lejanas, me siento más curiosa y decido pasar mi tiempo ahí, así determino mi foco. Para seguir construyendo más y más puentes, quiero seguir aprendiendo a acercarme.

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