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Fue el “hombre más gordo del mundo”, bajó 300 kilos y cuenta cómo es su vida: “Quiero ayudar a los demás”

Cuando los médicos le advirtieron a Paul Mason que moriría antes de los 40 años debido a su sobrepeso, algo de ello resonó hacia su interior y desde ese entonces decidió cambiar por completo su estilo de vida. El hombre inglés, oriundo de Ipswich, Suffolk, llegó a ser la persona más obesa del mundo, doloroso récord que alcanzó al superar los 444 kilos. Sin embargo, gracias a una estricta dieta, bajó más de 300 kilos, salvó su vida y en la actualidad se dedica a incentivar a la gente a seguir su camino.

La obesidad es una enfermedad muy presente en Occidente, en la que a diario países como los Estados Unidos y México, entre otros, destacan por los niveles de sobrepeso en su población, según un informe reciente de la Universidad de Chile. Es por ello que ante el peligro de morir a causa de un paro cardíaco o una falla multiorgánica, el hombre de 64 años decidió drásticamente virar el rumbo de su vida.

En sus inicios, consumía 20.000 calorías diarias. En tan solo 24 horas podía ingerir 40 barras de chocolate, comida rápida y alimentos fritos. Así es que llegó a ser la persona más gorda del Reino Unido y, luego y para su pesar, se posicionó en los primeros puestos a nivel mundial. Ahora, en el marco del estreno del documental El hombre más gordo del mundo, dialogó con el programa de televisión This Morning, contó su experiencia y explicó que quiere ayudar a otros.

Una infancia violenta y un amor que lo sanó

Como en la mayoría de los casos, Paul empezó con este hábito a los 20 años, cuando comía desmedidamente con el fin de tapar un trauma infantil. Según reveló a la emisora, la violencia verbal y física de parte de su padre policía causó la terrible angustia que decantó en su obesidad. Incluso, dijo que durante tres años una mujer cercana a su familia abusó sexualmente de él cuando era chico, por lo que su estado anímico empeoró.

Luego de diferentes visitas médicas, los profesionales remarcaron que su estilo de vida era poco saludable y que no llegaría a superar los 40 años. Sin embargo, en 2015 se sometió a una operación de bypass gástrico y descendió de peso hasta los 195 kilos. La palabra “rendirse” no estaba presente en su vocabulario.

Tras ello, vino una segunda cirugía para remover el exceso de piel. En ese entonces indicó con alegría que se sintió “liviano como una pluma”. La autoestima de Paul estaba por los aires y esto lo llevó a conocer a una mujer estadounidense, Rebecca Mountain, por lo que se mudó al otro lado del océano Atlántico para convivir con ella.

Ambos se casaron y hasta indicaron que su vida sexual era “muy activa”, a tal punto de que presumían de la buena química física y emocional que existía entre los dos.

El inglés sostuvo que en diferentes ocasiones sufrió recaídas, como en 2021 en el contexto de la pandemia de coronavirus. En esa oportunidad enfermó de gravedad y los bomberos tuvieron que sacarlo en una lona. “El cuerpo necesita tiempo para adaptarse, y la mente, sin dudas, también. Yo llevé esa carga durante mucho tiempo y tuve que lidiar con todos los problemas que la rodeaban”, reflexionó.

En la actualidad, Paul pesa 160 kilos y está postrado en una cama. Tuvo que construirse un departamento especial para su tamaño, pero él está feliz de no ser más “el hombre más gordo del mundo”. “Puede que ya no pueda volver a caminar, pero eso es algo que me afecta. Solo quiero usar mi tiempo para ayudar a otros y asegurarme de que no cometan los mismos errores que yo”, concluyó a la vez que remarcó que inició terapia para sanar viejas heridas.

Cuando los médicos le advirtieron a Paul Mason que moriría antes de los 40 años debido a su sobrepeso, algo de ello resonó hacia su interior y desde ese entonces decidió cambiar por completo su estilo de vida. El hombre inglés, oriundo de Ipswich, Suffolk, llegó a ser la persona más obesa del mundo, doloroso récord que alcanzó al superar los 444 kilos. Sin embargo, gracias a una estricta dieta, bajó más de 300 kilos, salvó su vida y en la actualidad se dedica a incentivar a la gente a seguir su camino.

La obesidad es una enfermedad muy presente en Occidente, en la que a diario países como los Estados Unidos y México, entre otros, destacan por los niveles de sobrepeso en su población, según un informe reciente de la Universidad de Chile. Es por ello que ante el peligro de morir a causa de un paro cardíaco o una falla multiorgánica, el hombre de 64 años decidió drásticamente virar el rumbo de su vida.

En sus inicios, consumía 20.000 calorías diarias. En tan solo 24 horas podía ingerir 40 barras de chocolate, comida rápida y alimentos fritos. Así es que llegó a ser la persona más gorda del Reino Unido y, luego y para su pesar, se posicionó en los primeros puestos a nivel mundial. Ahora, en el marco del estreno del documental El hombre más gordo del mundo, dialogó con el programa de televisión This Morning, contó su experiencia y explicó que quiere ayudar a otros.

Una infancia violenta y un amor que lo sanó

Como en la mayoría de los casos, Paul empezó con este hábito a los 20 años, cuando comía desmedidamente con el fin de tapar un trauma infantil. Según reveló a la emisora, la violencia verbal y física de parte de su padre policía causó la terrible angustia que decantó en su obesidad. Incluso, dijo que durante tres años una mujer cercana a su familia abusó sexualmente de él cuando era chico, por lo que su estado anímico empeoró.

Luego de diferentes visitas médicas, los profesionales remarcaron que su estilo de vida era poco saludable y que no llegaría a superar los 40 años. Sin embargo, en 2015 se sometió a una operación de bypass gástrico y descendió de peso hasta los 195 kilos. La palabra “rendirse” no estaba presente en su vocabulario.

Tras ello, vino una segunda cirugía para remover el exceso de piel. En ese entonces indicó con alegría que se sintió “liviano como una pluma”. La autoestima de Paul estaba por los aires y esto lo llevó a conocer a una mujer estadounidense, Rebecca Mountain, por lo que se mudó al otro lado del océano Atlántico para convivir con ella.

Ambos se casaron y hasta indicaron que su vida sexual era “muy activa”, a tal punto de que presumían de la buena química física y emocional que existía entre los dos.

El inglés sostuvo que en diferentes ocasiones sufrió recaídas, como en 2021 en el contexto de la pandemia de coronavirus. En esa oportunidad enfermó de gravedad y los bomberos tuvieron que sacarlo en una lona. “El cuerpo necesita tiempo para adaptarse, y la mente, sin dudas, también. Yo llevé esa carga durante mucho tiempo y tuve que lidiar con todos los problemas que la rodeaban”, reflexionó.

En la actualidad, Paul pesa 160 kilos y está postrado en una cama. Tuvo que construirse un departamento especial para su tamaño, pero él está feliz de no ser más “el hombre más gordo del mundo”. “Puede que ya no pueda volver a caminar, pero eso es algo que me afecta. Solo quiero usar mi tiempo para ayudar a otros y asegurarme de que no cometan los mismos errores que yo”, concluyó a la vez que remarcó que inició terapia para sanar viejas heridas.

 Paul Mason contó su trágica historia de vida en un documental que saldrá al aire en pocas semanas; una infancia violenta y un amor sanador, los ejes de su lucha por estar bien  LA NACION

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