Día del Amigo: los dos temas sobre los que más cuesta hablar, según una encuesta
Los datos lo confirman: para nueve de cada 10 argentinos los amigos son muy importantes en su vida. Es uno de los valores, junto con la solidaridad y la familia, que consideran representativos. Sin embargo, de acuerdo con un estudio de la consultora Voices!, hay temas que aún resultan incómodos de abordar.
En la víspera del Día del Amigo, que se celebra mañana en coincidencia con la llegada del hombre a la Luna, el 20 de julio de 1969, el relevamiento de Voices! revela que la mitad de los encuestados se sienten incómodos al hablar de política y su situación económica personal con sus amigos (49% y 47% respectivamente). Dos de cada 10, incluso, no se sienten nada cómodos cuando estos temas se ponen sobre la mesa en conversaciones con sus allegados.
“Yo creo que siempre hay que mantener cierta privacidad en temas como el dinero y las relaciones sexuales para no entrar en conflicto entre creencias personales o desequilibrios laborales o de ingresos. En los últimos años, la política ha sido en mi grupo de amigos un tema de mucho conflicto y hemos tenido que llegar a fijar reglas de qué hablar o no en los encuentros. Tenía que primar el afecto por sobre la coyuntura política. En cambio, todos hemos mejorado en temas espinosos como la perspectiva de género y ha sido tema de muchos encuentros para aprender y para respetar al otro”, planteó Elena Arnejo, profesora universitaria de 50 años.
Una experiencia similar tuvo Mercedes Castro, de 52 años, quien contó: “En un pequeño grupo de amigos de mi edad y mayores, hay uno de ellos que es demasiado apasionado y vehemente cuando defiende sus ideas políticas. Muchas veces algunos intercambios con él terminaron feo. Entonces en algún momento nos pusimos todos de acuerdo en que no vamos a hablar de política, priorizando que todos somos personas valiosas y no queremos arruinar nuestro vínculo por aquello que nos separa. Es más importante lo que nos une”.
Jorge E. Catelli, psicoanalista miembro titular en Función Didáctica y miembro de la comisión directiva de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) entiende a la amistad como ese encuentro que tiene su fundamento en la constitución subjetiva del hombre y plantea que la formación de esos vínculos está atravesado por otras dos variables: la época y la cultura.
“No es lo mismo la época del inicio de la democracia en donde era un tema imprescindible en cada reunión la democracia. Del mismo modo, podríamos decir que hoy todo lo que constituye lo que fue bautizado como la grieta hace que, por una cuestión de prudencia, en determinadas circunstancias se evite hablar de las posiciones políticas para evitar fricciones y conflictos en torno a los vínculos amistosos”, señaló.
Y agregó: “Las culturas toleran distintas proximidades con respecto a los otros y la amistad no está ajena a esto. Por ejemplo, en la cultura anglosajona es absolutamente normal hablar de la economía personal, en general tiende a tener una confianza que, para nosotros, es absolutamente intrusiva y hasta desubicada. En cambio, que dos amigos se encuentren y uno le diga al otro cambié de trabajo, y que la segunda pregunta sea ‘cuánto te pagan en este’ para la cultura latina es casi como un elemento de tabú”.
“Sin embargo, para la cultura latina, la expresión de los afectos tiene casi una necesariedad. La expresión emocional para la cultura latina es mucho habitual y mucho más permitida y está mucho más legitimada que en la cultura anglosajona, en donde aún entre amigos el contacto físico, el lenguaje físico y corporal es muy distinto y la proximidad y el espacio físico personal es casi como un tabú”, sumó.
“De guita nadie habla. Ahora hay muchas diferencias. Nadie dice cuánto gana. Eso es mucho más tabú que la política”, consideró Eduardo Pollitzer, de 50 años.
En tanto, Fernanda, psicóloga de Palermo, describió: “Con mis amigas nos contamos todo. Desde política hasta cuánto ganamos. Somos como hermanas. La situación económica personal no es tan fácil, sobre todo hablar sobre cuánto ganan sus maridos”.
Alba Porta, economista de 41 años, planteó: “En el grupo de la secundaria es más difícil hablar. Hay gente que tiene posiciones muy distintas. No me pondría a hablar de política porque cada uno ya sabe lo que piensa. Te une mucho más el cariño, pero es más contenido, si no quiero entrar en una discusión tengo que pensar cómo expongo mi opinión. Los temas que generan tensión van desde si la guerra Rusia es una ocupación hasta la crianza de los chicos. Con mis amigas de la facultad, en cambio, pensamos más parecido porque se va filtrando solo cuando se arma el grupo”.
Los datos acompañan esta tendencia. Los hombres se sienten más incómodos que las mujeres al hablar sobre su situación económica personal, en línea con los roles tradicionales de género donde es considerado proveedor. Mientras que las mujeres (54%) se sienten más incómodas que los hombres (43%) al hablar de política de acuerdo con el estudio de Voices de cobertura nacional, con un total de 1006 casos de mayores de 16 años que completaron en abril pasado encuestas online a partir de la aplicación de un cuestionario.
“En mi grupo de política sí se habla, aunque ha generado rispideces. Entre los amigos de mi novio en las elecciones uno de ellos terminó yéndose del grupo de WhatsApp y nunca más volvió. La conversación política se había vuelto muy subida de tono. En mi caso, la opinión de temas de género provoca más revuelo porque hay opiniones muy contrarias entre mis amigas del colegio”, dijo María Carranza, de 27 años.
En tercer lugar, luego de la política y la situación económica personal, aparecen los miedos personales: cuatro de cada 10 encuestados (un 37%) consideró que no es “nada cómodo” hablar sobre ese tema con sus amigos. Un 31% optó por la apariencia física (31%), le sigue con 29% sexualidad o temas relativos al sexo y la relación con su pareja (28%) incomoda a tres cada 10 encuestados.
Además, un 25% no se siente tranquilo al conversar sobre su salud mental, religión y temas étnicos o raza y dos de cada 10 indican incomodidad al hablar sobre su salud física (21%).
Para Patricia O’Donnell, médica psiquiatra y psicoanalista de la APA, en una amistad sincera se crea un ambiente de intimidad, confianza y franqueza profunda, pero aceptar al otro en su diferencia es un desafío: ”Es ir más allá de la lógica narcisista que expulsa al otro como extraño y rechazado. Además, existe el derecho a la intimidad, el jardín secreto, un espacio a ser respetado. Pensemos que la consideración, el reconocimiento, la empatía y el juego de identificaciones tienen también un papel importante en el desarrollo de la amistad, que puede desembocar en un enriquecimiento mutuo, y a su vez abrir nuevos horizontes en la vida de las personas”.
“El ser humano se constituye a partir del encuentro con el otro. Y el otro es la condición necesaria para la supervivencia. Si no hay un otro, el ser humano no puede sobrevivir. El vínculo de la amistad que se constituye para el ser humano como la posibilidad de encontrar en el otro que es ajeno a la familia, a ese grupo de pertenencia, que no es un hermano biológico o por adopción, sino que la adopción está dada en un vínculo simbólico en donde hay un reconocimiento del otro como alguien con quien se encuentran puntos en común”, describe Catelli, también profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA) como una de las claves para entender los vínculos de amistad.
Esto quizás explique por qué los niveles de confianza para dialogar con amistades aumenta con la edad. Aunque la mayoría se encuentra satisfecha con esta área de su vida, según el estudio, incrementa en los mayores de 50 años.
En tanto, entre quienes tienen 16 a 29 años los niveles de confianza para hablar con los amigos disminuyen en casi todos los temas. Y también destaca la reticencia de los jóvenes para hablar sobre su situación económica, con un 58% de ellos sintiéndose incómodos a la hora de dialogar sobre sus finanzas personales frente al 40% que registran los mayores de 50 años.
A su vez, la incomodidad que genera hablar sobre la apariencia física es mayor entre los jóvenes, con un 42% frente al 24% de los mayores de 50 años. Mientras que hablar sobre la relación de pareja genera mayor incomodidad entre los adultos de 50 años y más: 35% mencionan estar poco o nada cómodos compartiendo sobre esto cuando en el segmento más joven alcanza el 22%.
Los datos lo confirman: para nueve de cada 10 argentinos los amigos son muy importantes en su vida. Es uno de los valores, junto con la solidaridad y la familia, que consideran representativos. Sin embargo, de acuerdo con un estudio de la consultora Voices!, hay temas que aún resultan incómodos de abordar.
En la víspera del Día del Amigo, que se celebra mañana en coincidencia con la llegada del hombre a la Luna, el 20 de julio de 1969, el relevamiento de Voices! revela que la mitad de los encuestados se sienten incómodos al hablar de política y su situación económica personal con sus amigos (49% y 47% respectivamente). Dos de cada 10, incluso, no se sienten nada cómodos cuando estos temas se ponen sobre la mesa en conversaciones con sus allegados.
“Yo creo que siempre hay que mantener cierta privacidad en temas como el dinero y las relaciones sexuales para no entrar en conflicto entre creencias personales o desequilibrios laborales o de ingresos. En los últimos años, la política ha sido en mi grupo de amigos un tema de mucho conflicto y hemos tenido que llegar a fijar reglas de qué hablar o no en los encuentros. Tenía que primar el afecto por sobre la coyuntura política. En cambio, todos hemos mejorado en temas espinosos como la perspectiva de género y ha sido tema de muchos encuentros para aprender y para respetar al otro”, planteó Elena Arnejo, profesora universitaria de 50 años.
Una experiencia similar tuvo Mercedes Castro, de 52 años, quien contó: “En un pequeño grupo de amigos de mi edad y mayores, hay uno de ellos que es demasiado apasionado y vehemente cuando defiende sus ideas políticas. Muchas veces algunos intercambios con él terminaron feo. Entonces en algún momento nos pusimos todos de acuerdo en que no vamos a hablar de política, priorizando que todos somos personas valiosas y no queremos arruinar nuestro vínculo por aquello que nos separa. Es más importante lo que nos une”.
Jorge E. Catelli, psicoanalista miembro titular en Función Didáctica y miembro de la comisión directiva de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) entiende a la amistad como ese encuentro que tiene su fundamento en la constitución subjetiva del hombre y plantea que la formación de esos vínculos está atravesado por otras dos variables: la época y la cultura.
“No es lo mismo la época del inicio de la democracia en donde era un tema imprescindible en cada reunión la democracia. Del mismo modo, podríamos decir que hoy todo lo que constituye lo que fue bautizado como la grieta hace que, por una cuestión de prudencia, en determinadas circunstancias se evite hablar de las posiciones políticas para evitar fricciones y conflictos en torno a los vínculos amistosos”, señaló.
Y agregó: “Las culturas toleran distintas proximidades con respecto a los otros y la amistad no está ajena a esto. Por ejemplo, en la cultura anglosajona es absolutamente normal hablar de la economía personal, en general tiende a tener una confianza que, para nosotros, es absolutamente intrusiva y hasta desubicada. En cambio, que dos amigos se encuentren y uno le diga al otro cambié de trabajo, y que la segunda pregunta sea ‘cuánto te pagan en este’ para la cultura latina es casi como un elemento de tabú”.
“Sin embargo, para la cultura latina, la expresión de los afectos tiene casi una necesariedad. La expresión emocional para la cultura latina es mucho habitual y mucho más permitida y está mucho más legitimada que en la cultura anglosajona, en donde aún entre amigos el contacto físico, el lenguaje físico y corporal es muy distinto y la proximidad y el espacio físico personal es casi como un tabú”, sumó.
“De guita nadie habla. Ahora hay muchas diferencias. Nadie dice cuánto gana. Eso es mucho más tabú que la política”, consideró Eduardo Pollitzer, de 50 años.
En tanto, Fernanda, psicóloga de Palermo, describió: “Con mis amigas nos contamos todo. Desde política hasta cuánto ganamos. Somos como hermanas. La situación económica personal no es tan fácil, sobre todo hablar sobre cuánto ganan sus maridos”.
Alba Porta, economista de 41 años, planteó: “En el grupo de la secundaria es más difícil hablar. Hay gente que tiene posiciones muy distintas. No me pondría a hablar de política porque cada uno ya sabe lo que piensa. Te une mucho más el cariño, pero es más contenido, si no quiero entrar en una discusión tengo que pensar cómo expongo mi opinión. Los temas que generan tensión van desde si la guerra Rusia es una ocupación hasta la crianza de los chicos. Con mis amigas de la facultad, en cambio, pensamos más parecido porque se va filtrando solo cuando se arma el grupo”.
Los datos acompañan esta tendencia. Los hombres se sienten más incómodos que las mujeres al hablar sobre su situación económica personal, en línea con los roles tradicionales de género donde es considerado proveedor. Mientras que las mujeres (54%) se sienten más incómodas que los hombres (43%) al hablar de política de acuerdo con el estudio de Voices de cobertura nacional, con un total de 1006 casos de mayores de 16 años que completaron en abril pasado encuestas online a partir de la aplicación de un cuestionario.
“En mi grupo de política sí se habla, aunque ha generado rispideces. Entre los amigos de mi novio en las elecciones uno de ellos terminó yéndose del grupo de WhatsApp y nunca más volvió. La conversación política se había vuelto muy subida de tono. En mi caso, la opinión de temas de género provoca más revuelo porque hay opiniones muy contrarias entre mis amigas del colegio”, dijo María Carranza, de 27 años.
En tercer lugar, luego de la política y la situación económica personal, aparecen los miedos personales: cuatro de cada 10 encuestados (un 37%) consideró que no es “nada cómodo” hablar sobre ese tema con sus amigos. Un 31% optó por la apariencia física (31%), le sigue con 29% sexualidad o temas relativos al sexo y la relación con su pareja (28%) incomoda a tres cada 10 encuestados.
Además, un 25% no se siente tranquilo al conversar sobre su salud mental, religión y temas étnicos o raza y dos de cada 10 indican incomodidad al hablar sobre su salud física (21%).
Para Patricia O’Donnell, médica psiquiatra y psicoanalista de la APA, en una amistad sincera se crea un ambiente de intimidad, confianza y franqueza profunda, pero aceptar al otro en su diferencia es un desafío: ”Es ir más allá de la lógica narcisista que expulsa al otro como extraño y rechazado. Además, existe el derecho a la intimidad, el jardín secreto, un espacio a ser respetado. Pensemos que la consideración, el reconocimiento, la empatía y el juego de identificaciones tienen también un papel importante en el desarrollo de la amistad, que puede desembocar en un enriquecimiento mutuo, y a su vez abrir nuevos horizontes en la vida de las personas”.
“El ser humano se constituye a partir del encuentro con el otro. Y el otro es la condición necesaria para la supervivencia. Si no hay un otro, el ser humano no puede sobrevivir. El vínculo de la amistad que se constituye para el ser humano como la posibilidad de encontrar en el otro que es ajeno a la familia, a ese grupo de pertenencia, que no es un hermano biológico o por adopción, sino que la adopción está dada en un vínculo simbólico en donde hay un reconocimiento del otro como alguien con quien se encuentran puntos en común”, describe Catelli, también profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA) como una de las claves para entender los vínculos de amistad.
Esto quizás explique por qué los niveles de confianza para dialogar con amistades aumenta con la edad. Aunque la mayoría se encuentra satisfecha con esta área de su vida, según el estudio, incrementa en los mayores de 50 años.
En tanto, entre quienes tienen 16 a 29 años los niveles de confianza para hablar con los amigos disminuyen en casi todos los temas. Y también destaca la reticencia de los jóvenes para hablar sobre su situación económica, con un 58% de ellos sintiéndose incómodos a la hora de dialogar sobre sus finanzas personales frente al 40% que registran los mayores de 50 años.
A su vez, la incomodidad que genera hablar sobre la apariencia física es mayor entre los jóvenes, con un 42% frente al 24% de los mayores de 50 años. Mientras que hablar sobre la relación de pareja genera mayor incomodidad entre los adultos de 50 años y más: 35% mencionan estar poco o nada cómodos compartiendo sobre esto cuando en el segmento más joven alcanza el 22%.
La política y la situación económica personal encabezan el ranking de asuntos incómodos para conversar; testimonios LA NACION