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Excarcelaron al policía involucrado en el tiroteo en el que mataron a un chico de 10 años en Wilde

La Justicia excarceló al policía bonaerense, acusado de homicidio cometido en exceso de legítima defensa de Bastián Escalante Montoya, de 10 años, ocurrido el 10 de julio pasado en el Barrio de la Carne, en Wilde, partido de Avellaneda.

La resolución judicial se fundó en el peritaje balístico realizado por los técnicos de la Policía Federal que indicaron que “no fue posible afirmar ni descartar que los dos proyectiles hayan sido disparados por la pistola bajo estudio”. Bastián fue herido por balazos en el cuello y en la espalda al quedar en medio del tiroteo entre el policía y los delincuentes que intentaron robarle la moto.

No obstante, el mismo peritaje realizado sobre los casquillos halladas en la escena del crimen que las únicas ocho vainas servidas encontradas en el lugar del hecho fueron disparadas por una sola arma, la que portaba el policía, una “pistola semiautomática de acción simple y doble, calibre 9×19 mm (9mm Luger), marca Bersa, modelo TPR9, con numeración serial 13-J84797″.

Según el informe, “las vainas servidas individualizadas como N°1, 2, 3, 4, 5, 6, 8 y 15 han sido percutadas por dicha arma de fuego”, precisaron. Además, en los videos recogidos y adjuntados para la investigación se determina que los asaltantes no efectuaron disparos.

El arma analizada corresponde al policía bonaerense, que habría sido identificado como Juan Alberto García Tonzo, que se enfrentó a balazos con los cuatro delincuentes que le quisieron robar la moto cuando esperaba que el hijo de su pareja saliera de la Escuela Técnica situada en Caxaraville y Friuli.

Rodeado por los asaltantes, el policía, que se desempeñaba en el Comando de Patrullas de Avellaneda, impartió la voz de alto y se identificó como integrante de una fuerza de seguridad. En ese momento, el efectivo, que estaba de civil, abrió fuego contra los asaltantes que se desplazaban en dos motos. Uno de los delincuentes estaba armado y también habría disparado.

Bastián y su madre, Johana, quedaron en medio del fuego cruzado entre el policía, que disparaba parapetado detrás de una columna de alumbrado público y los delicuentes que huían de la escena del robo. El niño que iba en bicicleta fue herido de dos balazos, uno en el cuello y otro en la espalda. Falleció en el hospital Presidente Perón, de Sarandí.

Bastián llegó al hospital en estado grave. Uno de los proyectiles le había entrado por la cervical derecha y salido por su hombro izquierdo. El otro, por el omóplato. Sufrió un shock hipovolémico por hemorragia aguda y dos paros cardiorrespiratorios. Superó el primero, pero en el transcurso de la intervención que le practicaban hizo un segundo paro del cual no pudieron sacarlo.

En ese momento, el fiscal del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, de Lomas de Zamora, Juan Ignacio Colazo, dispuso la detención del efectivo de la policía bonaerense y el secuestro del arma reglamentaria. Después, los policías de la comisaría de Wilde detuvieron a dos sospechosos, acusados de integrar la banda de ladrones en moto que se enfrentaron con el efectivo del Comando de Patrullas, aunque no hallaron el arma que usaron en el tiroteo.

“Del cotejo de los proyectiles y encamisados indiviudualizados como “18″, “22″ y “20″, no se observaron características individuales en calidad y cantidad suficientes para determinar que hayan sido disparados por una única arma de fuego ni por la pistola Bersa, modelo TPR9, sometida a estudio. Es decir que no esposible descartar ni afirmar que hayan sido disparados por la pistola bajo estudio”, indicó el estudio balístico, realizado por la Policía Federal.

Además, el informe determinó que el estudio realizado sobre los proyectiles “7″ y “19″, hallados en el cuerpo del niño no eran aptos para el cotejo balístico debido a que estaban deformados. Para tratar de encontrar mayores precisiones, el fiscal Colazo ordenó que se realice una ampliación del peritaje balístico.

El pequeño estaba acompañado por Johana, su madre, cuando lo mataron. El policía, de 30 años, que disparó contra los asaltantes y dos de los ladrones quedaron detenidos. Los malvivientes tienen 18 y 16 años. El sospechoso, de 18 años, tiene siete causas penales; tres por robos a mano armada cometidos en Quilmes. Mientras que el adolescente, de 16 años, cometió tres robos en dos meses.

La Justicia excarceló al policía bonaerense, acusado de homicidio cometido en exceso de legítima defensa de Bastián Escalante Montoya, de 10 años, ocurrido el 10 de julio pasado en el Barrio de la Carne, en Wilde, partido de Avellaneda.

La resolución judicial se fundó en el peritaje balístico realizado por los técnicos de la Policía Federal que indicaron que “no fue posible afirmar ni descartar que los dos proyectiles hayan sido disparados por la pistola bajo estudio”. Bastián fue herido por balazos en el cuello y en la espalda al quedar en medio del tiroteo entre el policía y los delincuentes que intentaron robarle la moto.

No obstante, el mismo peritaje realizado sobre los casquillos halladas en la escena del crimen que las únicas ocho vainas servidas encontradas en el lugar del hecho fueron disparadas por una sola arma, la que portaba el policía, una “pistola semiautomática de acción simple y doble, calibre 9×19 mm (9mm Luger), marca Bersa, modelo TPR9, con numeración serial 13-J84797″.

Según el informe, “las vainas servidas individualizadas como N°1, 2, 3, 4, 5, 6, 8 y 15 han sido percutadas por dicha arma de fuego”, precisaron. Además, en los videos recogidos y adjuntados para la investigación se determina que los asaltantes no efectuaron disparos.

El arma analizada corresponde al policía bonaerense, que habría sido identificado como Juan Alberto García Tonzo, que se enfrentó a balazos con los cuatro delincuentes que le quisieron robar la moto cuando esperaba que el hijo de su pareja saliera de la Escuela Técnica situada en Caxaraville y Friuli.

Rodeado por los asaltantes, el policía, que se desempeñaba en el Comando de Patrullas de Avellaneda, impartió la voz de alto y se identificó como integrante de una fuerza de seguridad. En ese momento, el efectivo, que estaba de civil, abrió fuego contra los asaltantes que se desplazaban en dos motos. Uno de los delincuentes estaba armado y también habría disparado.

Bastián y su madre, Johana, quedaron en medio del fuego cruzado entre el policía, que disparaba parapetado detrás de una columna de alumbrado público y los delicuentes que huían de la escena del robo. El niño que iba en bicicleta fue herido de dos balazos, uno en el cuello y otro en la espalda. Falleció en el hospital Presidente Perón, de Sarandí.

Bastián llegó al hospital en estado grave. Uno de los proyectiles le había entrado por la cervical derecha y salido por su hombro izquierdo. El otro, por el omóplato. Sufrió un shock hipovolémico por hemorragia aguda y dos paros cardiorrespiratorios. Superó el primero, pero en el transcurso de la intervención que le practicaban hizo un segundo paro del cual no pudieron sacarlo.

En ese momento, el fiscal del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, de Lomas de Zamora, Juan Ignacio Colazo, dispuso la detención del efectivo de la policía bonaerense y el secuestro del arma reglamentaria. Después, los policías de la comisaría de Wilde detuvieron a dos sospechosos, acusados de integrar la banda de ladrones en moto que se enfrentaron con el efectivo del Comando de Patrullas, aunque no hallaron el arma que usaron en el tiroteo.

“Del cotejo de los proyectiles y encamisados indiviudualizados como “18″, “22″ y “20″, no se observaron características individuales en calidad y cantidad suficientes para determinar que hayan sido disparados por una única arma de fuego ni por la pistola Bersa, modelo TPR9, sometida a estudio. Es decir que no esposible descartar ni afirmar que hayan sido disparados por la pistola bajo estudio”, indicó el estudio balístico, realizado por la Policía Federal.

Además, el informe determinó que el estudio realizado sobre los proyectiles “7″ y “19″, hallados en el cuerpo del niño no eran aptos para el cotejo balístico debido a que estaban deformados. Para tratar de encontrar mayores precisiones, el fiscal Colazo ordenó que se realice una ampliación del peritaje balístico.

El pequeño estaba acompañado por Johana, su madre, cuando lo mataron. El policía, de 30 años, que disparó contra los asaltantes y dos de los ladrones quedaron detenidos. Los malvivientes tienen 18 y 16 años. El sospechoso, de 18 años, tiene siete causas penales; tres por robos a mano armada cometidos en Quilmes. Mientras que el adolescente, de 16 años, cometió tres robos en dos meses.

 Los peritajes determinaron que no se pudo establecer que los proyectiles que mataron a Bastián hayan sido disparados por el arma del uniformado aunque las vainas servidas halladas en el lugar del hecho salieron de la pistola del efectivo  LA NACION

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