Malvina, quinta eliminada de Survivor: quién es la maestra rural que quedó envuelta en una polémica por sus dichos sobre una compañera trans
Malvina Ramírez es la quinta eliminada de Survivor Expedición Robinson, el reality extremo que Telefe emite de domingos a jueves a las 22.30. Las dos semanas que vivió en la isla del Tapón de Darién, en Colombia, le saben a poco. Amante de la aventura y la naturaleza, esta docente mendocina confiesa que entró al programa con la intención de meterse en los medios porque es actriz y busca una oportunidad.
En diálogo con LA NACIÓN, Malvina habla de ese sueño que sostiene desde adolescente, dice que renunció a ser directora par poder estar en el programa y ahora volvió a la misma escuela rural que tiene 60 alumnos, como maestra de dos cursos. Además, confiesa que se arrepiente de haber dicho que Inés Lucero, la participante trans de Survivor, tenía ventaja en los juegos porque “tiene la fuerza de un hombre, de un varón”. “Lo dije sin pensarlo, porque no lo siento así”, se justifica.
-¿Cómo viviste la experiencia dentro del reality?
-Estoy bien, contenta de haber tenido una nueva experiencia para agregar a la vida. Por eso me anoté en el reality, y también con la intención de ingresar a los medios, porque soy actriz y me gustaría tener una oportunidad de trabajo. Me anoté en varios realities y no había tenido suerte hasta ahora. Fue un combo perfecto porque contiene mis tres pasiones: los viajes, la naturaleza y la televisión. Soy un poco rara. Me gusta la aventura, así que la experiencia es buenísima si te gusta la naturaleza, y si tenés disciplina, no sos ansiosa ni quisquillosa con la higiene, por ejemplo.
-¿No te molestó no tener un baño, por ejemplo?
-La verdad es que no extrañé no bañarme porque nos bañábamos en el mar. Es increíble, pero no teníamos olor, o no lo sentíamos, quizá por la sal del mar. Y había mucha brisa, viento, todo era ventilado. Despertar tirada en la orilla del mar es impagable. No tiene precio tener ese cielo para vos sola. El tema de la higiene no me afectó para nada, tampoco el baño porque te acostumbrás y hacés como podés cuando la necesidad viene. Te las ingeniás. Yo hasta menstrué y lo solucioné. Por ahí te ahogás en un vaso de agua cuando tenés demasiados recursos y cuando no los tenés, los optimizás.
-¿Y qué padeciste?
-El hambre. Nos entreteníamos buscando leña, qué comer, mantener la ropa seca, las competencias. Pero el hambre se nota y masticás 80 veces lo mismo para que dure, y te comés el mango verde, el coco y el cangrejo. Sin embargo, me hubiera gustado quedarme más tiempo. Debo tener una veta salvaje porque no extrañé y lo disfruté. Sabés qué lindo es levantarte, bañarte en el mar, vestirte, pensar en qué comer, y como no hay nada, tener que salir a buscar…
-¿Por qué te expulsaron?
-Porque era de las más débiles. Soy consciente de mis limitaciones y la verdad es que el resto estaba más entrenado; admirables. Yo tengo una edad (53 años) y es una realidad. Sabía que no era tan beneficiosa para el grupo y obviamente me iban a ir sacando por débil y no rendía. Estoy muy agradecida con el campamento amarillo del campamento sur porque me sentí una más, hicimos una buena relación, una convivencia sana. Todos aportamos algo en la convivencia.
-Se habló mucho sobre lo que dijiste de Inés Lucero, que era más fuerte que el resto de las participantes porque es una chica trans… ¿Te arrepentís de eso?
-Lo dije en un momento en que estaba cansada, con sueño, con hambre, veníamos de perder y todo apuntaba a que me iban a
votar para que me fuera. Lo dije son pensarlo. Fue una contestación que no siento y sufrí mucho este fin de semana cuando reviví eso, porque la verdad es que no lo tenía ni registrado. Eso no es parte de mí y me enojó observar que no soy así, no es lo que pienso, ni lo que siento, ni cómo vivo. Mi familia también se sorprendió. “Qué dijiste, de dónde sacaste eso”, me preguntaron. Fue un fin de semana terrible, lo padecí y sentí tanta vergüenza de mí… No entiendo cómo pude haber dicho semejante pavada, ser tan cruel y herir a tanta gente. Soy una persona muy abierta, no discrimino y creo que está todo permitido bajo la libertad y el respeto. Me arrepiento mucho. Pequé por no medir mis palabras, no me di cuenta el daño que podía hacer.
-Hasta que entraste al reality eras directora de una escuela rural, ¿seguís en ese cargo?
-No. Fui directora maestra de una escuela rural de Rivadavia (Mendoza), pero renuncié para entrar al reality porque el cargo no me permitía tomarme licencia sin goce de sueldo.
-¡Qué jugada renunciar a un cargo para ir a un reality!
-Sí. Y ahora que volví como docente a la misma escuela y hay otra chica en el cargo de directora, veo el estrés que tiene y pienso que por algo renuncié. No sabés el estrés que tiene una directora maestra de escuela, que tiene una función como directiva y además da clases. Ejercí ocho años como directora y es un trabajo desgastante, tenés que mediar con los chicos, los padres, los celadores, los maestros, el gobierno municipal, provincial, nacional y la sociedad. Reconozco que es terrible el trabajo de una directora. Y ahora soy maestra de 4° y 5° grado.
-¿Cómo se conforma tu familia?
-Mi marido se llama Juan Carlos, es comerciante, y estamos juntos desde que tengo 18 años. Acabamos de cumplir 26 de casados. Y tenemos un hijo de 19 años, Santiago, que estudia una tecnicatura en producción artesanal y es todo un artista plástico. Tiene Asperger y es muy creativo.
-¿Qué te dijo tu hijo de tu participación en el programa?
-Que soy una genia (risas). Además, mi hijo no miente. Es terrible y siempre dice la posta.
-Decías que sos actriz…
-Sí, estudié actuación en teatro y también en televisión, doblaje, neutro, y durante muchos años hice teatro vocacional, pero todo a pulmón. Mendoza tiene un mercado muy pequeño. En la pandemia hice un mediometraje que se filmó por streaming, también hice algunas publicidades para el exterior.
-¿Alguna vez pensaste en probar suerte en Buenos Aires?
-No vine cuando quizá debería haber venido, a los 18 o 19 años, porque ya estaba de novia, enamorada de mi actual marido. Hay muchos hombres, pero el indicado es uno solo y decidí quedarme y despuntar el vicio, y estudié canto, flamenco, baile latino. No profesionalmente, pero hacía lo mío. Y Survivor es una oportunidad, me parece. Estoy feliz porque tengo mi familia y ahora se cumple el sueño. Y puedo contar con alegría que mi marido me apoya y si tengo que venir, está todo bien. Mi marido es un sol.
-¿Qué te gustaría hacer?
-Ficción, teatro. Soy muy histriónica. No soy cantante, pero sí una actriz que canta. Y tampoco soy bailarina, pero sí una actriz que baila. Soy muy trabajadora. Me parece que en la vida hay que jugársela, hay que ir detrás de tus sueños que a veces tardan en llegar (se emociona), pero llegan y de la manera justa y cuando estás preparada.
Malvina Ramírez es la quinta eliminada de Survivor Expedición Robinson, el reality extremo que Telefe emite de domingos a jueves a las 22.30. Las dos semanas que vivió en la isla del Tapón de Darién, en Colombia, le saben a poco. Amante de la aventura y la naturaleza, esta docente mendocina confiesa que entró al programa con la intención de meterse en los medios porque es actriz y busca una oportunidad.
En diálogo con LA NACIÓN, Malvina habla de ese sueño que sostiene desde adolescente, dice que renunció a ser directora par poder estar en el programa y ahora volvió a la misma escuela rural que tiene 60 alumnos, como maestra de dos cursos. Además, confiesa que se arrepiente de haber dicho que Inés Lucero, la participante trans de Survivor, tenía ventaja en los juegos porque “tiene la fuerza de un hombre, de un varón”. “Lo dije sin pensarlo, porque no lo siento así”, se justifica.
-¿Cómo viviste la experiencia dentro del reality?
-Estoy bien, contenta de haber tenido una nueva experiencia para agregar a la vida. Por eso me anoté en el reality, y también con la intención de ingresar a los medios, porque soy actriz y me gustaría tener una oportunidad de trabajo. Me anoté en varios realities y no había tenido suerte hasta ahora. Fue un combo perfecto porque contiene mis tres pasiones: los viajes, la naturaleza y la televisión. Soy un poco rara. Me gusta la aventura, así que la experiencia es buenísima si te gusta la naturaleza, y si tenés disciplina, no sos ansiosa ni quisquillosa con la higiene, por ejemplo.
-¿No te molestó no tener un baño, por ejemplo?
-La verdad es que no extrañé no bañarme porque nos bañábamos en el mar. Es increíble, pero no teníamos olor, o no lo sentíamos, quizá por la sal del mar. Y había mucha brisa, viento, todo era ventilado. Despertar tirada en la orilla del mar es impagable. No tiene precio tener ese cielo para vos sola. El tema de la higiene no me afectó para nada, tampoco el baño porque te acostumbrás y hacés como podés cuando la necesidad viene. Te las ingeniás. Yo hasta menstrué y lo solucioné. Por ahí te ahogás en un vaso de agua cuando tenés demasiados recursos y cuando no los tenés, los optimizás.
-¿Y qué padeciste?
-El hambre. Nos entreteníamos buscando leña, qué comer, mantener la ropa seca, las competencias. Pero el hambre se nota y masticás 80 veces lo mismo para que dure, y te comés el mango verde, el coco y el cangrejo. Sin embargo, me hubiera gustado quedarme más tiempo. Debo tener una veta salvaje porque no extrañé y lo disfruté. Sabés qué lindo es levantarte, bañarte en el mar, vestirte, pensar en qué comer, y como no hay nada, tener que salir a buscar…
-¿Por qué te expulsaron?
-Porque era de las más débiles. Soy consciente de mis limitaciones y la verdad es que el resto estaba más entrenado; admirables. Yo tengo una edad (53 años) y es una realidad. Sabía que no era tan beneficiosa para el grupo y obviamente me iban a ir sacando por débil y no rendía. Estoy muy agradecida con el campamento amarillo del campamento sur porque me sentí una más, hicimos una buena relación, una convivencia sana. Todos aportamos algo en la convivencia.
-Se habló mucho sobre lo que dijiste de Inés Lucero, que era más fuerte que el resto de las participantes porque es una chica trans… ¿Te arrepentís de eso?
-Lo dije en un momento en que estaba cansada, con sueño, con hambre, veníamos de perder y todo apuntaba a que me iban a
votar para que me fuera. Lo dije son pensarlo. Fue una contestación que no siento y sufrí mucho este fin de semana cuando reviví eso, porque la verdad es que no lo tenía ni registrado. Eso no es parte de mí y me enojó observar que no soy así, no es lo que pienso, ni lo que siento, ni cómo vivo. Mi familia también se sorprendió. “Qué dijiste, de dónde sacaste eso”, me preguntaron. Fue un fin de semana terrible, lo padecí y sentí tanta vergüenza de mí… No entiendo cómo pude haber dicho semejante pavada, ser tan cruel y herir a tanta gente. Soy una persona muy abierta, no discrimino y creo que está todo permitido bajo la libertad y el respeto. Me arrepiento mucho. Pequé por no medir mis palabras, no me di cuenta el daño que podía hacer.
-Hasta que entraste al reality eras directora de una escuela rural, ¿seguís en ese cargo?
-No. Fui directora maestra de una escuela rural de Rivadavia (Mendoza), pero renuncié para entrar al reality porque el cargo no me permitía tomarme licencia sin goce de sueldo.
-¡Qué jugada renunciar a un cargo para ir a un reality!
-Sí. Y ahora que volví como docente a la misma escuela y hay otra chica en el cargo de directora, veo el estrés que tiene y pienso que por algo renuncié. No sabés el estrés que tiene una directora maestra de escuela, que tiene una función como directiva y además da clases. Ejercí ocho años como directora y es un trabajo desgastante, tenés que mediar con los chicos, los padres, los celadores, los maestros, el gobierno municipal, provincial, nacional y la sociedad. Reconozco que es terrible el trabajo de una directora. Y ahora soy maestra de 4° y 5° grado.
-¿Cómo se conforma tu familia?
-Mi marido se llama Juan Carlos, es comerciante, y estamos juntos desde que tengo 18 años. Acabamos de cumplir 26 de casados. Y tenemos un hijo de 19 años, Santiago, que estudia una tecnicatura en producción artesanal y es todo un artista plástico. Tiene Asperger y es muy creativo.
-¿Qué te dijo tu hijo de tu participación en el programa?
-Que soy una genia (risas). Además, mi hijo no miente. Es terrible y siempre dice la posta.
-Decías que sos actriz…
-Sí, estudié actuación en teatro y también en televisión, doblaje, neutro, y durante muchos años hice teatro vocacional, pero todo a pulmón. Mendoza tiene un mercado muy pequeño. En la pandemia hice un mediometraje que se filmó por streaming, también hice algunas publicidades para el exterior.
-¿Alguna vez pensaste en probar suerte en Buenos Aires?
-No vine cuando quizá debería haber venido, a los 18 o 19 años, porque ya estaba de novia, enamorada de mi actual marido. Hay muchos hombres, pero el indicado es uno solo y decidí quedarme y despuntar el vicio, y estudié canto, flamenco, baile latino. No profesionalmente, pero hacía lo mío. Y Survivor es una oportunidad, me parece. Estoy feliz porque tengo mi familia y ahora se cumple el sueño. Y puedo contar con alegría que mi marido me apoya y si tengo que venir, está todo bien. Mi marido es un sol.
-¿Qué te gustaría hacer?
-Ficción, teatro. Soy muy histriónica. No soy cantante, pero sí una actriz que canta. Y tampoco soy bailarina, pero sí una actriz que baila. Soy muy trabajadora. Me parece que en la vida hay que jugársela, hay que ir detrás de tus sueños que a veces tardan en llegar (se emociona), pero llegan y de la manera justa y cuando estás preparada.
La participante, que fue votada por gran parte del equipo sur para abandonar el reality, dialogó con LA NACIÓN acerca su experiencia en la isla LA NACION