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A los 96 años, murió la medievalista, investigadora y académica Nilda Guglielmi

Ayer, en la ciudad de Buenos Aires falleció a los 96 años la profesora, investigadora y medievalista Nilda Guglielmi. Había nacido el 12 de abril de 1928. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó como profesora y licenciada y se doctoró en Historia; también se doctoró en la Universidad d’Aix-Marsella, donde fue discípula del historiador francés Georges Duby. Colaboró con reseñas y artículos en LA NACION y en el diario La Prensa.

Thriller psicológico: vértigo, erotismo y juegos riesgosos con la muerte como protagonista

Como historiadora especializada en la Edad Media española, francesa e italiana, se perfeccionó en el exterior y obtuvo becas otorgadas por el gobierno de Francia y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Argentina (Conicet), donde se desempeñó como investigadora superior. Fue designada académica de número de la Academia Nacional de la Historia, académica de la Real Academia de la Historia (en España), de la Academia degli Immobili (en Italia) y de la de Buenas Letras de Barcelona, y dio clases en las universidades del Sur, de La Plata y de Buenos Aires, y como profesora invitada, en las universidades de Barcelona, Alcalá de Henares, Castilla-La Mancha, Sevilla, Madrid, Porto, París-Sorbona, Niza, Estrasburgo, Florencia, Roma, Bolonia, Génova y Cagliari, entre otras. Fue nombrada Cavaliere de la Orden al Mérito de la República Italiana por sus aportes académicos.

Sus investigaciones abarcan la historia de las mentalidades y el imaginario medieval (como sus estudios sobre los bestiarios medievales) y el análisis de la vida social de las ciudades del centro y norte de la península italiana entre los siglos XIII y XV. Fue directora del Programa de Investigaciones Medievales del Conicet, fundadora de la colección Temas y Testimonios y de la revista Temas Medievales. Creó el curso de actualización en Historia Medieval y las Jornadas de Estudios Medievales y dirigió grupos de estudio e investigación en la Universidad Nacional de Mar del Plata y la Academia Nacional de la Historia (ANH).

Publicó más de cien artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras, y más de veinte de libros, todos ellos apasionantes, entre los que se pueden mencionar El Fisiólogo (primer bestiario medieval), Memorias medievales, El teatro medieval, La ciudad medieval y sus gentes, Marginalidad en la Edad Media, El eco de la rosa y Borges (que se tradujo al japonés), Aproximación a la vida cotidiana en la Edad Media, Derecho y justicia: el poder en la Europa medieval, Pasiones políticas en la Italia medieval y Semblanzas de mujeres medievales. También coordinó volúmenes con ensayos de varios autores. En su página web, se puede obtener más información sobre Guglielmi.

“Ayer, al caer las primeras horas de la noche, cuando la lechuza de Minerva emprende vuelo, un mensaje telefónico anuncia el fallecimiento a los 96 años de la doctora Nilda Guglielmi, notable medievalista y miembro de número de la Academia Nacional de la Historia -dice a LA NACION el doctor en Historia Fernando Devoto, presidente de la AHN-. A la Academia la doctora Guglielmi aportó mucho: inteligencia, elegancia, investigación y un cosmopolitismo historiográfico que ayudaba a evitar que derivase en alguna forma de ‘patriotismo de pulpería’. Antes, había sido parte de esos brillantes y conflictivos años sesenta de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, donde habían logrado confluir sabios de excepción, que dialogaban de igual a igual con los centros de prestigio del exterior. Dos grandes figuras signaron allí su formación: el castellano Claudio Sánchez Albornoz y, más aún, nuestro José Luis Romero. A ellos hay que agregar luego el célebre Georges Duby, en la Universidad de Aix-Marsella. Tres medievalistas y tres formas de hacer historia: institucional, cultural, social. La inagotable curiosidad llevó luego a Guglielmi a innovadores horizontes: mujeres, marginales, viajeros, místicas. Con los años, un nombre sobresalía en sus recuerdos: José Luis Romero, quizás porque unía a la sabiduría ese exquisito don de gente que era también el suyo. Hasta siempre, querida profesora”.

“Es posible decir que la aurea catena de los estudios medievales en nuestro país ha tenido en Nilda Guglielmi uno de sus eslabones más fuertes y brillantes -dice el historiador José Emilio Burucúa a LA NACION-. Los temas que frecuentó abrieron horizontes en el conocimiento de aquel período fundamental de la civilización europea. Supimos mucho más, gracias a ella, del papel y la obra cultural de las mujeres en las ciudades francesas e italianas durante el Medioevo; de los viajeros, mercaderes y clérigos, que se dirigieron de Europa al Asia a partir del siglo XIII; de sus semejantes que transitaron el mundo islámico desde Andalucía hasta Egipto y Persia; del lugar que tuvo la imaginación de las personas y de las colectividades en el cultivo de la poesía y de las artes, entre los trovadores y alarifes de la época gótica, los miniaturistas y las poetisas notables del siglo XV. Su curiosidad, inagotable hasta sus últimos días, la llevó a frecuentar el folklore y las leyendas de los principados rusos en el tiempo de la conversión y difusión del cristianismo oriental así como los efectos de la conquista mongola en aquellas sociedades en la frontera oriental de Europa. Sus discípulos y lectores nos hemos enriquecido, gracias a sus trabajos, a sus lecciones generosas, con un saber histórico polifacético, atento a las claridades como a las sombras de la Edad Media. La extrañaremos mucho”.

El investigador principal del Conicet y profesor titular de Historia Medieval en Universidad Nacional de Córdoba, Ariel Guiance, trabajó con Guglielmi por más de treinta años. “Resulta muy difícil sintetizar la labor y trayectoria desarrollada por Nilda Guglielmi a lo largo de su carrera académica, así como también el aporte que sus estudios han significado para la historiografía medieval de los últimos años -dice Guiance a este diario-. Además de esa tarea quiero resaltar sus esfuerzos por dirigir y formar a generaciones de discípulos, y su desempeño como creadora y organizadora de grupos de investigación, equipos de trabajo que han continuado su propósito, difundiendo los estudios vinculados a la Edad Media europea por toda la Argentina y varios países de la región. Otro tanto debería decirse de su incansable labor como fundadora e impulsora de diversas publicaciones, ámbitos que sirvieron, y siguen sirviendo, para dar a conocer los resultados de sus investigaciones, las de sus colaboradores y las de los que inician las nuevas generaciones de medievalistas nacionales. Por último, hay que recordar el reconocimiento que alcanzaron sus estudios en todo el mundo, las múltiples invitaciones para participar en encuentros académicos de distintos países, las traducciones que han conocido sus libros y las distinciones que ha recibido a lo largo de su carrera. Tuvo un profundo interés por estructurar y mantener vigente una escuela de historiadores que, sin duda, integra la corriente dedicada a la historia europea más importante de la Argentina”.

“Para recordarla, quisiera recordar unas palabras de san Isidoro -concluye Guiance-. ‘Aprende lo que desconoces… primero sé alumno, luego doctor; consigue el nombre de maestro cultivando las disciplinas. Aprende el bien que oigas, enseña el bien que aprendas; no abandones el esfuerzo de aprender y enseñar… Agranda todavía más en ti la sabiduría, compartiéndola con otros… La sabiduría aumenta cuando se esparce y disminuye cuando se la guarda; la ciencia se torna más notoria al darse y, cuanto más se extiende, más abunda’. No cabe duda de que Nilda Guglielmi entendió perfectamente el mensaje isidoriano: todos sus esfuerzos se orientaron y siguen orientando hacia la inacabable labor del aprender y el enseñar. Por nuestra parte, de ella recibimos todo lo que implica ser un brillante historiador y un maestro cabal y sincero”.

Ayer, en la ciudad de Buenos Aires falleció a los 96 años la profesora, investigadora y medievalista Nilda Guglielmi. Había nacido el 12 de abril de 1928. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó como profesora y licenciada y se doctoró en Historia; también se doctoró en la Universidad d’Aix-Marsella, donde fue discípula del historiador francés Georges Duby. Colaboró con reseñas y artículos en LA NACION y en el diario La Prensa.

Thriller psicológico: vértigo, erotismo y juegos riesgosos con la muerte como protagonista

Como historiadora especializada en la Edad Media española, francesa e italiana, se perfeccionó en el exterior y obtuvo becas otorgadas por el gobierno de Francia y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Argentina (Conicet), donde se desempeñó como investigadora superior. Fue designada académica de número de la Academia Nacional de la Historia, académica de la Real Academia de la Historia (en España), de la Academia degli Immobili (en Italia) y de la de Buenas Letras de Barcelona, y dio clases en las universidades del Sur, de La Plata y de Buenos Aires, y como profesora invitada, en las universidades de Barcelona, Alcalá de Henares, Castilla-La Mancha, Sevilla, Madrid, Porto, París-Sorbona, Niza, Estrasburgo, Florencia, Roma, Bolonia, Génova y Cagliari, entre otras. Fue nombrada Cavaliere de la Orden al Mérito de la República Italiana por sus aportes académicos.

Sus investigaciones abarcan la historia de las mentalidades y el imaginario medieval (como sus estudios sobre los bestiarios medievales) y el análisis de la vida social de las ciudades del centro y norte de la península italiana entre los siglos XIII y XV. Fue directora del Programa de Investigaciones Medievales del Conicet, fundadora de la colección Temas y Testimonios y de la revista Temas Medievales. Creó el curso de actualización en Historia Medieval y las Jornadas de Estudios Medievales y dirigió grupos de estudio e investigación en la Universidad Nacional de Mar del Plata y la Academia Nacional de la Historia (ANH).

Publicó más de cien artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras, y más de veinte de libros, todos ellos apasionantes, entre los que se pueden mencionar El Fisiólogo (primer bestiario medieval), Memorias medievales, El teatro medieval, La ciudad medieval y sus gentes, Marginalidad en la Edad Media, El eco de la rosa y Borges (que se tradujo al japonés), Aproximación a la vida cotidiana en la Edad Media, Derecho y justicia: el poder en la Europa medieval, Pasiones políticas en la Italia medieval y Semblanzas de mujeres medievales. También coordinó volúmenes con ensayos de varios autores. En su página web, se puede obtener más información sobre Guglielmi.

“Ayer, al caer las primeras horas de la noche, cuando la lechuza de Minerva emprende vuelo, un mensaje telefónico anuncia el fallecimiento a los 96 años de la doctora Nilda Guglielmi, notable medievalista y miembro de número de la Academia Nacional de la Historia -dice a LA NACION el doctor en Historia Fernando Devoto, presidente de la AHN-. A la Academia la doctora Guglielmi aportó mucho: inteligencia, elegancia, investigación y un cosmopolitismo historiográfico que ayudaba a evitar que derivase en alguna forma de ‘patriotismo de pulpería’. Antes, había sido parte de esos brillantes y conflictivos años sesenta de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, donde habían logrado confluir sabios de excepción, que dialogaban de igual a igual con los centros de prestigio del exterior. Dos grandes figuras signaron allí su formación: el castellano Claudio Sánchez Albornoz y, más aún, nuestro José Luis Romero. A ellos hay que agregar luego el célebre Georges Duby, en la Universidad de Aix-Marsella. Tres medievalistas y tres formas de hacer historia: institucional, cultural, social. La inagotable curiosidad llevó luego a Guglielmi a innovadores horizontes: mujeres, marginales, viajeros, místicas. Con los años, un nombre sobresalía en sus recuerdos: José Luis Romero, quizás porque unía a la sabiduría ese exquisito don de gente que era también el suyo. Hasta siempre, querida profesora”.

“Es posible decir que la aurea catena de los estudios medievales en nuestro país ha tenido en Nilda Guglielmi uno de sus eslabones más fuertes y brillantes -dice el historiador José Emilio Burucúa a LA NACION-. Los temas que frecuentó abrieron horizontes en el conocimiento de aquel período fundamental de la civilización europea. Supimos mucho más, gracias a ella, del papel y la obra cultural de las mujeres en las ciudades francesas e italianas durante el Medioevo; de los viajeros, mercaderes y clérigos, que se dirigieron de Europa al Asia a partir del siglo XIII; de sus semejantes que transitaron el mundo islámico desde Andalucía hasta Egipto y Persia; del lugar que tuvo la imaginación de las personas y de las colectividades en el cultivo de la poesía y de las artes, entre los trovadores y alarifes de la época gótica, los miniaturistas y las poetisas notables del siglo XV. Su curiosidad, inagotable hasta sus últimos días, la llevó a frecuentar el folklore y las leyendas de los principados rusos en el tiempo de la conversión y difusión del cristianismo oriental así como los efectos de la conquista mongola en aquellas sociedades en la frontera oriental de Europa. Sus discípulos y lectores nos hemos enriquecido, gracias a sus trabajos, a sus lecciones generosas, con un saber histórico polifacético, atento a las claridades como a las sombras de la Edad Media. La extrañaremos mucho”.

El investigador principal del Conicet y profesor titular de Historia Medieval en Universidad Nacional de Córdoba, Ariel Guiance, trabajó con Guglielmi por más de treinta años. “Resulta muy difícil sintetizar la labor y trayectoria desarrollada por Nilda Guglielmi a lo largo de su carrera académica, así como también el aporte que sus estudios han significado para la historiografía medieval de los últimos años -dice Guiance a este diario-. Además de esa tarea quiero resaltar sus esfuerzos por dirigir y formar a generaciones de discípulos, y su desempeño como creadora y organizadora de grupos de investigación, equipos de trabajo que han continuado su propósito, difundiendo los estudios vinculados a la Edad Media europea por toda la Argentina y varios países de la región. Otro tanto debería decirse de su incansable labor como fundadora e impulsora de diversas publicaciones, ámbitos que sirvieron, y siguen sirviendo, para dar a conocer los resultados de sus investigaciones, las de sus colaboradores y las de los que inician las nuevas generaciones de medievalistas nacionales. Por último, hay que recordar el reconocimiento que alcanzaron sus estudios en todo el mundo, las múltiples invitaciones para participar en encuentros académicos de distintos países, las traducciones que han conocido sus libros y las distinciones que ha recibido a lo largo de su carrera. Tuvo un profundo interés por estructurar y mantener vigente una escuela de historiadores que, sin duda, integra la corriente dedicada a la historia europea más importante de la Argentina”.

“Para recordarla, quisiera recordar unas palabras de san Isidoro -concluye Guiance-. ‘Aprende lo que desconoces… primero sé alumno, luego doctor; consigue el nombre de maestro cultivando las disciplinas. Aprende el bien que oigas, enseña el bien que aprendas; no abandones el esfuerzo de aprender y enseñar… Agranda todavía más en ti la sabiduría, compartiéndola con otros… La sabiduría aumenta cuando se esparce y disminuye cuando se la guarda; la ciencia se torna más notoria al darse y, cuanto más se extiende, más abunda’. No cabe duda de que Nilda Guglielmi entendió perfectamente el mensaje isidoriano: todos sus esfuerzos se orientaron y siguen orientando hacia la inacabable labor del aprender y el enseñar. Por nuestra parte, de ella recibimos todo lo que implica ser un brillante historiador y un maestro cabal y sincero”.

 La renombrada historiadora especializada en la Edad Media formó a generaciones de investigadores; “Su inagotable curiosidad la llevó a innovadores horizontes: mujeres, marginales, viajeros, místicas”, dice el presidente de la Academia Nacional de la Historia, Fernando Devoto  LA NACION

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