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Juegos Olímpicos 2024: Rafael Nadal cerró una etapa en su vida y se tomará un tiempo para decir su futuro “con una raqueta en la mano o sin ella”

PARÍS (Enviado especial).- En esa suerte de viaje de despedidas que emprendió hace un tiempo Rafael Nadal, se terminó otra etapa novelesca: ya no habrá Juegos Olímpicos para él. Ya no habrá Villa ni desfiles; no habrá selfies con los atletas de otros países ni intercambio de pins. No volverá a competir rodeado de los anillos olímpicos. Haber participado en el relevo de la antorcha junto con Nadia Comaneci, Carl Lewis y Serena Williams, hace unos días, a orillas del Sena, significó el mejor de los desenlaces para el Matador. El abrazo con Carlitos Alcaraz tras la derrota en dobles frente a los estadounidenses Austin Krajicek y Rajeev Ram por 6-2 y 6-4, por los cuartos de final de París 2024, marcó el final de un camino maravilloso. Encima, en París, en el Philippe-Chatrier, el escenario en el que montó un dominio inalcanzable.

El ciclo olímpico de Nadal comenzó hace dos décadas, en Atenas 2004, jugando dobles con Carlos Moya, luego su coach desde que el tío Toni Nadal decidió abrirse a otras aventuras. Desde entonces, se colgó el oro en el cuello en singles en Pekín 2008, mientras que en Río de Janeiro 2016 lo hizo en dobles, junto con Marc López. En París, después de caer holgadamente en la segunda rueda de singles con Djokovic, en el capítulo 60 de la rivalidad, concluir su etapa olímpica en dobles con Alcaraz, el niño maravilla que, de cierta manera, toma la posta, es una suerte de guiño filosófico.

“Para mí se ha terminado una etapa. Me había marcado los Juegos Olímpicos como objetivo desde que empecé el año. Se ha terminado este ciclo, voy a volver a casa, voy a desconectar y en frío, cuando tenga en claro cuál es mi siguiente etapa, con una raqueta en la mano o sin ella, lo haré saber”, asumió Nadal, de 38 años. En los Juegos Olímpicos, como en sus últimos torneos de la temporada, estuvo acompañado por una buena porción de su familia, entre ellos su esposa, Xisca, y su pequeño hijo, Rafael.

“Me he esforzado siempre lo suficiente como para irme con la satisfacción de haber hecho todo lo posible. Eso lo he conseguido, estoy en paz. Si no tengo claras las motivaciones, tomaré otro camino, que está más que aceptado”, añadió Nadal. Por lo visto durante los Juegos Olímpicos de París (y antes también, en los seis torneos que jugó en la temporada), es evidente que Nadal tiene intacto el espíritu, mas no las piernas, el oxígeno ni la explosión. El tiempo pasa para todos. Los últimos dos años fueron una pesadilla para el 22 veces campeón de Grand Slam; las lesiones maltrataron un cuerpo, ya de por sí, magullado. Se marcha del París olímpico habiendo comprobado para qué está su maquinaria. Se suele decir que los grandes campeones como Nadal (como Djokovic, como Roger Federer) no regresan a competir si no sienten que pueden volver a la cima del rendimiento; no vuelven para perder contra rivales que antes no lo harían ni en el peor de los días. Por ello será clave saber cómo asume esa circunstancia el 14 veces ganador de Roland Garros.

“Estoy un poquito decepcionado por el hecho de saber que no vamos a seguir compitiendo juntos -dijo Alcaraz-, de que esta bonita historia se haya acabado aquí. Fue una bonita experiencia con momentos inolvidables. Mi sueño desde pequeño de jugar con Rafa, de aprender de él muy cerca, se cumplió”.

Sin ranking para ser preclasificado (161°), además, en cada torneo corre el riesgo de jugar pronto ante los favoritos, como sucedió en París 2024, en la segunda ronda ante Nole. Por lo pronto, Nadal está inscripto para el US Open, que comenzará a fines de agosto. “Estoy en paz”, resaltó Nadal, reiterando que siga o deje el tenis profesional siempre dio “lo máximo” en cancha para estar conforme a la hora de concluir su riquísima carrera (92 títulos).

“Es muy emocionante que, en el lugar que más me importa (Roland Garros), haya sentido apoyo y un cariño incondicional que recibo cada vez que salgo a la cancha. Es una emoción interna difícil de explicar”, soltó Nadal, que probablemente haya jugado por última vez en el court que lo posicionó como leyenda. Hubo tufillo a despedida encubierta en su lugar, Roland Garros.

Ya no hay argentinos en París

PARÍS.- Las derrotas de Sebastián Báez y Francisco Cerúndolo en los 8vos de final de París 2024 dejaron el certamen sin argentinos en las cinco categorías de los Juegos Olímpicos: singles, dobles y dobles mixto. Cerca del mediodía, Báez se adelantó 5-3 ante Stefanos Tsitsipas, pero el griego triunfó por 7-5 y 6-1; su rival en los cuartos de final será Novak Djokovic, el primer preclasificado, que busca su primera medalla dorada olímpica. Más tarde, con una altísima humedad, Cerúndolo cayó frente al noruego Casper Ruud por 6-3 y 6-4.

Ya no quedan compatriotas en ningún cuadro del tenis olímpico, ya que antes habían quedado eliminados Tomás Etcheverry y Mariano Navone en el single masculino. Lo mismo ocurrió con los dobles conformados por Navone-Etcheverry y Máximo González-Andrés Molteni. También habían caído en la rama femenina Lourdes Carlé y Nadia Podoroska, en singles y en dobles, y el dobles mixto integrado por Podoroska-González. Los equipos argentinos fueron capitaneados por Guillermo Coria (hombres) y Mercedes Paz (mujeres).

PARÍS (Enviado especial).- En esa suerte de viaje de despedidas que emprendió hace un tiempo Rafael Nadal, se terminó otra etapa novelesca: ya no habrá Juegos Olímpicos para él. Ya no habrá Villa ni desfiles; no habrá selfies con los atletas de otros países ni intercambio de pins. No volverá a competir rodeado de los anillos olímpicos. Haber participado en el relevo de la antorcha junto con Nadia Comaneci, Carl Lewis y Serena Williams, hace unos días, a orillas del Sena, significó el mejor de los desenlaces para el Matador. El abrazo con Carlitos Alcaraz tras la derrota en dobles frente a los estadounidenses Austin Krajicek y Rajeev Ram por 6-2 y 6-4, por los cuartos de final de París 2024, marcó el final de un camino maravilloso. Encima, en París, en el Philippe-Chatrier, el escenario en el que montó un dominio inalcanzable.

El ciclo olímpico de Nadal comenzó hace dos décadas, en Atenas 2004, jugando dobles con Carlos Moya, luego su coach desde que el tío Toni Nadal decidió abrirse a otras aventuras. Desde entonces, se colgó el oro en el cuello en singles en Pekín 2008, mientras que en Río de Janeiro 2016 lo hizo en dobles, junto con Marc López. En París, después de caer holgadamente en la segunda rueda de singles con Djokovic, en el capítulo 60 de la rivalidad, concluir su etapa olímpica en dobles con Alcaraz, el niño maravilla que, de cierta manera, toma la posta, es una suerte de guiño filosófico.

“Para mí se ha terminado una etapa. Me había marcado los Juegos Olímpicos como objetivo desde que empecé el año. Se ha terminado este ciclo, voy a volver a casa, voy a desconectar y en frío, cuando tenga en claro cuál es mi siguiente etapa, con una raqueta en la mano o sin ella, lo haré saber”, asumió Nadal, de 38 años. En los Juegos Olímpicos, como en sus últimos torneos de la temporada, estuvo acompañado por una buena porción de su familia, entre ellos su esposa, Xisca, y su pequeño hijo, Rafael.

“Me he esforzado siempre lo suficiente como para irme con la satisfacción de haber hecho todo lo posible. Eso lo he conseguido, estoy en paz. Si no tengo claras las motivaciones, tomaré otro camino, que está más que aceptado”, añadió Nadal. Por lo visto durante los Juegos Olímpicos de París (y antes también, en los seis torneos que jugó en la temporada), es evidente que Nadal tiene intacto el espíritu, mas no las piernas, el oxígeno ni la explosión. El tiempo pasa para todos. Los últimos dos años fueron una pesadilla para el 22 veces campeón de Grand Slam; las lesiones maltrataron un cuerpo, ya de por sí, magullado. Se marcha del París olímpico habiendo comprobado para qué está su maquinaria. Se suele decir que los grandes campeones como Nadal (como Djokovic, como Roger Federer) no regresan a competir si no sienten que pueden volver a la cima del rendimiento; no vuelven para perder contra rivales que antes no lo harían ni en el peor de los días. Por ello será clave saber cómo asume esa circunstancia el 14 veces ganador de Roland Garros.

“Estoy un poquito decepcionado por el hecho de saber que no vamos a seguir compitiendo juntos -dijo Alcaraz-, de que esta bonita historia se haya acabado aquí. Fue una bonita experiencia con momentos inolvidables. Mi sueño desde pequeño de jugar con Rafa, de aprender de él muy cerca, se cumplió”.

Sin ranking para ser preclasificado (161°), además, en cada torneo corre el riesgo de jugar pronto ante los favoritos, como sucedió en París 2024, en la segunda ronda ante Nole. Por lo pronto, Nadal está inscripto para el US Open, que comenzará a fines de agosto. “Estoy en paz”, resaltó Nadal, reiterando que siga o deje el tenis profesional siempre dio “lo máximo” en cancha para estar conforme a la hora de concluir su riquísima carrera (92 títulos).

“Es muy emocionante que, en el lugar que más me importa (Roland Garros), haya sentido apoyo y un cariño incondicional que recibo cada vez que salgo a la cancha. Es una emoción interna difícil de explicar”, soltó Nadal, que probablemente haya jugado por última vez en el court que lo posicionó como leyenda. Hubo tufillo a despedida encubierta en su lugar, Roland Garros.

Ya no hay argentinos en París

PARÍS.- Las derrotas de Sebastián Báez y Francisco Cerúndolo en los 8vos de final de París 2024 dejaron el certamen sin argentinos en las cinco categorías de los Juegos Olímpicos: singles, dobles y dobles mixto. Cerca del mediodía, Báez se adelantó 5-3 ante Stefanos Tsitsipas, pero el griego triunfó por 7-5 y 6-1; su rival en los cuartos de final será Novak Djokovic, el primer preclasificado, que busca su primera medalla dorada olímpica. Más tarde, con una altísima humedad, Cerúndolo cayó frente al noruego Casper Ruud por 6-3 y 6-4.

Ya no quedan compatriotas en ningún cuadro del tenis olímpico, ya que antes habían quedado eliminados Tomás Etcheverry y Mariano Navone en el single masculino. Lo mismo ocurrió con los dobles conformados por Navone-Etcheverry y Máximo González-Andrés Molteni. También habían caído en la rama femenina Lourdes Carlé y Nadia Podoroska, en singles y en dobles, y el dobles mixto integrado por Podoroska-González. Los equipos argentinos fueron capitaneados por Guillermo Coria (hombres) y Mercedes Paz (mujeres).

 El mallorquín y Carlos Alcaraz perdieron en los cuartos de final de dobles de París 2024  LA NACION

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