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Nicolás Maduro aplica el manual cubano: busca “depurar la sociedad” con una ola masiva de arrestos

CARACAS.– La maquinaria represiva de la revolución bolivariana se activó como nunca, animada por las órdenes incesantes de Nicolás Maduro, para detener “terroristas de extrema derecha”, “vándalos”, “drogadictos” y “fascistas”. “Lanzaron una emboscada con más de mil grupos delincuenciales entrenados en Texas, Perú y Chile”, divagó el “presidente pueblo” sin más pruebas que unos videos de detenidos aterrorizados forzados a decir cualquier disparate bolivariano.

La realidad que se esconde detrás de la caza y captura gubernamental es el sometimiento de las protestas en los barrios populares y el amedrentamiento aplicado a toda la sociedad, que guarda gran parecido con el Plan Terror aplicado por la revolución cubana tras la rebelión social del 11 de julio de 2021. Una oleada que no ha cesado pese a los llamamientos internacionales, incluida la minicumbre presidencial que el lunes unirá por videoconferencia a los presidentes Lula da Silva (Brasil), Andrés Manuel López Obrador (México) y Gustavo Petro (Colombia) con el “hijo de Chávez”.

El fiscal general chavista, Tarek William Saab, lo tiene muy claro: “Esto que ocurre (las detenciones masivas de manifestantes) es bueno porque depura a la sociedad”.

LA NACION reunió decenas de historias entre las más de 2000 detenciones que reconoce el propio “presidente pueblo”, que cuando acabe el proceso de juicios sin abogados privados y por Zoom ante tribunales contra el terrorismo pulverizará la cifra previa de 301 presos políticos.

Jóvenes de barrio, líderes políticos, trabajadores, activistas de derechos humanos, músicos, dirigentes, deportistas, periodistas, antiguos presos políticos, jubilados, militares, dirigentes opositores, estudiantes de policía… Cualquiera entra en el catálogo de sospechosos.

Basta como prueba con que un “patriota cooperante” denuncie a quien haya lanzado consignas antichavistas en WhatsApp o que su nombre aparezca en la lista de testigos opositores en la histórica jornada del 28 de julio. Y ni siquiera hace falta entrar en esos supuestos. Los policías y también los paramilitares se llevan grupos de personas con triple intención: a una parte los remitirán directamente a la cárcel o los temidos servicios de Inteligencia y a otra, los menos, los soltarán tras unas horas para asustarlos a ellos y a todo el mundo.

La ONG Foro Penal de Venezuela denuncia 988 arrestos desde el inicio de las protestas https://t.co/nPrqVdwtBg

— Europa Press (@europapress) August 4, 2024

¿Y al resto de los detenidos? Vivirá una “segunda oportunidad” a través del rescate revolucionario. Familiares y activistas de derechos humanos confirmaron a LA NACION que se ha llegado a pedir hasta 5000 dólares para liberar a jóvenes a cambio de que “no le pongamos los ganchos (esposas)”.

“Espere un momento”, le dijeron en el control migratorio del Aeropuerto Internacional de Maiquetía a un hombre jubilado que se dirigía a Europa a visitar a sus nietos. Al rato llegaron unos agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), la policía política de Maduro, para llevárselo. El hombre había ayudado en la logística de los héroes anónimos que consiguieron proteger los votos de todo un país.

Pasaportes anulados

Tampoco se conoce el destino de la abogada Janesky Lehmann, directora de la Clínica Jurídica de la Universidad Católica Andrés Bello y también profesora, que asiste a personas humildes que no pueden pagar un abogado. El rumor entre las ONG es que el gobierno ha anulado un bueno número de pasaportes simplemente por ser activistas de derechos humanos.

Kennedy Tejeda, abogado del Foro Penal, la ONG que atiende a los presos políticos, corrió la misma suerte que a quienes defiende. Un comando de la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim) se lo llevó detenido. Como a David Villarroel, apresado por sorpresa por funcionarios encapuchados que se lo llevaron a la fuerza. Es dirigente de Primero Justicia en San Fernando de Apure, localidad con fuerte presencia de la guerrilla colombiana. Y como a Rita Capriti, dirigente del mismo partido centrista en el estado de Aragua. Se la llevaron de madrugada de su propio hogar.

A Abraham Durán lo quiere casi todo el mundo, respetado como un gran barista en Caracas, especialista en café y con unos cuantos alumnos que dan fe de su arte a la hora de preparar los expresos. Lo detuvieron en la calle, sospechoso por ser joven y por su pelo rasta. Su familia lo vio días después en una de las transmisiones de Maduro, de rodillas en el patio de la prisión de Yare 3. Allí prometieron reeducarlo ideológicamente. Son al menos 75 a los que les han rapado el cabello, puesto un traje carcelario azul y obligado a cantar los himnos que le gustaban a Hugo Chávez.

Venganza, represalia, odio, negocio económico, amedrentamiento… A Victoria Palacios la detuvieron el martes tras la manifestación opositora, cuando regresaba a su casa. Como a la joven futbolista María Méndez, de 24 años, que juega en el equipo de la Universidad Central de Venezuela. Sólo paseaba. Su compañero universitario Rafael Siviera siguió el mismo camino.

Estudiantes y periodistas, como el camarógrafo Paul León, corren peligro. Al conocido periodista y locutor de radio José Gregorio Camero lo sacaron a la fuerza de su vehículo cuando quería presenciar la manifestación del sábado en el Valle de la Pascua. En la misma zona de Guárico un comando del Sebin se llevó al conocido bailarín de música llanera José Ramón Sánchez, que simplemente paseaba por allí. También se llevaron a la reportera Dayana Krays, que acudió a la concentración del sábado y la castigaron con una noche en la cárcel.

Ni siquiera haber estado tres años en la siniestra prisión del Helicoide te exime de volver a ella. El periodista, activista y expreso político Roland Carreño está de nuevo en manos de sus captores. También lo está el exalcalde Enzo Scarano, otro antiguo detenido. Freddy Superlano, líder del partido Voluntad Popular en el interior, es el más alto dirigente secuestrado hasta ahora.

Escribir la palabra “libertad” en el suelo también es un pecado para la revolución, imperdonable si se usa la harina de las arepas que reparte el gobierno como tinta. Una mujer de 43 años fue detenida por eso: la acusan de incitación al odio.

CARACAS.– La maquinaria represiva de la revolución bolivariana se activó como nunca, animada por las órdenes incesantes de Nicolás Maduro, para detener “terroristas de extrema derecha”, “vándalos”, “drogadictos” y “fascistas”. “Lanzaron una emboscada con más de mil grupos delincuenciales entrenados en Texas, Perú y Chile”, divagó el “presidente pueblo” sin más pruebas que unos videos de detenidos aterrorizados forzados a decir cualquier disparate bolivariano.

La realidad que se esconde detrás de la caza y captura gubernamental es el sometimiento de las protestas en los barrios populares y el amedrentamiento aplicado a toda la sociedad, que guarda gran parecido con el Plan Terror aplicado por la revolución cubana tras la rebelión social del 11 de julio de 2021. Una oleada que no ha cesado pese a los llamamientos internacionales, incluida la minicumbre presidencial que el lunes unirá por videoconferencia a los presidentes Lula da Silva (Brasil), Andrés Manuel López Obrador (México) y Gustavo Petro (Colombia) con el “hijo de Chávez”.

El fiscal general chavista, Tarek William Saab, lo tiene muy claro: “Esto que ocurre (las detenciones masivas de manifestantes) es bueno porque depura a la sociedad”.

LA NACION reunió decenas de historias entre las más de 2000 detenciones que reconoce el propio “presidente pueblo”, que cuando acabe el proceso de juicios sin abogados privados y por Zoom ante tribunales contra el terrorismo pulverizará la cifra previa de 301 presos políticos.

Jóvenes de barrio, líderes políticos, trabajadores, activistas de derechos humanos, músicos, dirigentes, deportistas, periodistas, antiguos presos políticos, jubilados, militares, dirigentes opositores, estudiantes de policía… Cualquiera entra en el catálogo de sospechosos.

Basta como prueba con que un “patriota cooperante” denuncie a quien haya lanzado consignas antichavistas en WhatsApp o que su nombre aparezca en la lista de testigos opositores en la histórica jornada del 28 de julio. Y ni siquiera hace falta entrar en esos supuestos. Los policías y también los paramilitares se llevan grupos de personas con triple intención: a una parte los remitirán directamente a la cárcel o los temidos servicios de Inteligencia y a otra, los menos, los soltarán tras unas horas para asustarlos a ellos y a todo el mundo.

La ONG Foro Penal de Venezuela denuncia 988 arrestos desde el inicio de las protestas https://t.co/nPrqVdwtBg

— Europa Press (@europapress) August 4, 2024

¿Y al resto de los detenidos? Vivirá una “segunda oportunidad” a través del rescate revolucionario. Familiares y activistas de derechos humanos confirmaron a LA NACION que se ha llegado a pedir hasta 5000 dólares para liberar a jóvenes a cambio de que “no le pongamos los ganchos (esposas)”.

“Espere un momento”, le dijeron en el control migratorio del Aeropuerto Internacional de Maiquetía a un hombre jubilado que se dirigía a Europa a visitar a sus nietos. Al rato llegaron unos agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), la policía política de Maduro, para llevárselo. El hombre había ayudado en la logística de los héroes anónimos que consiguieron proteger los votos de todo un país.

Pasaportes anulados

Tampoco se conoce el destino de la abogada Janesky Lehmann, directora de la Clínica Jurídica de la Universidad Católica Andrés Bello y también profesora, que asiste a personas humildes que no pueden pagar un abogado. El rumor entre las ONG es que el gobierno ha anulado un bueno número de pasaportes simplemente por ser activistas de derechos humanos.

Kennedy Tejeda, abogado del Foro Penal, la ONG que atiende a los presos políticos, corrió la misma suerte que a quienes defiende. Un comando de la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim) se lo llevó detenido. Como a David Villarroel, apresado por sorpresa por funcionarios encapuchados que se lo llevaron a la fuerza. Es dirigente de Primero Justicia en San Fernando de Apure, localidad con fuerte presencia de la guerrilla colombiana. Y como a Rita Capriti, dirigente del mismo partido centrista en el estado de Aragua. Se la llevaron de madrugada de su propio hogar.

A Abraham Durán lo quiere casi todo el mundo, respetado como un gran barista en Caracas, especialista en café y con unos cuantos alumnos que dan fe de su arte a la hora de preparar los expresos. Lo detuvieron en la calle, sospechoso por ser joven y por su pelo rasta. Su familia lo vio días después en una de las transmisiones de Maduro, de rodillas en el patio de la prisión de Yare 3. Allí prometieron reeducarlo ideológicamente. Son al menos 75 a los que les han rapado el cabello, puesto un traje carcelario azul y obligado a cantar los himnos que le gustaban a Hugo Chávez.

Venganza, represalia, odio, negocio económico, amedrentamiento… A Victoria Palacios la detuvieron el martes tras la manifestación opositora, cuando regresaba a su casa. Como a la joven futbolista María Méndez, de 24 años, que juega en el equipo de la Universidad Central de Venezuela. Sólo paseaba. Su compañero universitario Rafael Siviera siguió el mismo camino.

Estudiantes y periodistas, como el camarógrafo Paul León, corren peligro. Al conocido periodista y locutor de radio José Gregorio Camero lo sacaron a la fuerza de su vehículo cuando quería presenciar la manifestación del sábado en el Valle de la Pascua. En la misma zona de Guárico un comando del Sebin se llevó al conocido bailarín de música llanera José Ramón Sánchez, que simplemente paseaba por allí. También se llevaron a la reportera Dayana Krays, que acudió a la concentración del sábado y la castigaron con una noche en la cárcel.

Ni siquiera haber estado tres años en la siniestra prisión del Helicoide te exime de volver a ella. El periodista, activista y expreso político Roland Carreño está de nuevo en manos de sus captores. También lo está el exalcalde Enzo Scarano, otro antiguo detenido. Freddy Superlano, líder del partido Voluntad Popular en el interior, es el más alto dirigente secuestrado hasta ahora.

Escribir la palabra “libertad” en el suelo también es un pecado para la revolución, imperdonable si se usa la harina de las arepas que reparte el gobierno como tinta. Una mujer de 43 años fue detenida por eso: la acusan de incitación al odio.

 Las fuerzas de seguridad arreciaron las detenciones arbitrarias en las calles, casas y coches particulares; los presidentes de Brasil, México y Colombia tratarán el lunes la crisis en una reunión virtual con el líder chavista  LA NACION

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