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Las causas profundas del movimiento que sacude al mundo

En los últimos días, estamos experimentando un fuerte ajuste en la valuación de los activos de riesgo. El temor a una recesión en la primera economía del mundo, alimentados por la reciente desaceleración en su mercado laboral y por el cambio en el tono de la Reserva Federal hacia una posible baja de tasas en septiembre, impulsaron un fuerte risk off en los mercados globales. A su vez, la corrección de la Bolsa de Japón tras la suba de su tasa de política monetaria profundizó el fly to quality en el mundo.

La volatilidad se disparó, con el índice VIX alcanzando máximos desde abril 2020, mientras que los principales índices de acciones americanos caen entre -4,1% y -5,8% en las últimas dos ruedas. Los índices europeos retroceden entre -3,6% y -5,1% con respecto al jueves, mientras que la Bolsa japonesa se desplomó -17,5% en igual período. La deuda de países emergentes registró incrementos en sus rendimientos de entre 10 y 50 puntos básicos, con el mercado refugiándose en activos percibidos como de bajo riesgo. La tasa de los bonos a 10 años del Tesoro americano se ubica en torno al 3,8%, alcanzando niveles mínimos en más de un año.

En el segundo trimestre del año, la economía americana habría registrado una aceleración en la tasa de crecimiento, pasando del 1,4% (anualizado) del primer trimestre al 2,8% en el segundo trimestre. Sin embargo, cuando ajustamos estas cifras por la acumulación de inventarios, el crecimiento se ubicó en ambos trimestres en torno al 2%, en línea con el ritmo al que históricamente ha tendido a expandirse la capacidad productiva de este país. Con estos datos, el primer semestre del año marca una importante desaceleración con respecto al ritmo registrado durante 2023, que superaba ampliamente el potencial de mediano plazo de la economía.

Por su parte, el mercado laboral americano continúa creando empleo, aunque a menor ritmo, mientras la relación entre puestos vacantes y desempleados buscando llenarlas continúa normalizándose. Si bien la tasa de desempleo superó el 4% en los últimos meses, este valor aún resulta bajo al evaluar la historia reciente, y su suba se explica principalmente por una recuperación en la participación laboral desde niveles históricamente bajos, y no por una tendencia alcista en los despidos (que permanecen en niveles bajos). Si bien los salarios aún deben continuar consolidando su desaceleración, los diferentes índices de inflación mostraron una importante baja en los últimos meses, hasta ubicarse en niveles compatibles con la meta de la Reserva Federal.

Esta desaceleración de la economía americana, alineada con el esperado escenario de softlanding, claramente resulta incompatible con el valor de los activos que tenían implícitas en sus valuaciones el continuo crecimiento de las ventas, como es el caso de las acciones tecnológicas. De esta manera, los indicios de desaceleración de la economía americana justifican la toma de ganancia sobre activos que venían acumulando fuertes subas desde el último trimestre de 2023.

Ahora bien, el mismo proceso de ajuste de precios comienza a generar incertidumbre respecto de si la economía americana no podría terminar experimentando una espiralización en el deterioro de las expectativas, que acabe generando un hardlanding.

La baja en el precio tiene, en primer lugar, un efecto ingreso negativo. Los fondos de pensiones, como así también los de inversión, con una elevada exposición en acciones en economías desarrolladas, ven caer sus valuaciones. La pérdida patrimonial, combinada con los bajos niveles de ahorro observados pospandemia, podrían impactar en el nivel de consumo, y por ende en la actividad económica. El menor nivel de actividad afectaría la demanda de empleo y los salarios, profundizando el deterioro.

Este escenario de fly to quality afecta a todas las economías emergentes, en la medida que los inversores desarman sus posiciones en estos mercados para buscar cobertura en activos considerados menos riesgosos. A este efecto se le debiera sumar la desaceleración que enfrente la principal economía del mundo, y el consecuente impacto sobre el precio de las materias primas.

Menor crecimiento, precios de materias primas estables o a la baja, y flujos de capitales huyendo en busca de resguardo no son el mejor escenario para economías emergentes. Por supuesto que el impacto no debe ser homogéneo; en cada economía dependerá de los desequilibrios que enfrente y de la necesidad de acceder a los mercados de capitales para financiarlos.

Entonces, si bien a todas luces la economía americana habría sostenido hasta julio una desaceleración gradual, controlada y necesaria, el fuerte ajuste de los mercados financieros podría potencialmente descarrilar este proceso. La economía de Estados Unidos ingresa ahora en un territorio donde la evolución de las expectativas será determinante, puesto que a través de su efecto sobre el sector financiero podría acabar impactando significativamente en la economía real.

En este contexto, será clave el seguimiento de indicadores de alta frecuencia, tanto financieros como económicos. El mercado deberá a partir de ello decidir si la reciente baja representa una oportunidad de compra, o el comienzo de una reversión más profunda. La política que deba adoptar la Reserva Federal dependerá esencialmente de ello.

El autor es economista y chief economist de BlackTORO Global Wealth Management

En los últimos días, estamos experimentando un fuerte ajuste en la valuación de los activos de riesgo. El temor a una recesión en la primera economía del mundo, alimentados por la reciente desaceleración en su mercado laboral y por el cambio en el tono de la Reserva Federal hacia una posible baja de tasas en septiembre, impulsaron un fuerte risk off en los mercados globales. A su vez, la corrección de la Bolsa de Japón tras la suba de su tasa de política monetaria profundizó el fly to quality en el mundo.

La volatilidad se disparó, con el índice VIX alcanzando máximos desde abril 2020, mientras que los principales índices de acciones americanos caen entre -4,1% y -5,8% en las últimas dos ruedas. Los índices europeos retroceden entre -3,6% y -5,1% con respecto al jueves, mientras que la Bolsa japonesa se desplomó -17,5% en igual período. La deuda de países emergentes registró incrementos en sus rendimientos de entre 10 y 50 puntos básicos, con el mercado refugiándose en activos percibidos como de bajo riesgo. La tasa de los bonos a 10 años del Tesoro americano se ubica en torno al 3,8%, alcanzando niveles mínimos en más de un año.

En el segundo trimestre del año, la economía americana habría registrado una aceleración en la tasa de crecimiento, pasando del 1,4% (anualizado) del primer trimestre al 2,8% en el segundo trimestre. Sin embargo, cuando ajustamos estas cifras por la acumulación de inventarios, el crecimiento se ubicó en ambos trimestres en torno al 2%, en línea con el ritmo al que históricamente ha tendido a expandirse la capacidad productiva de este país. Con estos datos, el primer semestre del año marca una importante desaceleración con respecto al ritmo registrado durante 2023, que superaba ampliamente el potencial de mediano plazo de la economía.

Por su parte, el mercado laboral americano continúa creando empleo, aunque a menor ritmo, mientras la relación entre puestos vacantes y desempleados buscando llenarlas continúa normalizándose. Si bien la tasa de desempleo superó el 4% en los últimos meses, este valor aún resulta bajo al evaluar la historia reciente, y su suba se explica principalmente por una recuperación en la participación laboral desde niveles históricamente bajos, y no por una tendencia alcista en los despidos (que permanecen en niveles bajos). Si bien los salarios aún deben continuar consolidando su desaceleración, los diferentes índices de inflación mostraron una importante baja en los últimos meses, hasta ubicarse en niveles compatibles con la meta de la Reserva Federal.

Esta desaceleración de la economía americana, alineada con el esperado escenario de softlanding, claramente resulta incompatible con el valor de los activos que tenían implícitas en sus valuaciones el continuo crecimiento de las ventas, como es el caso de las acciones tecnológicas. De esta manera, los indicios de desaceleración de la economía americana justifican la toma de ganancia sobre activos que venían acumulando fuertes subas desde el último trimestre de 2023.

Ahora bien, el mismo proceso de ajuste de precios comienza a generar incertidumbre respecto de si la economía americana no podría terminar experimentando una espiralización en el deterioro de las expectativas, que acabe generando un hardlanding.

La baja en el precio tiene, en primer lugar, un efecto ingreso negativo. Los fondos de pensiones, como así también los de inversión, con una elevada exposición en acciones en economías desarrolladas, ven caer sus valuaciones. La pérdida patrimonial, combinada con los bajos niveles de ahorro observados pospandemia, podrían impactar en el nivel de consumo, y por ende en la actividad económica. El menor nivel de actividad afectaría la demanda de empleo y los salarios, profundizando el deterioro.

Este escenario de fly to quality afecta a todas las economías emergentes, en la medida que los inversores desarman sus posiciones en estos mercados para buscar cobertura en activos considerados menos riesgosos. A este efecto se le debiera sumar la desaceleración que enfrente la principal economía del mundo, y el consecuente impacto sobre el precio de las materias primas.

Menor crecimiento, precios de materias primas estables o a la baja, y flujos de capitales huyendo en busca de resguardo no son el mejor escenario para economías emergentes. Por supuesto que el impacto no debe ser homogéneo; en cada economía dependerá de los desequilibrios que enfrente y de la necesidad de acceder a los mercados de capitales para financiarlos.

Entonces, si bien a todas luces la economía americana habría sostenido hasta julio una desaceleración gradual, controlada y necesaria, el fuerte ajuste de los mercados financieros podría potencialmente descarrilar este proceso. La economía de Estados Unidos ingresa ahora en un territorio donde la evolución de las expectativas será determinante, puesto que a través de su efecto sobre el sector financiero podría acabar impactando significativamente en la economía real.

En este contexto, será clave el seguimiento de indicadores de alta frecuencia, tanto financieros como económicos. El mercado deberá a partir de ello decidir si la reciente baja representa una oportunidad de compra, o el comienzo de una reversión más profunda. La política que deba adoptar la Reserva Federal dependerá esencialmente de ello.

El autor es economista y chief economist de BlackTORO Global Wealth Management

 El temor a una recesión en la primera economía del mundo, alimentados por la reciente desaceleración en su mercado laboral y por el cambio en el tono de la Reserva Federal hacia una posible baja de tasas en septiembre, impulsaron un fuerte risk off en los mercados globales  LA NACION

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