Rosario Central le ganó el clásico a Newell’s por la jerarquía de Ignacio Malcorra y el olfato goleador de Facundo Mallo
El clásico de Rosario siempre tiene guardada alguna sorpresa. Es cierto que los enfrentamientos se hicieron tan luchados e intensos que el juego hay que buscarlo con esmero, pero así y todo hay futbolistas “distintos”, capaces de convertirse en figura aunque apenas jueguen un rato. Eso sucedió con Ignacio Malcorra, que ingresó a los 15 del segundo tiempo y -20 minutos después- con un tiro libre que él mismo generó en la puerta del área, convirtió ese lanzamiento en la antesala del festejo final de Facundo Mallo, el central que remató con alma y vida tras capturar el rebote que dio el arquero Macagno y así hacer feliz a la mitad azul y amarilla de la ciudad. Ninguno había hecho méritos para llevarse los tres puntos, pero Rosario Central fue más inteligente emocionalmente y por eso celebró el triunfo por 1-0, por la 10° fecha de la Liga Profesional.
Justo Malcorra, el especialista que venía de convertirle a Newell’s en los últimos dos partidos, por la Copa de la Liga 2023 (golazo de tiro libre en el Gigante de Arroyito) y por la Copa de la Liga 2024, en el Parque Independencia. Esta vez no firmó él con exclusividad el toque a la red, pero se puede decir que medio gol de Mallo es suyo.
En los papeles no se esperaba un clásico con jugadores sueltos en el ataque. Se sabía, la irregularidad de ambos en la Liga Profesional con los 12 puntos de 27 del Canalla y los 11 de la Lepra (antes de este partido, claro). Además, los climas internos estaban sensibles por la salida de Miguel Ángel Russo como DT, luego de dirigir su partido número 301 (asumió de manera interina Matías Lequi y ya había dirigido ante Gimnasia) y un conjunto rojiblanco que venía de sufrir una dura caída como local ante Estudiantes por 4-1 en la fecha anterior.
Sin embargo, hubo algunos estiletazos verticales hicieron que las transiciones del partido fueran veloces, aunque sin emociones durante la mayoría del clásico. En ese ida y vuelta, la primera amonestación de Nicolás Ramírez se generó por una falta de Fernández Cedrés a Jonathan Gómez. Las tarjetas serían decisivas, jugarían su partido en el Gigante de Arroyito.
Lequi, en sus primeros movimientos como DT de Rosario Central, mantuvo casi la misma base de Russo, tanto desde los sistemas tácticos como desde los nombres. Un 4-2-3-1 con O’Connor, Jonathan Gómez y Campaz por delante del doble 5 compuesto por Mauricio Martínez y Franco Ibarra; y Marco Ruben como principal referencia de ataque. Miguel tenía en mente, como alternativa, la apuesta con el doble 9, sobre todo desde la llegada de Enzo Copetti. No convivieron este sábado en el Gigante de Arroyito, pero el exRacing lo reemplazó a los 34 minutos de la primera etapa. Marcos Ruben debió salir por una lesión.
Ever Banega, con 36 años, buscó ser el eje del juego de Newell’s, que luego de la goleada sufrida ante el Pincha se presentó con un esquema 4-2-3-1 más rocoso y con un doble 5 compuesto por Armando Méndez (habitual lateral derecho) y Fernández Cedrés. Por delante, futbolistas veloces por los costados como Panchito González y Besozzi; y Banega por delante de Fernández Cedrés y Méndez y por detrás de Juan Ramírez. Pero salvo con alguna ejecución de pelota parada (que también fue ineficaz) le costó tener relevancia y gravitar en el juego.
El primer tiempo del partido tuvo velocidad, pero fue muy flojo: apenas patearon seis veces entre ambos (tres Central y tres Newell’s), aunque ninguno de los disparos fue en dirección al arco. Sin situaciones de gol, la mejor aproximación fue con Mauricio Martínez, que se desprendió de la línea de volantes, llegó a posición de wing derecho y sacó un remate desviado.
El segundo tiempo no comenzó con un juego mejor, pero sí con intensidad para luchar las pelotas divididas. Vieron la tarjeta amarilla Fernández Cedrés y O’Connor. Juan Ramírez (el número 99 de Newell’s) ganó un córner con un intento de remate forzado desde afuera que, tras un rebote, la pelota hizo un pique increíble sobre el lateral y terminó en el córner. Así de cerrado y disputado fue el clásico. De ese envío de Francisco González, un cabezazo de Salcedo se convirtió en el primer tiro al arco, a los 14 minutos de la segunda etapa, aunque anunciado y fácil de controlar para Broun.
Matías Lequi dispuso dos modificaciones en el local: Kevin Ortíz por Mauricio Martínez e Ignacio Malcorra por O’Connor. A veces un cambio puede resultar decisivo. Más tarde ingresaron Maxi Lovera y Lautaro Giaccone.
Lo mejor del partido
El cero se quebró pero con un tanto en offside: a los 22 minutos, Angelo Martino cabeceó una pelota hacia el punto penal que terminaba con el autogol de Ibarra, pero Nicolás Ramírez, a instancias del VAR, corrigió bien el fallo: el lateral izquierdo estaba en posición adelantada. Explotó el estadio y el banco de Rosario Central le gritó la sanción al de Newell’s.
Los ánimos se caldearon, como suele pasar casi siempre, por una tremenda plancha de Ángelo Martino sobre Ortíz, a quince minutos del final. Ramírez no dudó y lo expulsó directamente al lateral izquierdo que no tuvo “inteligencia emocional”, se hizo sacar la tarjeta roja en una jugada totalmente intrascendente. Al quedarse con diez, el Gallego Méndez sacrificó a Banega para ubicar a otro lateral izquierdo: Brian Caldelara.
Pero Malcorra tenía guardada una gran ejecución de tiro libre (cuándo no), una falta generada por él mismo a pura gambeta en la puerta del área y que terminó en la amonestación de Méndez. De su zurda, vino la atajada con rebote de Macagno y fue Facundo Mallo quien se llenó el pie de gol e infló la red del arco de la Lepra para hacer delirar al estadio.
El clásico de Rosario siempre tiene guardada alguna sorpresa. Es cierto que los enfrentamientos se hicieron tan luchados e intensos que el juego hay que buscarlo con esmero, pero así y todo hay futbolistas “distintos”, capaces de convertirse en figura aunque apenas jueguen un rato. Eso sucedió con Ignacio Malcorra, que ingresó a los 15 del segundo tiempo y -20 minutos después- con un tiro libre que él mismo generó en la puerta del área, convirtió ese lanzamiento en la antesala del festejo final de Facundo Mallo, el central que remató con alma y vida tras capturar el rebote que dio el arquero Macagno y así hacer feliz a la mitad azul y amarilla de la ciudad. Ninguno había hecho méritos para llevarse los tres puntos, pero Rosario Central fue más inteligente emocionalmente y por eso celebró el triunfo por 1-0, por la 10° fecha de la Liga Profesional.
Justo Malcorra, el especialista que venía de convertirle a Newell’s en los últimos dos partidos, por la Copa de la Liga 2023 (golazo de tiro libre en el Gigante de Arroyito) y por la Copa de la Liga 2024, en el Parque Independencia. Esta vez no firmó él con exclusividad el toque a la red, pero se puede decir que medio gol de Mallo es suyo.
En los papeles no se esperaba un clásico con jugadores sueltos en el ataque. Se sabía, la irregularidad de ambos en la Liga Profesional con los 12 puntos de 27 del Canalla y los 11 de la Lepra (antes de este partido, claro). Además, los climas internos estaban sensibles por la salida de Miguel Ángel Russo como DT, luego de dirigir su partido número 301 (asumió de manera interina Matías Lequi y ya había dirigido ante Gimnasia) y un conjunto rojiblanco que venía de sufrir una dura caída como local ante Estudiantes por 4-1 en la fecha anterior.
Sin embargo, hubo algunos estiletazos verticales hicieron que las transiciones del partido fueran veloces, aunque sin emociones durante la mayoría del clásico. En ese ida y vuelta, la primera amonestación de Nicolás Ramírez se generó por una falta de Fernández Cedrés a Jonathan Gómez. Las tarjetas serían decisivas, jugarían su partido en el Gigante de Arroyito.
Lequi, en sus primeros movimientos como DT de Rosario Central, mantuvo casi la misma base de Russo, tanto desde los sistemas tácticos como desde los nombres. Un 4-2-3-1 con O’Connor, Jonathan Gómez y Campaz por delante del doble 5 compuesto por Mauricio Martínez y Franco Ibarra; y Marco Ruben como principal referencia de ataque. Miguel tenía en mente, como alternativa, la apuesta con el doble 9, sobre todo desde la llegada de Enzo Copetti. No convivieron este sábado en el Gigante de Arroyito, pero el exRacing lo reemplazó a los 34 minutos de la primera etapa. Marcos Ruben debió salir por una lesión.
Ever Banega, con 36 años, buscó ser el eje del juego de Newell’s, que luego de la goleada sufrida ante el Pincha se presentó con un esquema 4-2-3-1 más rocoso y con un doble 5 compuesto por Armando Méndez (habitual lateral derecho) y Fernández Cedrés. Por delante, futbolistas veloces por los costados como Panchito González y Besozzi; y Banega por delante de Fernández Cedrés y Méndez y por detrás de Juan Ramírez. Pero salvo con alguna ejecución de pelota parada (que también fue ineficaz) le costó tener relevancia y gravitar en el juego.
El primer tiempo del partido tuvo velocidad, pero fue muy flojo: apenas patearon seis veces entre ambos (tres Central y tres Newell’s), aunque ninguno de los disparos fue en dirección al arco. Sin situaciones de gol, la mejor aproximación fue con Mauricio Martínez, que se desprendió de la línea de volantes, llegó a posición de wing derecho y sacó un remate desviado.
El segundo tiempo no comenzó con un juego mejor, pero sí con intensidad para luchar las pelotas divididas. Vieron la tarjeta amarilla Fernández Cedrés y O’Connor. Juan Ramírez (el número 99 de Newell’s) ganó un córner con un intento de remate forzado desde afuera que, tras un rebote, la pelota hizo un pique increíble sobre el lateral y terminó en el córner. Así de cerrado y disputado fue el clásico. De ese envío de Francisco González, un cabezazo de Salcedo se convirtió en el primer tiro al arco, a los 14 minutos de la segunda etapa, aunque anunciado y fácil de controlar para Broun.
Matías Lequi dispuso dos modificaciones en el local: Kevin Ortíz por Mauricio Martínez e Ignacio Malcorra por O’Connor. A veces un cambio puede resultar decisivo. Más tarde ingresaron Maxi Lovera y Lautaro Giaccone.
Lo mejor del partido
El cero se quebró pero con un tanto en offside: a los 22 minutos, Angelo Martino cabeceó una pelota hacia el punto penal que terminaba con el autogol de Ibarra, pero Nicolás Ramírez, a instancias del VAR, corrigió bien el fallo: el lateral izquierdo estaba en posición adelantada. Explotó el estadio y el banco de Rosario Central le gritó la sanción al de Newell’s.
Los ánimos se caldearon, como suele pasar casi siempre, por una tremenda plancha de Ángelo Martino sobre Ortíz, a quince minutos del final. Ramírez no dudó y lo expulsó directamente al lateral izquierdo que no tuvo “inteligencia emocional”, se hizo sacar la tarjeta roja en una jugada totalmente intrascendente. Al quedarse con diez, el Gallego Méndez sacrificó a Banega para ubicar a otro lateral izquierdo: Brian Caldelara.
Pero Malcorra tenía guardada una gran ejecución de tiro libre (cuándo no), una falta generada por él mismo a pura gambeta en la puerta del área y que terminó en la amonestación de Méndez. De su zurda, vino la atajada con rebote de Macagno y fue Facundo Mallo quien se llenó el pie de gol e infló la red del arco de la Lepra para hacer delirar al estadio.
El zurdo entró y desequilibró con un tiro libre a 26 metros del arco de Macagno; infantil expulsión de Ángelo Martino en la Lepra, cuando el partido estaba empatado LA NACION