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Braian Romero, el jugador de Vélez que defendió a los futbolistas rivales ante los insultos de los hinchas de su propio equipo

La intolerancia se adueñó de todas las camisetas en el fútbol argentino. El “movete dejá de joder, esta hinchada está loca, hoy no podemos perder” es un cántico que tiene tantos colores como el arcoíris. La Liga Profesional equipara para abajo, porque cada vez se ven menos jugadores con calidad técnica, táctica y física. Por más que siguen apareciendo promesas y nuevos valores a montones, casi ninguno termina su etapa de maduración que ya fue vendido por las urgencias institucionales y las deudas del pasado y el presente. Los entrenadores de mayor renombre (casi en su totalidad) dirigen afuera y se hizo moneda corriente que los ‘técnicos interinos’ sigan si se les dan un par de buenos resultados. El proyecto es ese. Los dirigentes deben convivir con ese termómetro del hincha cada vez que juegan de locales y por eso –incluso– muchas decisiones se toman antes de afrontar un partido en sus estadios.

En el medio de la cultura del “cueste lo que cueste” y del que “esta noche tenemos que ganar”, un gesto genuino y que salió desde las tripas de Braian Romero sorprendió en el partido que su equipo, Vélez, le estaba ganando por 1-0 a Banfield en el Sur. Desde la tribuna local, a los 33 minutos del primer tiempo, en un momento que al arquero Sanguinetti lo estaban atendiendo en el piso y llovían los insultos para todos los futbolistas locales, el 9 del Fortín se le plantó de cara a la tribuna popular, se señaló el escudo y les dijo: “Aliéntenlos que son jugadores suyos, que defienden su camiseta”. Incluso no hubo gestos ofensivos, sino que se vio como un intento por concientizar que su equipo estaba perdiendo y todavía faltaba mucho, pero si los hinchas insultan y no paran de presionar a sus propios jugadores, menos chances van a tener de empatar o revertir el resultado.

Braian Romero se cruzó con hinchas de Banfield que manifestaron su bronca contra los jugadores del Taladro#LPFxTNTSports pic.twitter.com/DKYtv4kXUX

— TNT Sports Argentina (@TNTSportsAR) August 11, 2024

Los simpatizantes del Taladro se enfurecieron más, le hicieron gestos para que se callara la boca y, mientras el propio Romero trató de explicarle a Pablo Dóvalo que no estaba haciendo nada ofensivo, al contrario, los propios hinchas le gritaban al árbitro desde la tribuna: “¡Lo tenés que echar!”. El partido finalizó 2-2 y Banfield empató luego de estar 0-2. Los simpatizantes pasaron del enojo al desahogo.

El fútbol argentino es competitivo, pero eso no es sinónimo de que todos los clubes se crean en condiciones de ser campeones de la Champions League. Competitivo es: Independiente Rivadavia estuvo a punto de superar a Boca en Mendoza, Gimnasia le ganó a Racing en Avellaneda y si en la actualidad Independiente vence a Estudiantes en La Plata con dos goles de córner es una sorpresa. Marcelo Gallardo volvió a River, pero eso solo no le aseguró al Millonario los tres puntos ante el líder Huracán. Los expedientes podrían seguir. Calidad es otra cosa. La jerarquía colectiva se adquiere con tiempo, continuidad de trabajo y seriedad.

Los primeros 5 equipos de la tabla de posiciones son el Globo (que tiene pasajes muy buenos aunque sigue sin reemplazar a Pussetto), Unión (el Kily González pensó en irse porque el club está inhibido y no pudo contratar refuerzos), Atlético Tucumán, Vélez e Instituto. Quizás hoy el que mejor juega sea el Fortín, pero es un cartel que hay que renovar (o confirmar) todos los meses por la volatilidad de los contextos. Ya lo dijo Eduardo Domínguez, DT del Pincha, luego de la derrota ante el Rojo: “Estamos por llegar a la mitad del campeonato y seguimos sufriendo modificaciones en los planteles”. Diego Dabove hasta hace poco estuvo en duda en la Gloria y Facundo Sava encontró respiro tras la reanudación del torneo luego de la Copa América.

“¿A qué juega Lanús? Te lo pregunto porque estoy preocupado y me voy triste”, lo inquirió un periodista a Ricardo Zielinski, DT granate, luego de la derrota ante Riestra por 3-1. Una fecha antes, esa misma persona quizá se quedó afónica de gritar el gol de Walter Bou que competirá para el Puskas, el 3-2 ante Tigre. En La Plata, un plateísta de Estudiantes escupió a Julio Vaccari, DT de Independiente, en pleno partido. Ese hincha viene de ser campeón. Nada genera calma, nada hace que alguien respete al de al lado, sea del propio equipo o del adversario.

¿Y Vélez? Es impresionante cómo el equipo se levantó de la mano de Gustavo Quinteros. El equipo está jugando bien y mantiene la base desde el sistema táctico y los nombres; viene de ser finalista de la Copa de la Liga 2024 que perdió ante Estudiantes por penales y se mantiene competitivo, pero no hay que olvidarse que en agosto de 2023, hace justo un año, tras una derrota con Huracán por 1-0 en Parque Patricios, el club estaba en llamas. Según había informado la agencia Télam, un grupo de violentos había ingresado a la fuerza a la Villa Olímpica y agredió verbal y físicamente a los jugadores por los malos resultados en el campeonato (el equipo estaba en el puesto 25° con 27 puntos, apenas dos más que los que tenían el Globo y Colón, que en ese momento deberían jugar un desempate por no descender). Hubo insultos, patadas a los autos y también golpes y empujones a algunos juveniles. Esto generó que varios futbolistas pidieron irse, como Gianluca Prestianni, la joya de apenas 17 años surgida de las Inferiores, y Francisco Ortega, otro juvenil de la casa.

La situación no se calmó, a tal punto que en noviembre de 2023, días antes de las elecciones para definir quién sería el nuevo presidente en Liniers, LA NACION publicó: “El cierre de campaña de la agrupación La V Azulada de Vélez terminó con incidentes y al menos una persona resultó herida en el acto realizado el miércoles por la noche en el club Villa Luro Norte, ubicado a diez cuadras del estadio José Amalfitani. La Policía acudió al lugar luego de que se notificara que hubo disparos en el lugar. Se trató de un grupo de 30 personas identificadas con una facción de la barra del ‘Fortín’ irrumpieron en la reunión y generaron incidentes que causaron el traslado de un hombre de 50 años al hospital Vélez Sarsfield, con traumatismo de cráneo y heridas múltiples en el cuero cabelludo. La V Azulada, agrupación que organizó el acto de cierre de cara a las elecciones del sábado en la institución de Liniers, emitió un comunicado repudiando el ataque y acusando a “algunos violentos” identificados con indumentaria de Vélez, quienes “intentaron ingresar sin éxito por la fuerza atacando a los asistentes que se encontraban afuera”.

Se vivió un clima enrarecido con el plantel de Independiente antes de ganarle este domingo a Estudiantes. Los jugadores del Rojo habían llegado al estadio Uno con el ánimo en baja, con estadística negativa (si se exceptuaba los encuentros por Copa Argentina, había sumado apenas 2 triunfos en 15 partidos, ambos sobre Banfield) y la nunca agradable “visita” de varios integrantes de la barra brava oficial al predio de Villa Domínico. El hecho habría tenido lugar el viernes por la mañana, y la charla con los referentes de mayor peso e Iván Marcone a la cabeza, tuvo el habitual pedido de más actitud y la consabida amenaza final: “En la próxima, ya no hablamos”.

Sorprende tanto lo que hizo Romero porque hoy, lo que más cuesta, es ver que se defiendan entre los que llevan la misma camiseta. Lo que sucedió con Martín Demichelis en River, más allá del maquillaje y el cotillón, fue desprolijo y poco claro, pero el propio DT había “traicionado” la confianza de sus jugadores a mitad de camino con el famoso ‘off the récord’. En Boca ahora Diego Martínez está bajo la lupa, por el juego del equipo pero sobre todo por los manejos internos, motivo por los cuales se peleó con Darío Benedetto (rescindió el contrato) y Marcelo Saracchi. Hasta trascendió que el DT pidió multas para sus propios jugadores que, aunque estén lesionados o suspendidos, no vayan a ver a Boca como local. ¿Cómo se supo? ¿Es necesario que un DT llegue a esa situación sin haber persuadido de esto a futbolistas que deberían ser sus ‘lugartenientes’, que deberían ser sus principales colaboradores dentro de la cancha?

San Lorenzo vive horas increíbles por una interna entre el presidente Marcelo Moretti y Néstor Ortigoza, quien había llegado de su mano para manejar el fútbol, y hasta el DT Pipi Romagnoli quiso renunciar después de perder con Atlético Tucumán en el último minuto por no sentir el respaldo interno. Racing también se vio salpicado por “guerra de intereses internos”. Desde que Adrián Maravilla Martínez se puso de malhumor porque el presidente Víctor Blanco no quiso venderlo al exterior, casi al mismo tiempo del pedido de salida de Juanfer Quintero, el entrenador Gustavo Costas se empezó a sentir desprotegido. En Independiente, Carlos Tevez se fue con una mueca de desconfianza hacia los dirigentes y se hizo común que los simpatizantes del Rojo canten contra los dirigentes. Ramón Sosa, el mejor jugador de Talleres, se plantó porque los dirigentes no quisieron venderlo y no estará en los cruces con River, por la Copa Libertadores. Y así, por cortocircuitos internos, los ejemplos podrían continuar club por club…

El fútbol argentino es difícil y competitivo. Está lleno de tantas presiones que la desconfianza nace y se ejecuta entre protagonistas del mismo club. Por eso lo que hizo Braian Romero marcó la diferencia (y sorprendió gratamente). Entre tanto cruce de ‘fuego amigo’, hubo un jugador que se acordó de defender a sus rivales.

La intolerancia se adueñó de todas las camisetas en el fútbol argentino. El “movete dejá de joder, esta hinchada está loca, hoy no podemos perder” es un cántico que tiene tantos colores como el arcoíris. La Liga Profesional equipara para abajo, porque cada vez se ven menos jugadores con calidad técnica, táctica y física. Por más que siguen apareciendo promesas y nuevos valores a montones, casi ninguno termina su etapa de maduración que ya fue vendido por las urgencias institucionales y las deudas del pasado y el presente. Los entrenadores de mayor renombre (casi en su totalidad) dirigen afuera y se hizo moneda corriente que los ‘técnicos interinos’ sigan si se les dan un par de buenos resultados. El proyecto es ese. Los dirigentes deben convivir con ese termómetro del hincha cada vez que juegan de locales y por eso –incluso– muchas decisiones se toman antes de afrontar un partido en sus estadios.

En el medio de la cultura del “cueste lo que cueste” y del que “esta noche tenemos que ganar”, un gesto genuino y que salió desde las tripas de Braian Romero sorprendió en el partido que su equipo, Vélez, le estaba ganando por 1-0 a Banfield en el Sur. Desde la tribuna local, a los 33 minutos del primer tiempo, en un momento que al arquero Sanguinetti lo estaban atendiendo en el piso y llovían los insultos para todos los futbolistas locales, el 9 del Fortín se le plantó de cara a la tribuna popular, se señaló el escudo y les dijo: “Aliéntenlos que son jugadores suyos, que defienden su camiseta”. Incluso no hubo gestos ofensivos, sino que se vio como un intento por concientizar que su equipo estaba perdiendo y todavía faltaba mucho, pero si los hinchas insultan y no paran de presionar a sus propios jugadores, menos chances van a tener de empatar o revertir el resultado.

Braian Romero se cruzó con hinchas de Banfield que manifestaron su bronca contra los jugadores del Taladro#LPFxTNTSports pic.twitter.com/DKYtv4kXUX

— TNT Sports Argentina (@TNTSportsAR) August 11, 2024

Los simpatizantes del Taladro se enfurecieron más, le hicieron gestos para que se callara la boca y, mientras el propio Romero trató de explicarle a Pablo Dóvalo que no estaba haciendo nada ofensivo, al contrario, los propios hinchas le gritaban al árbitro desde la tribuna: “¡Lo tenés que echar!”. El partido finalizó 2-2 y Banfield empató luego de estar 0-2. Los simpatizantes pasaron del enojo al desahogo.

El fútbol argentino es competitivo, pero eso no es sinónimo de que todos los clubes se crean en condiciones de ser campeones de la Champions League. Competitivo es: Independiente Rivadavia estuvo a punto de superar a Boca en Mendoza, Gimnasia le ganó a Racing en Avellaneda y si en la actualidad Independiente vence a Estudiantes en La Plata con dos goles de córner es una sorpresa. Marcelo Gallardo volvió a River, pero eso solo no le aseguró al Millonario los tres puntos ante el líder Huracán. Los expedientes podrían seguir. Calidad es otra cosa. La jerarquía colectiva se adquiere con tiempo, continuidad de trabajo y seriedad.

Los primeros 5 equipos de la tabla de posiciones son el Globo (que tiene pasajes muy buenos aunque sigue sin reemplazar a Pussetto), Unión (el Kily González pensó en irse porque el club está inhibido y no pudo contratar refuerzos), Atlético Tucumán, Vélez e Instituto. Quizás hoy el que mejor juega sea el Fortín, pero es un cartel que hay que renovar (o confirmar) todos los meses por la volatilidad de los contextos. Ya lo dijo Eduardo Domínguez, DT del Pincha, luego de la derrota ante el Rojo: “Estamos por llegar a la mitad del campeonato y seguimos sufriendo modificaciones en los planteles”. Diego Dabove hasta hace poco estuvo en duda en la Gloria y Facundo Sava encontró respiro tras la reanudación del torneo luego de la Copa América.

“¿A qué juega Lanús? Te lo pregunto porque estoy preocupado y me voy triste”, lo inquirió un periodista a Ricardo Zielinski, DT granate, luego de la derrota ante Riestra por 3-1. Una fecha antes, esa misma persona quizá se quedó afónica de gritar el gol de Walter Bou que competirá para el Puskas, el 3-2 ante Tigre. En La Plata, un plateísta de Estudiantes escupió a Julio Vaccari, DT de Independiente, en pleno partido. Ese hincha viene de ser campeón. Nada genera calma, nada hace que alguien respete al de al lado, sea del propio equipo o del adversario.

¿Y Vélez? Es impresionante cómo el equipo se levantó de la mano de Gustavo Quinteros. El equipo está jugando bien y mantiene la base desde el sistema táctico y los nombres; viene de ser finalista de la Copa de la Liga 2024 que perdió ante Estudiantes por penales y se mantiene competitivo, pero no hay que olvidarse que en agosto de 2023, hace justo un año, tras una derrota con Huracán por 1-0 en Parque Patricios, el club estaba en llamas. Según había informado la agencia Télam, un grupo de violentos había ingresado a la fuerza a la Villa Olímpica y agredió verbal y físicamente a los jugadores por los malos resultados en el campeonato (el equipo estaba en el puesto 25° con 27 puntos, apenas dos más que los que tenían el Globo y Colón, que en ese momento deberían jugar un desempate por no descender). Hubo insultos, patadas a los autos y también golpes y empujones a algunos juveniles. Esto generó que varios futbolistas pidieron irse, como Gianluca Prestianni, la joya de apenas 17 años surgida de las Inferiores, y Francisco Ortega, otro juvenil de la casa.

La situación no se calmó, a tal punto que en noviembre de 2023, días antes de las elecciones para definir quién sería el nuevo presidente en Liniers, LA NACION publicó: “El cierre de campaña de la agrupación La V Azulada de Vélez terminó con incidentes y al menos una persona resultó herida en el acto realizado el miércoles por la noche en el club Villa Luro Norte, ubicado a diez cuadras del estadio José Amalfitani. La Policía acudió al lugar luego de que se notificara que hubo disparos en el lugar. Se trató de un grupo de 30 personas identificadas con una facción de la barra del ‘Fortín’ irrumpieron en la reunión y generaron incidentes que causaron el traslado de un hombre de 50 años al hospital Vélez Sarsfield, con traumatismo de cráneo y heridas múltiples en el cuero cabelludo. La V Azulada, agrupación que organizó el acto de cierre de cara a las elecciones del sábado en la institución de Liniers, emitió un comunicado repudiando el ataque y acusando a “algunos violentos” identificados con indumentaria de Vélez, quienes “intentaron ingresar sin éxito por la fuerza atacando a los asistentes que se encontraban afuera”.

Se vivió un clima enrarecido con el plantel de Independiente antes de ganarle este domingo a Estudiantes. Los jugadores del Rojo habían llegado al estadio Uno con el ánimo en baja, con estadística negativa (si se exceptuaba los encuentros por Copa Argentina, había sumado apenas 2 triunfos en 15 partidos, ambos sobre Banfield) y la nunca agradable “visita” de varios integrantes de la barra brava oficial al predio de Villa Domínico. El hecho habría tenido lugar el viernes por la mañana, y la charla con los referentes de mayor peso e Iván Marcone a la cabeza, tuvo el habitual pedido de más actitud y la consabida amenaza final: “En la próxima, ya no hablamos”.

Sorprende tanto lo que hizo Romero porque hoy, lo que más cuesta, es ver que se defiendan entre los que llevan la misma camiseta. Lo que sucedió con Martín Demichelis en River, más allá del maquillaje y el cotillón, fue desprolijo y poco claro, pero el propio DT había “traicionado” la confianza de sus jugadores a mitad de camino con el famoso ‘off the récord’. En Boca ahora Diego Martínez está bajo la lupa, por el juego del equipo pero sobre todo por los manejos internos, motivo por los cuales se peleó con Darío Benedetto (rescindió el contrato) y Marcelo Saracchi. Hasta trascendió que el DT pidió multas para sus propios jugadores que, aunque estén lesionados o suspendidos, no vayan a ver a Boca como local. ¿Cómo se supo? ¿Es necesario que un DT llegue a esa situación sin haber persuadido de esto a futbolistas que deberían ser sus ‘lugartenientes’, que deberían ser sus principales colaboradores dentro de la cancha?

San Lorenzo vive horas increíbles por una interna entre el presidente Marcelo Moretti y Néstor Ortigoza, quien había llegado de su mano para manejar el fútbol, y hasta el DT Pipi Romagnoli quiso renunciar después de perder con Atlético Tucumán en el último minuto por no sentir el respaldo interno. Racing también se vio salpicado por “guerra de intereses internos”. Desde que Adrián Maravilla Martínez se puso de malhumor porque el presidente Víctor Blanco no quiso venderlo al exterior, casi al mismo tiempo del pedido de salida de Juanfer Quintero, el entrenador Gustavo Costas se empezó a sentir desprotegido. En Independiente, Carlos Tevez se fue con una mueca de desconfianza hacia los dirigentes y se hizo común que los simpatizantes del Rojo canten contra los dirigentes. Ramón Sosa, el mejor jugador de Talleres, se plantó porque los dirigentes no quisieron venderlo y no estará en los cruces con River, por la Copa Libertadores. Y así, por cortocircuitos internos, los ejemplos podrían continuar club por club…

El fútbol argentino es difícil y competitivo. Está lleno de tantas presiones que la desconfianza nace y se ejecuta entre protagonistas del mismo club. Por eso lo que hizo Braian Romero marcó la diferencia (y sorprendió gratamente). Entre tanto cruce de ‘fuego amigo’, hubo un jugador que se acordó de defender a sus rivales.

 En el medio de la cultura del “cueste lo que cueste” y del que “esta noche tenemos que ganar”, una reacción genuina y que salió desde las tripas del delantero del Fortín  LA NACION

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