Laberinto pampa es una obra en colaboración con la naturaleza donde los bambú son protagonistas
May Borovinsky es una artista y gestora cultural, cuya misión es diseñar y producir proyectos en los cuales arte y naturaleza se dan la mano. Ubicado en la Estancia La Cinacina, en San Antonio de Areco, Laberinto pampa es uno de sus trabajos, donde pudo proyectar la disposición y la materialidad, encontrar en la naturaleza un territorio de arte y bifurcaciones. “Inventamos puntos en el planeta y diagramamos la plantilla de dos laberintos con diferentes lógicas basadas en las formas clásicas de platería criolla”, cuenta May.
Para el proyecto se plantaron más de diez especies diferentes de bambú, nativas y exóticas, pertenecientes a los géneros: Bambusa, Phyllostachys, Guadua y Arundinaria. Además de ser remediadores ambientales, son recuperadores de suelos, ya que aumentan su capacidad para drenar y su fertilidad (reponen el oxígeno y fijan el carbono). La propuesta del laberinto cuenta con el extra del laberinto, como ritual de viaje, cargando de sentido cada paso. El juego es parte de recorrer, perderse, encontrarse y enfrentarse a contingencias.
“Esta estructura arquetípica nos proporciona una plataforma para que diversas experiencias y propuestas ocurran. Es un layout de conexiones improbables y territorios híbridos de experimentación y reflexión. Poéticas espaciales sensibles y sensoriales que comprometen el cuerpo con la naturaleza y el arte”, retoma May. En efecto, la propuesta del laberinto es una experiencia, la recompensa son los descubrimientos naturales.
Portales y representaciones
El laberinto se construyó materializando coordenadas: se clavó estaca tras estaca, los hilos unieron esas estacas para que empezara a funcionar el conjunto. A veces de manera progresiva, a veces no, variaciones del agrimensor o modificaciones tardías de los planos consumados. Los caminos virtuales ya se empezaban a transitar y, cada tanto, se abrieron “portales”. La plantación genera una representación de dos formas basadas en la platería criolla: flor del pensamiento y la pluma de ñandú, entendiendo que San Antonio de Areco es la cuna de la tradición.
Para la pluma de ñandú, se entremezclaron dos especies respondiendo a la lógica de la búsqueda, pérdida y encuentro; y la flor del pensamiento, realizada con diferentes bambusas (B. ventricosa, B. oldhamii, B. tuldoides, B. multiplex, entre otras), responde a la lógica de la contemplación. El resultado del laberinto es este: el jardín desacelera la mente y expande la conciencia.
“Andar, orientarse, errar, sumergirse, perderse, vagar, adentrarse, desplazarse, deambular son distintas formas de construir simbólicamente el paisaje.”
Una vez instalada la primera primavera, se comprobó que ciertas especies dadas por muertas comenzaron a brotar normalmente. La hectárea que ocupa el laberinto fue tomando la forma deseada. “Escuchando” a cada especie de bambú se definieron caminos y canteros, paradas y vistas, sombras y descansos. Se poda y se desmaleza de vez en cuando.
El tiempo, el trabajo y la intención darán lugar a otro mágico lugar donde experimentar historias, identidad y arte natural. Distintas texturas, colores y formas estimulan la percepción y orientan las decisiones. Laberinto pampa es una obra en colaboración con la naturaleza. No una imposición. Los bambúes se expresan para ir guiando las decisiones, modifican las miradas y proyecciones a medida que van modelando un presente continuo.
Encuentros a medida
Un espacio así necesitaba acciones a medida. “Sintonía bambú” es la primera propuesta de encuentro realizada para vivenciar un proyecto de arte y naturaleza en construcción. Hoy algunas plantas ya van por su tercera primavera, y la pampa ondulada toma forma para dar lugar a nuevas experiencias y recorridos al aire libre, inmersos en el campo. May concluye: “El laberinto es plataforma para la producción de diferentes propuestas vinculadas a la cultura. A veces el verde y la tierra convocan al encuentro, a reflexionar sobre la necesidad de comprender mejor el paisaje y habitarlo”. De este modo, narradores, poetas, paisajistas, músicos producen contenidos con particulares miradas sobre el proyecto, y se generan infinitas propuestas para invitar a vivenciar diferentes experiencias; y la vez honrar a la pampa.
+info
@laberintopampa
May Borovinsky es una artista y gestora cultural, cuya misión es diseñar y producir proyectos en los cuales arte y naturaleza se dan la mano. Ubicado en la Estancia La Cinacina, en San Antonio de Areco, Laberinto pampa es uno de sus trabajos, donde pudo proyectar la disposición y la materialidad, encontrar en la naturaleza un territorio de arte y bifurcaciones. “Inventamos puntos en el planeta y diagramamos la plantilla de dos laberintos con diferentes lógicas basadas en las formas clásicas de platería criolla”, cuenta May.
Para el proyecto se plantaron más de diez especies diferentes de bambú, nativas y exóticas, pertenecientes a los géneros: Bambusa, Phyllostachys, Guadua y Arundinaria. Además de ser remediadores ambientales, son recuperadores de suelos, ya que aumentan su capacidad para drenar y su fertilidad (reponen el oxígeno y fijan el carbono). La propuesta del laberinto cuenta con el extra del laberinto, como ritual de viaje, cargando de sentido cada paso. El juego es parte de recorrer, perderse, encontrarse y enfrentarse a contingencias.
“Esta estructura arquetípica nos proporciona una plataforma para que diversas experiencias y propuestas ocurran. Es un layout de conexiones improbables y territorios híbridos de experimentación y reflexión. Poéticas espaciales sensibles y sensoriales que comprometen el cuerpo con la naturaleza y el arte”, retoma May. En efecto, la propuesta del laberinto es una experiencia, la recompensa son los descubrimientos naturales.
Portales y representaciones
El laberinto se construyó materializando coordenadas: se clavó estaca tras estaca, los hilos unieron esas estacas para que empezara a funcionar el conjunto. A veces de manera progresiva, a veces no, variaciones del agrimensor o modificaciones tardías de los planos consumados. Los caminos virtuales ya se empezaban a transitar y, cada tanto, se abrieron “portales”. La plantación genera una representación de dos formas basadas en la platería criolla: flor del pensamiento y la pluma de ñandú, entendiendo que San Antonio de Areco es la cuna de la tradición.
Para la pluma de ñandú, se entremezclaron dos especies respondiendo a la lógica de la búsqueda, pérdida y encuentro; y la flor del pensamiento, realizada con diferentes bambusas (B. ventricosa, B. oldhamii, B. tuldoides, B. multiplex, entre otras), responde a la lógica de la contemplación. El resultado del laberinto es este: el jardín desacelera la mente y expande la conciencia.
“Andar, orientarse, errar, sumergirse, perderse, vagar, adentrarse, desplazarse, deambular son distintas formas de construir simbólicamente el paisaje.”
Una vez instalada la primera primavera, se comprobó que ciertas especies dadas por muertas comenzaron a brotar normalmente. La hectárea que ocupa el laberinto fue tomando la forma deseada. “Escuchando” a cada especie de bambú se definieron caminos y canteros, paradas y vistas, sombras y descansos. Se poda y se desmaleza de vez en cuando.
El tiempo, el trabajo y la intención darán lugar a otro mágico lugar donde experimentar historias, identidad y arte natural. Distintas texturas, colores y formas estimulan la percepción y orientan las decisiones. Laberinto pampa es una obra en colaboración con la naturaleza. No una imposición. Los bambúes se expresan para ir guiando las decisiones, modifican las miradas y proyecciones a medida que van modelando un presente continuo.
Encuentros a medida
Un espacio así necesitaba acciones a medida. “Sintonía bambú” es la primera propuesta de encuentro realizada para vivenciar un proyecto de arte y naturaleza en construcción. Hoy algunas plantas ya van por su tercera primavera, y la pampa ondulada toma forma para dar lugar a nuevas experiencias y recorridos al aire libre, inmersos en el campo. May concluye: “El laberinto es plataforma para la producción de diferentes propuestas vinculadas a la cultura. A veces el verde y la tierra convocan al encuentro, a reflexionar sobre la necesidad de comprender mejor el paisaje y habitarlo”. De este modo, narradores, poetas, paisajistas, músicos producen contenidos con particulares miradas sobre el proyecto, y se generan infinitas propuestas para invitar a vivenciar diferentes experiencias; y la vez honrar a la pampa.
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@laberintopampa
En la Estancia La Cinacina, es una obra y un espacio donde más de 10 especies de bambú recuperan el medio ambiente y los suelos. LA NACION