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Aprendé a armar arreglos florales

Cuando desde Living me propusieron compartir ideas sobre el mundo de las flores, me pareció que un lindo tema para esta primera nota era cómo usarlas para hacer un espacio único e inolvidable. (Además de las flores, comparto con Living la pasión por los interiores).

Como diseñadora de interiores, hice casas, hoteles, restaurantes y tiendas. En la búsqueda de lograr espacios únicos, jamás perdí de vista cómo las flores y los espacios se relacionan entre sí.

Irina Khatsernova, diseñadora de interiores y florista

Las cuatro estaciones

En todos los lugares donde viví (Moscú, Nueva York, Buenos Aires) pude experimentar el regalo que significan las cuatro estaciones. Siempre en movimiento, la naturaleza nunca es la misma de un día al otro y su belleza solo se ofrece al que está atento. Así como un viento puede llevarse todas las hojas del otoño en un solo día, la floración de la primavera -con su aroma y belleza- dura muy poco tiempo. En medio de esos cambios, hay un llamado a detenernos para observarla y hacernos presentes en el lugar y el momento.

Tener un poco de naturaleza en casa (aunque sea una rama con hojas de otoño) nos ayuda a no vivir en el vacío ni desconectados con el mundo que nos rodea.

La periodista Deborah Needleman dice algo que me encanta: “Una habitación nunca está mejor sin flores. Las flores muestran que un hogar está cuidado y verdaderamente vivido: mientras los muebles pueden permanecer igual durante años, las flores hablan del momento presente”. Para Needleman, las flores son “placeres fugaces” que nos recuerdan del mundo más allá de nuestras puertas, del paso del tiempo, el crecimiento y el cambio.

Pensando en sus palabras busqué algunos ejemplos que capturan un momento en el tiempo. La imagen en el escritorio, por ejemplo, es de un arreglo primaveral en el que las ramas de cereza están perdiendo sus flores y empezando a abrir las hojas. Las acompañan las primeras marimonias y tulipanes, las joyas de la primavera que esperamos ansiosamente todo el año.

En esta segunda imagen, en cambio, vemos una rama de cerezo en invierno. En los primeros días de calor de la estación fría, los árboles de cerezas y duraznos florecen antes de que el resto de la naturaleza despierte. Para quienes saben leerlo, estas ramas son las primeras señales que indican que la primavera está llegando.

Hacer la diferencia

Mi perspectiva sobre los espacios y la fotografía de interiores cambió mucho desde que me convertí en florista. Después de un tiempo examinando los colores y texturas, mi ojo se dirige inmediatamente a los arreglos. Muy a menudo me encuentro con que, como diseñadores, subestimamos el valor de una correcta composición floral.

No hay una sola composición correcta; siempre hay opciones. Con cada opción, el espacio se ve diferente. ¡Esa es la belleza de naturaleza!

Por lo general, los arreglos florales llegan como una ocurrencia tardía: al ver un espacio terminado, el diseñador siente que falta algo vivo, un elemento natural. Es ahí cuando se recurre a las hojas verdes, unas monsteras o philodendron en un jarro de vidrio es la respuesta a todo. Lo cierto es que repitiendo esa formula, lo que perdemos es una oportunidad de agregar algo único que comparta la personalidad y el diseño del espacio.

La naturaleza en casa debe ser tan importante y pensada como el color de las almohadas o la forma de una silla; no una simple ocurrencia al pasar. ¿Por qué tener las mismas flores si podemos renovarlas y cambiar el espacio? Para jugar con esa idea e imaginar cómo cambiaría un lugar, traje algunas imágenes.

Acentuar la paleta

En este arreglo, los colores fueron elegidos en función de la alfombra. Acá no queríamos introducir colores sino resaltar lo existente, que no era más que un acento.

El florero texturizado juega un papel clave, ya que ayuda a enfatizar la dirección general del diseño del espacio.

Con flores del jardín

Otro recurso que me gusta mucho es usar las flores de jardín, ejemplares que típicamente no encontraría en las florerías. Para este proyecto de IM Estudio sumamos unas amapolas, las joyas de jardín en primavera.

Tropicales que sí

No es necesario ignorar por completo el verde tropical, que es hermoso. Pero hay muchas más opciones con las que mantenernos dentro del concepto. Una rama que recolectamos del jardín se combinó con una hermosa flor tropical y un atado de bananas verdes recién cortadas de la palmera en este comedor.

Buscando un clima

Todo en este trabajo de Marina Christi se basó en el color. Entendiendo la apuesta, la elección de flores se hizo considerando los colores, el estilo y la luz.

La selección de los floreros es crucial. El color, la materialidad y el diseño pueden comunicar mucho y agregar al diseño del espacio.

 

Cuando desde Living me propusieron compartir ideas sobre el mundo de las flores, me pareció que un lindo tema para esta primera nota era cómo usarlas para hacer un espacio único e inolvidable. (Además de las flores, comparto con Living la pasión por los interiores).

Como diseñadora de interiores, hice casas, hoteles, restaurantes y tiendas. En la búsqueda de lograr espacios únicos, jamás perdí de vista cómo las flores y los espacios se relacionan entre sí.

Irina Khatsernova, diseñadora de interiores y florista

Las cuatro estaciones

En todos los lugares donde viví (Moscú, Nueva York, Buenos Aires) pude experimentar el regalo que significan las cuatro estaciones. Siempre en movimiento, la naturaleza nunca es la misma de un día al otro y su belleza solo se ofrece al que está atento. Así como un viento puede llevarse todas las hojas del otoño en un solo día, la floración de la primavera -con su aroma y belleza- dura muy poco tiempo. En medio de esos cambios, hay un llamado a detenernos para observarla y hacernos presentes en el lugar y el momento.

Tener un poco de naturaleza en casa (aunque sea una rama con hojas de otoño) nos ayuda a no vivir en el vacío ni desconectados con el mundo que nos rodea.

La periodista Deborah Needleman dice algo que me encanta: “Una habitación nunca está mejor sin flores. Las flores muestran que un hogar está cuidado y verdaderamente vivido: mientras los muebles pueden permanecer igual durante años, las flores hablan del momento presente”. Para Needleman, las flores son “placeres fugaces” que nos recuerdan del mundo más allá de nuestras puertas, del paso del tiempo, el crecimiento y el cambio.

Pensando en sus palabras busqué algunos ejemplos que capturan un momento en el tiempo. La imagen en el escritorio, por ejemplo, es de un arreglo primaveral en el que las ramas de cereza están perdiendo sus flores y empezando a abrir las hojas. Las acompañan las primeras marimonias y tulipanes, las joyas de la primavera que esperamos ansiosamente todo el año.

En esta segunda imagen, en cambio, vemos una rama de cerezo en invierno. En los primeros días de calor de la estación fría, los árboles de cerezas y duraznos florecen antes de que el resto de la naturaleza despierte. Para quienes saben leerlo, estas ramas son las primeras señales que indican que la primavera está llegando.

Hacer la diferencia

Mi perspectiva sobre los espacios y la fotografía de interiores cambió mucho desde que me convertí en florista. Después de un tiempo examinando los colores y texturas, mi ojo se dirige inmediatamente a los arreglos. Muy a menudo me encuentro con que, como diseñadores, subestimamos el valor de una correcta composición floral.

No hay una sola composición correcta; siempre hay opciones. Con cada opción, el espacio se ve diferente. ¡Esa es la belleza de naturaleza!

Por lo general, los arreglos florales llegan como una ocurrencia tardía: al ver un espacio terminado, el diseñador siente que falta algo vivo, un elemento natural. Es ahí cuando se recurre a las hojas verdes, unas monsteras o philodendron en un jarro de vidrio es la respuesta a todo. Lo cierto es que repitiendo esa formula, lo que perdemos es una oportunidad de agregar algo único que comparta la personalidad y el diseño del espacio.

La naturaleza en casa debe ser tan importante y pensada como el color de las almohadas o la forma de una silla; no una simple ocurrencia al pasar. ¿Por qué tener las mismas flores si podemos renovarlas y cambiar el espacio? Para jugar con esa idea e imaginar cómo cambiaría un lugar, traje algunas imágenes.

Acentuar la paleta

En este arreglo, los colores fueron elegidos en función de la alfombra. Acá no queríamos introducir colores sino resaltar lo existente, que no era más que un acento.

El florero texturizado juega un papel clave, ya que ayuda a enfatizar la dirección general del diseño del espacio.

Con flores del jardín

Otro recurso que me gusta mucho es usar las flores de jardín, ejemplares que típicamente no encontraría en las florerías. Para este proyecto de IM Estudio sumamos unas amapolas, las joyas de jardín en primavera.

Tropicales que sí

No es necesario ignorar por completo el verde tropical, que es hermoso. Pero hay muchas más opciones con las que mantenernos dentro del concepto. Una rama que recolectamos del jardín se combinó con una hermosa flor tropical y un atado de bananas verdes recién cortadas de la palmera en este comedor.

Buscando un clima

Todo en este trabajo de Marina Christi se basó en el color. Entendiendo la apuesta, la elección de flores se hizo considerando los colores, el estilo y la luz.

La selección de los floreros es crucial. El color, la materialidad y el diseño pueden comunicar mucho y agregar al diseño del espacio.

 

 La naturaleza, con sus flores y frutos, ofrece una enorme posibilidad a los amantes de los interiores. Flores, frutas y ramas suman color a los ambientes y nos recuerdan lo que sucede puertas afuera. En esta columna, la diseñadora de interiores y florista Irina Khatsernova, comparte consejos para potenciar tus espacios.  LA NACION

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