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Myriam Hernández: animar el Festival de Viña, la canción que las mujeres le agradecen y su relación con los argentinos; “un público de rock”

Comenzó su recorrido con apenas ocho años, con apariciones públicas en la televisión de su país. Cantante, compositora, animadora y hasta jurado de shows televisivos. Nacida hace 59 en Santiago de Chile, esta mujer que le canta fundamentalmente al amor desde el pop y la balada romántica tiene un recorrido muy sólido que incluye más de una decena de discos, premios, millones en ventas, relaciones artísticas con otras grandes figuras de la canción popular y su nuevo álbum “Tour”, producido en Madrid con Jacobo Calderón. Y después de mucho tiempo sin venir a actuar por aquí, arrancará el próximo 29 de agosto en el Arena Maipú de Mendoza, una visita que pasará por el Teatro Coliseo porteño (el sábado 31), el Quality Espacio de Córdoba (el domingo 1° de septiembre) y los teatros Mercedes Sosa de Tucumán (el lunes 2), Provincial de Salta (el martes 4) y Broadway de Rosario (el 7 de septiembre).

Con esa premisa se inició el diálogo con LA NACION:

-Pasó mucho tiempo sin venir a la Argentina. ¿No es una plaza que le resulte amable?

-Todo lo contrario. Es cierto, no voy desde 2019 a cantar, cuando me presenté en el Gran Rex, pero sí he ido a vacacionar porque me encanta. Argentina ha sido siempre demasiado cariñosa conmigo. Obviamente, los públicos son maravillosos en todas partes pero en la Argentina me pasa que a veces parecen conciertos de rock, lo que no es usual para mí. Me encanta que sean así. No hay público más maravilloso que el que está todo el rato coreando tu música, danzando de pie, acercándose al escenario. A uno lo llena de energía.

-Aunque también ha incursionado en otras músicas, hay dos rótulos que aparecen apenas uno busca una biografía suya: la canción romántica y el pop. ¿Le resultan cómodas esas etiquetas?

– Por cierto, yo soy una cantante que le canta al amor. Mis canciones son más bien clásicas, más bien baladas. Pero me gusta mucho también conversar con los ritmos pop. En un disco y en un show también se necesitan canciones que unan estos dos géneros a través de la música y del concepto del amor. El pop y la canción romántica son cosas distintas, que pueden dialogar muy bien y que son necesarios a la hora de hacer un álbum donde necesitas canciones que sean up tempo; a eso que llaman pop.

-Cuando se habla de los géneros y estilos que usted transita, es inevitable que aparezcan la cantidad de discos vendidos, los premios de la industria. Otras músicas, como el jazz o la clásica, suelen inclinarse a hablar de cuestiones más estéticas o artísticas. ¿Le parece justa esa diferencia?

-A lo mejor, tiene que ver con que la música romántica es un poquito más popular. Ya casi no hay radios que toquen música pero aun así hay más para esta música que para las otras. Siempre las radios se han volcado más hacia las músicas populares y menos a la música docta (que, de paso, digo que me encanta la música clásica). Pero todos hacemos música intentando hacer lo mejor posible y a la vez para convocar gente, pero probablemente este género popular, al ser más masivo, llama la atención por lo que vendemos o convocamos. No me preocupa demasiado.

-¿Cómo se lleva con el mundo virtual de los discos en las plataformas?

– Veo que mucha gente extraña eso de la música puesta en un soporte real. De hecho están volviendo los vinilos y los tocadiscos. Yo también extraño el formato del disco por supuesto; del CD aunque fuera. Y lo digo porque yo he pasado por el LP, el casette, el CD. Pero como en todo en la vida, uno tiene que ir adaptándose. La verdad es que tuve mucha ayuda de mis hijos para los algoritmos de Instagram, Tik Tok, etc. Hay que ser parte de esas plataformas que existen hoy en día. Lo que veo también es que ahora es muy difícil hacer un éxito. Antes tú ibas con tu disco a las radios, tocaban tus sencillos y, de alguna manera, se creaba el éxito porque la gente escuchaba “la” canción del álbum. Así ibas develando el álbum cada tres o cuatro meses con una pieza nueva. Hoy en día, la gente tiene el álbum completo a disposición y va a elegir la canción que más le gusta. Más allá de que tiene además una infinidad de canciones y de artistas. Uno trata de hacer buena música, con gusto, con amor y tal. Pero con tanta segmentación, con eso que las radios llaman “el perfil” de un artista, no siempre está muy claro. Hay conceptos que a mí a veces me parecen raros.

Cambios en la industria

-También ha cambiado eso que la industria llama “el modelo de negocios” en relación con las proporciones de venta de música grabada y actuaciones en directo.

– Sí, y lo veo como un cambio positivo. Porque uno tiene que estar más en contacto con la gente y hacer más shows en vivo. Antes era quizá un poco más cómodo. Los éxitos se hacían a través de las radios. Hoy tienes que ir, dar más conciertos, ofrecer la posibilidad de verte en persona. Eso te hace más cercano. Conocen lo visual, el concepto que uno genera como show. También mirando la parte positiva de esto, con las redes sociales, hoy en día la relación es más inmediata. A veces puede ser agobiante porque hay que respetar lo que significa el algoritmo y crear contenido cada día para sostener los seguidores, pero hay que adaptarse y, como decía, me gusta.

– ¿Qué es lo que en retrospectiva después de tantos años sobre los escenarios?

– Lo primero que hago es mirar a esa niñita que tenía cuatro años y que anunciaba ya que quería ser cantante. Siempre lo tuve claro, y la verdad es que me llama la atención que ocurriera siendo tan pequeña. No pensé jamás en otras profesiones más convencionales. Yo jugaba a cantar con mi cepillo de pelo o de dientes como micrófono, y el espejo de mi abuela era la cámara. Ya a mis diez años hice mi primer festival, donde lo gané y nunca me bajé de arriba de un escenario. Siento que ese sueño de niña se cumplió. Le agradezco infinitamente a Dios, al público, a la vida. El trabajo ha sido arduo todos estos años. Y no me arrepiento de las decisiones que tomé, incluso en mi juventud. Como por ejemplo, siendo todavía muy joven me invitaron a ir al festival de Viña del Mar a cantar con otros colegas canciones del momento y yo dije que no. Primero pensaron que era una soberbia y lo que yo decía era que yo respetaba mucho ese escenario y quería llegar con mi estilo y con mis canciones. Eso me significó que me echaran del canal pero seis años después me llamaron del Festival de Viña porque ya tenía canciones que eran conocidas, una que ya era un éxito como “El hombre que yo amo”. Siempre supe cuál quería que fuera mi estilo y llevar a cabo mi forma de pensar. Creo en el amor, creo en la familia. Tenía 15 años y, en las entrevistas, cuando me preguntaban lo que quería para mi vida, yo respondía que quería convertirme en una cantante que viajara pero también quería tener mi familia, casarme, tener hijos. Y lo más lindo de todo es que puedo decir que tengo mis dos hijos y mi familia, que he manejado mi carrera siempre en pro de eso. Combinar el éxito como artista y el éxito con mi familia. Eso es lo más significativo e importante de esa retrospectiva que hago.

Un diálogo con la gente

– ¿Qué puede contarnos de Tauro, su último álbum?

Vengo trabajando con Jacobo Calderón (hijo de Juan Carlos Calderón) hace ya cuatro discos. Con su padre hice un disco maravilloso y nos hicimos muy amigos. Con Jacobo me pasó lo mismo. Somos hermanos. Hemos hecho dos discos de Navidad más dos discos románticos y éste. Tiene el concepto de crear historias que se vayan desgranando. Canciones que hablan de una pareja que lleva años de relación con todo lo que eso incluye –”Lo hemos dicho todo”-, canciones de amor propio –”Sólo cuídate y adiós”-, canciones como “Invencible” que habla de esa fortaleza que hay momentos que todos necesitamos en el mundo y que hay algo que nos da Dios que te obliga a darte cuenta de que somos capaces de pararnos y vencer las dificultades. Y por eso elegimos ese título, “Invencible”, como nombre del tour. Esa es la premisa del álbum y de la gira y es el diálogo que me gusta tener con la gente.

-Habla particularmente de los textos por sobre las músicas ¿Diría que les ve un sentido utilitario a sus canciones?

-Siempre me gusta dejar un mensaje de poder ayudar. Cantándole al amor me sugerían en la compañía discográfica que siguiera la moda de hoy de tratar mal a los hombres. Pero siempre traté de tener el mood de tratar con respeto, de buscar el encuentro. Respecto de la música, todos los autores saben que me gustan los tonos menores, y yo también compongo en tonos menores, que son más melancólicos. Pero me han hecho saber, a medida que pasa el tiempo, que mi música ha servido y que para algunos he sido la banda sonora de sus vidas. Y reflexionando sobre mis propios momentos de la vida, he tomado mucha más conciencia del mensaje que tienes que dar al público. Con la canción “Hasta aquí”, por ejemplo, muchas mujeres me escribían agradeciéndome porque les sirvió para tomar una decisión de separarse y salirse de una relación tóxica y con maltrato. Esa es la responsabilidad que tenemos los cantantes a la hora de interpretar y de elegir una canción. O sea que sí me interesa el mensaje pero sin que dejen de interesarme las melodías.

– Y en función de lo que dice, ¿cómo se posiciona respecto de las reivindicaciones feministas de estos tiempos?

– Se ha luchado siempre pero ahora hay una fuerza mundial de las mujeres, una unión más globalizada. En los comienzos de mi carrera he cantado canciones que tienen un mensaje con el que quizá no coincido ahora totalmente tal como lo que veo ahora. Mismo en “El hombre que yo amo”, cambié la conjugación de una frase para cantarla actualmente porque atiendo a los cambios de época. Hay que unirse a esta fuerza pero no creo que deba ser más poderosa la mujer que el hombre ni viceversa. Si nos respetamos ambos crecemos mucho más. Creo en la pareja también y hay cosas que no tienen por qué dejarse de lado. Como la delicadeza que puede tener un hombre con la mujer como abrirte la puerta del auto, enviarte flores, que a mí me encantan y no las perdería. Hay mucha bulla ahora pero tenemos que ir llegando a una cosa más transversal, más tranquila, de verdadera igualdad.

-Canta, compone, es conductora de televisión. ¿Con qué actividad se siente más cómoda?

– Todo tiene su parte de placer y su parte de trabajo. Animar el Festival de Viña del mar durante cinco años, con distintos compañeros, fue algo fuerte; saber manejar el público, el escenario. El trabajo de artista también es permanente. Cada show es una conquista y uno tiene que ganarse el público siempre como si fuera la primera vez. Pero debo decir que cantar me gusta más que animar. Y últimamente, he descubierto que me gusta mucho ser jurado porque es un poquito más relajado, porque me gusta mirar, analizar, enseñar, dar tips para mejorar. También tiene su trabajo, claro, pero lo disfruto mucho.

Para agendar

Myriam Hernández presenta Tauro en la Argentina: Teatro Coliseo porteño (el sábado 31), el Quality Espacio de Córdoba (el domingo 1° de septiembre), Teatro Mercedes Sosa de Tucumán (el lunes 2), Teatro Provincial de Salta (el martes 4) y Teatro Broadway de Rosario (el 7 de septiembre).

Comenzó su recorrido con apenas ocho años, con apariciones públicas en la televisión de su país. Cantante, compositora, animadora y hasta jurado de shows televisivos. Nacida hace 59 en Santiago de Chile, esta mujer que le canta fundamentalmente al amor desde el pop y la balada romántica tiene un recorrido muy sólido que incluye más de una decena de discos, premios, millones en ventas, relaciones artísticas con otras grandes figuras de la canción popular y su nuevo álbum “Tour”, producido en Madrid con Jacobo Calderón. Y después de mucho tiempo sin venir a actuar por aquí, arrancará el próximo 29 de agosto en el Arena Maipú de Mendoza, una visita que pasará por el Teatro Coliseo porteño (el sábado 31), el Quality Espacio de Córdoba (el domingo 1° de septiembre) y los teatros Mercedes Sosa de Tucumán (el lunes 2), Provincial de Salta (el martes 4) y Broadway de Rosario (el 7 de septiembre).

Con esa premisa se inició el diálogo con LA NACION:

-Pasó mucho tiempo sin venir a la Argentina. ¿No es una plaza que le resulte amable?

-Todo lo contrario. Es cierto, no voy desde 2019 a cantar, cuando me presenté en el Gran Rex, pero sí he ido a vacacionar porque me encanta. Argentina ha sido siempre demasiado cariñosa conmigo. Obviamente, los públicos son maravillosos en todas partes pero en la Argentina me pasa que a veces parecen conciertos de rock, lo que no es usual para mí. Me encanta que sean así. No hay público más maravilloso que el que está todo el rato coreando tu música, danzando de pie, acercándose al escenario. A uno lo llena de energía.

-Aunque también ha incursionado en otras músicas, hay dos rótulos que aparecen apenas uno busca una biografía suya: la canción romántica y el pop. ¿Le resultan cómodas esas etiquetas?

– Por cierto, yo soy una cantante que le canta al amor. Mis canciones son más bien clásicas, más bien baladas. Pero me gusta mucho también conversar con los ritmos pop. En un disco y en un show también se necesitan canciones que unan estos dos géneros a través de la música y del concepto del amor. El pop y la canción romántica son cosas distintas, que pueden dialogar muy bien y que son necesarios a la hora de hacer un álbum donde necesitas canciones que sean up tempo; a eso que llaman pop.

-Cuando se habla de los géneros y estilos que usted transita, es inevitable que aparezcan la cantidad de discos vendidos, los premios de la industria. Otras músicas, como el jazz o la clásica, suelen inclinarse a hablar de cuestiones más estéticas o artísticas. ¿Le parece justa esa diferencia?

-A lo mejor, tiene que ver con que la música romántica es un poquito más popular. Ya casi no hay radios que toquen música pero aun así hay más para esta música que para las otras. Siempre las radios se han volcado más hacia las músicas populares y menos a la música docta (que, de paso, digo que me encanta la música clásica). Pero todos hacemos música intentando hacer lo mejor posible y a la vez para convocar gente, pero probablemente este género popular, al ser más masivo, llama la atención por lo que vendemos o convocamos. No me preocupa demasiado.

-¿Cómo se lleva con el mundo virtual de los discos en las plataformas?

– Veo que mucha gente extraña eso de la música puesta en un soporte real. De hecho están volviendo los vinilos y los tocadiscos. Yo también extraño el formato del disco por supuesto; del CD aunque fuera. Y lo digo porque yo he pasado por el LP, el casette, el CD. Pero como en todo en la vida, uno tiene que ir adaptándose. La verdad es que tuve mucha ayuda de mis hijos para los algoritmos de Instagram, Tik Tok, etc. Hay que ser parte de esas plataformas que existen hoy en día. Lo que veo también es que ahora es muy difícil hacer un éxito. Antes tú ibas con tu disco a las radios, tocaban tus sencillos y, de alguna manera, se creaba el éxito porque la gente escuchaba “la” canción del álbum. Así ibas develando el álbum cada tres o cuatro meses con una pieza nueva. Hoy en día, la gente tiene el álbum completo a disposición y va a elegir la canción que más le gusta. Más allá de que tiene además una infinidad de canciones y de artistas. Uno trata de hacer buena música, con gusto, con amor y tal. Pero con tanta segmentación, con eso que las radios llaman “el perfil” de un artista, no siempre está muy claro. Hay conceptos que a mí a veces me parecen raros.

Cambios en la industria

-También ha cambiado eso que la industria llama “el modelo de negocios” en relación con las proporciones de venta de música grabada y actuaciones en directo.

– Sí, y lo veo como un cambio positivo. Porque uno tiene que estar más en contacto con la gente y hacer más shows en vivo. Antes era quizá un poco más cómodo. Los éxitos se hacían a través de las radios. Hoy tienes que ir, dar más conciertos, ofrecer la posibilidad de verte en persona. Eso te hace más cercano. Conocen lo visual, el concepto que uno genera como show. También mirando la parte positiva de esto, con las redes sociales, hoy en día la relación es más inmediata. A veces puede ser agobiante porque hay que respetar lo que significa el algoritmo y crear contenido cada día para sostener los seguidores, pero hay que adaptarse y, como decía, me gusta.

– ¿Qué es lo que en retrospectiva después de tantos años sobre los escenarios?

– Lo primero que hago es mirar a esa niñita que tenía cuatro años y que anunciaba ya que quería ser cantante. Siempre lo tuve claro, y la verdad es que me llama la atención que ocurriera siendo tan pequeña. No pensé jamás en otras profesiones más convencionales. Yo jugaba a cantar con mi cepillo de pelo o de dientes como micrófono, y el espejo de mi abuela era la cámara. Ya a mis diez años hice mi primer festival, donde lo gané y nunca me bajé de arriba de un escenario. Siento que ese sueño de niña se cumplió. Le agradezco infinitamente a Dios, al público, a la vida. El trabajo ha sido arduo todos estos años. Y no me arrepiento de las decisiones que tomé, incluso en mi juventud. Como por ejemplo, siendo todavía muy joven me invitaron a ir al festival de Viña del Mar a cantar con otros colegas canciones del momento y yo dije que no. Primero pensaron que era una soberbia y lo que yo decía era que yo respetaba mucho ese escenario y quería llegar con mi estilo y con mis canciones. Eso me significó que me echaran del canal pero seis años después me llamaron del Festival de Viña porque ya tenía canciones que eran conocidas, una que ya era un éxito como “El hombre que yo amo”. Siempre supe cuál quería que fuera mi estilo y llevar a cabo mi forma de pensar. Creo en el amor, creo en la familia. Tenía 15 años y, en las entrevistas, cuando me preguntaban lo que quería para mi vida, yo respondía que quería convertirme en una cantante que viajara pero también quería tener mi familia, casarme, tener hijos. Y lo más lindo de todo es que puedo decir que tengo mis dos hijos y mi familia, que he manejado mi carrera siempre en pro de eso. Combinar el éxito como artista y el éxito con mi familia. Eso es lo más significativo e importante de esa retrospectiva que hago.

Un diálogo con la gente

– ¿Qué puede contarnos de Tauro, su último álbum?

Vengo trabajando con Jacobo Calderón (hijo de Juan Carlos Calderón) hace ya cuatro discos. Con su padre hice un disco maravilloso y nos hicimos muy amigos. Con Jacobo me pasó lo mismo. Somos hermanos. Hemos hecho dos discos de Navidad más dos discos románticos y éste. Tiene el concepto de crear historias que se vayan desgranando. Canciones que hablan de una pareja que lleva años de relación con todo lo que eso incluye –”Lo hemos dicho todo”-, canciones de amor propio –”Sólo cuídate y adiós”-, canciones como “Invencible” que habla de esa fortaleza que hay momentos que todos necesitamos en el mundo y que hay algo que nos da Dios que te obliga a darte cuenta de que somos capaces de pararnos y vencer las dificultades. Y por eso elegimos ese título, “Invencible”, como nombre del tour. Esa es la premisa del álbum y de la gira y es el diálogo que me gusta tener con la gente.

-Habla particularmente de los textos por sobre las músicas ¿Diría que les ve un sentido utilitario a sus canciones?

-Siempre me gusta dejar un mensaje de poder ayudar. Cantándole al amor me sugerían en la compañía discográfica que siguiera la moda de hoy de tratar mal a los hombres. Pero siempre traté de tener el mood de tratar con respeto, de buscar el encuentro. Respecto de la música, todos los autores saben que me gustan los tonos menores, y yo también compongo en tonos menores, que son más melancólicos. Pero me han hecho saber, a medida que pasa el tiempo, que mi música ha servido y que para algunos he sido la banda sonora de sus vidas. Y reflexionando sobre mis propios momentos de la vida, he tomado mucha más conciencia del mensaje que tienes que dar al público. Con la canción “Hasta aquí”, por ejemplo, muchas mujeres me escribían agradeciéndome porque les sirvió para tomar una decisión de separarse y salirse de una relación tóxica y con maltrato. Esa es la responsabilidad que tenemos los cantantes a la hora de interpretar y de elegir una canción. O sea que sí me interesa el mensaje pero sin que dejen de interesarme las melodías.

– Y en función de lo que dice, ¿cómo se posiciona respecto de las reivindicaciones feministas de estos tiempos?

– Se ha luchado siempre pero ahora hay una fuerza mundial de las mujeres, una unión más globalizada. En los comienzos de mi carrera he cantado canciones que tienen un mensaje con el que quizá no coincido ahora totalmente tal como lo que veo ahora. Mismo en “El hombre que yo amo”, cambié la conjugación de una frase para cantarla actualmente porque atiendo a los cambios de época. Hay que unirse a esta fuerza pero no creo que deba ser más poderosa la mujer que el hombre ni viceversa. Si nos respetamos ambos crecemos mucho más. Creo en la pareja también y hay cosas que no tienen por qué dejarse de lado. Como la delicadeza que puede tener un hombre con la mujer como abrirte la puerta del auto, enviarte flores, que a mí me encantan y no las perdería. Hay mucha bulla ahora pero tenemos que ir llegando a una cosa más transversal, más tranquila, de verdadera igualdad.

-Canta, compone, es conductora de televisión. ¿Con qué actividad se siente más cómoda?

– Todo tiene su parte de placer y su parte de trabajo. Animar el Festival de Viña del mar durante cinco años, con distintos compañeros, fue algo fuerte; saber manejar el público, el escenario. El trabajo de artista también es permanente. Cada show es una conquista y uno tiene que ganarse el público siempre como si fuera la primera vez. Pero debo decir que cantar me gusta más que animar. Y últimamente, he descubierto que me gusta mucho ser jurado porque es un poquito más relajado, porque me gusta mirar, analizar, enseñar, dar tips para mejorar. También tiene su trabajo, claro, pero lo disfruto mucho.

Para agendar

Myriam Hernández presenta Tauro en la Argentina: Teatro Coliseo porteño (el sábado 31), el Quality Espacio de Córdoba (el domingo 1° de septiembre), Teatro Mercedes Sosa de Tucumán (el lunes 2), Teatro Provincial de Salta (el martes 4) y Teatro Broadway de Rosario (el 7 de septiembre).

 Nació hace 59 en Chile y comenzó su carrera a los ocho, con presentaciones en la TV de su país; la mujer que le canta al amor desde el pop y la balada romántica tiene más de una decena de discos y presenta Tauro, el último de ellos, en nuestro país  LA NACION

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