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Se viene el Lunfardazo, con el freestyle como el nuevo argot popular en continuo movimiento

Para flashear: de jueves a sábado, con entrada libre y gratuita, se realizará la tercera edición del Lunfardazo, festival organizado por la Academia Porteña del Lunfardo (APL). Además de mesas redondas con disertaciones de académicos como Oscar Conde, Marina Cañardo, Ema Cibotti, Claudio Martínez y Enrique Fraga sobre el habla popular, la cultura y las expresiones artísticas porteñas, habrá shows musicales en los cierres de las tres jornadas, con la participación de Celeste González, Mario Cárdenas, Víctor Simón y el Dúo Placenti-Frasca. La cita es en la sede de la APL, en Estados Unidos 1379, en el barrio de San Telmo.

Frutas: nada inocentes. Provocaron guerras, alimentaron dictaduras sangrientas y fueron la causa de nuestra expulsión del paraíso

Como hoy se celebra el Día del Lunfardo, en el Lunfardazo tendrá lugar, además, la Feria de la Lunfardía, donde se podrán adquirir a buen precio obras dedicadas al estudio y la difusión del habla popular de Buenos Aires.

La primera edición del Lunfardazo se hizo en noviembre de 2015 y la segunda, en 2017; ambas fueron visitadas por cientos de personas. “Nuestro festival tiene como motor inspirador el sueño de una Academia Porteña del Lunfardo de ‘puertas abiertas’, donde académicos de la institución, vecinos del barrio y público en general se encuentren para celebrar, difundir, debatir y repensar los estudios sobre el habla popular y la cultura de la Buenos Aires del pasado y del presente -dice a LA NACION Matías Mauricio, poeta, docente y académico titular de la APL y de la Academia Nacional del Tango-. Se suma a la vez la Feria de la Lunfardía, acercándole a la comunidad la posibilidad de hojear, disfrutar y obtener libros lunfas y tangueros de muy poca circulación en librerías, prensa gráfica, radial y redes sociales”.

Mañana a la tarde, Mauricio brindará una conferencia sobre el poeta y letrista de tango Celedonio Flores, “dueño del parnaso rante”. “El lunfardo es un tema inagotable -asegura Mauricio, que también es letrista de orquestas y conjuntos de tango-. Nuestra academia tiene un lema: ‘El pueblo agranda el idioma’; por tanto este, nuestro argot rioplatense, está en continuo movimiento. Por ejemplo, la palabra lunfarda ‘berretín’ que en sus inicios aludía, y aún alude, a capricho, deseo vehemente, hoy los jóvenes le dan otra significancia y dicen ‘tirar berretines’ como sinónimo de burla o insulto. Es más, los freestylers, al improvisar rapeando, suelen decirlo cuando escuchan que otro construye rapeando malas ‘barras’ o malas rimas”.

Según el académico, muchas de las “nuevas palabras” lunfardas utilizadas por los jóvenes suelen ser parte del léxico lunfardo antiguo. “Hoy suenan mucho las frases ‘se armó alto bondi’, ‘se picó’, también palabras sueltas como ‘piolardo’, ‘guachín’, ‘sarpado’. También en este tiempo suenan muchos anglicismos; los jóvenes acortan brother [hermano] y dicen: ‘¿Todo bien, bro?’, o ‘Vamos al pary’, de party [fiesta]; también se utilizan términos del mundo digital: stalkear [acosar], cringe [dar vergüenza ajena]. Algo interesante son los juegos paronomásticos: en los años 80 y 90, un radical era un ‘radicheta’; un peronista, un ‘peroncho’, y hoy al militante kirchnerista se le dice ‘kircho’”.

“Si bien en esta edición no estamos trabajando con un eje central, se darán varias disertaciones donde reflexionamos sobre la temática de la censura en el lunfardo”, destaca Mauricio. El sábado se podrán escuchar varias conferencias al respecto. A las 17.30, la profesora universitaria y académica Andrea Bohrn hablará sobre dos palabras afectadas por la censura del lunfardo: “milonga” y “guita”.

“Debemos señalar que el lunfardo no es una lengua, sino un repertorio de palabras, un conjunto de expresiones que aparecen cuando un hablante está en confianza o en una situación informal -explica Bohnr-. Este vocabulario reúne palabras de diferentes procedencias, muchas de ellas del italiano como consecuencia de la inmigración masiva, pero también abarca unidades creadas en el Río de la Plata, como feca por café [al vesre] o usar lenteja por lento, que es un caso de paronomasia. Surge entonces a finales del siglo XIX, con la inmigración masiva, y se expande a partir de ser usado por los hablantes, pero también a través de los medios masivos de comunicación de la época como la radio, el diario, y otras manifestaciones culturales como el sainete y, obviamente, el tango”.

Gramáticos como los españoles Ricardo Monner Sans y Américo Castro (al que Jorge Luis Borges le respondió con ironía en El idioma de los argentinos), y escritores como Leopoldo Lugones, Manuel Gálvez, Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast) y Ezequiel Martínez Estrada criticaron el uso del lunfardo.

Una historia marcada por la censura

Por un decreto de 1931, firmado por el primer presidente de facto del país, el general José Félix Uriburu, se creó la Academia Argentina de Letras (AAL). En el articulado se especificaba que la institución debía “velar por la corrección y pureza del idioma, interviniendo por sí o asesorando a todas las reparticiones nacionales, provinciales o particulares que lo soliciten”. Una de las primeras resoluciones de la AAL fue solicitar a diarios, radios, teatros y revistas “desterrar de sus textos, repertorios y audiciones, voces y frases incorrectas”. Esta resolución se considera el primer antecedente administrativo de intento de censura sobre el lunfardo.

“A principios del siglo XX, se comienza a percibir que la inmigración puede atentar contra la lengua nacional y un estado irreal de pureza de ese sistema lingüístico -destaca Bohrn-. Una forma de reelaboración de esta idea de mantener un estado ideal de la lengua fue la censura del lunfardo, que comienza en torno al 1933, según Enrique Fraga”.

“Hubo factores sociales, culturales y también políticos en las causas de la censura del lunfardo en la radiodifusión -dice el profesor universitario y académico Fraga, que cerrará El Lunfardazo con la conferencia ‘¿Por qué se canceló el ‘bulín’? Orígenes sociales y políticos de la censura del lunfardo en la radiodifusión argentina’-. Su momento más fuerte fue tras el golpe de Estado de 1943, con la llegada del gobierno del GOU, que llegó a redactar un manual de uso de la radio lleno de prohibiciones. Fue una censura moralista, pero que respondía al objetivo político más amplio de querer controlar los mensajes del medio radiofónico, algo que luego se profundizó durante el gobierno peronista. La ecuación era simple: los permisos para tener una frecuencia eran precarios y una alocución por fuera del guion podía ser motivo para su clausura. En tanto, entre los factores sociales se encontraba una tensión generada en ciertos círculos intelectuales, con el eje puesto en los cambios del idioma, a causa del cosmopolitismo migratorio y la modernidad que representaba Buenos Aires”. Fraga remarca la importancia que los censores le daban a la radio, “que llevó al living de las casas, para indignación de algunos, los sonidos, los modismos arrabaleros y las historias non sanctas que inspiraban a muchos tangos de la época”.

Durante la breve presidencia de facto del general Pedro Pablo Ramírez, se reforzó la censura en radios y teatros donde se difundieran piezas con lunfardo y español “al vesre”; esta prosiguió durante la primera presidencia del general Juan Domingo Perón. “La historia, la religión y el idioma nos sitúan en el mapa de la cultura occidental y latina, a través de su vertiente hispánica”, sostuvo en un discurso de 1947.

“La censura del lunfardo consistió en una serie de resoluciones desde la Dirección General de Correos y Telégrafos en las que se listaban palabras cuyo uso estaba prohibido y podía acarrear multas de diversos tipos -detalla Bohrn-. Entre estas palabras hay lunfardismos como guita, atenti, morfones, piberío y también palabras vinculadas a otros aspectos del español de la Argentina, como el uso pronominal y verbal del voseo [vos, salí de acá], disculpaos, hagalón, ta bien y otras formas de la lengua popular. Esto afectó las letras de tango y las obras teatrales que no podían utilizar este vocabulario, por lo que los autores vieron reducido sus ingresos a través de Sadaic o sus derechos de autores”.

Por ese entonces, se reescribieron muchas letras de tango con el propósito de superar la prohibición. “Pero su potencial expresivo quedó altamente reducido”, acota Bohrn.

Se hicieron retoques en el tango “Uno”, de Mariano Mores y Enrique Santos Discépolo. Según Humberto Barrella, autor de El tango después de Gardel. 1935-1959, “uno se ha quedao” se modificó por “uno se quedó”, y “pura como sos habrías salvado”, por “buena como eres salvarías”. “Tango y copas”, de Héctor Artola y Carlos Bahr, también sufrió modificaciones (y pasó a llamarse “Otro tango”).

Discépolo, citado por Arcángel Pascual Vardaro en La censura radial del lunfardo. 1943-1949, sostuvo: “Puedo admitir críticas a mis tangos. Lo que me resulta imposible aceptar es cierto tipo de protección y consejo. ´Ponga tal palabra en lugar de la que usted ha usado’. El lenguaje popular es vivo, es enérgico, es personal”.

Bohrn concluye con una anécdota lingüístico-política. “Se menciona que, debido a que la censura en radios y teatros afectaba los derechos de autor y se reducían los ingresos de los letristas, Sadaic pide en 1949 una reunión con Perón, a la que asisten, entre otros, Discépolo, Homero Manzi, Francisco Canaro y Alberto Vaccarezza, para pedir el levantamiento de la censura. Cuando Perón lo ve venir a Vaccarezza, le dice: ‘Ah, don Alberto, me enteré de que el otro día le afanaron en el bondi’. Con ese uso que hace Perón del lunfardo, quedaba claro que comenzaría a levantarse la censura en los medios masivos de comunicación de la época”. La historia, esa menesunda, tiende a repetirse.

Programación del Lunfardazo

Hoy a las 17.30: mesa redonda con los académicos Marcelo Weissel, “Estratos lunfardos: ¿cómo dibujar lo profundo del habla porteña?”; Marina Cañardo, “Rosita Quiroga y los poetas del lunfardo”, y Oscar Conde, “Yacaré, el primero de todos”.

A las 19, Celeste González interpreta a Rosita Quiroga con una selección de tangos grabados por una de las pioneras del tango.

Mañana a las 17.30: mesa redonda con los académicos Claudio Martínez, “Eduardo Gutiérrez, el lunfa menos pensado”; Guillermo Elías, “Gardel, el artista fonográfico”, y Matías Mauricio, “Celedonio Flores, dueño del parnaso rante”.

A las 19, Mario Cárdenas, el último mito viviente del tango, se presenta acompañado en piano por Víctor Simón.

El sábado a las 17.30, en sesión pública, la académica Andrea Bohrn disertará sobre “milonga” y “guita”, dos palabras afectadas por la prohibición del lunfardo.

A continuación, disertarán los académicos Adrián Muoyo, “Todo por una palabra: Un caso de censura en el cine de los años treinta”; Ema Cibotti, “Guerra al lunfardo”, y Enrique Fraga, “¿Por qué se ‘canceló’ el bulín? Orígenes sociales y políticos de la censura del lunfardo en la radiodifusión argentina.

A las 19, se presenta el Dúo Placenti-Frasca, en piano y bandoneón.

Para flashear: de jueves a sábado, con entrada libre y gratuita, se realizará la tercera edición del Lunfardazo, festival organizado por la Academia Porteña del Lunfardo (APL). Además de mesas redondas con disertaciones de académicos como Oscar Conde, Marina Cañardo, Ema Cibotti, Claudio Martínez y Enrique Fraga sobre el habla popular, la cultura y las expresiones artísticas porteñas, habrá shows musicales en los cierres de las tres jornadas, con la participación de Celeste González, Mario Cárdenas, Víctor Simón y el Dúo Placenti-Frasca. La cita es en la sede de la APL, en Estados Unidos 1379, en el barrio de San Telmo.

Frutas: nada inocentes. Provocaron guerras, alimentaron dictaduras sangrientas y fueron la causa de nuestra expulsión del paraíso

Como hoy se celebra el Día del Lunfardo, en el Lunfardazo tendrá lugar, además, la Feria de la Lunfardía, donde se podrán adquirir a buen precio obras dedicadas al estudio y la difusión del habla popular de Buenos Aires.

La primera edición del Lunfardazo se hizo en noviembre de 2015 y la segunda, en 2017; ambas fueron visitadas por cientos de personas. “Nuestro festival tiene como motor inspirador el sueño de una Academia Porteña del Lunfardo de ‘puertas abiertas’, donde académicos de la institución, vecinos del barrio y público en general se encuentren para celebrar, difundir, debatir y repensar los estudios sobre el habla popular y la cultura de la Buenos Aires del pasado y del presente -dice a LA NACION Matías Mauricio, poeta, docente y académico titular de la APL y de la Academia Nacional del Tango-. Se suma a la vez la Feria de la Lunfardía, acercándole a la comunidad la posibilidad de hojear, disfrutar y obtener libros lunfas y tangueros de muy poca circulación en librerías, prensa gráfica, radial y redes sociales”.

Mañana a la tarde, Mauricio brindará una conferencia sobre el poeta y letrista de tango Celedonio Flores, “dueño del parnaso rante”. “El lunfardo es un tema inagotable -asegura Mauricio, que también es letrista de orquestas y conjuntos de tango-. Nuestra academia tiene un lema: ‘El pueblo agranda el idioma’; por tanto este, nuestro argot rioplatense, está en continuo movimiento. Por ejemplo, la palabra lunfarda ‘berretín’ que en sus inicios aludía, y aún alude, a capricho, deseo vehemente, hoy los jóvenes le dan otra significancia y dicen ‘tirar berretines’ como sinónimo de burla o insulto. Es más, los freestylers, al improvisar rapeando, suelen decirlo cuando escuchan que otro construye rapeando malas ‘barras’ o malas rimas”.

Según el académico, muchas de las “nuevas palabras” lunfardas utilizadas por los jóvenes suelen ser parte del léxico lunfardo antiguo. “Hoy suenan mucho las frases ‘se armó alto bondi’, ‘se picó’, también palabras sueltas como ‘piolardo’, ‘guachín’, ‘sarpado’. También en este tiempo suenan muchos anglicismos; los jóvenes acortan brother [hermano] y dicen: ‘¿Todo bien, bro?’, o ‘Vamos al pary’, de party [fiesta]; también se utilizan términos del mundo digital: stalkear [acosar], cringe [dar vergüenza ajena]. Algo interesante son los juegos paronomásticos: en los años 80 y 90, un radical era un ‘radicheta’; un peronista, un ‘peroncho’, y hoy al militante kirchnerista se le dice ‘kircho’”.

“Si bien en esta edición no estamos trabajando con un eje central, se darán varias disertaciones donde reflexionamos sobre la temática de la censura en el lunfardo”, destaca Mauricio. El sábado se podrán escuchar varias conferencias al respecto. A las 17.30, la profesora universitaria y académica Andrea Bohrn hablará sobre dos palabras afectadas por la censura del lunfardo: “milonga” y “guita”.

“Debemos señalar que el lunfardo no es una lengua, sino un repertorio de palabras, un conjunto de expresiones que aparecen cuando un hablante está en confianza o en una situación informal -explica Bohnr-. Este vocabulario reúne palabras de diferentes procedencias, muchas de ellas del italiano como consecuencia de la inmigración masiva, pero también abarca unidades creadas en el Río de la Plata, como feca por café [al vesre] o usar lenteja por lento, que es un caso de paronomasia. Surge entonces a finales del siglo XIX, con la inmigración masiva, y se expande a partir de ser usado por los hablantes, pero también a través de los medios masivos de comunicación de la época como la radio, el diario, y otras manifestaciones culturales como el sainete y, obviamente, el tango”.

Gramáticos como los españoles Ricardo Monner Sans y Américo Castro (al que Jorge Luis Borges le respondió con ironía en El idioma de los argentinos), y escritores como Leopoldo Lugones, Manuel Gálvez, Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast) y Ezequiel Martínez Estrada criticaron el uso del lunfardo.

Una historia marcada por la censura

Por un decreto de 1931, firmado por el primer presidente de facto del país, el general José Félix Uriburu, se creó la Academia Argentina de Letras (AAL). En el articulado se especificaba que la institución debía “velar por la corrección y pureza del idioma, interviniendo por sí o asesorando a todas las reparticiones nacionales, provinciales o particulares que lo soliciten”. Una de las primeras resoluciones de la AAL fue solicitar a diarios, radios, teatros y revistas “desterrar de sus textos, repertorios y audiciones, voces y frases incorrectas”. Esta resolución se considera el primer antecedente administrativo de intento de censura sobre el lunfardo.

“A principios del siglo XX, se comienza a percibir que la inmigración puede atentar contra la lengua nacional y un estado irreal de pureza de ese sistema lingüístico -destaca Bohrn-. Una forma de reelaboración de esta idea de mantener un estado ideal de la lengua fue la censura del lunfardo, que comienza en torno al 1933, según Enrique Fraga”.

“Hubo factores sociales, culturales y también políticos en las causas de la censura del lunfardo en la radiodifusión -dice el profesor universitario y académico Fraga, que cerrará El Lunfardazo con la conferencia ‘¿Por qué se canceló el ‘bulín’? Orígenes sociales y políticos de la censura del lunfardo en la radiodifusión argentina’-. Su momento más fuerte fue tras el golpe de Estado de 1943, con la llegada del gobierno del GOU, que llegó a redactar un manual de uso de la radio lleno de prohibiciones. Fue una censura moralista, pero que respondía al objetivo político más amplio de querer controlar los mensajes del medio radiofónico, algo que luego se profundizó durante el gobierno peronista. La ecuación era simple: los permisos para tener una frecuencia eran precarios y una alocución por fuera del guion podía ser motivo para su clausura. En tanto, entre los factores sociales se encontraba una tensión generada en ciertos círculos intelectuales, con el eje puesto en los cambios del idioma, a causa del cosmopolitismo migratorio y la modernidad que representaba Buenos Aires”. Fraga remarca la importancia que los censores le daban a la radio, “que llevó al living de las casas, para indignación de algunos, los sonidos, los modismos arrabaleros y las historias non sanctas que inspiraban a muchos tangos de la época”.

Durante la breve presidencia de facto del general Pedro Pablo Ramírez, se reforzó la censura en radios y teatros donde se difundieran piezas con lunfardo y español “al vesre”; esta prosiguió durante la primera presidencia del general Juan Domingo Perón. “La historia, la religión y el idioma nos sitúan en el mapa de la cultura occidental y latina, a través de su vertiente hispánica”, sostuvo en un discurso de 1947.

“La censura del lunfardo consistió en una serie de resoluciones desde la Dirección General de Correos y Telégrafos en las que se listaban palabras cuyo uso estaba prohibido y podía acarrear multas de diversos tipos -detalla Bohrn-. Entre estas palabras hay lunfardismos como guita, atenti, morfones, piberío y también palabras vinculadas a otros aspectos del español de la Argentina, como el uso pronominal y verbal del voseo [vos, salí de acá], disculpaos, hagalón, ta bien y otras formas de la lengua popular. Esto afectó las letras de tango y las obras teatrales que no podían utilizar este vocabulario, por lo que los autores vieron reducido sus ingresos a través de Sadaic o sus derechos de autores”.

Por ese entonces, se reescribieron muchas letras de tango con el propósito de superar la prohibición. “Pero su potencial expresivo quedó altamente reducido”, acota Bohrn.

Se hicieron retoques en el tango “Uno”, de Mariano Mores y Enrique Santos Discépolo. Según Humberto Barrella, autor de El tango después de Gardel. 1935-1959, “uno se ha quedao” se modificó por “uno se quedó”, y “pura como sos habrías salvado”, por “buena como eres salvarías”. “Tango y copas”, de Héctor Artola y Carlos Bahr, también sufrió modificaciones (y pasó a llamarse “Otro tango”).

Discépolo, citado por Arcángel Pascual Vardaro en La censura radial del lunfardo. 1943-1949, sostuvo: “Puedo admitir críticas a mis tangos. Lo que me resulta imposible aceptar es cierto tipo de protección y consejo. ´Ponga tal palabra en lugar de la que usted ha usado’. El lenguaje popular es vivo, es enérgico, es personal”.

Bohrn concluye con una anécdota lingüístico-política. “Se menciona que, debido a que la censura en radios y teatros afectaba los derechos de autor y se reducían los ingresos de los letristas, Sadaic pide en 1949 una reunión con Perón, a la que asisten, entre otros, Discépolo, Homero Manzi, Francisco Canaro y Alberto Vaccarezza, para pedir el levantamiento de la censura. Cuando Perón lo ve venir a Vaccarezza, le dice: ‘Ah, don Alberto, me enteré de que el otro día le afanaron en el bondi’. Con ese uso que hace Perón del lunfardo, quedaba claro que comenzaría a levantarse la censura en los medios masivos de comunicación de la época”. La historia, esa menesunda, tiende a repetirse.

Programación del Lunfardazo

Hoy a las 17.30: mesa redonda con los académicos Marcelo Weissel, “Estratos lunfardos: ¿cómo dibujar lo profundo del habla porteña?”; Marina Cañardo, “Rosita Quiroga y los poetas del lunfardo”, y Oscar Conde, “Yacaré, el primero de todos”.

A las 19, Celeste González interpreta a Rosita Quiroga con una selección de tangos grabados por una de las pioneras del tango.

Mañana a las 17.30: mesa redonda con los académicos Claudio Martínez, “Eduardo Gutiérrez, el lunfa menos pensado”; Guillermo Elías, “Gardel, el artista fonográfico”, y Matías Mauricio, “Celedonio Flores, dueño del parnaso rante”.

A las 19, Mario Cárdenas, el último mito viviente del tango, se presenta acompañado en piano por Víctor Simón.

El sábado a las 17.30, en sesión pública, la académica Andrea Bohrn disertará sobre “milonga” y “guita”, dos palabras afectadas por la prohibición del lunfardo.

A continuación, disertarán los académicos Adrián Muoyo, “Todo por una palabra: Un caso de censura en el cine de los años treinta”; Ema Cibotti, “Guerra al lunfardo”, y Enrique Fraga, “¿Por qué se ‘canceló’ el bulín? Orígenes sociales y políticos de la censura del lunfardo en la radiodifusión argentina.

A las 19, se presenta el Dúo Placenti-Frasca, en piano y bandoneón.

 El festival organizado por la Academia Porteña del Lunfardo empieza hoy, cuando se celebra el día de la “lengua” popular rioplatense, y continúa hasta el sábado con charlas, shows musicales y la feria de libros Lunfardía  LA NACION

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