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“Me tratan como una delincuente y soy la víctima”, dijo la denunciante de los rugbiers franceses

MENDOZA.- Los dos rugbiers franceses acusados de abusar sexualmente de una mujer en esta provincia ya están en su país, en libertad, pero aún bajo proceso penal, tras haber pasado dos meses detenidos en la Argentina. Tras la decisión judicial, la denunciante, de 39 años, habló con LA NACION y se mostró disconforme con el avance de la causa, que se encamina al cierre y sobreseimiento definitivo de los deportistas galos Hugo Auradou y Oscar Jegou, decisión que podría ser dictada esta misma semana.

A la espera de que se resuelvan los contrapuntos entre las partes en torno a los informes psicológicos de la mujer, que podrían estiran los plazos de aquella resolución, la mujer asegura que ha sido abandonada por la Justicia provincial; sostiene que fue presionada y que se sintió tratada como una delincuente.

Busca dar a conocer su verdad y sostiene que sigue siendo la damnificada en esta compleja historia. Aunque su denuncia comenzó a flaquear cuando se conocieron los mensajes de audio que envió a una amiga horas después de haber estado en un hotel con los deportistas galos, en los que afirmaba que había disfrutado de la madrugada que había pasado con ellos el domingo 7 de julio pasado, ella sostiene que en otras grabaciones –que puso a disposición de LA NACION– del día siguiente al episodio bajo análisis judicial, le contó a otra allegada que había sido abusada sexualmente por ambos deportistas.

“Los golpes y los moretones aún están. Me están juzgando y presionando, incluso desde la Justicia. Hay una diferencia atroz en los peritajes que realizan, sometiéndome a largas horas, mientras que a ellos, nada. Me están tratando a mí de delincuente, y yo soy la víctima”, dijo a LA NACION la denunciante, que pide que se preserve su identidad. Mientras, transita una serie de crisis emocionales que la mantienen en permanente contacto con el sistema sanitario local a través de consultas e internaciones.

Asegura que no quiere dejar de contar su versión de lo sucedido, pero que también la desestabilizan las apariciones que tuvo en los medios de comunicación, sobre todo luego de una nota con la televisión francesa en la que afirmó que los jugadores la maltrataron y la trataron “como un pedazo de carne”.

La emisión del programa Envoyé Spécial (Enviado Especial), de la cadena pública France 2, que tuvo un adelanto en las redes, se difundirá íntegramente el jueves 12 de septiembre; en el reportaje televisivo se publican sus declaraciones en un montaje con la imagen de una mujer que no es ella.

“No soy yo la mujer rubia del documental, pero sí es mi voz, con audios, y mi verdad la que allí cuento, de todo lo que pasé. Estoy con ataques de pánico; me despierto a los gritos”, indicó a LA NACION mientras aguarda el desarrollo del proceso, haciendo hincapié en la medicación que toma para mantenerse “bien” por sus hijos.

Asimismo, señaló que se siente presionada por la Justicia y que a través de sus abogados le solicitan no hacer más declaraciones, para no entorpecer la causa, teniendo en cuenta, además, que no se presentó al peritaje psicológico oficial en más de una oportunidad. “No fueron objetivos; me someten a tres días de pericias psicológicas de seis horas y a los jugadores, nada. Hay una diferencia atroz en la declaración de uno y de otros, cuando me tratan a mí de delincuente y soy la víctima”, insistió en diálogo con LA NACION.

Las secuelas

“Sigo con los tratamientos médicos por los edemas óseos y el líquido que tengo en los miembros inferiores, las rodillas y las piernas. El lunes comienzo con sesiones de fisioterapia por la golpiza que me dieron. Me trataron salvajemente, como un trozo de carne”, expresó sobre lo que vive por estas horas, sabiendo que a mediados de semana podría definirse la causa, dejando libres de culpa y cargo a los rugbiers.

“Los golpes están y se pueden constatar. La denuncia la hice a las 8 horas de que estos tipos me violaron. A mí me están juzgando cuando los tendrían que juzgar a ellos”, agregó la mujer.

Cuestionó, además, el trabajo de la Fiscalía durante la investigación. “Acá se tiene que entender que yo soy la víctima, y que el ‘no es no’. Si la sociedad me acompaña, las madres, niñas, adolescentes y mujeres juntas podemos hacer justicia y no silenciarlo, sabiendo que el poder no nos acompaña”, concluyó.

Desde los tribunales provinciales indicaron a LA NACION que no han tenido injerencia en su vinculación con los medios. “Siempre se la preservó, sobre todo porque es un delito de instancia privada. De hecho, es ella quien está hablando con la prensa y autorizando entrevistas”, indicaron fuentes judiciales.

Los rugbiers fueron detenidos el lunes 8 de julio en la ciudad de Buenos Aires, horas después de haber sido denunciados. El hecho expuesto ante la Justicia de Mendoza habría ocurrido la madrugada del domingo 7 en una habitación del hotel Diplomatic, establecimiento de cinco estrellas ubicado en el centro de la capital provincial, donde se alojaba la selección gala.

La mujer y los deportistas se conocieron en Wabi, un popular boliche de Carrodilla, Luján de Cuyo, después del partido entre Francia y Los Pumas, disputado el sábado 6.

En horas de la tarde de aquel domingo, la mujer radicó la denuncia en la Fiscalía. Contó que había llegado con amigas a la discoteca, donde había conocido a Auradou, con quien luego se dirigió al hotel a bordo de un auto contratado a través de la aplicación Cabify.

Aseguró que fue sometida sexualmente por el rugbier francés y luego por Jegou, quien compartí el cuarto con Auradou. Además, denunció haber recibido una paliza.

Sin embargo, los peritajes forenses posteriores descartaron la existencia de lesiones de gravedad en diferentes partes del cuerpo que había manifestado la víctima. Se determinó que los moretones que tenía se debían a que padece el síndrome de Von Willebrand, condición que afecta la coagulación de la sangre, circunstancia que la denunciante no informó al comienzo de la investigación.

A la espera del desenlace final, los jóvenes, ya en Francia, aún se encuentran imputados por abuso sexual con acceso carnal agravado por la participación de dos personas, delito para el cual se prevén penas que van de 8 a 20 años de prisión. Todo indica que en los próximos días quedarán desligados de la causa.

MENDOZA.- Los dos rugbiers franceses acusados de abusar sexualmente de una mujer en esta provincia ya están en su país, en libertad, pero aún bajo proceso penal, tras haber pasado dos meses detenidos en la Argentina. Tras la decisión judicial, la denunciante, de 39 años, habló con LA NACION y se mostró disconforme con el avance de la causa, que se encamina al cierre y sobreseimiento definitivo de los deportistas galos Hugo Auradou y Oscar Jegou, decisión que podría ser dictada esta misma semana.

A la espera de que se resuelvan los contrapuntos entre las partes en torno a los informes psicológicos de la mujer, que podrían estiran los plazos de aquella resolución, la mujer asegura que ha sido abandonada por la Justicia provincial; sostiene que fue presionada y que se sintió tratada como una delincuente.

Busca dar a conocer su verdad y sostiene que sigue siendo la damnificada en esta compleja historia. Aunque su denuncia comenzó a flaquear cuando se conocieron los mensajes de audio que envió a una amiga horas después de haber estado en un hotel con los deportistas galos, en los que afirmaba que había disfrutado de la madrugada que había pasado con ellos el domingo 7 de julio pasado, ella sostiene que en otras grabaciones –que puso a disposición de LA NACION– del día siguiente al episodio bajo análisis judicial, le contó a otra allegada que había sido abusada sexualmente por ambos deportistas.

“Los golpes y los moretones aún están. Me están juzgando y presionando, incluso desde la Justicia. Hay una diferencia atroz en los peritajes que realizan, sometiéndome a largas horas, mientras que a ellos, nada. Me están tratando a mí de delincuente, y yo soy la víctima”, dijo a LA NACION la denunciante, que pide que se preserve su identidad. Mientras, transita una serie de crisis emocionales que la mantienen en permanente contacto con el sistema sanitario local a través de consultas e internaciones.

Asegura que no quiere dejar de contar su versión de lo sucedido, pero que también la desestabilizan las apariciones que tuvo en los medios de comunicación, sobre todo luego de una nota con la televisión francesa en la que afirmó que los jugadores la maltrataron y la trataron “como un pedazo de carne”.

La emisión del programa Envoyé Spécial (Enviado Especial), de la cadena pública France 2, que tuvo un adelanto en las redes, se difundirá íntegramente el jueves 12 de septiembre; en el reportaje televisivo se publican sus declaraciones en un montaje con la imagen de una mujer que no es ella.

“No soy yo la mujer rubia del documental, pero sí es mi voz, con audios, y mi verdad la que allí cuento, de todo lo que pasé. Estoy con ataques de pánico; me despierto a los gritos”, indicó a LA NACION mientras aguarda el desarrollo del proceso, haciendo hincapié en la medicación que toma para mantenerse “bien” por sus hijos.

Asimismo, señaló que se siente presionada por la Justicia y que a través de sus abogados le solicitan no hacer más declaraciones, para no entorpecer la causa, teniendo en cuenta, además, que no se presentó al peritaje psicológico oficial en más de una oportunidad. “No fueron objetivos; me someten a tres días de pericias psicológicas de seis horas y a los jugadores, nada. Hay una diferencia atroz en la declaración de uno y de otros, cuando me tratan a mí de delincuente y soy la víctima”, insistió en diálogo con LA NACION.

Las secuelas

“Sigo con los tratamientos médicos por los edemas óseos y el líquido que tengo en los miembros inferiores, las rodillas y las piernas. El lunes comienzo con sesiones de fisioterapia por la golpiza que me dieron. Me trataron salvajemente, como un trozo de carne”, expresó sobre lo que vive por estas horas, sabiendo que a mediados de semana podría definirse la causa, dejando libres de culpa y cargo a los rugbiers.

“Los golpes están y se pueden constatar. La denuncia la hice a las 8 horas de que estos tipos me violaron. A mí me están juzgando cuando los tendrían que juzgar a ellos”, agregó la mujer.

Cuestionó, además, el trabajo de la Fiscalía durante la investigación. “Acá se tiene que entender que yo soy la víctima, y que el ‘no es no’. Si la sociedad me acompaña, las madres, niñas, adolescentes y mujeres juntas podemos hacer justicia y no silenciarlo, sabiendo que el poder no nos acompaña”, concluyó.

Desde los tribunales provinciales indicaron a LA NACION que no han tenido injerencia en su vinculación con los medios. “Siempre se la preservó, sobre todo porque es un delito de instancia privada. De hecho, es ella quien está hablando con la prensa y autorizando entrevistas”, indicaron fuentes judiciales.

Los rugbiers fueron detenidos el lunes 8 de julio en la ciudad de Buenos Aires, horas después de haber sido denunciados. El hecho expuesto ante la Justicia de Mendoza habría ocurrido la madrugada del domingo 7 en una habitación del hotel Diplomatic, establecimiento de cinco estrellas ubicado en el centro de la capital provincial, donde se alojaba la selección gala.

La mujer y los deportistas se conocieron en Wabi, un popular boliche de Carrodilla, Luján de Cuyo, después del partido entre Francia y Los Pumas, disputado el sábado 6.

En horas de la tarde de aquel domingo, la mujer radicó la denuncia en la Fiscalía. Contó que había llegado con amigas a la discoteca, donde había conocido a Auradou, con quien luego se dirigió al hotel a bordo de un auto contratado a través de la aplicación Cabify.

Aseguró que fue sometida sexualmente por el rugbier francés y luego por Jegou, quien compartí el cuarto con Auradou. Además, denunció haber recibido una paliza.

Sin embargo, los peritajes forenses posteriores descartaron la existencia de lesiones de gravedad en diferentes partes del cuerpo que había manifestado la víctima. Se determinó que los moretones que tenía se debían a que padece el síndrome de Von Willebrand, condición que afecta la coagulación de la sangre, circunstancia que la denunciante no informó al comienzo de la investigación.

A la espera del desenlace final, los jóvenes, ya en Francia, aún se encuentran imputados por abuso sexual con acceso carnal agravado por la participación de dos personas, delito para el cual se prevén penas que van de 8 a 20 años de prisión. Todo indica que en los próximos días quedarán desligados de la causa.

 La mujer de 39 años habló con LA NACION y recordó lo vivido durante la noche que compartió con los deportistas: “me trataron salvajemente, como un trozo de carne”  LA NACION

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