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Shogun: el rechazo inicial a Richard Chamberlain, el miedo a Toshiro Mifune, y la película descartada de John Huston

En la próxima edición de los premios Emmy, que se entregan este domingo 15, Shogun se perfila como una de las aspirantes a quedarse con los galardones más importantes. Lejos de ser una novedad, esta serie es una nueva versión del libro homónimo escrito por James Clavell, que ya tuvo una muy exitosa adaptación en 1980.

Tras los pasos de Japón

Tomando como punto de partida a la figura de Will Adams, un capitán de barco que a fines del siglo XVI conoció Japón, el escritor James Clavell creó a John Blackthorne, un valiente marino que se convirtió en el protagonista de Shogun. Esa novela, publicada en 1975, fue un best seller inmediato, que hizo de Clavell un escritor enormemente famoso, y como alguna vez él aseguró, “una marca en sí mismo, como los porotos de Heinz”. El protagonista es el mencionado Blackthorne, un navegante que de modo fortuito llega a Japón, para asumir un rol preponderante en medio de una guerra entre distintos feudos. Aunque inicialmente el extranjero es tratado con hostilidad, sus conocimientos en el arte de la guerra y en las tecnologías occidentales lo llevan a aliarse con sus propios captores, y establecer una estratégica alianza con el señor de ese lugar. De esa forma se produce un choque cultural, y un valioso intercambio entre dos hombres de mundos muy distintos, quienes terminan por emparentarse a través de un código ético que los hermana.

Frente al éxito desmesurado de la novela, el estudio Paramount adquirió los derechos y el propio Clavell se puso al frente de la adaptación, en el rol de productor ejecutivo. Si bien la posibilidad de una película se barajó (John Huston iba a dirigirla con Peter O´Toole y Toshiro Mifune como protagonistas), la posibilidad de hacer una miniserie le resultó más tentadora al escritor, porque eso significaba brindarle una mayor fidelidad a la adaptación. Ahí es cuando entra en escena el canal ABC, que luego del éxito que le supuso la emisión de Raíces y de Jesús de Nazaret, estaba en búsqueda de otra miniserie a gran escala. De esa manera, se forja una alianza cuyo objetivo era producir la ficción más ambiciosa jamás vista en la pantalla chica.

Todos, menos Richard Chamberlain

La primera buena noticia que recibió la producción de Shogun era que iba a tener un presupuesto más cercano al cine que a lo que en ese momento era habitual para una hora de televisión. Eso era una tranquilidad para Clavell, que quería filmar toda la serie en Japón, y mostrar en pantalla las guerras y enfrentamientos que tanto caracterizaban a su novela (motivo por el cual el dinero invertido pronto se duplicó, y de los diez millones de dólares estipulados la cifra rápidamente saltó al doble de ese valor). El escritor sabía que la tarea más importante era encontrar al actor perfecto para componer a Blackthorne, y que esa estrella no solo debía ser un imán para los televidentes, sino también contar con el talento que exigía ese rol. La primera opción entonces fue Sean Connery, pero sumergido en varios proyectos cinematográficos, el escocés rechazó el papel. Otro James Bond, esta vez Roger Moore, también fue convocado pero sin suerte. Y así surgió el nombre de Richard Chamberlain.

El actor de El conde de Montecristo, en 1978 había trabajado en la miniserie Centenario, y era una de esas figuras de cine que no miraban con prejuicio a la pantalla chica. Pero a Clavell no le gustaba esa opción, y por eso intentó buscar otros nombres que le dieran vida a Blackthorne. A medida que la producción avanzaba, y ante la falta de otras alternativas, finalmente Clavell debió aceptar su derrota, y Richard Chamberlain se convirtió en el protagonista. El otro personaje central de la historia era el señor de Kanto, Yoshi Toranaga. El consenso fue inmediato, y el mítico Toshiro Mifune fue contratado para ese rol (este fue el único actor que se mantuvo siempre cerca del proyecto, ya que en la versión cinematográfica también iba a componer el mismo papel). La frutilla del postre fue confirmar a Orson Welles como el narrador.

La filmación de Shogun transcurrió a lo largo de seis meses que estuvieron atravesados por dos problemas. Por un lado, en la región japonesa de Anjiro, en donde se realizó la mayor parte del rodaje, las lluvias eran una constante, y eso complejizaba un esquema de producción de por sí muy exigido (de hecho, un día después de terminar de grabar, un tifón arrasó con la mayoría de los decorados). Por otra parte, el rodaje se extendió más de la cuenta debido a la complicada agenda de Mifune, que intercaló este proyecto con otras películas, y por ese motivo se ausentaba regularmente. Frente a los reiterados faltazos, el equipo debía esperar varios días hasta poder retomar la filmación, y aunque eran muchos los que estaban molestos por este comportamiento, nadie se atrevió jamás a reclamarle a intérprete de Los siete samuráis, quien había adoptado un comportamiento igual de hosco que el de su personaje, intimidando así a todos los productores.

Un suceso que superó las expectativas

Entre el 15 y el 19 de septiembre de 1980, Shogun emitió en los Estados Unidos los cinco capítulos de dos horas cada uno que componían la miniserie. Con treinta millones de televidentes solo en su país, la ficción se consolidó como uno de los mayores hitos televisivos de una década que apenas comenzaba. Los temas que tocaba la historia, vinculados al honor y al intercambio cultural, calaron muy profundo en el público de la época, que de golpe se enamoró de las costumbres japonesas (potenciando el turismo de ese país). Y si bien las inexactitudes históricas y la representación del pueblo japonés mediante estereotipos fueron motivo de polémicas, el carisma tanto de Chamberlain como de Mifune alcanzaron para entusiasmar a los televidentes de todo el mundo. En la ceremonia de los Emmy, Shogun obtuvo el premio a la mejor miniserie, y Chamberlain ganó un Globo de oro por su actuación.

El nuevo Shogun

En agosto de 2018, la señal FX informó que tenía en carpeta una nueva versión de Shogun. No se trataba de una remake de la serie clásica, sino de una adaptación que iba a tomar la novela original de Clavell como base. El actor Hiroyuki Sanada, que aquí iba a interpretar a Yoshi Toranaga, se involucró activamente con el proyecto y ofició también como productor, una responsabilidad sobre la que opinó: “Por primera vez en tantos años de carrera, tuve un equipo a mi cargo. Ahora llevo sobre mis hombros el peso de ser productor, pero eso no quita lo feliz que me siento”.

A lo largo de diez episodios, la nueva Shogun vuelve a sumergir al espectador en la historia de John Blackthorne (ahora interpretado por Cosmo Jarvis), en el marco de una producción que cuenta con una ambiciosa reconstrucción de época. Junto al gran actor japonés Tadanobu Asano, el mencionado Sanada compone una de las grandes actuaciones de su carrera, y entrega una superlativa relectura del clásico literario.

Estrenada en febrero de este año, y disponible en Disney+, Shogun siguió el camino de su predecesora y también se consolidó como un éxito inmediato, hasta el punto de que recientemente se anunció una segunda temporada. El prestigio y la fama de la serie, le valió catorce victorias en los rubros técnicos de los Premios Emmy, y el próximo domingo, cuando se emita la nueva edición de esos galardones, este título buscará obtener cinco distinciones más, entre ellas la de mejor drama. Con esa cantidad de nominaciones, Shogun se convirtió en la serie más destacada en la historia de esos premios. Con premios o sin ellos, y ya sea a través de la versión de 2024 o de 1980, es indudable que la saga de Blackthorne es un gran relato literario, que contó con dos grandes adaptaciones a la pantalla chica.

En la próxima edición de los premios Emmy, que se entregan este domingo 15, Shogun se perfila como una de las aspirantes a quedarse con los galardones más importantes. Lejos de ser una novedad, esta serie es una nueva versión del libro homónimo escrito por James Clavell, que ya tuvo una muy exitosa adaptación en 1980.

Tras los pasos de Japón

Tomando como punto de partida a la figura de Will Adams, un capitán de barco que a fines del siglo XVI conoció Japón, el escritor James Clavell creó a John Blackthorne, un valiente marino que se convirtió en el protagonista de Shogun. Esa novela, publicada en 1975, fue un best seller inmediato, que hizo de Clavell un escritor enormemente famoso, y como alguna vez él aseguró, “una marca en sí mismo, como los porotos de Heinz”. El protagonista es el mencionado Blackthorne, un navegante que de modo fortuito llega a Japón, para asumir un rol preponderante en medio de una guerra entre distintos feudos. Aunque inicialmente el extranjero es tratado con hostilidad, sus conocimientos en el arte de la guerra y en las tecnologías occidentales lo llevan a aliarse con sus propios captores, y establecer una estratégica alianza con el señor de ese lugar. De esa forma se produce un choque cultural, y un valioso intercambio entre dos hombres de mundos muy distintos, quienes terminan por emparentarse a través de un código ético que los hermana.

Frente al éxito desmesurado de la novela, el estudio Paramount adquirió los derechos y el propio Clavell se puso al frente de la adaptación, en el rol de productor ejecutivo. Si bien la posibilidad de una película se barajó (John Huston iba a dirigirla con Peter O´Toole y Toshiro Mifune como protagonistas), la posibilidad de hacer una miniserie le resultó más tentadora al escritor, porque eso significaba brindarle una mayor fidelidad a la adaptación. Ahí es cuando entra en escena el canal ABC, que luego del éxito que le supuso la emisión de Raíces y de Jesús de Nazaret, estaba en búsqueda de otra miniserie a gran escala. De esa manera, se forja una alianza cuyo objetivo era producir la ficción más ambiciosa jamás vista en la pantalla chica.

Todos, menos Richard Chamberlain

La primera buena noticia que recibió la producción de Shogun era que iba a tener un presupuesto más cercano al cine que a lo que en ese momento era habitual para una hora de televisión. Eso era una tranquilidad para Clavell, que quería filmar toda la serie en Japón, y mostrar en pantalla las guerras y enfrentamientos que tanto caracterizaban a su novela (motivo por el cual el dinero invertido pronto se duplicó, y de los diez millones de dólares estipulados la cifra rápidamente saltó al doble de ese valor). El escritor sabía que la tarea más importante era encontrar al actor perfecto para componer a Blackthorne, y que esa estrella no solo debía ser un imán para los televidentes, sino también contar con el talento que exigía ese rol. La primera opción entonces fue Sean Connery, pero sumergido en varios proyectos cinematográficos, el escocés rechazó el papel. Otro James Bond, esta vez Roger Moore, también fue convocado pero sin suerte. Y así surgió el nombre de Richard Chamberlain.

El actor de El conde de Montecristo, en 1978 había trabajado en la miniserie Centenario, y era una de esas figuras de cine que no miraban con prejuicio a la pantalla chica. Pero a Clavell no le gustaba esa opción, y por eso intentó buscar otros nombres que le dieran vida a Blackthorne. A medida que la producción avanzaba, y ante la falta de otras alternativas, finalmente Clavell debió aceptar su derrota, y Richard Chamberlain se convirtió en el protagonista. El otro personaje central de la historia era el señor de Kanto, Yoshi Toranaga. El consenso fue inmediato, y el mítico Toshiro Mifune fue contratado para ese rol (este fue el único actor que se mantuvo siempre cerca del proyecto, ya que en la versión cinematográfica también iba a componer el mismo papel). La frutilla del postre fue confirmar a Orson Welles como el narrador.

La filmación de Shogun transcurrió a lo largo de seis meses que estuvieron atravesados por dos problemas. Por un lado, en la región japonesa de Anjiro, en donde se realizó la mayor parte del rodaje, las lluvias eran una constante, y eso complejizaba un esquema de producción de por sí muy exigido (de hecho, un día después de terminar de grabar, un tifón arrasó con la mayoría de los decorados). Por otra parte, el rodaje se extendió más de la cuenta debido a la complicada agenda de Mifune, que intercaló este proyecto con otras películas, y por ese motivo se ausentaba regularmente. Frente a los reiterados faltazos, el equipo debía esperar varios días hasta poder retomar la filmación, y aunque eran muchos los que estaban molestos por este comportamiento, nadie se atrevió jamás a reclamarle a intérprete de Los siete samuráis, quien había adoptado un comportamiento igual de hosco que el de su personaje, intimidando así a todos los productores.

Un suceso que superó las expectativas

Entre el 15 y el 19 de septiembre de 1980, Shogun emitió en los Estados Unidos los cinco capítulos de dos horas cada uno que componían la miniserie. Con treinta millones de televidentes solo en su país, la ficción se consolidó como uno de los mayores hitos televisivos de una década que apenas comenzaba. Los temas que tocaba la historia, vinculados al honor y al intercambio cultural, calaron muy profundo en el público de la época, que de golpe se enamoró de las costumbres japonesas (potenciando el turismo de ese país). Y si bien las inexactitudes históricas y la representación del pueblo japonés mediante estereotipos fueron motivo de polémicas, el carisma tanto de Chamberlain como de Mifune alcanzaron para entusiasmar a los televidentes de todo el mundo. En la ceremonia de los Emmy, Shogun obtuvo el premio a la mejor miniserie, y Chamberlain ganó un Globo de oro por su actuación.

El nuevo Shogun

En agosto de 2018, la señal FX informó que tenía en carpeta una nueva versión de Shogun. No se trataba de una remake de la serie clásica, sino de una adaptación que iba a tomar la novela original de Clavell como base. El actor Hiroyuki Sanada, que aquí iba a interpretar a Yoshi Toranaga, se involucró activamente con el proyecto y ofició también como productor, una responsabilidad sobre la que opinó: “Por primera vez en tantos años de carrera, tuve un equipo a mi cargo. Ahora llevo sobre mis hombros el peso de ser productor, pero eso no quita lo feliz que me siento”.

A lo largo de diez episodios, la nueva Shogun vuelve a sumergir al espectador en la historia de John Blackthorne (ahora interpretado por Cosmo Jarvis), en el marco de una producción que cuenta con una ambiciosa reconstrucción de época. Junto al gran actor japonés Tadanobu Asano, el mencionado Sanada compone una de las grandes actuaciones de su carrera, y entrega una superlativa relectura del clásico literario.

Estrenada en febrero de este año, y disponible en Disney+, Shogun siguió el camino de su predecesora y también se consolidó como un éxito inmediato, hasta el punto de que recientemente se anunció una segunda temporada. El prestigio y la fama de la serie, le valió catorce victorias en los rubros técnicos de los Premios Emmy, y el próximo domingo, cuando se emita la nueva edición de esos galardones, este título buscará obtener cinco distinciones más, entre ellas la de mejor drama. Con esa cantidad de nominaciones, Shogun se convirtió en la serie más destacada en la historia de esos premios. Con premios o sin ellos, y ya sea a través de la versión de 2024 o de 1980, es indudable que la saga de Blackthorne es un gran relato literario, que contó con dos grandes adaptaciones a la pantalla chica.

 La miniserie protagonizada por Toshiro Mifune y Richard Chamberlain fue uno de los mayores éxitos de 1980  LA NACION

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