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Es venezolana, se casó con un chino y son furor en las redes al mostrar cómo es su vida en Georgia: “Llama la atención”

Con más de ocho millones de seguidores en redes sociales y una comunidad que crece día a día, Erik y Andrea Hung, conocidos como “La Familia Chino y Latina”, se ganaron el corazón de muchos latinoamericanos que viven en Estados Unidos. A través de contenido que mezcla humor, cultura y familia, esta pareja logró conectar con su audiencia, mostrándose tal cual es: auténtica, divertida y profundamente unida.

Aquello que comenzó como un simple pasatiempo en redes sociales durante la pandemia, rápidamente se transformó en un punto de inflexión que cambiaría sus vidas para siempre. Juntos, crearon un espacio donde su vida cotidiana es el principal atractivo. Comparten recetas culinarias, la crianza de sus hijos, visitan restaurantes; todo bajo la misma óptica: la contradicción constante de ser una pareja conformada por dos culturas casi antagónicas.

Sin embargo, ser virales no es fácil. A pesar de la sonrisa que siempre muestran en sus videos, detrás de cámaras enfrentaron críticas, prejuicios y los inevitables desafíos de ser figuras públicas. “Es un sacrificio lo que hacemos”, comenta Andrea Hung en diálogo con LA NACIÓN. Es que la vida bajo el ojo constante de las redes sociales conlleva un precio que muchos desconocen. Aún así, la familia sigue adelante, fiel a su estilo. Confía en su comunidad y en el amor que los mantiene juntos.

Un recorrido por su historia

Todo comenzó en 2012. Andrea y Erik Hung vivían en mundos completamente distintos. Ella, nacida y criada en Venezuela, finalizaba sus estudios de psicología mientras trabajaba en una tienda de productos chinos. Por otro lado, Erik ya vivía en California, donde cursaba sus estudios de biología química. Sin embargo, el destino hizo que sus vidas se cruzaran.

“Lo conocí cuando él estuvo por Venezuela de vacaciones”, recuerda Hung. Fue una conexión inmediata, aunque ambos sabían que la distancia iba a ser un reto. Durante un par de meses, mantuvieron contacto constante a través de mensajes y videollamadas, pero la relación a distancia se tornó complicada. “Él había tenido malas experiencias con relaciones de ese estilo. Yo estaba ocupada con mis estudios y trabajo, así que decidimos dejarlo así”, relata.

La familia Hung sube divertidos videos de su día a día a las redes sociales

Pasaron dos años sin hablarse, hasta que en 2014, Erik Hung regresó a Venezuela y decidió buscar a Andrea nuevamente. “Nos reencontramos y fue como si el tiempo no hubiera pasado. En una semana, nos conocimos más de lo que lo habíamos hecho antes”, comenta Hung, quien también había terminado su carrera universitaria para ese momento. “Ya no éramos los mismos de 2012. Ahora estábamos listos para un compromiso real”, dice Hung con una sonrisa.

La relación se formalizó cuando Erik invitó a Andrea a visitarlo en California en 2015. Durante aquel viaje, Erik le propuso matrimonio. “Fue un momento mágico. Sabíamos que queríamos estar juntos, y como la situación en Venezuela era complicada, decidimos que el mejor camino era casarnos y empezar una vida en Estados Unidos”, narra la creadora de contenido.

El 8 de enero de 2016, la pareja se casó y comenzó su vida en California. Sin embargo, luego decidió mudarse a Georgia en busca de un lugar más cercano a la comunidad latina y venezolana, así como a amigos y familiares en Miami.

Dos culturas antagónicas

Andrea y Erik Hung tuvieron que enfrentar diversos choques culturales a lo largo de su relación. Uno de los más grandes para Andrea fue la falta de aceptación inicial por parte del abuelo paterno de Erik. “Recuerdo que él quería que Erik se casara con una china”, menciona la influencer venezolana.

Otro se dio en torno a las celebraciones. Para Andrea, las fiestas como la Navidad y los cumpleaños son momentos de gran importancia, mientras que para Erik, estos eventos no tienen el mismo peso. “Le gusta la Navidad, pero realmente, si no la celebra, no le hace falta”, confiesa Hung, y agrega: “Para nosotros, los venezolanos, esos momentos son muy importantes y se toman en serio”.

El tercer choque cultural, y quizás el más impactante para Andrea, fue la comida. “El arroz fue lo más fuerte”, admite entre risas. Acostumbrada a platos más condimentados, la idea de comer arroz sin aliñar, e incluso sin sal, fue un cambio importante en su día a día. También tuvo que adaptarse a una dieta que incluía muchos vegetales y sabores completamente nuevos.

La idea de empezar en redes sociales

El inicio de la pareja en el mundo de las redes sociales fue inesperado. Fue allá por 2020, durante el nacimiento de su hija Siena, cuando Andrea Hung empezó a interesarse por la fotografía. “Quería capturar cada momento especial de su vida, y así fue como me adentré en el mundo de Instagram”, recuerda. Al principio, se trataba solo de compartir fotos familiares, pero pronto empezaron a notar el potencial que tenía la plataforma.

Con el auge de TikTok y los reels en Instagram, la pareja decidió probar suerte con contenido en video. “Nos dimos cuenta de que nuestra familia era diferente y que esa mezcla cultural podría llamar la atención de la gente”, agrega. Inspirados por otras familias multiculturales, lanzaron su primer video viral en 2021: un trend con la música de Camilo que rápidamente alcanzó las 300 mil vistas. “Fue un momento abrumador. No esperábamos que el video se hiciera tan popular”, admite Hung.

A pesar del éxito, también tuvieron que enfrentar críticas. A medida que ganaban seguidores, aprendieron a manejar la presión de la fama y a encontrar un equilibrio entre su vida personal y profesional. “No queríamos que las redes sociales se convirtieran en algo que nos sobrepasara, así que tratamos de mantener un ritmo constante sin dejar de disfrutar el proceso”, subraya la venezolana.

El humor como ingrediente principal

El tipo de contenido que comparten Andrea y Erik Hung evolucionó con el paso del tiempo. Al principio, sus videos se centraban en temas cotidianos, como la crianza de su hija y las diferencias culturales en su familia. “Cuando empezamos, todo era muy orgánico. Mostrábamos nuestra vida tal cual, sin mucha planificación”, recuerda Hung. Sin embargo, con el tiempo, empezaron a experimentar con diferentes formatos y estilos.

Uno de los aspectos que más llama la atención de su contenido es la capacidad de Erik para conectar con la audiencia a través de la comedia. “Tiene un humor muy particular, y creo que eso fue lo que hizo que la gente se enganchara con nuestros videos”, sostiene.

Además de los videos de comedia, la pareja también comenzó a incluir reseñas de restaurantes y recomendaciones culinarias en su contenido. “Nos encanta la comida y, siempre que vamos a un restaurante nuevo, aprovechamos para hacer un video”, cuenta Hung. Uno de los más populares fue una reseña de un restaurante chino en Georgia, donde el dueño del local les agradeció por haber atraído a tantos clientes latinos.

Con el tiempo, su contenido se transformó para incluir más elementos de su vida personal, como viajes en familia. “Nos gusta mostrar quiénes somos realmente. No todo es perfecto y creo que eso es lo que la gente aprecia de nosotros”, reflexiona Hung.

Los desafíos de la viralidad

Aunque la fama les trajo muchas oportunidades, Hung admite que no fue un camino fácil. “Ser virales es un arma de doble filo. Por un lado, pudimos construir una comunidad increíble, pero por el otro lado, también tuvimos que lidiar con el hate y las expectativas de la gente”, confiesa.

Uno de los desafíos más grandes fue encontrar un equilibrio entre la vida personal y su carrera en redes sociales. “No queríamos que las redes consumieran nuestra vida. Al principio, era difícil manejar la presión de tener que crear contenido constantemente, pero con el tiempo aprendimos a organizar mejor nuestro tiempo”, asegura. Además, tuvieron que aprender a convivir con la exposición pública, algo que no siempre es fácil, especialmente cuando se trata de comentarios negativos.

“Nos critican por muchas cosas, desde la manera en que criamos a nuestras hijas hasta la relación entre Erik y yo”, dice Hung. “La gente asume muchas cosas, pero la realidad es que todo lo que tenemos lo construimos juntos, con mucho esfuerzo y sacrificio”, enfatiza.

A pesar de los retos, el matrimonio está agradecido por el apoyo que recibió de sus seguidores. “Nuestra comunidad es increíble. Siempre están ahí para nosotros y eso nos da la motivación para seguir creando contenido”, cierra Hung.

Con más de ocho millones de seguidores en redes sociales y una comunidad que crece día a día, Erik y Andrea Hung, conocidos como “La Familia Chino y Latina”, se ganaron el corazón de muchos latinoamericanos que viven en Estados Unidos. A través de contenido que mezcla humor, cultura y familia, esta pareja logró conectar con su audiencia, mostrándose tal cual es: auténtica, divertida y profundamente unida.

Aquello que comenzó como un simple pasatiempo en redes sociales durante la pandemia, rápidamente se transformó en un punto de inflexión que cambiaría sus vidas para siempre. Juntos, crearon un espacio donde su vida cotidiana es el principal atractivo. Comparten recetas culinarias, la crianza de sus hijos, visitan restaurantes; todo bajo la misma óptica: la contradicción constante de ser una pareja conformada por dos culturas casi antagónicas.

Sin embargo, ser virales no es fácil. A pesar de la sonrisa que siempre muestran en sus videos, detrás de cámaras enfrentaron críticas, prejuicios y los inevitables desafíos de ser figuras públicas. “Es un sacrificio lo que hacemos”, comenta Andrea Hung en diálogo con LA NACIÓN. Es que la vida bajo el ojo constante de las redes sociales conlleva un precio que muchos desconocen. Aún así, la familia sigue adelante, fiel a su estilo. Confía en su comunidad y en el amor que los mantiene juntos.

Un recorrido por su historia

Todo comenzó en 2012. Andrea y Erik Hung vivían en mundos completamente distintos. Ella, nacida y criada en Venezuela, finalizaba sus estudios de psicología mientras trabajaba en una tienda de productos chinos. Por otro lado, Erik ya vivía en California, donde cursaba sus estudios de biología química. Sin embargo, el destino hizo que sus vidas se cruzaran.

“Lo conocí cuando él estuvo por Venezuela de vacaciones”, recuerda Hung. Fue una conexión inmediata, aunque ambos sabían que la distancia iba a ser un reto. Durante un par de meses, mantuvieron contacto constante a través de mensajes y videollamadas, pero la relación a distancia se tornó complicada. “Él había tenido malas experiencias con relaciones de ese estilo. Yo estaba ocupada con mis estudios y trabajo, así que decidimos dejarlo así”, relata.

La familia Hung sube divertidos videos de su día a día a las redes sociales

Pasaron dos años sin hablarse, hasta que en 2014, Erik Hung regresó a Venezuela y decidió buscar a Andrea nuevamente. “Nos reencontramos y fue como si el tiempo no hubiera pasado. En una semana, nos conocimos más de lo que lo habíamos hecho antes”, comenta Hung, quien también había terminado su carrera universitaria para ese momento. “Ya no éramos los mismos de 2012. Ahora estábamos listos para un compromiso real”, dice Hung con una sonrisa.

La relación se formalizó cuando Erik invitó a Andrea a visitarlo en California en 2015. Durante aquel viaje, Erik le propuso matrimonio. “Fue un momento mágico. Sabíamos que queríamos estar juntos, y como la situación en Venezuela era complicada, decidimos que el mejor camino era casarnos y empezar una vida en Estados Unidos”, narra la creadora de contenido.

El 8 de enero de 2016, la pareja se casó y comenzó su vida en California. Sin embargo, luego decidió mudarse a Georgia en busca de un lugar más cercano a la comunidad latina y venezolana, así como a amigos y familiares en Miami.

Dos culturas antagónicas

Andrea y Erik Hung tuvieron que enfrentar diversos choques culturales a lo largo de su relación. Uno de los más grandes para Andrea fue la falta de aceptación inicial por parte del abuelo paterno de Erik. “Recuerdo que él quería que Erik se casara con una china”, menciona la influencer venezolana.

Otro se dio en torno a las celebraciones. Para Andrea, las fiestas como la Navidad y los cumpleaños son momentos de gran importancia, mientras que para Erik, estos eventos no tienen el mismo peso. “Le gusta la Navidad, pero realmente, si no la celebra, no le hace falta”, confiesa Hung, y agrega: “Para nosotros, los venezolanos, esos momentos son muy importantes y se toman en serio”.

El tercer choque cultural, y quizás el más impactante para Andrea, fue la comida. “El arroz fue lo más fuerte”, admite entre risas. Acostumbrada a platos más condimentados, la idea de comer arroz sin aliñar, e incluso sin sal, fue un cambio importante en su día a día. También tuvo que adaptarse a una dieta que incluía muchos vegetales y sabores completamente nuevos.

La idea de empezar en redes sociales

El inicio de la pareja en el mundo de las redes sociales fue inesperado. Fue allá por 2020, durante el nacimiento de su hija Siena, cuando Andrea Hung empezó a interesarse por la fotografía. “Quería capturar cada momento especial de su vida, y así fue como me adentré en el mundo de Instagram”, recuerda. Al principio, se trataba solo de compartir fotos familiares, pero pronto empezaron a notar el potencial que tenía la plataforma.

Con el auge de TikTok y los reels en Instagram, la pareja decidió probar suerte con contenido en video. “Nos dimos cuenta de que nuestra familia era diferente y que esa mezcla cultural podría llamar la atención de la gente”, agrega. Inspirados por otras familias multiculturales, lanzaron su primer video viral en 2021: un trend con la música de Camilo que rápidamente alcanzó las 300 mil vistas. “Fue un momento abrumador. No esperábamos que el video se hiciera tan popular”, admite Hung.

A pesar del éxito, también tuvieron que enfrentar críticas. A medida que ganaban seguidores, aprendieron a manejar la presión de la fama y a encontrar un equilibrio entre su vida personal y profesional. “No queríamos que las redes sociales se convirtieran en algo que nos sobrepasara, así que tratamos de mantener un ritmo constante sin dejar de disfrutar el proceso”, subraya la venezolana.

El humor como ingrediente principal

El tipo de contenido que comparten Andrea y Erik Hung evolucionó con el paso del tiempo. Al principio, sus videos se centraban en temas cotidianos, como la crianza de su hija y las diferencias culturales en su familia. “Cuando empezamos, todo era muy orgánico. Mostrábamos nuestra vida tal cual, sin mucha planificación”, recuerda Hung. Sin embargo, con el tiempo, empezaron a experimentar con diferentes formatos y estilos.

Uno de los aspectos que más llama la atención de su contenido es la capacidad de Erik para conectar con la audiencia a través de la comedia. “Tiene un humor muy particular, y creo que eso fue lo que hizo que la gente se enganchara con nuestros videos”, sostiene.

Además de los videos de comedia, la pareja también comenzó a incluir reseñas de restaurantes y recomendaciones culinarias en su contenido. “Nos encanta la comida y, siempre que vamos a un restaurante nuevo, aprovechamos para hacer un video”, cuenta Hung. Uno de los más populares fue una reseña de un restaurante chino en Georgia, donde el dueño del local les agradeció por haber atraído a tantos clientes latinos.

Con el tiempo, su contenido se transformó para incluir más elementos de su vida personal, como viajes en familia. “Nos gusta mostrar quiénes somos realmente. No todo es perfecto y creo que eso es lo que la gente aprecia de nosotros”, reflexiona Hung.

Los desafíos de la viralidad

Aunque la fama les trajo muchas oportunidades, Hung admite que no fue un camino fácil. “Ser virales es un arma de doble filo. Por un lado, pudimos construir una comunidad increíble, pero por el otro lado, también tuvimos que lidiar con el hate y las expectativas de la gente”, confiesa.

Uno de los desafíos más grandes fue encontrar un equilibrio entre la vida personal y su carrera en redes sociales. “No queríamos que las redes consumieran nuestra vida. Al principio, era difícil manejar la presión de tener que crear contenido constantemente, pero con el tiempo aprendimos a organizar mejor nuestro tiempo”, asegura. Además, tuvieron que aprender a convivir con la exposición pública, algo que no siempre es fácil, especialmente cuando se trata de comentarios negativos.

“Nos critican por muchas cosas, desde la manera en que criamos a nuestras hijas hasta la relación entre Erik y yo”, dice Hung. “La gente asume muchas cosas, pero la realidad es que todo lo que tenemos lo construimos juntos, con mucho esfuerzo y sacrificio”, enfatiza.

A pesar de los retos, el matrimonio está agradecido por el apoyo que recibió de sus seguidores. “Nuestra comunidad es increíble. Siempre están ahí para nosotros y eso nos da la motivación para seguir creando contenido”, cierra Hung.

 Andrea Hung y su esposo chino, Erik, arrasan en redes como ‘La Familia Chino y Latina’, compartiendo su vida en EE.UU. con humor y autenticidad. Con más de 8 millones de seguidores, su éxito refleja la conexión con la comunidad latina emigrante.  LA NACION

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