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Emigró de Nicaragua a Carolina del Norte a los 17 años y revela los obstáculos que enfrentó como inmigrante en EE.UU.

Hanna Rivera Valenzuela nació y creció en Estelí, una ciudad de Nicaragua rodeada de naturaleza que alimentó su deseo de convertirse en veterinaria. A los 17 años, emigró a Estados Unidos, donde vive su padre, en busca de mejores oportunidades educativas que le permitieran cumplir ese sueño. Comenzó a estudiar Biología en la Universidad de Carolina del Norte, en Charlotte, en mayo de 2023, y poco después fue distinguida como “Estudiante del Año” en los Premios Excelente Latinoamericano. “Me apasionan los animales”, contó.

El desafío de adaptarse a un nuevo país y la barrera del idioma

El proceso de adaptación al nuevo país no fue sencillo para Hanna, según relató en una entrevista al medio local La Noticia. A pesar de que hablaba inglés desde los ocho años, una vez en Cornelius, la joven se enfrentó a un sistema educativo diferente y a la barrera idiomática. “No estaba acostumbrada a hablar inglés todo el día y fue conflictivo cuando en la escuela no captaba lo que los maestros estaban diciendo. Sentía que hablaban rápido, pero con el tiempo que me fui adaptando”, explicó.

Otro reto que tuvo que superar fue el de integrarse socialmente en su nuevo entorno. Ingresó a la Escuela Preparatoria Charter Pine Lake en su último año, lo que dificultó la creación de lazos de amistad. “Había pocos estudiantes latinos que entendieran mi situación”, recordó. Sin embargo, Hanna logró graduarse con un GPA de 3,8, que le permitió obtener una beca para un programa de verano en la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte, donde conoció a otros jóvenes inmigrantes, de países como Guatemala y Argentina, entre otros.

Ahora Hanna cursa el primer año de Biología en esa universidad y, de acuerdo a sus declaraciones, su objetivo es convertirse en veterinaria especializada en animales pequeños y medianos. “Me apasionan mucho los animales y me encanta la veterinaria, después de que termine los cuatro años de Biología, quiero hacer un posgrado”, expresó.

La distinción en los Premios Excelente Latinoamericanos y los proyectos para su futuro

Este año, Hanna fue reconocida como la Estudiante del Año en los Premios Excelente Latinoamericanos. Estos galardones, que celebran su 26.ª edición, destacan a personas de la comunidad latina de Charlotte que sobresalen en campos como los negocios, el servicio comunitario y la educación.

Además de reconocer el esfuerzo y la dedicación de los ganadores, estos premios buscan también inspirar a otras personas latinas a superar desafíos y alcanzar sus metas. “No creía que me lo había ganado. Me sentí muy feliz y sobre todo orgullosa de mí misma porque no sabía que era capaz de tantas cosas”, señaló Hanna, que reveló que sus ambiciosos planes a largo plazo: “En el futuro, me veo trabajando como veterinaria cirujana y teniendo mi propia clínica, donde voy a ayudar a cuantos perritos me sea posible, no importa si son de la calle”, añadió.

La estudiante resaltó que, a pesar de los obstáculos que enfrentó como inmigrante, logró sobreponerse a las dificultades y avanzar. “Es necesario tomar riesgos y probar cosas nuevas”, consideró. Por último, recomendó a otros jóvenes inmigrantes “tomar todas las oportunidades que sean posibles y aprovechar las puertas que se abran”.

Hanna Rivera Valenzuela nació y creció en Estelí, una ciudad de Nicaragua rodeada de naturaleza que alimentó su deseo de convertirse en veterinaria. A los 17 años, emigró a Estados Unidos, donde vive su padre, en busca de mejores oportunidades educativas que le permitieran cumplir ese sueño. Comenzó a estudiar Biología en la Universidad de Carolina del Norte, en Charlotte, en mayo de 2023, y poco después fue distinguida como “Estudiante del Año” en los Premios Excelente Latinoamericano. “Me apasionan los animales”, contó.

El desafío de adaptarse a un nuevo país y la barrera del idioma

El proceso de adaptación al nuevo país no fue sencillo para Hanna, según relató en una entrevista al medio local La Noticia. A pesar de que hablaba inglés desde los ocho años, una vez en Cornelius, la joven se enfrentó a un sistema educativo diferente y a la barrera idiomática. “No estaba acostumbrada a hablar inglés todo el día y fue conflictivo cuando en la escuela no captaba lo que los maestros estaban diciendo. Sentía que hablaban rápido, pero con el tiempo que me fui adaptando”, explicó.

Otro reto que tuvo que superar fue el de integrarse socialmente en su nuevo entorno. Ingresó a la Escuela Preparatoria Charter Pine Lake en su último año, lo que dificultó la creación de lazos de amistad. “Había pocos estudiantes latinos que entendieran mi situación”, recordó. Sin embargo, Hanna logró graduarse con un GPA de 3,8, que le permitió obtener una beca para un programa de verano en la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte, donde conoció a otros jóvenes inmigrantes, de países como Guatemala y Argentina, entre otros.

Ahora Hanna cursa el primer año de Biología en esa universidad y, de acuerdo a sus declaraciones, su objetivo es convertirse en veterinaria especializada en animales pequeños y medianos. “Me apasionan mucho los animales y me encanta la veterinaria, después de que termine los cuatro años de Biología, quiero hacer un posgrado”, expresó.

La distinción en los Premios Excelente Latinoamericanos y los proyectos para su futuro

Este año, Hanna fue reconocida como la Estudiante del Año en los Premios Excelente Latinoamericanos. Estos galardones, que celebran su 26.ª edición, destacan a personas de la comunidad latina de Charlotte que sobresalen en campos como los negocios, el servicio comunitario y la educación.

Además de reconocer el esfuerzo y la dedicación de los ganadores, estos premios buscan también inspirar a otras personas latinas a superar desafíos y alcanzar sus metas. “No creía que me lo había ganado. Me sentí muy feliz y sobre todo orgullosa de mí misma porque no sabía que era capaz de tantas cosas”, señaló Hanna, que reveló que sus ambiciosos planes a largo plazo: “En el futuro, me veo trabajando como veterinaria cirujana y teniendo mi propia clínica, donde voy a ayudar a cuantos perritos me sea posible, no importa si son de la calle”, añadió.

La estudiante resaltó que, a pesar de los obstáculos que enfrentó como inmigrante, logró sobreponerse a las dificultades y avanzar. “Es necesario tomar riesgos y probar cosas nuevas”, consideró. Por último, recomendó a otros jóvenes inmigrantes “tomar todas las oportunidades que sean posibles y aprovechar las puertas que se abran”.

 Hanna Rivera Valenzuela llegó a Carolina del Norte cuando tenía 17 años con el sueño de convertirse en veterinaria y este año ganó el premio a la estudiante del año; conoce cómo hizo para terminar la secundaria, conseguir una beca y estudiar la carrera de sus sueños  LA NACION

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