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Marcelo Gallardo como DT de River frente a Boca en la Bombonera: con visitas históricas y algún que otro traspié

“Me encantan, me gustan estos desafíos”. Después de 741 días, Marcelo Gallardo volverá a dirigir en un superclásico del fútbol argentino. El emblema de la era contemporánea de River frente a Boca se calzará nuevamente el traje con el escudo millonario para sentarse en el banco de suplentes en La Bombonera. Será su visita número 13 a la casa xeneize en el desarrollo de una semana marcada por la serie de cuartos de final de Copa Libertadores frente a Colo-Colo. Es que el destino -y el calendario- quiso que su reencuentro con el partido más esperado se diera en un momento tan trascendental como incómodo. Y el laboratorio del DT no descansa para diseñar un equipo con la mayor cantidad de piezas titulares posibles desde el arranque, tal como lo hizo siempre ante el clásico rival.

Con tan solo tres entrenamientos en la grilla de preparación, y sin descuidar la definición copera del próximo martes contra el conjunto chileno en el Monumental, el Muñeco no baja el pie del acelerador y prepara el duelo del sábado a las 16 con la misma mentalidad competitiva que lo caracterizó durante su primer ciclo. El entrenador millonario esperará hasta último momento para sostener su idea de diseñar un equipo que se aproxime al ideal con cambios puntuales -habrá piezas como Pezzella, Acuña, Kranevitter, Meza o Borja que podrían descansar entre problemas físicos y cansancio- y hace foco día a día en la obligación de “ser un equipo presente” desde lo futbolístico, pero también desde lo físico, el espíritu y lo mental.

Por eso, la primera decisión que tomó fue preparar una concentración XL: el plantel tendrá esta tarde su última práctica en River Camp en Ezeiza y se irá en micro al Hotel Hilton de Puerto Madero para pasar la noche allí a la espera del duelo del sábado. Una vez finalizado el cruce en La Bombonera, volverán al hotel para descansar y el domingo por la mañana habrá un nuevo entrenamiento en el predio. Finalmente, se reencontrarán el lunes para tener un último movimiento en el predio y volver a concentrar antes de Colo Colo. Hermetismo, unión de grupo, focalización y evitar que el afuera pueda mover la aguja de lugar. Esa es la misión.

“Intentaremos llegar de la mejor manera para hacer una buena serie de Copa y tener un buen clásico”, había dicho Gallardo el viernes pasado tras ganarle a Atlético Tucumán, y agregó: “Es una semana importante, pero no nos anticipemos a Boca. Primero es lo primero”. Ese primer paso ya lo dio con un valioso empate 1-1 en Chile en un duelo que dejó un desgaste enorme, al punto tal que el técnico ya anticipó que no confirmará el equipo hasta el propio sábado al mediodía. “En esta seguidilla de partidos de mucha intensidad y roce físico, hay un desgaste lógico. Hay que evaluar quiénes están para jugar porque hay poco tiempo de recuperación. Tomaré la decisión en las horas previas al partido”.

La última imagen del Muñeco en un superclásico se dio el 11 de septiembre de 2022: perdió 1-0 ante el equipo de Hugo Ibarra en la Bombonera con gol de Darío Benedetto de cabeza. Fue en la fecha 18 de aquella Liga Profesional que en la última fecha quedaría marcada por los cruces Racing-River y Boca-Independiente que derivaron en el título del rival de toda la vida.

Ese será el primer pagaré a levantar por Gallardo, ya que aquel año también cayó 1-0 en el Monumental con gol de Sebastián Villa para completar un registro negativo en el historial desde que comenzó la era Juan Román Riquelme en la vereda de enfrente: además de esas dos derrotas, en 2021 acumuló cuatro empates consecutivos (con eliminaciones por penales incluidas en la Copa de la Liga y la Copa Argentina) y solo pudo ganar en octubre en el Monumental con aquel 2-1 con goles de Julián Álvarez en la Liga Profesional.

Pese a eso, desde su debut como DT en 2014, el registro le hace un guiño positivo a Gallardo: de los 26 clásicos que dirigió, ganó ocho, empató once y perdió siete, con 26 goles a favor y 22 goles en contra. Dentro de esos encuentros, están las cinco victorias consecutivas en series eliminatorias entre 2014 y 2019, incluyendo las conquistas de la Supercopa Argentina 2017 y la Copa Libertadores 2018. Y a esa figura victoriosa también se aferra el Millonario para creer que, pese a que los cañones más fuertes están apuntando a la Copa Libertadores, el equipo pueda dar la cara, batallar y dar el golpe en la Bombonera.

Después de dos años y 10 días, Gallardo vuelve a la Bombonera. Quizá no de la manera en la que le hubiese gustado, con el famoso “tren en marcha” y ante un plan de partido diferente frente al exigente calendario que lo obliga a modificar los planes. Pero con un camino que le ofrece dos más que interesantes zanahorias por alcanzar. Los objetivos están ahí. Firmes, al alcance. Pisar fuerte en el superclásico para el martes sellar el pase a las semifinales de la Copa Libertadores.

El primer paso en Chile ya lo dio. Y el segundo, aunque no es definitorio desde lo deportivo, el DT entiende que es trascendental desde lo anímico. Nunca da lo mismo un superclásico. Vaya si lo sabrá el Muñeco.

“Me encantan, me gustan estos desafíos”. Después de 741 días, Marcelo Gallardo volverá a dirigir en un superclásico del fútbol argentino. El emblema de la era contemporánea de River frente a Boca se calzará nuevamente el traje con el escudo millonario para sentarse en el banco de suplentes en La Bombonera. Será su visita número 13 a la casa xeneize en el desarrollo de una semana marcada por la serie de cuartos de final de Copa Libertadores frente a Colo-Colo. Es que el destino -y el calendario- quiso que su reencuentro con el partido más esperado se diera en un momento tan trascendental como incómodo. Y el laboratorio del DT no descansa para diseñar un equipo con la mayor cantidad de piezas titulares posibles desde el arranque, tal como lo hizo siempre ante el clásico rival.

Con tan solo tres entrenamientos en la grilla de preparación, y sin descuidar la definición copera del próximo martes contra el conjunto chileno en el Monumental, el Muñeco no baja el pie del acelerador y prepara el duelo del sábado a las 16 con la misma mentalidad competitiva que lo caracterizó durante su primer ciclo. El entrenador millonario esperará hasta último momento para sostener su idea de diseñar un equipo que se aproxime al ideal con cambios puntuales -habrá piezas como Pezzella, Acuña, Kranevitter, Meza o Borja que podrían descansar entre problemas físicos y cansancio- y hace foco día a día en la obligación de “ser un equipo presente” desde lo futbolístico, pero también desde lo físico, el espíritu y lo mental.

Por eso, la primera decisión que tomó fue preparar una concentración XL: el plantel tendrá esta tarde su última práctica en River Camp en Ezeiza y se irá en micro al Hotel Hilton de Puerto Madero para pasar la noche allí a la espera del duelo del sábado. Una vez finalizado el cruce en La Bombonera, volverán al hotel para descansar y el domingo por la mañana habrá un nuevo entrenamiento en el predio. Finalmente, se reencontrarán el lunes para tener un último movimiento en el predio y volver a concentrar antes de Colo Colo. Hermetismo, unión de grupo, focalización y evitar que el afuera pueda mover la aguja de lugar. Esa es la misión.

“Intentaremos llegar de la mejor manera para hacer una buena serie de Copa y tener un buen clásico”, había dicho Gallardo el viernes pasado tras ganarle a Atlético Tucumán, y agregó: “Es una semana importante, pero no nos anticipemos a Boca. Primero es lo primero”. Ese primer paso ya lo dio con un valioso empate 1-1 en Chile en un duelo que dejó un desgaste enorme, al punto tal que el técnico ya anticipó que no confirmará el equipo hasta el propio sábado al mediodía. “En esta seguidilla de partidos de mucha intensidad y roce físico, hay un desgaste lógico. Hay que evaluar quiénes están para jugar porque hay poco tiempo de recuperación. Tomaré la decisión en las horas previas al partido”.

La última imagen del Muñeco en un superclásico se dio el 11 de septiembre de 2022: perdió 1-0 ante el equipo de Hugo Ibarra en la Bombonera con gol de Darío Benedetto de cabeza. Fue en la fecha 18 de aquella Liga Profesional que en la última fecha quedaría marcada por los cruces Racing-River y Boca-Independiente que derivaron en el título del rival de toda la vida.

Ese será el primer pagaré a levantar por Gallardo, ya que aquel año también cayó 1-0 en el Monumental con gol de Sebastián Villa para completar un registro negativo en el historial desde que comenzó la era Juan Román Riquelme en la vereda de enfrente: además de esas dos derrotas, en 2021 acumuló cuatro empates consecutivos (con eliminaciones por penales incluidas en la Copa de la Liga y la Copa Argentina) y solo pudo ganar en octubre en el Monumental con aquel 2-1 con goles de Julián Álvarez en la Liga Profesional.

Pese a eso, desde su debut como DT en 2014, el registro le hace un guiño positivo a Gallardo: de los 26 clásicos que dirigió, ganó ocho, empató once y perdió siete, con 26 goles a favor y 22 goles en contra. Dentro de esos encuentros, están las cinco victorias consecutivas en series eliminatorias entre 2014 y 2019, incluyendo las conquistas de la Supercopa Argentina 2017 y la Copa Libertadores 2018. Y a esa figura victoriosa también se aferra el Millonario para creer que, pese a que los cañones más fuertes están apuntando a la Copa Libertadores, el equipo pueda dar la cara, batallar y dar el golpe en la Bombonera.

Después de dos años y 10 días, Gallardo vuelve a la Bombonera. Quizá no de la manera en la que le hubiese gustado, con el famoso “tren en marcha” y ante un plan de partido diferente frente al exigente calendario que lo obliga a modificar los planes. Pero con un camino que le ofrece dos más que interesantes zanahorias por alcanzar. Los objetivos están ahí. Firmes, al alcance. Pisar fuerte en el superclásico para el martes sellar el pase a las semifinales de la Copa Libertadores.

El primer paso en Chile ya lo dio. Y el segundo, aunque no es definitorio desde lo deportivo, el DT entiende que es trascendental desde lo anímico. Nunca da lo mismo un superclásico. Vaya si lo sabrá el Muñeco.

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