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“Inaceptable”. Destruyeron una escultura de porcelana de Ai Weiwei en Bolonia

El viernes pasado, en el Palazzo Fava de la ciudad de Bolonia, donde se exhibe la muestra ¿Quién soy yo?, del artista disidente chino Ai Weiwei, un hombre identificado como Vaclav Pisvejc, de 57 años, destruyó la escultura Cubo de porcelana. Las imágenes de las cámaras de seguridad, que Ai publicó en su cuenta de Instagram, muestran a un hombre que empuja la escultura; después de romperla, sostuvo un fragmento en la cabeza hasta que cuatro guardias lo derribaron. El agresor -un “destructor serial” de obras de arte, según trascendió- quedó detenido.

“Esta destrucción es un reflejo de la creciente división, irracionalidad y violencia en la sociedad -dijo el artista-. Destruir una obra de arte en un espacio público es inaceptable”. Y agregó: “El ruido de la destrucción fue tan fuerte, parecido a una explosión, que inicialmente pensé que era un ataque terrorista”.

“Este acto plantea cuestiones más amplias sobre la confianza que depositamos en el arte y la forma en que se comparte”, agregó Ai en diálogo con la revista The Art Newspaper.

Dos días antes, Pisvejc se había acercado al artista con varias páginas de notas sobre el libro 1000 años de alegrías y penas, de Ai. “Me pareció una petición extraña y le dije que no estaba preparado para leer las notas -contó el artista-. De vez en cuando me encuentro con gente así. No me interesaba relacionarme con él. Entregué sus notas al personal de Galleria Continua y no pensé más en ello, aunque a menudo lo vi sentado solo en el café”.

Cubo de porcelana, hecha con tubos de porcelana (similares a los de PVC), pintados de azul y blanco, forma parte de la muestra ¿Quién soy yo? donde Ai exhibe sus ideas sobre la inteligencia artificial, así como también la tensión entre tradición e innovación (la obra destruida sería un ejemplo de este “choque de fuerzas”). La obra, de 2009, será reemplazada por una impresión a tamaño real del cubo. Para hacerla, Ai había utilizado técnicas tradicionales de Jingdezhen. La exposición permanecerá abierta hasta el 4 de mayo de 2025.

El curador de la muestra, Arturo Galansino, dijo que el agresor era muy conocido en el mundo del arte. “Lamentablemente, conozco al autor de este gesto desconsiderado por una serie de episodios perturbadores y dañinos ocurridos a lo largo de los años en varias exposiciones e instituciones de Florencia”, afirmó.

En 2023, Pisjvec fue arrestado por escalar desnudo la estatua de Hércules y Caco en Florencia y por prender fuego a un sudario que rodeaba una copia del David de Miguel Ángel en 2022. En 2018, había pintado con aerosol una obra de Urs Fischer y había golpeado en la cabeza a la artista Marina Abramovic con un retrato enmarcado de ella. Cuando Abramovic quiso saber por qué lo había hecho, el hombre, oriundo de la República Checa, respondió: “Tuve que hacerlo por mi arte”.

Ai Weiwei se preocupó de que nadie resultara herido y luego pidió que se cubrieran y retiraran los restos de la obra -informó el curador a la revista estadounidense Hyperallergic-. El acto de vandalismo contra la obra es aún más impactante si tenemos en cuenta que varias de las obras expuestas exploran el tema de la destrucción”.

Una de las instalaciones de la muestra -Izquierda/derecha material de estudio- exhibe los fragmentos de una cama de porcelana rota, en alusión a la destrucción del estudio del artista por agentes del gobierno chino, en 2018. Y en el tríptico fotográfico Tirando al suelo una urna de la dinastía Han, de 1995, se ve al artista destruyendo un jarrón antiguo, en referencia a la destrucción deliberada del pasado en la historia reciente de China.

“La destrucción que Weiwei retrata en sus obras es una advertencia contra la violencia y la injusticia perpetradas por quienes ostentan el poder”, explicó el curador, y remarcó que no tenía “nada que ver” con el acto “violento, potencialmente peligroso, imprudente y sin sentido llevado a cabo por un alborotador habitual”.

Cubo de porcelana se suma así a un extenso catálogo de obras de arte destruidas por diversas razones o sinrazones, ya sea a cargo de emisarios de gobiernos autoritarios, fanáticos, activistas, personas alteradas o descuidadas.

El viernes pasado, en el Palazzo Fava de la ciudad de Bolonia, donde se exhibe la muestra ¿Quién soy yo?, del artista disidente chino Ai Weiwei, un hombre identificado como Vaclav Pisvejc, de 57 años, destruyó la escultura Cubo de porcelana. Las imágenes de las cámaras de seguridad, que Ai publicó en su cuenta de Instagram, muestran a un hombre que empuja la escultura; después de romperla, sostuvo un fragmento en la cabeza hasta que cuatro guardias lo derribaron. El agresor -un “destructor serial” de obras de arte, según trascendió- quedó detenido.

“Esta destrucción es un reflejo de la creciente división, irracionalidad y violencia en la sociedad -dijo el artista-. Destruir una obra de arte en un espacio público es inaceptable”. Y agregó: “El ruido de la destrucción fue tan fuerte, parecido a una explosión, que inicialmente pensé que era un ataque terrorista”.

“Este acto plantea cuestiones más amplias sobre la confianza que depositamos en el arte y la forma en que se comparte”, agregó Ai en diálogo con la revista The Art Newspaper.

Dos días antes, Pisvejc se había acercado al artista con varias páginas de notas sobre el libro 1000 años de alegrías y penas, de Ai. “Me pareció una petición extraña y le dije que no estaba preparado para leer las notas -contó el artista-. De vez en cuando me encuentro con gente así. No me interesaba relacionarme con él. Entregué sus notas al personal de Galleria Continua y no pensé más en ello, aunque a menudo lo vi sentado solo en el café”.

Cubo de porcelana, hecha con tubos de porcelana (similares a los de PVC), pintados de azul y blanco, forma parte de la muestra ¿Quién soy yo? donde Ai exhibe sus ideas sobre la inteligencia artificial, así como también la tensión entre tradición e innovación (la obra destruida sería un ejemplo de este “choque de fuerzas”). La obra, de 2009, será reemplazada por una impresión a tamaño real del cubo. Para hacerla, Ai había utilizado técnicas tradicionales de Jingdezhen. La exposición permanecerá abierta hasta el 4 de mayo de 2025.

El curador de la muestra, Arturo Galansino, dijo que el agresor era muy conocido en el mundo del arte. “Lamentablemente, conozco al autor de este gesto desconsiderado por una serie de episodios perturbadores y dañinos ocurridos a lo largo de los años en varias exposiciones e instituciones de Florencia”, afirmó.

En 2023, Pisjvec fue arrestado por escalar desnudo la estatua de Hércules y Caco en Florencia y por prender fuego a un sudario que rodeaba una copia del David de Miguel Ángel en 2022. En 2018, había pintado con aerosol una obra de Urs Fischer y había golpeado en la cabeza a la artista Marina Abramovic con un retrato enmarcado de ella. Cuando Abramovic quiso saber por qué lo había hecho, el hombre, oriundo de la República Checa, respondió: “Tuve que hacerlo por mi arte”.

Ai Weiwei se preocupó de que nadie resultara herido y luego pidió que se cubrieran y retiraran los restos de la obra -informó el curador a la revista estadounidense Hyperallergic-. El acto de vandalismo contra la obra es aún más impactante si tenemos en cuenta que varias de las obras expuestas exploran el tema de la destrucción”.

Una de las instalaciones de la muestra -Izquierda/derecha material de estudio- exhibe los fragmentos de una cama de porcelana rota, en alusión a la destrucción del estudio del artista por agentes del gobierno chino, en 2018. Y en el tríptico fotográfico Tirando al suelo una urna de la dinastía Han, de 1995, se ve al artista destruyendo un jarrón antiguo, en referencia a la destrucción deliberada del pasado en la historia reciente de China.

“La destrucción que Weiwei retrata en sus obras es una advertencia contra la violencia y la injusticia perpetradas por quienes ostentan el poder”, explicó el curador, y remarcó que no tenía “nada que ver” con el acto “violento, potencialmente peligroso, imprudente y sin sentido llevado a cabo por un alborotador habitual”.

Cubo de porcelana se suma así a un extenso catálogo de obras de arte destruidas por diversas razones o sinrazones, ya sea a cargo de emisarios de gobiernos autoritarios, fanáticos, activistas, personas alteradas o descuidadas.

 Una pieza de porcelana que integra la muestra “¿Quién soy yo”, del artista disidente chino, fue destrozada por un “destructor serial” de obras de arte, que quedó detenido  LA NACION

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