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Los resultados de Franco Colapinto y sus sponsors contribuyen al gran negocio de la Fórmula 1 moderna

Durante el Gran Premio de Singapur disputado el domingo pasado, Franco Colapinto sufrió un fuerte dolor de estómago, del que tuvo que sobreponerse para defenderse, perseguir al experimentado Sergio Pérez (Red Bull) y finalizar 11º. Colapinto es, por ahora, un pequeño aprendiz de tiburón que se ha lanzado a las aguas rápidas y tan llenas de dólares como de sinsabores, dependiendo de cómo cada actor juega sus cartas.

El futuro de Franco depende por ahora del equipo Williams de F1 y de sus managers. Ellos, a su vez, están inmersos en las profundas aguas de la Fórmula 1, cuyo explotador de los derechos comerciales, Liberty Media a través de Formula One Management (FOM), facturó 3200 millones de dólares en 2023. Del total repartió en torno a 1300 millones de dólares a los 10 equipos y, de esa suma, por su séptimo puesto entre los constructores, Williams recibió 87 millones el año pasado.

Hay un límite reglamentario de 135 millones de dólares que los equipos pueden gastar en acciones de las carreras. Marketing y los salarios de los pilotos y de los tres máximos ejecutivos quedan afuera. Por ahora, a Franco puede dolerle el estómago por la deshidratación y los azúcares contenidos en la bebida que consume en carrera. Si le va bien, una buena cantidad de billetes verdes le aliviará cualquier síntoma.

Just catching up with some friends 🥰💙 pic.twitter.com/A1JBvQ7BRx

— Williams Racing (@WilliamsRacing) September 23, 2024

Cuando el rugido de los motores se apaga o cuando se trabaja a todo ritmo en los talleres, la mayoría de ellos situados en Inglaterra, el mundo del dinero que mueve la F1 sigue en marcha. Se trata de un mundo nuevo para el piloto y su familia al que llegaron tras grandes sacrificios emocionales y materiales. Un mundo que como el del fútbol profesional de alto nivel, nacional o internacional, puede dejar boquiabierto al novato que de pronto se ve lanzado al campo de juego. Para jugar con los tiburones mayores, ya sean jugadores consagrados u operadores financieros y publicitarios de un entorno global. También eso sucede en la Fórmula 1 aunque a una menor escala que en el fútbol, en el que los derechos de TV para una liga como la inglesa se venden por más de 2000 millones de dólares por año.

En 2023, la FOM (Liberty Media) recaudó 3200 millones de dólares, 25% más que en 2022. El negocio, fundamentado en un campeonato de 24 carreras, quiere volar. De ese total, los ingresos debido a la promoción de las carreras totalizaron 944 millones de dólares; por la TV entraron 1044 millones y de patrocinadores directos, 579 millones. Los incrementos de recaudación se debe fundamentalmente al interés de los jóvenes estadounidenses y los aficionados asiáticos.

Cuando los anteriores propietarios de la F1 decidieron vender, Liberty Media, controlada por el multimillonario de las TV americanas, John Malone, pagó en 2017 el equivalente a 4.400 millones de dólares. La FIA había cedido a Bernie Ecclestone y asociados los derechos comerciales por 100 años en 2011.

En aquel entonces era Ecclestone quien manejaba la Fórmula 1 desde 1974 y se recaudaba en torno a 1200 millones de dólares. El “padrino” Bernie, tal como lo llamaban en el paddock refiriéndose a su peculiar estilo de gestión muy personal, no se llevaba bien con las nuevas tecnologías de la comunicación y estaba perdiendo verdaderas oportunidades de hacer crecer el deporte.

Seguramente Williams percibirá más de los 87 millones que recibió en 2023, pero aún así, para cerrar bien sus cuentas debe contar con los patrocinadores. Una muy conocida marca de pilas y baterías le aporta 6 millones de dólares anuales. También dispone de interesantes aportes, desconocidos, de otras marcas globales y a ello ha sumado el patrocinio de las empresas argentinas que están acompañando a Colapinto.

A hard fought battle out on track between Franco and Checo 👊 pic.twitter.com/hzlyjimSMj

— Williams Racing (@WilliamsRacing) September 23, 2024

Es evidente que los equipos gastan más de 135 millones de dólares anuales si pagan salarios de entre 20 y 35 millones de dólares a los pilotos estrella (Max Verstappen, Lewis Hamilton, Fernando Alonso) a lo que se suman los gastos de marketing y relaciones públicas. Incluso Red Bull, el equipo que más recaudó de la FOM en 2023 con 140 millones de dólares, debe estar más cerca de gastar 200 millones anuales que de los 135 del monto limitado.

El equipo, actual campeón de constructores, no tiene problemas para obtener, incluso, interesantes beneficios. Su contrato anual con una gran casa de software y servicios informáticos para grandes compañías llega a 90-100 millones de dólares. Y Ferrari no se queda atrás, ya que, asociada a una gran productora de impresoras y computadoras, recibe de esta empresa 90 millones de dólares por año. Además de lo que aporta el resto de patrocinadores.

Los departamentos comerciales de los equipos y los managers de pilotos son los que buscan el patrocinio. Una regla no escrita dice que sólo hay que apuntar a compañías cuyas ventas anuales sean en torno a 400 o 200 veces superiores al valor del patrocinio requerido. Por eso, para Oracle, los 100 millones de Red Bull solo representan el 0,19% de su facturación estimada en 53.000 millones de dólares anuales.

Hasta el momento este baile de cifras para algunos siderales no preocupa a Franco, ocupado, como debe en afirmarse en un nuevo mundo. Y hay que saberlo, Colapinto es, hasta aquí, un tiburón pequeño que debe crecer y acostumbrarse a un mar donde flotan millones de dólares. Ya el argentino desearía, seguramente, que la corriente los empuje hacia él. Claro que en Bakú, patrocinios personales aparte, empujó un millón y quizás algo más en dirección a su equipo.

Durante el Gran Premio de Singapur disputado el domingo pasado, Franco Colapinto sufrió un fuerte dolor de estómago, del que tuvo que sobreponerse para defenderse, perseguir al experimentado Sergio Pérez (Red Bull) y finalizar 11º. Colapinto es, por ahora, un pequeño aprendiz de tiburón que se ha lanzado a las aguas rápidas y tan llenas de dólares como de sinsabores, dependiendo de cómo cada actor juega sus cartas.

El futuro de Franco depende por ahora del equipo Williams de F1 y de sus managers. Ellos, a su vez, están inmersos en las profundas aguas de la Fórmula 1, cuyo explotador de los derechos comerciales, Liberty Media a través de Formula One Management (FOM), facturó 3200 millones de dólares en 2023. Del total repartió en torno a 1300 millones de dólares a los 10 equipos y, de esa suma, por su séptimo puesto entre los constructores, Williams recibió 87 millones el año pasado.

Hay un límite reglamentario de 135 millones de dólares que los equipos pueden gastar en acciones de las carreras. Marketing y los salarios de los pilotos y de los tres máximos ejecutivos quedan afuera. Por ahora, a Franco puede dolerle el estómago por la deshidratación y los azúcares contenidos en la bebida que consume en carrera. Si le va bien, una buena cantidad de billetes verdes le aliviará cualquier síntoma.

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— Williams Racing (@WilliamsRacing) September 23, 2024

Cuando el rugido de los motores se apaga o cuando se trabaja a todo ritmo en los talleres, la mayoría de ellos situados en Inglaterra, el mundo del dinero que mueve la F1 sigue en marcha. Se trata de un mundo nuevo para el piloto y su familia al que llegaron tras grandes sacrificios emocionales y materiales. Un mundo que como el del fútbol profesional de alto nivel, nacional o internacional, puede dejar boquiabierto al novato que de pronto se ve lanzado al campo de juego. Para jugar con los tiburones mayores, ya sean jugadores consagrados u operadores financieros y publicitarios de un entorno global. También eso sucede en la Fórmula 1 aunque a una menor escala que en el fútbol, en el que los derechos de TV para una liga como la inglesa se venden por más de 2000 millones de dólares por año.

En 2023, la FOM (Liberty Media) recaudó 3200 millones de dólares, 25% más que en 2022. El negocio, fundamentado en un campeonato de 24 carreras, quiere volar. De ese total, los ingresos debido a la promoción de las carreras totalizaron 944 millones de dólares; por la TV entraron 1044 millones y de patrocinadores directos, 579 millones. Los incrementos de recaudación se debe fundamentalmente al interés de los jóvenes estadounidenses y los aficionados asiáticos.

Cuando los anteriores propietarios de la F1 decidieron vender, Liberty Media, controlada por el multimillonario de las TV americanas, John Malone, pagó en 2017 el equivalente a 4.400 millones de dólares. La FIA había cedido a Bernie Ecclestone y asociados los derechos comerciales por 100 años en 2011.

En aquel entonces era Ecclestone quien manejaba la Fórmula 1 desde 1974 y se recaudaba en torno a 1200 millones de dólares. El “padrino” Bernie, tal como lo llamaban en el paddock refiriéndose a su peculiar estilo de gestión muy personal, no se llevaba bien con las nuevas tecnologías de la comunicación y estaba perdiendo verdaderas oportunidades de hacer crecer el deporte.

Seguramente Williams percibirá más de los 87 millones que recibió en 2023, pero aún así, para cerrar bien sus cuentas debe contar con los patrocinadores. Una muy conocida marca de pilas y baterías le aporta 6 millones de dólares anuales. También dispone de interesantes aportes, desconocidos, de otras marcas globales y a ello ha sumado el patrocinio de las empresas argentinas que están acompañando a Colapinto.

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Es evidente que los equipos gastan más de 135 millones de dólares anuales si pagan salarios de entre 20 y 35 millones de dólares a los pilotos estrella (Max Verstappen, Lewis Hamilton, Fernando Alonso) a lo que se suman los gastos de marketing y relaciones públicas. Incluso Red Bull, el equipo que más recaudó de la FOM en 2023 con 140 millones de dólares, debe estar más cerca de gastar 200 millones anuales que de los 135 del monto limitado.

El equipo, actual campeón de constructores, no tiene problemas para obtener, incluso, interesantes beneficios. Su contrato anual con una gran casa de software y servicios informáticos para grandes compañías llega a 90-100 millones de dólares. Y Ferrari no se queda atrás, ya que, asociada a una gran productora de impresoras y computadoras, recibe de esta empresa 90 millones de dólares por año. Además de lo que aporta el resto de patrocinadores.

Los departamentos comerciales de los equipos y los managers de pilotos son los que buscan el patrocinio. Una regla no escrita dice que sólo hay que apuntar a compañías cuyas ventas anuales sean en torno a 400 o 200 veces superiores al valor del patrocinio requerido. Por eso, para Oracle, los 100 millones de Red Bull solo representan el 0,19% de su facturación estimada en 53.000 millones de dólares anuales.

Hasta el momento este baile de cifras para algunos siderales no preocupa a Franco, ocupado, como debe en afirmarse en un nuevo mundo. Y hay que saberlo, Colapinto es, hasta aquí, un tiburón pequeño que debe crecer y acostumbrarse a un mar donde flotan millones de dólares. Ya el argentino desearía, seguramente, que la corriente los empuje hacia él. Claro que en Bakú, patrocinios personales aparte, empujó un millón y quizás algo más en dirección a su equipo.

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