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Guillermo Dietrich: “Aerolíneas Argentinas es imposible de privatizar y habría que pensar en un proyecto para presentar la quiebra”

El exministro de Transporte Guillermo Dietrich se refirió al actual conflicto en la línea aérea de bandera en una entrevista con LA NACION. Dijo que habría que pensar en sacar una ley para que Aerolíneas Argentinas se presente en quiebra y luego analizar si continúa como una compañía más chica bajo manos privadas.

Según el exfuncionario, a pesar de la macro, habría interesados en ingresar al mercado argentino, pero consideró que el actual funcionamiento de la firma actúa como un “limitador”.

Pases: Gustavo Manriquez, el CEO de Banco Macro, se va al Supervielle

–¿Cómo está viendo la estrategia del Gobierno que busca que distintas líneas aéreas ofrezcan más vuelos de cabotaje?

–Frente a esta contingencia, claramente lo primero que hay que hacer es trabajar en la capacidad que se puede cubrir con las compañías aéreas existentes si Aerolíneas deja de volar. Obviamente, no es lo mismo una empresa que ya está volando en el país que una que no está volando. Por suerte, existen estas compañías y, eventualmente sin Aerolíneas en el mercado argentino, no tengo ninguna duda de que muchas compañías van a estar interesadas en venir.

–Pero, ¿ve posible que se pueda privatizar?

–Pienso que Aerolíneas es imposible de privatizar. Si el Gobierno, con todo el poder que tiene el Estado, no puede lograr que sea viable económicamente trabajando en toda la capa de beneficios y de privilegios que se han ido generando con los sindicatos, no hay chance de que lo haga un privado, y hoy esta compañía es totalmente inviable. Todo indica que hay una resistencia total a hacer cualquier cambio, entonces se sigue poniendo plata y afectando a todo el sistema porque Aerolíneas no le paga a Aeropuertos, no le paga a EANA y tiene una deuda gigante con YPF. Ahora, este Gobierno está equilibrando un poco la cancha, pero con el kirchnerismo es un escándalo lo que se hizo contra la competencia. Creo que la Argentina, por segunda vez en los últimos 24 años, está encarando sus problemas estructurales. Este es uno de esos y hay que resolverlo de raíz.

–Macri hablaba de tres opciones para Aerolíneas, entre ellas presentar la quiebra ¿Para eso se necesita una ley? ¿Hay que desembolsar dinero por los leasings de aviones?

–Si presentás la quiebra, va a un concurso de acreedores y nadie pone más plata. Es discutible si lo podés hacer sin ley o no. Entra en la discusión si Aerolíneas es una empresa privada, si se rige por las normas de las empresas privadas o por las normas del Estado. Claramente, es mucho mejor hacerlo con una ley y yo creo que la norma que hay que sacar debería ir en esa línea y no tanto por la privatización. Y después la otra opción es no girarle más plata. Eso lo podés hacer sin ley, lo podés hacer mañana si querés, y de hecho Pablo Biró [secretario general de APLA] hizo renunciar al gerente de Operaciones. A nosotros nos amenazaron con eso en 2016, porque es algo sumamente delicado, pero, si eso no se resuelve, la compañía no vuela más. Hay un punto en el que Biró y algunos sindicatos quieren que la compañía no funcione más para escalar fuertemente el conflicto.

–¿En 2016 la compañía estuvo cerca de dejar de funcionar por la amenaza de renuncia del gerente de Operaciones?

–No me acuerdo el detalle, pero el otro día el equipo que estuvo con Aerolíneas me contó que en diciembre de 2016 nos amenazaron con esto, pero el escenario era muy distinto. A nosotros ahí no se nos cruzaba por la cabeza el cierre de la empresa, sino que buscábamos eficientizarla y creíamos, quizás ingenuamente, que podíamos hacerlo. Creíamos que los sindicatos iban a entender que esto terminaba siendo bueno para la empresa y para los empleados con oportunidades de crecimiento, etcétera, pero claramente no lo logramos. Este Gobierno intentó lo mismo en estos 10 meses y tampoco lo logró, por lo tanto, pareciera ser que el problema son ellos, que no están dispuestos a moverse en nada. Todo indica que la empresa va hacia su desaparición por culpa de Biró y compañía.

–Muchos hablan del ejemplo de Alitalia/ITA, que tuvo una transformación exitosa y hoy sigue volando. ¿Cómo se podría apuntar a eso?

–Es la alternativa a la quiebra. En Alitalia había un problema similar al de Aerolíneas: muchos subsidios, una resistencia sindical muy grande y problemas para adaptarse a los nuevos tiempos. Hicieron una votación entre los empleados y decidieron que no estaban dispuestos a cambiar los convenios, la empresa fue a la quiebra y de la quiebra surgió ITA, con algunos activos de Alitalia y algunos empleados, pero la mayoría quedó afuera. Pero, en la opción quiebra, o desaparece todo y se venden todos los bienes que tiene la empresa, o se permite una continuidad sin los convenios.

–Y en ese esquema de pensar en una empresa más chica, ¿cuál sería una dotación óptima para la empresa?

–Es difícil decirlo. Depende si aparece un socio estratégico. Yo creo que si sale algo de ahí tiene que ser 100% privado. Y ahí dependerá del plan de negocios del privado. Es difícil ser competitivo en el mundo actual en los vuelos largos. De hecho, Aerolíneas ya dejó de volar a Nueva York. De todas formas, terminaría siendo un nuevo actor del sistema, como si viniera Gol y se instalara a volar en la Argentina, o si volviese Latam, que estaría buenísimo, pero me cuesta creerlo después de todo lo que les pasó, o cualquier otra compañía. Y seguro crecerían mucho JetSmart y Flybondi, eso sin ninguna duda.

–Usted dijo que pecaron de ingenuos al pensar en sanear la compañía. ¿Qué haría hoy distinto?

–Yo creo que siempre hay que intentar ese proceso, porque hay que darle una oportunidad a la compañía y no me arrepiento de haberlo intentado. Quizás deberíamos haber sido más agresivos desde el momento uno. De hecho, también por eso cambiamos el presidente a finales del primer año de gestión. Pero también el clima de época era distinto. Nos parecía que, para poder profundizar la discusión de Aerolíneas, los argentinos tenían que ver que existían otras alternativas y fue así como encaramos el tema low cost. Ese proceso fue exitoso porque, principalmente, le demostró a un montón de gente que no podía volar, porque las tarifas son carísimas, que había otra opción. Entonces entre este modelo que sobrevivió porque tienen sus propios sindicatos y el cambio profundo que tuvo la sociedad después del desastre del kirchnerismo y ese basta a los privilegios, hoy la opinión pública está en otro lugar y creo que hay una saturación con Aerolíneas y los sindicatos y todo eso entonces permite avanzar con ciertas cosas que eran más difíciles en nuestra época.

–¿Por qué cree que la sociedad se saturó en este sentido?

–En un país donde hay restricciones enormes para todo, para la obra pública, para los salarios gubernamentales, para los jubilados, etcétera, y que lo comparto, no podés tener un oasis de exceso y de privilegios que es Aerolíneas. De hecho, la crisis se acelera porque el Gobierno plantea que Aerolíneas tenga los mismos aumentos que los estatales y la gente de Aerolíneas, que quiere que la empresa sea pública, no quiere estar encuadrada en el marco estatal en cuanto a los aumentos. Esto demuestra una tremenda inconsistencia y ahí el conflicto escala.

–Usted hablaba de la posibilidad de que llegue un inversor para la empresa. ¿Es posible esto con cepo cambiario?

–El mercado aéreo argentino sin Aerolíneas es súper atractivo para un montón de actores desde una posición estratégica. Por lo tanto, yo creo que sí existirían interesados, porque hablamos de inversiones a largo plazo. Pero cualquiera que busca entrar a la Argentina tiene miedo, porque Aerolíneas te distorsiona todo. Entonces, mientras exista de esta forma, es un limitador. La han sufrido tremendamente Flybondi y JetSmart, porque no les daban espacios de amarre en Aeroparque, no les daban mangas, no les daban los mejores horarios, etcétera. Cuando gobierna el kirchnerismo, Aerolíneas es quien maneja la política aerocomercial en la Argentina. (Mariano) Recalde, (Pablo) Ceriani, todos ellos son cómplices y responsables de este desastre.

El exministro de Transporte Guillermo Dietrich se refirió al actual conflicto en la línea aérea de bandera en una entrevista con LA NACION. Dijo que habría que pensar en sacar una ley para que Aerolíneas Argentinas se presente en quiebra y luego analizar si continúa como una compañía más chica bajo manos privadas.

Según el exfuncionario, a pesar de la macro, habría interesados en ingresar al mercado argentino, pero consideró que el actual funcionamiento de la firma actúa como un “limitador”.

Pases: Gustavo Manriquez, el CEO de Banco Macro, se va al Supervielle

–¿Cómo está viendo la estrategia del Gobierno que busca que distintas líneas aéreas ofrezcan más vuelos de cabotaje?

–Frente a esta contingencia, claramente lo primero que hay que hacer es trabajar en la capacidad que se puede cubrir con las compañías aéreas existentes si Aerolíneas deja de volar. Obviamente, no es lo mismo una empresa que ya está volando en el país que una que no está volando. Por suerte, existen estas compañías y, eventualmente sin Aerolíneas en el mercado argentino, no tengo ninguna duda de que muchas compañías van a estar interesadas en venir.

–Pero, ¿ve posible que se pueda privatizar?

–Pienso que Aerolíneas es imposible de privatizar. Si el Gobierno, con todo el poder que tiene el Estado, no puede lograr que sea viable económicamente trabajando en toda la capa de beneficios y de privilegios que se han ido generando con los sindicatos, no hay chance de que lo haga un privado, y hoy esta compañía es totalmente inviable. Todo indica que hay una resistencia total a hacer cualquier cambio, entonces se sigue poniendo plata y afectando a todo el sistema porque Aerolíneas no le paga a Aeropuertos, no le paga a EANA y tiene una deuda gigante con YPF. Ahora, este Gobierno está equilibrando un poco la cancha, pero con el kirchnerismo es un escándalo lo que se hizo contra la competencia. Creo que la Argentina, por segunda vez en los últimos 24 años, está encarando sus problemas estructurales. Este es uno de esos y hay que resolverlo de raíz.

–Macri hablaba de tres opciones para Aerolíneas, entre ellas presentar la quiebra ¿Para eso se necesita una ley? ¿Hay que desembolsar dinero por los leasings de aviones?

–Si presentás la quiebra, va a un concurso de acreedores y nadie pone más plata. Es discutible si lo podés hacer sin ley o no. Entra en la discusión si Aerolíneas es una empresa privada, si se rige por las normas de las empresas privadas o por las normas del Estado. Claramente, es mucho mejor hacerlo con una ley y yo creo que la norma que hay que sacar debería ir en esa línea y no tanto por la privatización. Y después la otra opción es no girarle más plata. Eso lo podés hacer sin ley, lo podés hacer mañana si querés, y de hecho Pablo Biró [secretario general de APLA] hizo renunciar al gerente de Operaciones. A nosotros nos amenazaron con eso en 2016, porque es algo sumamente delicado, pero, si eso no se resuelve, la compañía no vuela más. Hay un punto en el que Biró y algunos sindicatos quieren que la compañía no funcione más para escalar fuertemente el conflicto.

–¿En 2016 la compañía estuvo cerca de dejar de funcionar por la amenaza de renuncia del gerente de Operaciones?

–No me acuerdo el detalle, pero el otro día el equipo que estuvo con Aerolíneas me contó que en diciembre de 2016 nos amenazaron con esto, pero el escenario era muy distinto. A nosotros ahí no se nos cruzaba por la cabeza el cierre de la empresa, sino que buscábamos eficientizarla y creíamos, quizás ingenuamente, que podíamos hacerlo. Creíamos que los sindicatos iban a entender que esto terminaba siendo bueno para la empresa y para los empleados con oportunidades de crecimiento, etcétera, pero claramente no lo logramos. Este Gobierno intentó lo mismo en estos 10 meses y tampoco lo logró, por lo tanto, pareciera ser que el problema son ellos, que no están dispuestos a moverse en nada. Todo indica que la empresa va hacia su desaparición por culpa de Biró y compañía.

–Muchos hablan del ejemplo de Alitalia/ITA, que tuvo una transformación exitosa y hoy sigue volando. ¿Cómo se podría apuntar a eso?

–Es la alternativa a la quiebra. En Alitalia había un problema similar al de Aerolíneas: muchos subsidios, una resistencia sindical muy grande y problemas para adaptarse a los nuevos tiempos. Hicieron una votación entre los empleados y decidieron que no estaban dispuestos a cambiar los convenios, la empresa fue a la quiebra y de la quiebra surgió ITA, con algunos activos de Alitalia y algunos empleados, pero la mayoría quedó afuera. Pero, en la opción quiebra, o desaparece todo y se venden todos los bienes que tiene la empresa, o se permite una continuidad sin los convenios.

–Y en ese esquema de pensar en una empresa más chica, ¿cuál sería una dotación óptima para la empresa?

–Es difícil decirlo. Depende si aparece un socio estratégico. Yo creo que si sale algo de ahí tiene que ser 100% privado. Y ahí dependerá del plan de negocios del privado. Es difícil ser competitivo en el mundo actual en los vuelos largos. De hecho, Aerolíneas ya dejó de volar a Nueva York. De todas formas, terminaría siendo un nuevo actor del sistema, como si viniera Gol y se instalara a volar en la Argentina, o si volviese Latam, que estaría buenísimo, pero me cuesta creerlo después de todo lo que les pasó, o cualquier otra compañía. Y seguro crecerían mucho JetSmart y Flybondi, eso sin ninguna duda.

–Usted dijo que pecaron de ingenuos al pensar en sanear la compañía. ¿Qué haría hoy distinto?

–Yo creo que siempre hay que intentar ese proceso, porque hay que darle una oportunidad a la compañía y no me arrepiento de haberlo intentado. Quizás deberíamos haber sido más agresivos desde el momento uno. De hecho, también por eso cambiamos el presidente a finales del primer año de gestión. Pero también el clima de época era distinto. Nos parecía que, para poder profundizar la discusión de Aerolíneas, los argentinos tenían que ver que existían otras alternativas y fue así como encaramos el tema low cost. Ese proceso fue exitoso porque, principalmente, le demostró a un montón de gente que no podía volar, porque las tarifas son carísimas, que había otra opción. Entonces entre este modelo que sobrevivió porque tienen sus propios sindicatos y el cambio profundo que tuvo la sociedad después del desastre del kirchnerismo y ese basta a los privilegios, hoy la opinión pública está en otro lugar y creo que hay una saturación con Aerolíneas y los sindicatos y todo eso entonces permite avanzar con ciertas cosas que eran más difíciles en nuestra época.

–¿Por qué cree que la sociedad se saturó en este sentido?

–En un país donde hay restricciones enormes para todo, para la obra pública, para los salarios gubernamentales, para los jubilados, etcétera, y que lo comparto, no podés tener un oasis de exceso y de privilegios que es Aerolíneas. De hecho, la crisis se acelera porque el Gobierno plantea que Aerolíneas tenga los mismos aumentos que los estatales y la gente de Aerolíneas, que quiere que la empresa sea pública, no quiere estar encuadrada en el marco estatal en cuanto a los aumentos. Esto demuestra una tremenda inconsistencia y ahí el conflicto escala.

–Usted hablaba de la posibilidad de que llegue un inversor para la empresa. ¿Es posible esto con cepo cambiario?

–El mercado aéreo argentino sin Aerolíneas es súper atractivo para un montón de actores desde una posición estratégica. Por lo tanto, yo creo que sí existirían interesados, porque hablamos de inversiones a largo plazo. Pero cualquiera que busca entrar a la Argentina tiene miedo, porque Aerolíneas te distorsiona todo. Entonces, mientras exista de esta forma, es un limitador. La han sufrido tremendamente Flybondi y JetSmart, porque no les daban espacios de amarre en Aeroparque, no les daban mangas, no les daban los mejores horarios, etcétera. Cuando gobierna el kirchnerismo, Aerolíneas es quien maneja la política aerocomercial en la Argentina. (Mariano) Recalde, (Pablo) Ceriani, todos ellos son cómplices y responsables de este desastre.

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