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17 balazos: la filmación del ataque que abrió una guerra narco en Pilar y que ya tiene un muerto y un detenido

Se llamaba Marcelo González Algerini, era uruguayo y tenía 36 años, pero hasta su joven novia lo conocía por otro nombre. Usaba identidades falsas y se hacía pasar por argentino. Tenía un pedido de captura internacional. Hasta el sábado pasado, cuando lo mataron de cuatro tiros, vivía en un barrio semicerrado de Pilar, donde se sospecha vendía cocaína y marihuana. Dieciocho días antes de su asesinato había participado de un ataque a balazos donde un compatriota suyo salvó su vida de milagro. Era el comienzo de una guerra narco que ya tiene una víctima, un detenido y, por los menos, dos prófugos.

Así lo informaron a LA NACION fuentes policiales y judiciales. A González Algerini lo mataron el sábado a las 18.15. Había salido de su casa del barrio Finca San Agustín, en Pilar, en una camioneta Chevrolet Tracker, con Teófilo Américo S. G., un uruguayo de 80 años, padre de su socio, para hacer compras.

Cuando llegaron a un quiosco, Teófilo Américo se bajó del vehículo. González Algerini, de 36 años, se quedó en el vehículo, esperando. De pronto, a la par de la Chevrolet Tracker, se detuvo una camioneta Jeep Renegade desde donde comenzaron a disparar. Diez tiros, cuatro proyectiles impactaron en el cuerpo del conductor, que murió casi en el acto.

Cuando llegó el personal de la policía bonaerense llegó a la escena del crimen, encontraron un morral con 694.000 dólares, 1.000.000 de pesos y dos iPhone.

En un primer momento, la investigación del homicidio quedó a cargo del fiscal de Pilar Germán Camafreita, con la colaboración de detectives de la Subdelegación Departamental de Investigaciones (SubDDI) de Pilar, quienes allanaron la casa del barrio Finca San Agustín, donde vivía la víctima. Intervino el juez de Garantías Nicolás Ceballos.

Alguien había estado en la casa de la víctima. Se había llevado el disco rígido (DVR) que graba las filmaciones de las cámaras de seguridad. Había sido el hijo de Teófilo Américo, el socio de la víctima, que ahora es buscado por los detectives policiales y judiciales.

Teófilo Américo quedó detenido por su presunta participación en el plan criminal. También buscan a otro sospechoso, agregaron las fuentes consultadas.

En una de las habitaciones de la casa de la víctima, los investigadores secuestraron elementos utilizados para estirar cocaína. Además, declaró un vigilador privado que afirmó que González Algerini le pagaba para no dejaron registro de las patentes de los vehículos que iban a su casa.

Cuando los investigadores le pregunta si eran muchos los autos que llegaban al barrio y se dirigían a la casa de la víctima, el testigo no dudo. “Sí, muchos y todos los días. Entraban y salían, parecía una calesita”, recordó una fuente judicial.

Pronto, los investigadores descubrieron que la camioneta Jeep Renegade desde la que le dispararon a la víctima había sido el mismo vehículo desde que el 25 de septiembre pasado un tirador se bajó y le disparo 17 balazos a un ciudadano uruguayo de 27 años que salvó su vida de milagro.

La víctima de ese ataque, cuya identidad se mantiene en reserva, salvó su vida de milagro. Fue atacada cuando llegaba a su casa de Villa Astolfi, en Pilar, en su cupé BMW.

En las últimas horas, la novia de González Algerini declaró que escuchó a su pareja y a su socio planear ataque al joven uruguayo de 27 años.

“La joven sostuvo que escuchó hablar de que le querían robar y matarlo al muchacho uruguayo”, dijo una fuente judicial. Ese ataque, en un primer momento, fue investigado por el fiscal de Pilar Andrés Quintana.

Un peritaje de la Policía Científica analizó unas sustancias secuestradas en la casa de la víctima. Se trataba de restos de cocaína.

Ante la sospecha de que, tanto el homicidio como el ataque del 25 de septiembre pasado, tienen vinculación y que tienen una motivación en el negocio narco, la investigación quedó a cargo de la fiscal Marcela Semería, funcionaria que conduce la fiscalía especialidad en drogas de Pilar.

Se llamaba Marcelo González Algerini, era uruguayo y tenía 36 años, pero hasta su joven novia lo conocía por otro nombre. Usaba identidades falsas y se hacía pasar por argentino. Tenía un pedido de captura internacional. Hasta el sábado pasado, cuando lo mataron de cuatro tiros, vivía en un barrio semicerrado de Pilar, donde se sospecha vendía cocaína y marihuana. Dieciocho días antes de su asesinato había participado de un ataque a balazos donde un compatriota suyo salvó su vida de milagro. Era el comienzo de una guerra narco que ya tiene una víctima, un detenido y, por los menos, dos prófugos.

Así lo informaron a LA NACION fuentes policiales y judiciales. A González Algerini lo mataron el sábado a las 18.15. Había salido de su casa del barrio Finca San Agustín, en Pilar, en una camioneta Chevrolet Tracker, con Teófilo Américo S. G., un uruguayo de 80 años, padre de su socio, para hacer compras.

Cuando llegaron a un quiosco, Teófilo Américo se bajó del vehículo. González Algerini, de 36 años, se quedó en el vehículo, esperando. De pronto, a la par de la Chevrolet Tracker, se detuvo una camioneta Jeep Renegade desde donde comenzaron a disparar. Diez tiros, cuatro proyectiles impactaron en el cuerpo del conductor, que murió casi en el acto.

Cuando llegó el personal de la policía bonaerense llegó a la escena del crimen, encontraron un morral con 694.000 dólares, 1.000.000 de pesos y dos iPhone.

En un primer momento, la investigación del homicidio quedó a cargo del fiscal de Pilar Germán Camafreita, con la colaboración de detectives de la Subdelegación Departamental de Investigaciones (SubDDI) de Pilar, quienes allanaron la casa del barrio Finca San Agustín, donde vivía la víctima. Intervino el juez de Garantías Nicolás Ceballos.

Alguien había estado en la casa de la víctima. Se había llevado el disco rígido (DVR) que graba las filmaciones de las cámaras de seguridad. Había sido el hijo de Teófilo Américo, el socio de la víctima, que ahora es buscado por los detectives policiales y judiciales.

Teófilo Américo quedó detenido por su presunta participación en el plan criminal. También buscan a otro sospechoso, agregaron las fuentes consultadas.

En una de las habitaciones de la casa de la víctima, los investigadores secuestraron elementos utilizados para estirar cocaína. Además, declaró un vigilador privado que afirmó que González Algerini le pagaba para no dejaron registro de las patentes de los vehículos que iban a su casa.

Cuando los investigadores le pregunta si eran muchos los autos que llegaban al barrio y se dirigían a la casa de la víctima, el testigo no dudo. “Sí, muchos y todos los días. Entraban y salían, parecía una calesita”, recordó una fuente judicial.

Pronto, los investigadores descubrieron que la camioneta Jeep Renegade desde la que le dispararon a la víctima había sido el mismo vehículo desde que el 25 de septiembre pasado un tirador se bajó y le disparo 17 balazos a un ciudadano uruguayo de 27 años que salvó su vida de milagro.

La víctima de ese ataque, cuya identidad se mantiene en reserva, salvó su vida de milagro. Fue atacada cuando llegaba a su casa de Villa Astolfi, en Pilar, en su cupé BMW.

En las últimas horas, la novia de González Algerini declaró que escuchó a su pareja y a su socio planear ataque al joven uruguayo de 27 años.

“La joven sostuvo que escuchó hablar de que le querían robar y matarlo al muchacho uruguayo”, dijo una fuente judicial. Ese ataque, en un primer momento, fue investigado por el fiscal de Pilar Andrés Quintana.

Un peritaje de la Policía Científica analizó unas sustancias secuestradas en la casa de la víctima. Se trataba de restos de cocaína.

Ante la sospecha de que, tanto el homicidio como el ataque del 25 de septiembre pasado, tienen vinculación y que tienen una motivación en el negocio narco, la investigación quedó a cargo de la fiscal Marcela Semería, funcionaria que conduce la fiscalía especialidad en drogas de Pilar.

 Marcelo González Algerini, un ciudadano uruguayo de 36 años, fue asesinado de cuatro tiros; tenía una orden de captura internacional; vivía en un barrio semicerrado y usaba identidades falsas  LA NACION

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