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Con plantas, estrellas y té o café, la fotografía expande sus límites en Pinta BApohoto

Líquidos para revelar a base de té o café. Plantas embebidas que generan imágenes al tocar el papel. Obras realizadas con recortes de libros cosidos, con fotografías publicadas en diarios o con registros de luces estelares guardadas en un observatorio. Retratos de objetos encontrados en largas caminatas en Córdoba o París. Todo esto puede encontrarse en la nueva sección Radar de Pinta BAphoto, cuya vigésima edición continúa hasta el domingo en La Rural.

“Antes que nada”: qué dice Martín Caparrós en el libro que publica después de contar que tiene ELA

Uno de los espacios curados de la feria de fotografía más importante de América Latina, cumple múltiples funciones: no sólo mostrar cómo la imagen expande sus límites al adaptarse a múltiples soportes y procedimientos, sino también generar un diálogo entre obras, artistas, galerías, lenguajes y provincias de distintos puntos del país.

“Podía invitar a galerías de toda la región, pero elegí a diez de la Argentina para celebrar los veinte años de la feria”, dijo a LA NACION el curador Sebastián Vidal Mackinson, que por primera vez tiene a su cargo una sección en Pinta. Además, debuta con su galería Linse en la sección Next/Fuera de foco, dedicada a las propuestas más emergentes, duplicada en esta edición hasta sumar otra una decena de espacios.

Entre ellos la galería cordobesa The White Lodge, que participa con las “esculturas fotográficas” y los originales retratos deconstruidos del artista tucumano Sandro Pereira, artista reconocido hoy con el premio In Situ de 800.000 pesos. Otorgado por Joaquín Rodríguez y Abel Guaglianone, incluyó en esta edición una mención especial de $400.000 para Proyecto Calle, que tiene su propio stand en la feria. Allí se venden por 50 dólares fotografías tomadas por personas que viven a la intemperie.

“Este premio busca la integración a través del arte –dijo Rodríguez, cocurador de Next/Fuera de foco junto con Bárbara Golubicki-. Y Proyecto Calle es un gran ejemplo de que el arte tiene el poder de transformar la vida”.

El “rastreador” de Radar, destinado a detectar talentos y tendencias en el continente, llega importado desde las otras ferias que el grupo Pinta impulsa en Lima y Miami. Otra forma de integrarlas fue sumarle el título Next, ya presente en las de Estados Unidos y Perú, a la porteña Fuera de foco a diez años de su lanzamiento. Cada vez más integradas, ahora también son reconocibles por los trajes blancos que distinguen a los miembros del staff, diseñados por el estudio peruano Common Table.

La globalización de este proyecto impulsado por Diego Costa Peuser, sin embargo, no implica que pierda personalidad. Todo lo contrario. La curadora general Irene Gelfman procura sorprender con proyectos especiales como el de la rosarina Cecilia Lenardón, otro ejemplo de fotografía expandida: su instalación de gran escala está conformada por cuatro piezas de papel abollado de diez metros de largo cada uno, sobre las cuales imprimió imágenes de sus brazos y piernas. Apeló a esas “cuatro piezas clave”, que muchas veces damos por sentadas, para abordar “la idea de supervivencia”.

“Las piezas no corresponden a la escala real sino que están hiperextendidas, como si una fuerza externa las hubiera tomado y estirado más de la cuenta, pero llevándolas al límite de lo posible –señala Gelfman-. Al mismo tiempo, están abolladas, se contraen y estiran constantemente en una acción performática que realiza la artista para invitar al espectador a repensar la división de tareas en un conjunto: ¿Cuál es el rol que le corresponde a cada parte de una cadena? ¿Qué reconocimiento tiene la fuerza de trabajo motora? ¿Cuánto puede tolerar un cuerpo? Para explorar estas inquietudes, Lenardón toma la imagen fotográfica quieta y fija para transformarla en algo vivo”.

Varios de los artistas convocados por Vidal Mackinson a Radar apelan a una capacidad de transformación similar. Rosana Schoijett les aporta tres dimensiones y movimiento al convertir collages realizados con libros antiguos en un retablo interactivo. Comparte el stand con Andrea Ostera, quien trabaja con impresiones directas de plantas: las moja con fijador y revelador, y las usa como “sello” sobre el papel. “Es una impresión de contacto, en el mismo proceso se va revelando también –explica a LA NACION-. Es como una travesura”.

También María Paz Secundini, cuyas obras conviven con las de Ana Guilligan, reemplaza los reveladores tradicionales por otros a base de plantas, té y café. “No tienen químicos, son alternativos. Tampoco usamos fijador industrial, aunque lleve más tiempo y sea más frustrante”, dice sobre una serie realizada con Laura Basílico en Rosario. La sección se completa con otros imperdibles diálogos entre las obras de Lihuel González, Javier Soria Vazquez, Ivana Vollaro, Nicolás Martella, Dudu Quinanilha y Elías Leiro. Todos abiertos a responder preguntas sobre sus múltiples experimentos e historias.

Para agendar:

Pinta BAphoto, hasta el domingo en La Rural (Av. Sarmiento 2704). Sábado, de 14 a 20.30; domingo, de 14 a 20. Entradas en laruralticket.com.ar/event/pinta-baphoto. General: $8000; estudiantes y jubilados, $4000. 2×1 con Club LA NACION. Mañana a las 17 habrá una charla sobre “Fotografía y memoria: reconstrucción de una narrativa latinoamericana”. Y a las 18, un homenaje a la trayectoria de Luz Castillo, Aldo Sessa y Pedro Roth.

Líquidos para revelar a base de té o café. Plantas embebidas que generan imágenes al tocar el papel. Obras realizadas con recortes de libros cosidos, con fotografías publicadas en diarios o con registros de luces estelares guardadas en un observatorio. Retratos de objetos encontrados en largas caminatas en Córdoba o París. Todo esto puede encontrarse en la nueva sección Radar de Pinta BAphoto, cuya vigésima edición continúa hasta el domingo en La Rural.

“Antes que nada”: qué dice Martín Caparrós en el libro que publica después de contar que tiene ELA

Uno de los espacios curados de la feria de fotografía más importante de América Latina, cumple múltiples funciones: no sólo mostrar cómo la imagen expande sus límites al adaptarse a múltiples soportes y procedimientos, sino también generar un diálogo entre obras, artistas, galerías, lenguajes y provincias de distintos puntos del país.

“Podía invitar a galerías de toda la región, pero elegí a diez de la Argentina para celebrar los veinte años de la feria”, dijo a LA NACION el curador Sebastián Vidal Mackinson, que por primera vez tiene a su cargo una sección en Pinta. Además, debuta con su galería Linse en la sección Next/Fuera de foco, dedicada a las propuestas más emergentes, duplicada en esta edición hasta sumar otra una decena de espacios.

Entre ellos la galería cordobesa The White Lodge, que participa con las “esculturas fotográficas” y los originales retratos deconstruidos del artista tucumano Sandro Pereira, artista reconocido hoy con el premio In Situ de 800.000 pesos. Otorgado por Joaquín Rodríguez y Abel Guaglianone, incluyó en esta edición una mención especial de $400.000 para Proyecto Calle, que tiene su propio stand en la feria. Allí se venden por 50 dólares fotografías tomadas por personas que viven a la intemperie.

“Este premio busca la integración a través del arte –dijo Rodríguez, cocurador de Next/Fuera de foco junto con Bárbara Golubicki-. Y Proyecto Calle es un gran ejemplo de que el arte tiene el poder de transformar la vida”.

El “rastreador” de Radar, destinado a detectar talentos y tendencias en el continente, llega importado desde las otras ferias que el grupo Pinta impulsa en Lima y Miami. Otra forma de integrarlas fue sumarle el título Next, ya presente en las de Estados Unidos y Perú, a la porteña Fuera de foco a diez años de su lanzamiento. Cada vez más integradas, ahora también son reconocibles por los trajes blancos que distinguen a los miembros del staff, diseñados por el estudio peruano Common Table.

La globalización de este proyecto impulsado por Diego Costa Peuser, sin embargo, no implica que pierda personalidad. Todo lo contrario. La curadora general Irene Gelfman procura sorprender con proyectos especiales como el de la rosarina Cecilia Lenardón, otro ejemplo de fotografía expandida: su instalación de gran escala está conformada por cuatro piezas de papel abollado de diez metros de largo cada uno, sobre las cuales imprimió imágenes de sus brazos y piernas. Apeló a esas “cuatro piezas clave”, que muchas veces damos por sentadas, para abordar “la idea de supervivencia”.

“Las piezas no corresponden a la escala real sino que están hiperextendidas, como si una fuerza externa las hubiera tomado y estirado más de la cuenta, pero llevándolas al límite de lo posible –señala Gelfman-. Al mismo tiempo, están abolladas, se contraen y estiran constantemente en una acción performática que realiza la artista para invitar al espectador a repensar la división de tareas en un conjunto: ¿Cuál es el rol que le corresponde a cada parte de una cadena? ¿Qué reconocimiento tiene la fuerza de trabajo motora? ¿Cuánto puede tolerar un cuerpo? Para explorar estas inquietudes, Lenardón toma la imagen fotográfica quieta y fija para transformarla en algo vivo”.

Varios de los artistas convocados por Vidal Mackinson a Radar apelan a una capacidad de transformación similar. Rosana Schoijett les aporta tres dimensiones y movimiento al convertir collages realizados con libros antiguos en un retablo interactivo. Comparte el stand con Andrea Ostera, quien trabaja con impresiones directas de plantas: las moja con fijador y revelador, y las usa como “sello” sobre el papel. “Es una impresión de contacto, en el mismo proceso se va revelando también –explica a LA NACION-. Es como una travesura”.

También María Paz Secundini, cuyas obras conviven con las de Ana Guilligan, reemplaza los reveladores tradicionales por otros a base de plantas, té y café. “No tienen químicos, son alternativos. Tampoco usamos fijador industrial, aunque lleve más tiempo y sea más frustrante”, dice sobre una serie realizada con Laura Basílico en Rosario. La sección se completa con otros imperdibles diálogos entre las obras de Lihuel González, Javier Soria Vazquez, Ivana Vollaro, Nicolás Martella, Dudu Quinanilha y Elías Leiro. Todos abiertos a responder preguntas sobre sus múltiples experimentos e historias.

Para agendar:

Pinta BAphoto, hasta el domingo en La Rural (Av. Sarmiento 2704). Sábado, de 14 a 20.30; domingo, de 14 a 20. Entradas en laruralticket.com.ar/event/pinta-baphoto. General: $8000; estudiantes y jubilados, $4000. 2×1 con Club LA NACION. Mañana a las 17 habrá una charla sobre “Fotografía y memoria: reconstrucción de una narrativa latinoamericana”. Y a las 18, un homenaje a la trayectoria de Luz Castillo, Aldo Sessa y Pedro Roth.

 La sección Radar, ya existente en las ferias que Diego Costa Peuser impulsa en Lima y Miami, llegó a Buenos Aires para generar un diálogo entre obras, artistas, galerías, lenguajes y provincias argentinas  LA NACION

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