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Embarazada de seis meses. Agustina Córdova habla de su pareja, el empresario Tomás Arizaga, y la dulce espera de su hija Luz

Su última escapada a Formentera fue más que especial. Junto a su pareja, el empresario gastronómico Tomás Arizaga, Agustina Córdova sorprendió a sus seguidores al contar la feliz noticia de su nuevo embarazo. “Una bebita en camino y todo es celebración”, escribió ella en su cuenta de Instagram luego de posar con su pancita de seis meses. Después de una breve escala en París, regresó a Buenos Aires y tuvo otro motivo para festejar: cumplió 39 años el 24 de octubre, rodeada por el amor de Arizaga y de Andes (4), su hijo, fruto de la relación anterior de la actriz y modelo con Martín Bustamante.

–¿Pediste deseos?

–Sí, pedí, pero la verdad es que siento tanta felicidad por el presente que también me di un espacio para agradecer. El día del cumpleaños se abre algo muy lindo energéticamente porque es un nuevo año, se inicia un nuevo ciclo.

–¿Cómo estás viviendo el embarazo?

–Los primeros meses me sacudieron un poco. Tuve vómitos, náuseas y emocionalmente tenía las hormonas revolucionadas. [Se ríe]. Por suerte ya estoy en un muy buen segundo período, con más calma.

–¿El nombre Luz lo eligieron entre los dos?

–Sí, igual tengo la teoría de que son los niños quienes eligen sus propios nombres. La verdad es que nunca había pensado en tener una hija y llamarla Luz, pero un día me pasó que lo escuché y dije: “Es ese, no hay dudas”. Le conté a Tomás y por suerte a él también le gustó.

–¿Cómo reaccionó Andes?

–Es un niño muy especial, se dio cuenta de que iba a tener una hermanita una semana después de enterarnos nosotros. Se me acercó y me dijo: “Mamá, anoche soñé que tenías un bebito en la panza y que iba a ser una niña”. Me sorprendió porque yo en ese momento no tenía idea del sexo del bebé. Todavía me acuerdo de su cara cuando me lo dijo, fue lo más mágico que me pasó.

–¿Cómo lo está viviendo ahora?

–Andes está feliz, le cuenta a todo el mundo que va a tener una hermanita. Está como enamorado y todo el tiempo dice: “Luz es mi favorita”. Se levanta y le da un beso a mi panza, es una locura. Me resulta increíble ver cómo un niño está tan entusiasmado con alguien a quien todavía no conoce.

–Y Tomás va a ser padre por primera vez…

–Sí, está obnubilado con la llegada de Luz. Vive un idilio con nuestra beba [se ríe], lo veo enamorado, feliz, le sale el corazón del cuerpo. A veces, cuando lo miro, pienso qué bueno que es todo lo que le está pasando a esta bebita: todavía no nació, pero ya está siendo amada por tanta gente. Qué buen karma.

–Será una maternidad distinta…

–Sin dudas. Por empezar, Andes nació en plena pandemia, así que todo me fue muy difícil. Todos los cursos que había hecho y los libros que había leído se fueron al tacho cuando me vi aislada en medio de la cuarentena por el Covid. Y fue horrible. Me acuerdo de que le escribí una carta a Andes para que cuando sea grande sepa todo lo que vivió la humanidad en esos meses.

–También estabas con el papá de tu hijo…

–Sí, pero como a todos, me faltó la familia. Soy mendocina y todo el tiempo tenía ganas de irme a la casa familiar. Mamá conoció a su nieto recién cuando él tenía nueve meses… Todo ese tiempo fue como una película de terror, pero me recontra fortalecí. Por eso te digo que la idealización de la maternidad la bajé hace rato.

–¿Cómo te conectás con Luz?

–Le hablo, a veces pongo música y ahora estoy haciendo kundalini yoga para embarazadas. Con Andes hice lo mismo. Él creció con esa información. De hecho, hoy practica yoga conmigo, hace muy bien las posturas, es todo medio jugando. Le divierte, escu- cha mantras y los repite.

–¿Notás algo distinto entre este embarazo y el de Andes?

–En este embarazo se me activó más la femineidad, creo que debe ser porque estoy esperando una mujer. Si bien cuando acabás de parir te volvés muy lunar porque tu energía está enfocada en cuidar a tu bebé, con el tiempo empieza a aparecer Venus y ahí se despierta tu energía más femenina. Hay momentos en que estoy bien, tranquila, y otros en los que me siento una mujer cósmica, mucho más luminosa, energética.

–Ahí aflora tu costado como astróloga. ¿Hiciste la carta natal de Luz?

–No. Con mis hijos no me meto. [Se ríe]. Todavía tengo la carta natal de Andes que me regalaron cuando nació y hasta el día de hoy no la miré. Y no sé si quiero verla… Estoy en medio de esa carta, así que es muy difícil ser objetiva como astróloga. Sí sé que, al igual que Andes, Luz va a ser acuariana. Yo tengo ascendente en Acuario, así que hay algo ahí que tengo que aprender en esta vida y que me lo van a enseñar mis hijos.

Andes se dio cuenta de que iba a tener una hermanita antes de que le diéramos la noticia. Nos dijo que había soñado que yo tenía un bebito en la panza

–También sos instructora de yoga. ¿Toda esa carga espiritual cambió tu manera de relacionarte con el mundo?

–Mi mamá y mi abuela también siguieron ese camino, con lo cual hay algo de esa información que me debe haber llegado de manera intrauterina y que con el tiempo fue aflorando. Mi búsqueda continuó en la India, donde terminé de formarme como instructora de yoga y hoy llevo adelante un ciclo de meditaciones y de yoga itinerante que me pone muy contenta. No es la totalidad de lo que hago, pero es una parte importante. En mi mundo conviven el modelaje, la actuación, el yoga, la astrología… Nada de todo eso me define, sino que creo que soy todo eso junto.

–¿Qué descubriste de Tomás en esta nueva etapa de la pareja?

–Tomás es un compañero increíble y una persona alegre, feliz. Siempre vas a encontrar risa y celebración a su alrededor. Y se ve que eso es un poco lo que andaba necesitando cuando lo conocí.

–¿Cómo se conocieron?

–En Punta del Este, en una salida con amigos. En ese momento yo recién estaba recomponiéndome, acomodándome con Andes en este nuevo comienzo y, al mismo tiempo, tratando de ser feliz. Entonces apareció Tomás. Al principio hubo buena onda entre los dos, pero nada más. Dos meses después nos cruzamos en Mendoza. Nos abrazamos y ese instante fue casi místico. Me acuerdo que pensé: “No tengo idea de qué va a pasar con este pibe, pero algo me vibró en este encuentro”. Fue un abrazo que dos años después me dejó esta hermosa familia. Me gusta pensar que esto también es la vida, que te sucede sin querer queriendo.•

Agradecimientos: Daiana Rosemberg (fotografía); Juan Manuel Márquez (estilismo); Malenna Prestifilippo para Frumboli (maquillaje); Estudio HAIR: Agustina Visser para Frumboli Estudio (peinado)

Su última escapada a Formentera fue más que especial. Junto a su pareja, el empresario gastronómico Tomás Arizaga, Agustina Córdova sorprendió a sus seguidores al contar la feliz noticia de su nuevo embarazo. “Una bebita en camino y todo es celebración”, escribió ella en su cuenta de Instagram luego de posar con su pancita de seis meses. Después de una breve escala en París, regresó a Buenos Aires y tuvo otro motivo para festejar: cumplió 39 años el 24 de octubre, rodeada por el amor de Arizaga y de Andes (4), su hijo, fruto de la relación anterior de la actriz y modelo con Martín Bustamante.

–¿Pediste deseos?

–Sí, pedí, pero la verdad es que siento tanta felicidad por el presente que también me di un espacio para agradecer. El día del cumpleaños se abre algo muy lindo energéticamente porque es un nuevo año, se inicia un nuevo ciclo.

–¿Cómo estás viviendo el embarazo?

–Los primeros meses me sacudieron un poco. Tuve vómitos, náuseas y emocionalmente tenía las hormonas revolucionadas. [Se ríe]. Por suerte ya estoy en un muy buen segundo período, con más calma.

–¿El nombre Luz lo eligieron entre los dos?

–Sí, igual tengo la teoría de que son los niños quienes eligen sus propios nombres. La verdad es que nunca había pensado en tener una hija y llamarla Luz, pero un día me pasó que lo escuché y dije: “Es ese, no hay dudas”. Le conté a Tomás y por suerte a él también le gustó.

–¿Cómo reaccionó Andes?

–Es un niño muy especial, se dio cuenta de que iba a tener una hermanita una semana después de enterarnos nosotros. Se me acercó y me dijo: “Mamá, anoche soñé que tenías un bebito en la panza y que iba a ser una niña”. Me sorprendió porque yo en ese momento no tenía idea del sexo del bebé. Todavía me acuerdo de su cara cuando me lo dijo, fue lo más mágico que me pasó.

–¿Cómo lo está viviendo ahora?

–Andes está feliz, le cuenta a todo el mundo que va a tener una hermanita. Está como enamorado y todo el tiempo dice: “Luz es mi favorita”. Se levanta y le da un beso a mi panza, es una locura. Me resulta increíble ver cómo un niño está tan entusiasmado con alguien a quien todavía no conoce.

–Y Tomás va a ser padre por primera vez…

–Sí, está obnubilado con la llegada de Luz. Vive un idilio con nuestra beba [se ríe], lo veo enamorado, feliz, le sale el corazón del cuerpo. A veces, cuando lo miro, pienso qué bueno que es todo lo que le está pasando a esta bebita: todavía no nació, pero ya está siendo amada por tanta gente. Qué buen karma.

–Será una maternidad distinta…

–Sin dudas. Por empezar, Andes nació en plena pandemia, así que todo me fue muy difícil. Todos los cursos que había hecho y los libros que había leído se fueron al tacho cuando me vi aislada en medio de la cuarentena por el Covid. Y fue horrible. Me acuerdo de que le escribí una carta a Andes para que cuando sea grande sepa todo lo que vivió la humanidad en esos meses.

–También estabas con el papá de tu hijo…

–Sí, pero como a todos, me faltó la familia. Soy mendocina y todo el tiempo tenía ganas de irme a la casa familiar. Mamá conoció a su nieto recién cuando él tenía nueve meses… Todo ese tiempo fue como una película de terror, pero me recontra fortalecí. Por eso te digo que la idealización de la maternidad la bajé hace rato.

–¿Cómo te conectás con Luz?

–Le hablo, a veces pongo música y ahora estoy haciendo kundalini yoga para embarazadas. Con Andes hice lo mismo. Él creció con esa información. De hecho, hoy practica yoga conmigo, hace muy bien las posturas, es todo medio jugando. Le divierte, escu- cha mantras y los repite.

–¿Notás algo distinto entre este embarazo y el de Andes?

–En este embarazo se me activó más la femineidad, creo que debe ser porque estoy esperando una mujer. Si bien cuando acabás de parir te volvés muy lunar porque tu energía está enfocada en cuidar a tu bebé, con el tiempo empieza a aparecer Venus y ahí se despierta tu energía más femenina. Hay momentos en que estoy bien, tranquila, y otros en los que me siento una mujer cósmica, mucho más luminosa, energética.

–Ahí aflora tu costado como astróloga. ¿Hiciste la carta natal de Luz?

–No. Con mis hijos no me meto. [Se ríe]. Todavía tengo la carta natal de Andes que me regalaron cuando nació y hasta el día de hoy no la miré. Y no sé si quiero verla… Estoy en medio de esa carta, así que es muy difícil ser objetiva como astróloga. Sí sé que, al igual que Andes, Luz va a ser acuariana. Yo tengo ascendente en Acuario, así que hay algo ahí que tengo que aprender en esta vida y que me lo van a enseñar mis hijos.

Andes se dio cuenta de que iba a tener una hermanita antes de que le diéramos la noticia. Nos dijo que había soñado que yo tenía un bebito en la panza

–También sos instructora de yoga. ¿Toda esa carga espiritual cambió tu manera de relacionarte con el mundo?

–Mi mamá y mi abuela también siguieron ese camino, con lo cual hay algo de esa información que me debe haber llegado de manera intrauterina y que con el tiempo fue aflorando. Mi búsqueda continuó en la India, donde terminé de formarme como instructora de yoga y hoy llevo adelante un ciclo de meditaciones y de yoga itinerante que me pone muy contenta. No es la totalidad de lo que hago, pero es una parte importante. En mi mundo conviven el modelaje, la actuación, el yoga, la astrología… Nada de todo eso me define, sino que creo que soy todo eso junto.

–¿Qué descubriste de Tomás en esta nueva etapa de la pareja?

–Tomás es un compañero increíble y una persona alegre, feliz. Siempre vas a encontrar risa y celebración a su alrededor. Y se ve que eso es un poco lo que andaba necesitando cuando lo conocí.

–¿Cómo se conocieron?

–En Punta del Este, en una salida con amigos. En ese momento yo recién estaba recomponiéndome, acomodándome con Andes en este nuevo comienzo y, al mismo tiempo, tratando de ser feliz. Entonces apareció Tomás. Al principio hubo buena onda entre los dos, pero nada más. Dos meses después nos cruzamos en Mendoza. Nos abrazamos y ese instante fue casi místico. Me acuerdo que pensé: “No tengo idea de qué va a pasar con este pibe, pero algo me vibró en este encuentro”. Fue un abrazo que dos años después me dejó esta hermosa familia. Me gusta pensar que esto también es la vida, que te sucede sin querer queriendo.•

Agradecimientos: Daiana Rosemberg (fotografía); Juan Manuel Márquez (estilismo); Malenna Prestifilippo para Frumboli (maquillaje); Estudio HAIR: Agustina Visser para Frumboli Estudio (peinado)

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