Va a ser demolida. La mansión de Matías Garfunkel y Victoria Vanucci abre sus puertas por última vez: hasta cuándo se puede visitar
Despedir un edificio con una muestra artística o una instalación es una de las tendencias que pisan fuerte en la Ciudad, donde los cambios urbanos precipitan nuevas formas de habitar. Es el caso del petit hotel de la calle 11 de septiembre 1535, en el corazón del barrio de Belgrano. Hasta este sábado por la noche las puertas de hierro forjado de la mansión construida en 1925 estarán abiertas en el marco de una expo de interiorismo que rescata el espíritu del palacete que, originalmente, perteneció a la familia Breyer, dueña de Breyer Casa de Pianos, una emblemática firma de instrumentos musicales que opera desde 1882 en el centro porteño.
La expo HabitaDA pone en valor la arquitectura de una residencia porteña, con estilo francés e historia propia. Y lo hace a partir de siete espacios ambientados y decorados por arquitectos, diseñadores e interioristas que coparon la mansión con propuestas inmersivas, que combinan arte, texturas, aromas y sonidos. El living, la sala de lectura, el dormitorio principal, el de niños y el jardín aún conservan las huellas de sus antiguos propietarios.
El pase de manos siguió con la familia Machinandiarena, al frente de los estudios de cine San Miguel. Fue en la década del 40 donde empezaron a desfilar personalidades del espectáculo y también de la política. De acuerdo con Alejandro Ojeda, investigador cinematográfico (autor del libro Aquí se hizo la magia, editado por la Sociedad por el Patrimonio Audiovisual), Walt Disney atravesó sus salones en la visita diplomática que hizo en 1941, en calidad de “embajador de la buena voluntad”. Los artistas plásticos Raúl Soldi y Gori Muñoz, y por otro lado Juan Perón y Evita también habrían visitado la residencia como invitados a la función privada de La Pródiga, protagonizada por Eva Duarte en 1945 y producida por los estudios San Miguel.
Luego, los pisos de mármol y los ambientes de doble altura se transformaron en sede del Banco Mercantil. Y finalmente, sus últimos dueños fueron Matías Garfunkel y Victoria Vanucci.
Protección histórica
Desde la desarrolladora inmobiliaria que proyecta la construcción de un edificio de 19 pisos y amenities de lujo señalan que la mansión estuvo cerrada durante 15 años. “La encontramos abandonada, aunque en la última planta se habían hecho nuevas instalaciones con mucha tecnología”, dicen desde BrodyFriedman, la firma que la compró por US$3 millones, luego de que la propiedad fuera incluida entre los convenios urbanísticos, la herramienta que impulsó la gestión de Horacio Rodríguez Larreta y permitió ampliar las superficies de edificación de algunos edificios, más allá de lo establecido por el Código Urbanístico, a cambio de compensaciones para impulsar el área del microcentro.
El palacete, que cuenta con protección histórica, fue una de las últimas aprobaciones de la Legislatura porteña que dieron el visto bueno para su transformación. Así, y a pesar de que la decisión fue resistida por vecinos y organizaciones civiles de defensa del patrimonio arquitectónico porteño, pasará a integrar la línea de edificios de lujo Velvet Grand, de acuerdo con el proyecto de la desarrolladora BrodyFriedman.
“Los vecinos están expectantes y fueron invitados a la muestra. Muchos siguen en desacuerdo, pero hay otros que miran con buenos ojos la llegada al barrio de un producto de calidad que termine con los 15 años de abandono”, dicen desde la desarrolladora, que organiza la expo junto a Distrito Arenales, plataforma que agrupa a más de 60 firmas de arte, diseño, iluminación, indumentaria y accesorios de la calle Arenales, que aportó mobiliario y piezas destacadas en esta muestra efímera: a partir de esta noche se desarmarán los cuartos, se retirarán cuadros, alfombras y equipamiento para volver a cambiar de piel.
El proyecto preservará la fachada y 10 metros hacia el interior, que se reconvertirán en un gran hall de entrada. “Se va a respetar la impronta ecléctica reversionando el carácter francés con una mirada actual. Además, se reciclarán las piezas con valor como la ebanistería y los bronces”, señalan. Y agregan que la torre tendrá disposiciones generosas, terminaciones de diseño y amenities novedosos como salas para practicar yoga, cabinas de masajes, espacios para jóvenes y adolescentes, otros diferenciados para chicos. “Los microcines y los saunas ya casi no se usan, ponemos el foco en el nuevo lujo”, apuntan desde la desarrolladora. “La nueva caja respeta el carácter francés y reversiona la mirada actual”, subrayan.
En tanto, antes de que lleguen las grúas y las topadoras, la residencia vuelve a brillar como en su época de gloria. Entre las tendencias de diseño, arquitectura y paisajismo aún se respira la elegancia y sofisticación de los materiales nobles como el mármol, los dorados a la hoja, la madera de caoba que alguna vez pisaron visitantes ilustres.
Con la coordinación de Carolina Constantino, que lidera la expo HabitaDA, se convocó a siete referentes del interiorismo para imaginar cómo sería hoy la vida en esta casona construida en 1925 por el arquitecto José Abuaf. A casi 100 años de la instalación de las mansardas en las cubiertas, el típico “tejado” de origen francés, hoy esta generación de viviendas donde los salones de baile, las escaleras de mármol y los comedores brillaban junto a sus vitrales y maderas lustradas experimentan una transformación. “Se notan las capas de historia”, señalaban los arquitectos durante la inauguración de HabitaDA, el nombre de la muestra que juega con la palabra habitar y las iniciales de Distrito Arenales.
En el cuarto infantil, por ejemplo, sobrevive un pequeño hogar a leña de mármol, un elemento que fue recuperado por la arquitecta Claudia Faena para incorporarlo en su propuesta inmersiva: entre juguetes tejidos a crochet, caballitos de madera y casitas para esconderse, el “Cuarto de Ámbar y Rubí” se despliega con una paleta de tonos neutros y detalles de color en el empapelado. Por otra parte, la arquitecta Adriana Randazzo ambientó el jardín donde trasladó la geometría de los pisos en damero interiores al exterior para crear un recorrido rodeado de obras de arte. Además, un pequeño café estilo “francés romántico”.
En tanto, el family room, a cargo del estudio Rubén Valdemarin, ofrece distintos sectores frente a una gran chimenea, con opciones para el encuentro entre sillones y mesas bajas. El estudio Javier Stockle desarrolló el comedor, bajo el concepto de ceremonia que busca promover la conexión entre los comensales y el entorno. Y en la habitación principal, cuyos últimos usuarios (Garfunkel y Vannucci) dotaron de instalaciones con tecnología de alta gama, el estudio Jankovic | Fontanet ambientó el espacio con texturas y tonos neutros y la cama y el gran vestidor de madera con protagonistas indiscutibles de la “Suite de Reve”. Además, la sala de lectura (Estudio Mop / Pita) destaca la gran biblioteca original de la mansión, un elemento clave que retomaron los interioristas para ubicar libros, objetos, recuerdos y obras de arte en un espacio íntimo. Lo nuevo y lo viejo en una fusión que anticipa el futuro del palacete centenario.
Integrar el pasado en proyectos que contemplan dinámicas propias de la época es un desafío urbanístico. Por un lado, el respeto patrimonial y la preservación de los edificios históricos. Y por otro, las nuevas experiencias del habitar y el avance de los desarrollos inmobiliarios que impulsan las transformaciones urbanas. Hasta el sábado a las 20 se puede visitar y recorrer HabitaDA, un recorrido inmersivo por la mansión que pronto será una torre de lujo.
Despedir un edificio con una muestra artística o una instalación es una de las tendencias que pisan fuerte en la Ciudad, donde los cambios urbanos precipitan nuevas formas de habitar. Es el caso del petit hotel de la calle 11 de septiembre 1535, en el corazón del barrio de Belgrano. Hasta este sábado por la noche las puertas de hierro forjado de la mansión construida en 1925 estarán abiertas en el marco de una expo de interiorismo que rescata el espíritu del palacete que, originalmente, perteneció a la familia Breyer, dueña de Breyer Casa de Pianos, una emblemática firma de instrumentos musicales que opera desde 1882 en el centro porteño.
La expo HabitaDA pone en valor la arquitectura de una residencia porteña, con estilo francés e historia propia. Y lo hace a partir de siete espacios ambientados y decorados por arquitectos, diseñadores e interioristas que coparon la mansión con propuestas inmersivas, que combinan arte, texturas, aromas y sonidos. El living, la sala de lectura, el dormitorio principal, el de niños y el jardín aún conservan las huellas de sus antiguos propietarios.
El pase de manos siguió con la familia Machinandiarena, al frente de los estudios de cine San Miguel. Fue en la década del 40 donde empezaron a desfilar personalidades del espectáculo y también de la política. De acuerdo con Alejandro Ojeda, investigador cinematográfico (autor del libro Aquí se hizo la magia, editado por la Sociedad por el Patrimonio Audiovisual), Walt Disney atravesó sus salones en la visita diplomática que hizo en 1941, en calidad de “embajador de la buena voluntad”. Los artistas plásticos Raúl Soldi y Gori Muñoz, y por otro lado Juan Perón y Evita también habrían visitado la residencia como invitados a la función privada de La Pródiga, protagonizada por Eva Duarte en 1945 y producida por los estudios San Miguel.
Luego, los pisos de mármol y los ambientes de doble altura se transformaron en sede del Banco Mercantil. Y finalmente, sus últimos dueños fueron Matías Garfunkel y Victoria Vanucci.
Protección histórica
Desde la desarrolladora inmobiliaria que proyecta la construcción de un edificio de 19 pisos y amenities de lujo señalan que la mansión estuvo cerrada durante 15 años. “La encontramos abandonada, aunque en la última planta se habían hecho nuevas instalaciones con mucha tecnología”, dicen desde BrodyFriedman, la firma que la compró por US$3 millones, luego de que la propiedad fuera incluida entre los convenios urbanísticos, la herramienta que impulsó la gestión de Horacio Rodríguez Larreta y permitió ampliar las superficies de edificación de algunos edificios, más allá de lo establecido por el Código Urbanístico, a cambio de compensaciones para impulsar el área del microcentro.
El palacete, que cuenta con protección histórica, fue una de las últimas aprobaciones de la Legislatura porteña que dieron el visto bueno para su transformación. Así, y a pesar de que la decisión fue resistida por vecinos y organizaciones civiles de defensa del patrimonio arquitectónico porteño, pasará a integrar la línea de edificios de lujo Velvet Grand, de acuerdo con el proyecto de la desarrolladora BrodyFriedman.
“Los vecinos están expectantes y fueron invitados a la muestra. Muchos siguen en desacuerdo, pero hay otros que miran con buenos ojos la llegada al barrio de un producto de calidad que termine con los 15 años de abandono”, dicen desde la desarrolladora, que organiza la expo junto a Distrito Arenales, plataforma que agrupa a más de 60 firmas de arte, diseño, iluminación, indumentaria y accesorios de la calle Arenales, que aportó mobiliario y piezas destacadas en esta muestra efímera: a partir de esta noche se desarmarán los cuartos, se retirarán cuadros, alfombras y equipamiento para volver a cambiar de piel.
El proyecto preservará la fachada y 10 metros hacia el interior, que se reconvertirán en un gran hall de entrada. “Se va a respetar la impronta ecléctica reversionando el carácter francés con una mirada actual. Además, se reciclarán las piezas con valor como la ebanistería y los bronces”, señalan. Y agregan que la torre tendrá disposiciones generosas, terminaciones de diseño y amenities novedosos como salas para practicar yoga, cabinas de masajes, espacios para jóvenes y adolescentes, otros diferenciados para chicos. “Los microcines y los saunas ya casi no se usan, ponemos el foco en el nuevo lujo”, apuntan desde la desarrolladora. “La nueva caja respeta el carácter francés y reversiona la mirada actual”, subrayan.
En tanto, antes de que lleguen las grúas y las topadoras, la residencia vuelve a brillar como en su época de gloria. Entre las tendencias de diseño, arquitectura y paisajismo aún se respira la elegancia y sofisticación de los materiales nobles como el mármol, los dorados a la hoja, la madera de caoba que alguna vez pisaron visitantes ilustres.
Con la coordinación de Carolina Constantino, que lidera la expo HabitaDA, se convocó a siete referentes del interiorismo para imaginar cómo sería hoy la vida en esta casona construida en 1925 por el arquitecto José Abuaf. A casi 100 años de la instalación de las mansardas en las cubiertas, el típico “tejado” de origen francés, hoy esta generación de viviendas donde los salones de baile, las escaleras de mármol y los comedores brillaban junto a sus vitrales y maderas lustradas experimentan una transformación. “Se notan las capas de historia”, señalaban los arquitectos durante la inauguración de HabitaDA, el nombre de la muestra que juega con la palabra habitar y las iniciales de Distrito Arenales.
En el cuarto infantil, por ejemplo, sobrevive un pequeño hogar a leña de mármol, un elemento que fue recuperado por la arquitecta Claudia Faena para incorporarlo en su propuesta inmersiva: entre juguetes tejidos a crochet, caballitos de madera y casitas para esconderse, el “Cuarto de Ámbar y Rubí” se despliega con una paleta de tonos neutros y detalles de color en el empapelado. Por otra parte, la arquitecta Adriana Randazzo ambientó el jardín donde trasladó la geometría de los pisos en damero interiores al exterior para crear un recorrido rodeado de obras de arte. Además, un pequeño café estilo “francés romántico”.
En tanto, el family room, a cargo del estudio Rubén Valdemarin, ofrece distintos sectores frente a una gran chimenea, con opciones para el encuentro entre sillones y mesas bajas. El estudio Javier Stockle desarrolló el comedor, bajo el concepto de ceremonia que busca promover la conexión entre los comensales y el entorno. Y en la habitación principal, cuyos últimos usuarios (Garfunkel y Vannucci) dotaron de instalaciones con tecnología de alta gama, el estudio Jankovic | Fontanet ambientó el espacio con texturas y tonos neutros y la cama y el gran vestidor de madera con protagonistas indiscutibles de la “Suite de Reve”. Además, la sala de lectura (Estudio Mop / Pita) destaca la gran biblioteca original de la mansión, un elemento clave que retomaron los interioristas para ubicar libros, objetos, recuerdos y obras de arte en un espacio íntimo. Lo nuevo y lo viejo en una fusión que anticipa el futuro del palacete centenario.
Integrar el pasado en proyectos que contemplan dinámicas propias de la época es un desafío urbanístico. Por un lado, el respeto patrimonial y la preservación de los edificios históricos. Y por otro, las nuevas experiencias del habitar y el avance de los desarrollos inmobiliarios que impulsan las transformaciones urbanas. Hasta el sábado a las 20 se puede visitar y recorrer HabitaDA, un recorrido inmersivo por la mansión que pronto será una torre de lujo.
Antes de que lleguen las topadoras, el público puede conocer los espacios del palacete, que estuvo cerrado durante 15 años, y ahora están decorados con propuestas inmersivas, que combinan arte, texturas, aromas y sonidos LA NACION