Fugas de presos. Waldo Wolff echó al director de Alcaidías y al responsable civil del área en el Ministerio de Seguridad
Tras la fuga de dos detenidos de la cárcel de Contraventores de la Ciudad de Nueva Pompeya, luego de forzar una reja, hecho descubierto esta mañana, y mientras siguen prófugos nueve de los once reclusos que el 24 de noviembre pasado lograron evadirse de los calabozos de la Alcaidía 4 Bis de Barracas, el ministro de Seguridad porteño, Waldo Wolff, echó al director de Alcaidías de la Policía de la Ciudad y al responsable civil del área.
Los funcionarios expulsados son el comisario mayor Adrián Ochoa y el funcionario Sebastián Vela. Según pudo saber LA NACION, se consideró que eran “responsables de identificar aquellos lugares donde hay un mal funcionamiento de una estructura o una eventual connivencia” que haya facilitado las evasiones de detenidos.
Fuentes del gobierno de la Ciudad dijeron que en la más reciente fuga, de este fin de semana, se produjo un hecho singular: alguien posibilitó que en el centro de contraventores, preparado para detener por un cortísimo periodo de tiempo a sancionados por faltas leves –lo que implica que las estructuras de control son menores que en las alcaidías–, hayan quedado alojadas personas que cometieron delitos más graves o pasibles de condenas más extensas, como, por ejemplo, delincuentes que se dedican al narcotráfico.
Voceros de Seguridad señalaron que las recientes fugas se produjeron inmediatamente después de que se anunciara el histórico acuerdo entre la Ciudad y la Nación para el traspaso de los recursos del Servicio Penitenciario Federal dedicados al alojamiento y control de los privados de la libertad por delitos penales que están bajo la jurisdicción de la Justicia porteña o de la Justicia nacional con asiento en la Capital.
“Tomé la decisión de echar al responsable civil del Ministerio junto con el Director de Alcaidías de la Policía de la Ciudad más allá de la correspondiente investigación en curso. Desde el mes de mayo, cuando creamos la Dirección, logramos que no hubiera ninguna evasión desde las alcaidías. No obstante ello, tras el anuncio del traspaso del Servicio Penitenciario ocurrieron los dos hechos. El incremento de la población carcelaria en un 35% (de 1700 a 2300) y tener aún 320 condenados que no deberían estar bajo el cuidado de la Ciudad en lugares de alojamiento que no cumplen con las medidas de seguridad mínimas no son una excusa para impedir que los detenidos se escapen. Seguiremos siendo inflexibles con cada uno de los funcionarios, civiles y policiales, que no hagan su trabajo como corresponde”, suscribió Wolff en su cuenta personal de la red social X este domingo.
CAMBIOS EN LA POLICÍA Y EL MINISTERIO DE SEGURIDAD A RAÍZ DE LAS ÚLTIMAS EVASIONES DE DETENIDOS
Tras las fugas en Barracas y el Centro de Contraventores tomé la decisión de echar al responsable civil del Ministerio junto con el Director de Alcaidías de la Policía de la Ciudad…
— Waldo Wolff (@WolffWaldo) December 1, 2024
Esta noche, Waldo Wolff dijo a LA NACION: “Es una situación que amerita mi intervención especial. Nosotros tenemos un problema de superpoblación en las alcaidías, con casi 330 condenados, que por tal motivo no pueden estar a nuestro cargo, y un sistema penitenciario de la Ciudad que, desde su concepción, no está preparado para tal fin. No obstante, desde mayo creamos una dirección específica de alcaidías, ya que antes los calabozos eran manejados por los superintendentes comunales y esa no era su función. Pero cuando empezamos a hablar del traspaso empezaron las fugas. En las dos hubo irregularidades; como mínimo, negligencia, y en la última claramente hubo connivencia”.
“Corté por lo sano. Podré ser más o menos capaz, pero tengo una trayectoria impoluta y al que descubra en una situación de connivencia lo echo en el acto. Con esto vamos a ir hasta las últimas consecuencias y por toda la cadena de responsabilidad. Se generaron irregularidades, pero las vamos a subsanar y actuaremos con la máxima severidad”, concluyó Wolff.
“Tuvo que echar a los jefes porque son responsables de identificar aquellos lugares donde hay connivencia. Antes acá eso no se castigaba. Ahora la gente que está a cargo tiene la obligación de identificar cuando hay connivencias estructurales. Si tenés un centro de contraventores y metés tipos que no son contraventores, sino uno que está metido en drogas, sos responsable de haber llevado a un tipo a un lugar donde se podía escapar”, dijeron otras fuentes consultadas por LA NACION.
Tras la fuga de dos detenidos de la cárcel de Contraventores de la Ciudad de Nueva Pompeya, luego de forzar una reja, hecho descubierto esta mañana, y mientras siguen prófugos nueve de los once reclusos que el 24 de noviembre pasado lograron evadirse de los calabozos de la Alcaidía 4 Bis de Barracas, el ministro de Seguridad porteño, Waldo Wolff, echó al director de Alcaidías de la Policía de la Ciudad y al responsable civil del área.
Los funcionarios expulsados son el comisario mayor Adrián Ochoa y el funcionario Sebastián Vela. Según pudo saber LA NACION, se consideró que eran “responsables de identificar aquellos lugares donde hay un mal funcionamiento de una estructura o una eventual connivencia” que haya facilitado las evasiones de detenidos.
Fuentes del gobierno de la Ciudad dijeron que en la más reciente fuga, de este fin de semana, se produjo un hecho singular: alguien posibilitó que en el centro de contraventores, preparado para detener por un cortísimo periodo de tiempo a sancionados por faltas leves –lo que implica que las estructuras de control son menores que en las alcaidías–, hayan quedado alojadas personas que cometieron delitos más graves o pasibles de condenas más extensas, como, por ejemplo, delincuentes que se dedican al narcotráfico.
Voceros de Seguridad señalaron que las recientes fugas se produjeron inmediatamente después de que se anunciara el histórico acuerdo entre la Ciudad y la Nación para el traspaso de los recursos del Servicio Penitenciario Federal dedicados al alojamiento y control de los privados de la libertad por delitos penales que están bajo la jurisdicción de la Justicia porteña o de la Justicia nacional con asiento en la Capital.
“Tomé la decisión de echar al responsable civil del Ministerio junto con el Director de Alcaidías de la Policía de la Ciudad más allá de la correspondiente investigación en curso. Desde el mes de mayo, cuando creamos la Dirección, logramos que no hubiera ninguna evasión desde las alcaidías. No obstante ello, tras el anuncio del traspaso del Servicio Penitenciario ocurrieron los dos hechos. El incremento de la población carcelaria en un 35% (de 1700 a 2300) y tener aún 320 condenados que no deberían estar bajo el cuidado de la Ciudad en lugares de alojamiento que no cumplen con las medidas de seguridad mínimas no son una excusa para impedir que los detenidos se escapen. Seguiremos siendo inflexibles con cada uno de los funcionarios, civiles y policiales, que no hagan su trabajo como corresponde”, suscribió Wolff en su cuenta personal de la red social X este domingo.
CAMBIOS EN LA POLICÍA Y EL MINISTERIO DE SEGURIDAD A RAÍZ DE LAS ÚLTIMAS EVASIONES DE DETENIDOS
Tras las fugas en Barracas y el Centro de Contraventores tomé la decisión de echar al responsable civil del Ministerio junto con el Director de Alcaidías de la Policía de la Ciudad…
— Waldo Wolff (@WolffWaldo) December 1, 2024
Esta noche, Waldo Wolff dijo a LA NACION: “Es una situación que amerita mi intervención especial. Nosotros tenemos un problema de superpoblación en las alcaidías, con casi 330 condenados, que por tal motivo no pueden estar a nuestro cargo, y un sistema penitenciario de la Ciudad que, desde su concepción, no está preparado para tal fin. No obstante, desde mayo creamos una dirección específica de alcaidías, ya que antes los calabozos eran manejados por los superintendentes comunales y esa no era su función. Pero cuando empezamos a hablar del traspaso empezaron las fugas. En las dos hubo irregularidades; como mínimo, negligencia, y en la última claramente hubo connivencia”.
“Corté por lo sano. Podré ser más o menos capaz, pero tengo una trayectoria impoluta y al que descubra en una situación de connivencia lo echo en el acto. Con esto vamos a ir hasta las últimas consecuencias y por toda la cadena de responsabilidad. Se generaron irregularidades, pero las vamos a subsanar y actuaremos con la máxima severidad”, concluyó Wolff.
“Tuvo que echar a los jefes porque son responsables de identificar aquellos lugares donde hay connivencia. Antes acá eso no se castigaba. Ahora la gente que está a cargo tiene la obligación de identificar cuando hay connivencias estructurales. Si tenés un centro de contraventores y metés tipos que no son contraventores, sino uno que está metido en drogas, sos responsable de haber llevado a un tipo a un lugar donde se podía escapar”, dijeron otras fuentes consultadas por LA NACION.
La decisión se tomó después de una nueva evasión, esta vez, del centro de contraventores ubicado en Nueva Pompeya LA NACION