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Natalia Denegri y su doble festejo por sus Martín Fierro: “Me siento mimada”

“Ayudar y estar cerca del otro es lo que me moviliza desde hace años cuando empecé con todo este trabajo periodístico tan apasionante”, explica Natalia Denegri a LA NACION después de haber recibido el reconocimiento de APTRA (Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentina) con dos Martín Fierro: el Latino por su programa infantil Corazones Guerreros que se emite desde Miami por Mega TV desde hace nueve años para Estados Unidos y ocho países de Latinoamérica. Y el de Cable en el rubro “Argentinos destacados en el exterior”, en el que también participaron Michel Brown y Rodrigo Guirao Díaz. Todo en una semana.

Natalia se emociona cuando cuenta que la parte humana para ella es lo más importante de su tarea como conductora: “Es donde debemos apuntar siempre más allá del trabajo que realicemos. Yo digo que trato de llevar luz donde hay oscuridad. Por ejemplo, en las misiones humanitarias que llevamos a cabo me voy encontrando con necesidades de la gente y me obligo a transformar eso como sea. Es importante poder hacer cosas para cumplir los sueños de tantos niños que de otra manera no podrían. Entonces llego y no me voy hasta tomar nota de todo para colaborar con ellos y sus familias”, explica con decisión.

Cuando se la consulta si ese espíritu solidario lo tuvo desde niña o lo fue adquiriendo a través de desarrollar su labor profesional, responde mientras asoman algunas lágrimas: “El mejor ejemplo lo tuve en casa, junto a mis padres, Mirta y Rodolfo, que me enseñaron desde chiquita a ser solidaria, a compartir lo que me daban con mis amigas y compañeras del cole. Siempre estaban para el vecino que los necesitaba y yo vi y viví eso día a día hasta que fui creciendo. Y cuando estuvo a mi alcance me capacité para intentar serle útil a alguien con lo que hago, más allá de un programa de televisión que sirve como herramienta para conectar con el público que acude para que colaboremos con ellos”.

La tristeza en su rostro aparece cuando vuelve a hablar de sus papás, esenciales en su vida, tal cual ella los define: “Estoy bastante melancólica y nostálgica porque hace un par de meses perdí a mi padre a los 89 años, que se fue agotando. Yo me daba cuenta de que se estaba yendo, apagando, y eso me conmovía, pero siempre estaba la esperanza de disfrutarlo un día más. Para él y mi mami son estos premios. Ella también está padeciendo algunos problemas y cuando su salud lo permite conectamos, recordamos momentos hermosos y nos abrazamos. Por supuesto que mis hijos y Daniel, mi compañero de tantos años, también son fundamentales para mí. Cada uno de ellos aportó emoción y corazón a mi vida”, se sincera.

Denegri se repone luego de hablar con admiración de su familia y cuenta que lo que el objetivo de su programa Corazones Guerreros está en hacer: “Por ejemplo, colaborar en la construcción de una escuela para que los niños de lugares olvidados puedan comenzar a armar su futuro. O ayudar en las obras para llevar agua potable a sitios como La Guajira en Colombia, donde no la tenían. Así pueden afrontar desafíos. Nadie con hambre y sed puede crecer y desarrollarse. Lo mismo sucede con la salud, por eso también en las misiones humanitarias que hacemos llevamos medicamentos esenciales para que puedan subsistir. Cada viaje es una clase de humanidad para mí y para todos los que me acompañan, como los que hicimos a Venezuela, Puerto Rico, donde brindamos apoyo tras los huracanes que azotaron la isla en 2017. También cumplimos tareas humanitarias en Miami y otras ciudades de todo Estados Unidos junto a la Fundación Hassenfeld Family y organizaciones locales para apoyar a niños y familias en situaciones vulnerables. Y por supuesto colaboramos en el norte argentino y con comedores del Gran Buenos Aires. Lo esencial es mostrarles y demostrarles a aquellos que afrontan una situación dura y difícil que, a pesar de las dificultades que en la vida se presenten, siempre se puede salir adelante si se reciben oportunidades”.

Ante la pregunta de por qué cree que fue reconocida en su país con un premio tan emblemático y tradicional como el Martín Fierro, responde: “Estoy segura de que los jurados se detuvieron a observar nuestra tarea humanitaria esencialmente. Además de ayudar con lo básico: alimentos, agua, medicinas, intentamos llegar con mensajes repletos de valores y esperanzas de que es posible un futuro mejor. Intentamos mostrar contenido positivo en televisión, algo que es muy raro encontrar en estas épocas. Y creo que eso se notó, pudo verse, y por eso me siento mimada con semejante reconocimiento”.

“Ayudar y estar cerca del otro es lo que me moviliza desde hace años cuando empecé con todo este trabajo periodístico tan apasionante”, explica Natalia Denegri a LA NACION después de haber recibido el reconocimiento de APTRA (Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentina) con dos Martín Fierro: el Latino por su programa infantil Corazones Guerreros que se emite desde Miami por Mega TV desde hace nueve años para Estados Unidos y ocho países de Latinoamérica. Y el de Cable en el rubro “Argentinos destacados en el exterior”, en el que también participaron Michel Brown y Rodrigo Guirao Díaz. Todo en una semana.

Natalia se emociona cuando cuenta que la parte humana para ella es lo más importante de su tarea como conductora: “Es donde debemos apuntar siempre más allá del trabajo que realicemos. Yo digo que trato de llevar luz donde hay oscuridad. Por ejemplo, en las misiones humanitarias que llevamos a cabo me voy encontrando con necesidades de la gente y me obligo a transformar eso como sea. Es importante poder hacer cosas para cumplir los sueños de tantos niños que de otra manera no podrían. Entonces llego y no me voy hasta tomar nota de todo para colaborar con ellos y sus familias”, explica con decisión.

Cuando se la consulta si ese espíritu solidario lo tuvo desde niña o lo fue adquiriendo a través de desarrollar su labor profesional, responde mientras asoman algunas lágrimas: “El mejor ejemplo lo tuve en casa, junto a mis padres, Mirta y Rodolfo, que me enseñaron desde chiquita a ser solidaria, a compartir lo que me daban con mis amigas y compañeras del cole. Siempre estaban para el vecino que los necesitaba y yo vi y viví eso día a día hasta que fui creciendo. Y cuando estuvo a mi alcance me capacité para intentar serle útil a alguien con lo que hago, más allá de un programa de televisión que sirve como herramienta para conectar con el público que acude para que colaboremos con ellos”.

La tristeza en su rostro aparece cuando vuelve a hablar de sus papás, esenciales en su vida, tal cual ella los define: “Estoy bastante melancólica y nostálgica porque hace un par de meses perdí a mi padre a los 89 años, que se fue agotando. Yo me daba cuenta de que se estaba yendo, apagando, y eso me conmovía, pero siempre estaba la esperanza de disfrutarlo un día más. Para él y mi mami son estos premios. Ella también está padeciendo algunos problemas y cuando su salud lo permite conectamos, recordamos momentos hermosos y nos abrazamos. Por supuesto que mis hijos y Daniel, mi compañero de tantos años, también son fundamentales para mí. Cada uno de ellos aportó emoción y corazón a mi vida”, se sincera.

Denegri se repone luego de hablar con admiración de su familia y cuenta que lo que el objetivo de su programa Corazones Guerreros está en hacer: “Por ejemplo, colaborar en la construcción de una escuela para que los niños de lugares olvidados puedan comenzar a armar su futuro. O ayudar en las obras para llevar agua potable a sitios como La Guajira en Colombia, donde no la tenían. Así pueden afrontar desafíos. Nadie con hambre y sed puede crecer y desarrollarse. Lo mismo sucede con la salud, por eso también en las misiones humanitarias que hacemos llevamos medicamentos esenciales para que puedan subsistir. Cada viaje es una clase de humanidad para mí y para todos los que me acompañan, como los que hicimos a Venezuela, Puerto Rico, donde brindamos apoyo tras los huracanes que azotaron la isla en 2017. También cumplimos tareas humanitarias en Miami y otras ciudades de todo Estados Unidos junto a la Fundación Hassenfeld Family y organizaciones locales para apoyar a niños y familias en situaciones vulnerables. Y por supuesto colaboramos en el norte argentino y con comedores del Gran Buenos Aires. Lo esencial es mostrarles y demostrarles a aquellos que afrontan una situación dura y difícil que, a pesar de las dificultades que en la vida se presenten, siempre se puede salir adelante si se reciben oportunidades”.

Ante la pregunta de por qué cree que fue reconocida en su país con un premio tan emblemático y tradicional como el Martín Fierro, responde: “Estoy segura de que los jurados se detuvieron a observar nuestra tarea humanitaria esencialmente. Además de ayudar con lo básico: alimentos, agua, medicinas, intentamos llegar con mensajes repletos de valores y esperanzas de que es posible un futuro mejor. Intentamos mostrar contenido positivo en televisión, algo que es muy raro encontrar en estas épocas. Y creo que eso se notó, pudo verse, y por eso me siento mimada con semejante reconocimiento”.

 La productora argentina analiza los dos premios recibidos en una semana: el Latino a Mejor Programa Infantil educativo por Corazones Guerreros y el de Cable en la categoría “Argentinos destacados en el exterior”.  LA NACION

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