Las dudas que tienen los “pasadores ilegales” de la triple frontera sobre cómo cayó el senador Edgardo Kueider
CIUDAD DEL ESTE (De un enviado especial).-A las 12 de la noche en el puente de la Amistad, el paso fronterizo que une Ciudad del Este con Foz Iguazú, donde a esa hora del miércoles 4 de diciembre la Armada paraguaya le secuestró al senador nacional Edgardo Kueider 211.000 dólares, los autos y motos pasan sin bajar la velocidad. Parece una calle cualquiera. No hay agentes de la Armada, ni tampoco de la Aduana. Sólo dos empleados de Migraciones miran televisión dentro de una oficina con el aire acondicionado a 20 grados. No parece importar qué pasa a unos metros de allí, donde esa frontera porosa, marcada por el contrabando y el tráfico de todo tipo de cosas ilegales, armas, drogas, personas, “es tierra de nadie”, como admiten varios hombres que se dedican a ese tipo de operaciones ilícitas. Ese contexto aporta dudas sobre lo que pasó el miércoles pasado, cuando agentes de la Armada encontraron una mochila con dinero en la camioneta que manejaba el senador nacional por Entre Ríos.
Después del puente que atraviesa el río Paraná, que en esa zona, es bravo y correntoso, y surca la llamada isla de las Serpientes, hay un tinglado enorme de chapa donde está la sede de Migraciones y la Aduana de Paraguay. En diagonal, en un edificio que parece un mangrullo de hormigón, funciona la Armada.
El puente de la Amistad tiene una reja alta y un techo de chapa en toda su extensión, unos 552 metros, para evitar los suicidios. Incluso, un cartel exhibe un número de teléfono gratuito de ayuda a las personas que pretenden arrojarse al río desde una altura de 80 metros. Cada vez que alguien se arroja se interrumpe el tráfico fronterizo y desquicia a los hombres que se dedican a pasar mercadería. El último episodio ocurrió en junio pasado, cuando dos adolescentes de 15 años murieron al arrojarse al río.
En ese lugar el miércoles 4 de diciembre los agentes de la Armada paraguaya incautaron 211.000 dólares en una mochila que estaba dentro de la camioneta Chevrolet Trailblazer que manejaba Kueider, que iba acompañado de su secretaria Iara Guinsel Costa. En el acta que labraron los agentes de la Armada figura la 1.30 horas.
“Algo raro pasó. Porque nunca hay controles y menos a esa hora”, advirtió Fabián, un hombre de 32 años, que en su moto atraviesa todos los días ese límite que durante el día es una maraña de autos y combis. En una caja que lleva en un portaequipajes en la parte trasera de la motocicleta Honda Titán, pasa “lo que usted quiera”. “No me interesa saber lo que va dentro. Es mejor no preguntar. Con la gente que trabajo lo único que estoy seguro es que no llevo drogas, porque no se dedican a eso”, apuntó Fabián a unos 50 metros del puente, donde está su parada. “En unos 40 minutos la mercadería está en Argentina”, resumió como si fuera una promoción.
La mayoría de los “pasadores” están al tanto de lo que sucedió el miércoles 4 de diciembre, cuando demoraron a Keuider y a su secretaria Iara Guinsel Costa. Un día después los detuvieron y luego pasaron a estar en prisión domiciliaria en un lujoso edificio en Asunción. Ese día hubo otro hecho que llamó más la atención. Agentes de Delitos Económicos y Financieros de la Policía de Alto Paraná y del Comando Tripartito, secuestraron 953.000 dólares a tres ciudadanos colombianos en el aeropuerto de Minga Guazú, que está a 22 kilómetros de Ciudad del Este. Los colombianos llegaron a la región desde Asunción en un vuelo en una avioneta privada, de la empresa de taxi aéreo Helitáctica. Cuando aterrizaron los esperaban los agentes, que los revisaron y encontraron el dinero en las valijas. Los colombianos alegaron que llevaban ese dinero a una casa de apuestas de la triple frontera. Horas después a Kueider le incautaron 211.000 dólares en un escenario distinto, en el puente de la Amistad, algo poco frecuente.
Guinsel Costa declaró al día siguiente que el dinero era de una empresa con sede en Asunción. Se trata de Golsur, una constructora. ¿Cómo la secretaria de un senador nacional era apoderada de una compañía en Paraguay? La trama con esta firma es lo que amenaza complicar a Guinsel Costa, pero también al senador. La sospecha es que ella podría ser testaferro de un engranaje de operaciones para lavar dinero de su jefe.
Los “trabajadores” ilegales de la frontera creen que algo raro pasó para que incautaran ese dinero al senador nacional por Entre Ríos. “Si no querés correr riesgo con la plata o cualquier cosa ilegal se puede pasar por tierra o por el río. Los costos varían de acuerdo a la importancia de la carga. Cuesta más caro que arriesgarse, pero tenés asegurado que no lo vas a perder”, sostuvo un taxista que también hace esas maniobras en su coche desde muy temprano.
La duda que persiste es si el que cruza la mercancía sabe que es una suma de dinero y desaparece. “Eso es muy difícil que ocurra porque el negocio es pasar; no es robar. Si yo me llego a quedar con algo mi jefe, que maneja este negocio, me lo va a hacer saber”, comentó un colega de Fabián, sin aportar detalles, que surgen con la simple imaginación.
Desde Puerto Iguazú a Ciudad del Este, que era el camino que hizo Kueider, hay dos alternativas para pasar un “paquete” de manera ilegal. “Hay gente que se dedica hace mucho tiempo a esto. Entregas el bagayo del lado argentino y lo pasan a Foz de Iguazú por los llamados piques”, reveló un hombre en el puente, que conoce el movimiento oscuro de la triple frontera. Los “piques” son pequeños caminos de tierra colorada que se meten en la selva del lado brasileño. Son pasadizos en medio de una frondosa vegetación. Los únicos que pueden pasar son las motos, porque los autos no entran en los senderos, que además están en mal estado producto de las lluvias frecuentes.
Desde la ruta en Foz de Iguazú se pueden ver pequeños agujeros en la vegetación que son las salidas o entradas de los llamados “piques”. “El lugar donde hay más riesgo es en la frontera entre Brasil y Argentina. En Foz se corre el riesgo mayor, porque además hay mucha vigilancia de la policía caminera y de migraciones”, aseguró. “Si pasás el límite brasileño después no hay problema, porque el lado paraguayo es un descontrol”, afirmó uno de los trabajadores ilegales de Ciudad del Este. “Hay arreglos históricos entre capitalistas de Ciudad del Este”, agregó.
Otro de los riesgos latentes para la región en la triple frontera es el del terrorismo, porque la presencia de miembros del Hezbolá fue confirmada por quienes integran desde hace 14 años el Comando Tripartito, que conforman Argentina, Brasil y Paraguay.
De tanto en tanto, la triple frontera queda en el foco de la atención antiterrorista. Eso, pese a que los especialistas en la materia aceptan que nada pasa de indicios vagos y cada vez más las investigaciones apuntan al movimiento ilegal de divisas y menos, en definitiva, a la actividad concreta de grupos operativos.
A la par, también surge la presencia latente de Primer Comando Capital (PCC), el grupo criminal que se originó en las cárceles de San Pablo hace 20 años y hoy tiene presencia en las 12 penitenciarías de Paraguay, incluida la de Ciudad del Este.
El 24 de abril de 2017, la sede de Prosegur, una empresa de seguridad privada en Ciudad del Este, Paraguay, fue asaltada por criminales de PCC, que se fugaron con al menos 11,7 millones de dólares. Durante este cinematográfico “robo del siglo” a lo grande, como lo denominaron las autoridades paraguayas, unas cinco docenas de hombres armados estuvieron atacando el edificio de Prosegur durante tres horas con fusiles automáticos. Y la ciudad quedó situada con explosivos para evitar que los persiguieran.
En febrero pasado se produjo una especie de réplica de este asalto, con la sospecha de que participaron células de PCC. Se robaron 2.000.000 de dólares al vaciar la bóveda de la Asociación de Trabajadores Cambistas de Ciudad del Este, lugar al cual accedieron y huyeron a través de un túnel de más de 150 metros de largo. La triple frontera es un territorio colorido, pero oscuro, donde lo ilegal supura por las calles como la humedad de esta zona, en la que las complicidades y la corrupción habilitan para que todo sea posible.
CIUDAD DEL ESTE (De un enviado especial).-A las 12 de la noche en el puente de la Amistad, el paso fronterizo que une Ciudad del Este con Foz Iguazú, donde a esa hora del miércoles 4 de diciembre la Armada paraguaya le secuestró al senador nacional Edgardo Kueider 211.000 dólares, los autos y motos pasan sin bajar la velocidad. Parece una calle cualquiera. No hay agentes de la Armada, ni tampoco de la Aduana. Sólo dos empleados de Migraciones miran televisión dentro de una oficina con el aire acondicionado a 20 grados. No parece importar qué pasa a unos metros de allí, donde esa frontera porosa, marcada por el contrabando y el tráfico de todo tipo de cosas ilegales, armas, drogas, personas, “es tierra de nadie”, como admiten varios hombres que se dedican a ese tipo de operaciones ilícitas. Ese contexto aporta dudas sobre lo que pasó el miércoles pasado, cuando agentes de la Armada encontraron una mochila con dinero en la camioneta que manejaba el senador nacional por Entre Ríos.
Después del puente que atraviesa el río Paraná, que en esa zona, es bravo y correntoso, y surca la llamada isla de las Serpientes, hay un tinglado enorme de chapa donde está la sede de Migraciones y la Aduana de Paraguay. En diagonal, en un edificio que parece un mangrullo de hormigón, funciona la Armada.
El puente de la Amistad tiene una reja alta y un techo de chapa en toda su extensión, unos 552 metros, para evitar los suicidios. Incluso, un cartel exhibe un número de teléfono gratuito de ayuda a las personas que pretenden arrojarse al río desde una altura de 80 metros. Cada vez que alguien se arroja se interrumpe el tráfico fronterizo y desquicia a los hombres que se dedican a pasar mercadería. El último episodio ocurrió en junio pasado, cuando dos adolescentes de 15 años murieron al arrojarse al río.
En ese lugar el miércoles 4 de diciembre los agentes de la Armada paraguaya incautaron 211.000 dólares en una mochila que estaba dentro de la camioneta Chevrolet Trailblazer que manejaba Kueider, que iba acompañado de su secretaria Iara Guinsel Costa. En el acta que labraron los agentes de la Armada figura la 1.30 horas.
“Algo raro pasó. Porque nunca hay controles y menos a esa hora”, advirtió Fabián, un hombre de 32 años, que en su moto atraviesa todos los días ese límite que durante el día es una maraña de autos y combis. En una caja que lleva en un portaequipajes en la parte trasera de la motocicleta Honda Titán, pasa “lo que usted quiera”. “No me interesa saber lo que va dentro. Es mejor no preguntar. Con la gente que trabajo lo único que estoy seguro es que no llevo drogas, porque no se dedican a eso”, apuntó Fabián a unos 50 metros del puente, donde está su parada. “En unos 40 minutos la mercadería está en Argentina”, resumió como si fuera una promoción.
La mayoría de los “pasadores” están al tanto de lo que sucedió el miércoles 4 de diciembre, cuando demoraron a Keuider y a su secretaria Iara Guinsel Costa. Un día después los detuvieron y luego pasaron a estar en prisión domiciliaria en un lujoso edificio en Asunción. Ese día hubo otro hecho que llamó más la atención. Agentes de Delitos Económicos y Financieros de la Policía de Alto Paraná y del Comando Tripartito, secuestraron 953.000 dólares a tres ciudadanos colombianos en el aeropuerto de Minga Guazú, que está a 22 kilómetros de Ciudad del Este. Los colombianos llegaron a la región desde Asunción en un vuelo en una avioneta privada, de la empresa de taxi aéreo Helitáctica. Cuando aterrizaron los esperaban los agentes, que los revisaron y encontraron el dinero en las valijas. Los colombianos alegaron que llevaban ese dinero a una casa de apuestas de la triple frontera. Horas después a Kueider le incautaron 211.000 dólares en un escenario distinto, en el puente de la Amistad, algo poco frecuente.
Guinsel Costa declaró al día siguiente que el dinero era de una empresa con sede en Asunción. Se trata de Golsur, una constructora. ¿Cómo la secretaria de un senador nacional era apoderada de una compañía en Paraguay? La trama con esta firma es lo que amenaza complicar a Guinsel Costa, pero también al senador. La sospecha es que ella podría ser testaferro de un engranaje de operaciones para lavar dinero de su jefe.
Los “trabajadores” ilegales de la frontera creen que algo raro pasó para que incautaran ese dinero al senador nacional por Entre Ríos. “Si no querés correr riesgo con la plata o cualquier cosa ilegal se puede pasar por tierra o por el río. Los costos varían de acuerdo a la importancia de la carga. Cuesta más caro que arriesgarse, pero tenés asegurado que no lo vas a perder”, sostuvo un taxista que también hace esas maniobras en su coche desde muy temprano.
La duda que persiste es si el que cruza la mercancía sabe que es una suma de dinero y desaparece. “Eso es muy difícil que ocurra porque el negocio es pasar; no es robar. Si yo me llego a quedar con algo mi jefe, que maneja este negocio, me lo va a hacer saber”, comentó un colega de Fabián, sin aportar detalles, que surgen con la simple imaginación.
Desde Puerto Iguazú a Ciudad del Este, que era el camino que hizo Kueider, hay dos alternativas para pasar un “paquete” de manera ilegal. “Hay gente que se dedica hace mucho tiempo a esto. Entregas el bagayo del lado argentino y lo pasan a Foz de Iguazú por los llamados piques”, reveló un hombre en el puente, que conoce el movimiento oscuro de la triple frontera. Los “piques” son pequeños caminos de tierra colorada que se meten en la selva del lado brasileño. Son pasadizos en medio de una frondosa vegetación. Los únicos que pueden pasar son las motos, porque los autos no entran en los senderos, que además están en mal estado producto de las lluvias frecuentes.
Desde la ruta en Foz de Iguazú se pueden ver pequeños agujeros en la vegetación que son las salidas o entradas de los llamados “piques”. “El lugar donde hay más riesgo es en la frontera entre Brasil y Argentina. En Foz se corre el riesgo mayor, porque además hay mucha vigilancia de la policía caminera y de migraciones”, aseguró. “Si pasás el límite brasileño después no hay problema, porque el lado paraguayo es un descontrol”, afirmó uno de los trabajadores ilegales de Ciudad del Este. “Hay arreglos históricos entre capitalistas de Ciudad del Este”, agregó.
Otro de los riesgos latentes para la región en la triple frontera es el del terrorismo, porque la presencia de miembros del Hezbolá fue confirmada por quienes integran desde hace 14 años el Comando Tripartito, que conforman Argentina, Brasil y Paraguay.
De tanto en tanto, la triple frontera queda en el foco de la atención antiterrorista. Eso, pese a que los especialistas en la materia aceptan que nada pasa de indicios vagos y cada vez más las investigaciones apuntan al movimiento ilegal de divisas y menos, en definitiva, a la actividad concreta de grupos operativos.
A la par, también surge la presencia latente de Primer Comando Capital (PCC), el grupo criminal que se originó en las cárceles de San Pablo hace 20 años y hoy tiene presencia en las 12 penitenciarías de Paraguay, incluida la de Ciudad del Este.
El 24 de abril de 2017, la sede de Prosegur, una empresa de seguridad privada en Ciudad del Este, Paraguay, fue asaltada por criminales de PCC, que se fugaron con al menos 11,7 millones de dólares. Durante este cinematográfico “robo del siglo” a lo grande, como lo denominaron las autoridades paraguayas, unas cinco docenas de hombres armados estuvieron atacando el edificio de Prosegur durante tres horas con fusiles automáticos. Y la ciudad quedó situada con explosivos para evitar que los persiguieran.
En febrero pasado se produjo una especie de réplica de este asalto, con la sospecha de que participaron células de PCC. Se robaron 2.000.000 de dólares al vaciar la bóveda de la Asociación de Trabajadores Cambistas de Ciudad del Este, lugar al cual accedieron y huyeron a través de un túnel de más de 150 metros de largo. La triple frontera es un territorio colorido, pero oscuro, donde lo ilegal supura por las calles como la humedad de esta zona, en la que las complicidades y la corrupción habilitan para que todo sea posible.
El puente de la Amistad es un lugar de tránsito permanente de todo lo ilícito; “Podés pasar lo que quieras, si tenés el contacto adecuado y pagás”, afirmó un especialista en el rubro en Paraguay LA NACION