Una nueva cadena de supermercados llegó a Buenos Aires: sus planes
Buenos Aires sumó una nueva cadena de supermercados. La Cooperativa Obrera concretó la inauguración de su primera sucursal en el barrio de San Telmo. La apertura representa el desembarco en el AMBA de la firma con base en Bahía Blanca y el regreso de una propuesta cooperativa al competitivo mercado porteño.
Para poner un pie en Buenos Aires, los bahienses cerraron un acuerdo con otra cooperativa, El Hogar Obrero, con el objetivo de reflotar la marca Supercoop, que tuvo su momento de esplendor en las décadas del 70 y los 80, cuando llegó a contar con más de 240 autoservicios y supermercados distribuidos en 14 provincias.
Con impulso del consumo y la inversión, la economía creció 3,9% en el tercer trimestre del año
“Los supermercados cooperativos son muy competitivos en todo el mundo. En Suiza las dos principales cadenas son cooperativas. Y algo parecido ocurre en Japón, Italia, Canadá y en España, donde la cadena Eroski también es una de las más fuertes, con una propuesta cooperativa”, explicó a LA NACION Héctor Jacquet, gerente general de la Cooperativa Obrera.
En la cadena explican que, al tratarse de una cooperativa, todas las ganancias se reparten entre los más de 2,7 millones de socios que integran la entidad. “Cuando se hace el balance, el 15% se destina al personal, el funcionamiento de la cooperativa y tareas solidarias, y el 85% se distribuye entre los socios, básicamente a través de la bonificación de las compras. Cuando pasa por la caja con su changuito, el socio informa su número y se le acredita la ganancia anual para pagar la compra que está haciendo. En promedio, cada socio se termina llevando un changuito lleno”, indicaron.
En la empresa además destacan que el espíritu cooperativo también se manifiesta en otros detalles. “La idea es siempre ayudar al cliente a que maximice su dinero y por eso identificamos con un cartel el producto en la góndola que ofrece el precio más bajo, sin importar si se trata de una marca propia o de una marca nacional o internacional”, explican en la cadena.
Jugador nacional
La apertura de la tienda porteña demandó una inversión de US$1,5 millones. El local se levanta en un predio que pertenece a El Hogar Obrero y donde hasta el año pasado funcionó un Carrefour, pero en el que hasta fines de los 80 era la sede de un Supercoop.
Hoy, la Cooperativa Obrera es el séptimo jugador en el negocio de los supermercados, detrás de cadenas internacionales como Carrefour, Cencosud (Jumbo, Disco, VEA) y Día, y jugadores locales como Coto, La Anónima y Changomás, y su facturación supera los US$1000 millones anuales. “Tenemos 149 sucursales distribuidas en 73 ciudades de siete provincias y en las plazas donde operamos en promedio tenemos una participación de mercado del 35%”, aseguró Mariano Glas, gerente de Supermercados de la empresa bahiense.
Los planes de la Cooperativa para el mercado porteño incluyen más aperturas a partir de la alianza con El Hogar Obrero. “Queremos ver cómo funciona esta primera tienda y, en la medida en que los resultados nos acompañen, vamos a seguir creciendo, aprovechando que El Hogar Obrero tiene otras cuatro o cinco propiedades en la ciudad que pueden funcionar como supermercados”, señaló Jacquet.
El ingreso de la Cooperativa Obrera a Buenos Aires será acompañado por el desembarco de Coop y Primer Precio, dos marcas propias de supermercados que son muy fuertes en el interior del país. En el primer caso, se trata de un nombre registrado por El Hogar Obrero y que fue el pionero en incursionar en el rubro de los marcas propias de los supermercados en los 70. Primer Precio, por su parte, es una marca que compite básicamente por precio y cuya propiedad pertenece, en partes iguales, a la Cooperativa Obrera y la cadena marplatense Toledo.
Crece la influencia de Demian Reidel en el Gobierno: esta semana presenta el Plan Nuclear
Alianza cooperativa
El Hogar Obrero fue fundado a principios del siglo pasado cuando Juan B. Justo y Nicolás Repetto, junto con Enrique Dickman, Ángel Gimenez y otros 15 militantes del recientemente creado Partido Socialista, decidieron impulsar una cooperativa de vivienda.
Con un constante crecimiento, el Hogar Obrero atravesó firmemente las décadas del 20, 30 y 40, pero fue en los años 50, cuando copiando el auge del supermercadismo que se vivía en los Estados Unidos, revolucionó al sector comercial: lanzó Supercoop, adelantándose al boom de los supermercados privados que llegaría a la Argentina unos años después.
Su rápido crecimiento en el supermercadismo lo impulsó a establecer también industrias propias, en las que producía desde panificados hasta conservas, pasando por frutas, chacinados, lácteos y mucho más. Llegó a tener su cadena de rotiserías y, a mediados de los 80, ingresó en un nuevo rubro denominado “Shopping Center”, en el que fue precursor, con recordados centros, como el Spinetto Shopping. Fue, además, quien inició las obras del Shopping Abasto.
En 1989 se posicionó como la sexta empresa en importancia del país en el sector servicios y la más grande entre las privadas. Llegó a tener casi 2 millones de asociados y más de 14.500 empleados. La empresa quedó muy afectada por la hiperinflación de 1989, aunque el golpe final llegó con el plan Bonex (dispuesto el 28 de diciembre de 1989 por el gobierno de Carlos Menem), que lo llevó a perder más de 70% de su capital y le provocó una situación de insolvencia. En marzo de 1991 llamó a concurso de acreedores para salvarse de la quiebra y estableció un plan de pagos respaldado por sus bienes. Así, logró sobrevivir, pero con gravísimos problemas financieros, bajo supervisión judicial y hasta con una intervención, y en el medio mucha gente perdió los ahorros de toda su vida.
Buenos Aires sumó una nueva cadena de supermercados. La Cooperativa Obrera concretó la inauguración de su primera sucursal en el barrio de San Telmo. La apertura representa el desembarco en el AMBA de la firma con base en Bahía Blanca y el regreso de una propuesta cooperativa al competitivo mercado porteño.
Para poner un pie en Buenos Aires, los bahienses cerraron un acuerdo con otra cooperativa, El Hogar Obrero, con el objetivo de reflotar la marca Supercoop, que tuvo su momento de esplendor en las décadas del 70 y los 80, cuando llegó a contar con más de 240 autoservicios y supermercados distribuidos en 14 provincias.
Con impulso del consumo y la inversión, la economía creció 3,9% en el tercer trimestre del año
“Los supermercados cooperativos son muy competitivos en todo el mundo. En Suiza las dos principales cadenas son cooperativas. Y algo parecido ocurre en Japón, Italia, Canadá y en España, donde la cadena Eroski también es una de las más fuertes, con una propuesta cooperativa”, explicó a LA NACION Héctor Jacquet, gerente general de la Cooperativa Obrera.
En la cadena explican que, al tratarse de una cooperativa, todas las ganancias se reparten entre los más de 2,7 millones de socios que integran la entidad. “Cuando se hace el balance, el 15% se destina al personal, el funcionamiento de la cooperativa y tareas solidarias, y el 85% se distribuye entre los socios, básicamente a través de la bonificación de las compras. Cuando pasa por la caja con su changuito, el socio informa su número y se le acredita la ganancia anual para pagar la compra que está haciendo. En promedio, cada socio se termina llevando un changuito lleno”, indicaron.
En la empresa además destacan que el espíritu cooperativo también se manifiesta en otros detalles. “La idea es siempre ayudar al cliente a que maximice su dinero y por eso identificamos con un cartel el producto en la góndola que ofrece el precio más bajo, sin importar si se trata de una marca propia o de una marca nacional o internacional”, explican en la cadena.
Jugador nacional
La apertura de la tienda porteña demandó una inversión de US$1,5 millones. El local se levanta en un predio que pertenece a El Hogar Obrero y donde hasta el año pasado funcionó un Carrefour, pero en el que hasta fines de los 80 era la sede de un Supercoop.
Hoy, la Cooperativa Obrera es el séptimo jugador en el negocio de los supermercados, detrás de cadenas internacionales como Carrefour, Cencosud (Jumbo, Disco, VEA) y Día, y jugadores locales como Coto, La Anónima y Changomás, y su facturación supera los US$1000 millones anuales. “Tenemos 149 sucursales distribuidas en 73 ciudades de siete provincias y en las plazas donde operamos en promedio tenemos una participación de mercado del 35%”, aseguró Mariano Glas, gerente de Supermercados de la empresa bahiense.
Los planes de la Cooperativa para el mercado porteño incluyen más aperturas a partir de la alianza con El Hogar Obrero. “Queremos ver cómo funciona esta primera tienda y, en la medida en que los resultados nos acompañen, vamos a seguir creciendo, aprovechando que El Hogar Obrero tiene otras cuatro o cinco propiedades en la ciudad que pueden funcionar como supermercados”, señaló Jacquet.
El ingreso de la Cooperativa Obrera a Buenos Aires será acompañado por el desembarco de Coop y Primer Precio, dos marcas propias de supermercados que son muy fuertes en el interior del país. En el primer caso, se trata de un nombre registrado por El Hogar Obrero y que fue el pionero en incursionar en el rubro de los marcas propias de los supermercados en los 70. Primer Precio, por su parte, es una marca que compite básicamente por precio y cuya propiedad pertenece, en partes iguales, a la Cooperativa Obrera y la cadena marplatense Toledo.
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Alianza cooperativa
El Hogar Obrero fue fundado a principios del siglo pasado cuando Juan B. Justo y Nicolás Repetto, junto con Enrique Dickman, Ángel Gimenez y otros 15 militantes del recientemente creado Partido Socialista, decidieron impulsar una cooperativa de vivienda.
Con un constante crecimiento, el Hogar Obrero atravesó firmemente las décadas del 20, 30 y 40, pero fue en los años 50, cuando copiando el auge del supermercadismo que se vivía en los Estados Unidos, revolucionó al sector comercial: lanzó Supercoop, adelantándose al boom de los supermercados privados que llegaría a la Argentina unos años después.
Su rápido crecimiento en el supermercadismo lo impulsó a establecer también industrias propias, en las que producía desde panificados hasta conservas, pasando por frutas, chacinados, lácteos y mucho más. Llegó a tener su cadena de rotiserías y, a mediados de los 80, ingresó en un nuevo rubro denominado “Shopping Center”, en el que fue precursor, con recordados centros, como el Spinetto Shopping. Fue, además, quien inició las obras del Shopping Abasto.
En 1989 se posicionó como la sexta empresa en importancia del país en el sector servicios y la más grande entre las privadas. Llegó a tener casi 2 millones de asociados y más de 14.500 empleados. La empresa quedó muy afectada por la hiperinflación de 1989, aunque el golpe final llegó con el plan Bonex (dispuesto el 28 de diciembre de 1989 por el gobierno de Carlos Menem), que lo llevó a perder más de 70% de su capital y le provocó una situación de insolvencia. En marzo de 1991 llamó a concurso de acreedores para salvarse de la quiebra y estableció un plan de pagos respaldado por sus bienes. Así, logró sobrevivir, pero con gravísimos problemas financieros, bajo supervisión judicial y hasta con una intervención, y en el medio mucha gente perdió los ahorros de toda su vida.
La Cooperativa Obrera de Bahía Blanca inauguró su primera sucursal en el barrio de San Telmo, con la marca Supercoop; los planes de crecimiento de la empresa que opera 150 tiendas a nivel nacional y factura más de US$1000 millones anuales LA NACION