Eran millonarios pero lo dejaron todo para construir un castillo y mudarse a un lugar impensado
Patrick era un empresario multimillonario que empezó a trabajar con tan sólo 16 años y alcanzó a ser dueño de siete empresas de autos antes de los 40. Se casó en un helicóptero con Nancy, pero un día decidieron dar un “giro en U” en sus vidas y dejarlo todo para construir un castillo en un lugar que pocos hubieran imaginado.
La historia de este hombre empezó cuando, antes de terminar el colegio, decidió dejar de lado sus estudios, consiguió un trabajo lavando autos y se volcó de lleno al mundo automotriz. “A los 16 años compré mi primer auto por US$200, lo limpié, le puse piezas nuevas, lo pinté y logré venderlo por US$800. Más adelante, me compré otro auto y, desde entonces, nunca paré”, recuerda divertido Patrick, quien describe a LA NACION que, a los 35 años, llegó a tener 28 vendedores y 7 agencias de autos –entre las que estaban BMW, Honda, Toyota, Nissan, Fiat y Chrysler- y, en un día bueno, podían llegar a vender 50 autos.
Pero el éxito no impregnaba toda su vida: cuando conoció a Nancy, su actual esposa, llevaba dos divorcios encima y tenía cuatro hijos, algunos sumergidos en el mundo de las drogas y el alcohol. “Era un empresario de éxito en Canadá, pero había fracasado en todo lo demás”, revela y agrega: “Me había criado como católico, pero cuando se acercó uno de mis hijos a preguntarme quién era Dios, le mostré un billete y le dije: ‘Acá tenés, hijo, esto es Dios’”.
Conoció a Nancy, una abogada con la que mantuvo una relación durante seis años, hasta que decidieron casarse. La ceremonia fue por civil y tuvo lugar en un helicóptero. Y, a pesar de que había invertido mucho dinero en esa celebración, Nancy tenía el deseo de que su unión fuera también ante Dios. Aunque todo el mundo le sugería a Nancy que no lo hiciera, en 1989 se casó por Iglesia con Patrick. “Y en una semana rompí todas las promesas que había hecho, porque mi ley más importante era dont touch my business”, recuerda su esposo.
“Llegó un libro a nuestras manos”
Pasado un tiempo, el hermano de Nancy les regaló un libro en el que se recopilaban los mensajes que la Virgen María transmite en Medjugorje. En un pequeño pueblo, conocido como Medjugorje, y ubicado en el país de Bosnia-Herzegovina, la Virgen María se apareció y continúa apareciéndose a un grupo de seis videntes, a los que transmite mensajes que quiere hacer llegar a todo el mundo. Las apariciones continúan al día de hoy, en un lugar al que han visitado y siguen frecuentando millones de peregrinos de los cincos continentes.
Nancy tomó el libro y se lo dio a su marido diciéndole: “Acá tenés, mi marido pagano, tiralo vos, que pese en tu conciencia”. Patrick un poco molesto, tomó el libro y, para contentar a su mujer le dijo que leería sólo un mensaje y, después, desecharía el libro. Buscó entre las páginas, para encontrar el más corto de todos y leyó: “Te llamo a la conversión, por última vez”.
Qué significa usar gorra todos los días según la psicología
Se trata de unas palabras que hicieron especial eco en el interior de este empresario. “No sé qué pasó, pero ese mensaje penetró en mi corazón”, recuerda Patrick, y agrega: “Cuando lo leí, llevaba 30 años lejos de Dios, me había divorciado dos veces, nunca había llevado a mis hijos a la Iglesia, pero estas palabras fueron un golpe para mí”.
Los mensajes no se terminaron ahí. Tiempo después se encontró con estas palabras: “Recen el rosario juntos todos los días y les prometo milagros en sus familias”, recuerdan ambos. “Nunca había rezado el rosario, así que aprendí y los milagros empezaron”, recuerda Patrick, que cuenta que varios de sus hijos fueron rearmando poco a poco sus vidas, dejando las drogas y reconstruyendo un proyecto profesional y personal.
“Nancy, nuestra señora dice que deberíamos ir a misa los domingos”, recuerda que le dijo un día a su mujer. Ella pensó: “Hay algo mal en mi marido, quiere rezar el rosario, ir a misa…”. Y aunque parecía que esta locura de Patrick podía terminarse ahí, los mensajes siguieron y tuvieron un gran impacto en ellos: “Si ayunan, pueden parar las guerras”, o “Lean la Biblia” y, poco a poco, empezaron a vivir cada una de las palabras que la Virgen transmitía. “El mensaje que más me conmovió hasta las lágrimas fue el sentir que Dios me perdonaba absolutamente todos los errores que había hecho en 30 años en el sacramento de la confesión”, recuerda emocionado Patrick.
“Quería ser vecino de la Virgen”
“Nancy, la madre de Dios vive ahí y quiero ser su vecino”, dijo un día Patrick a su mujer. Y así fue. Cerró las empresas, vendió casas, autos, yates y otras propiedades y compró dos pasajes de avión a Ámsterdam. Una vez ahí, adquirieron un auto y, antes de arrancar, se dio cuenta que no sabía llegar a Medjugorje. “Patrick, hemos vendido todo, has cerrado tus empresas y yo mi despacho. No tenemos nada, porque querés vivir en Medjugorje ¡Y ni si quiera sabés cómo llegar! ¿Por qué querés vivir ahí?”, le preguntó su esposa frustrada.
Pensó que tenía un resfrío común pero el diagnóstico la dejó sin palabras
“Nancy, la madre de Dios se aparece allí cada día. ¡Ella vive ahí! Si la Virgen María vive en Medjugorje, yo quiero ser su vecino”, fue la respuesta rotunda de Patrick.
En 1992, finalmente, llegaron a las tierras donde la Virgen se aparece y transmite sus mensajes a los videntes. Allí levantaron un castillo diseñado por el arquitecto Robert Nanasi, en el que reciben y usan como lugar de retiros para sacerdotes, monjas, seminaristas y religiosos. “Entran hasta 150 personas, pero vivimos como una familia, por lo que siempre hay lugar para uno más”, comenta divertida Nancy. Además, reciben a cientos de peregrinos a los que transmiten su testimonio de conversión una y otra vez.
Nancy cuenta que en sus 32 años viviendo en Medjugorje nunca han visto una aparición de la Virgen ni han tenido experiencias místicas, pero “no hay duda de que la Madre de Dios está acá; ella dice que, si vivimos sus mensajes, veremos milagros y los vemos todos los días”. Y en ese sentido, transmite algunas palabras de la Virgen: “Mis amados hijitos, los amo a todos, los amo tal como son, con un amor inconmensurable, con un amor incondicional, con amor divino. Nunca tengas miedo, nunca los dejaré, son míos, si vivís mis mensajes, verás milagros”.
Asegura que una de las claves para el matrimonio es rezar juntos el rosario. “¿Qué pasa cuando un matrimonio empieza a orar juntos? Se enamora”, comparte sonriendo después de 35 años de matrimonio por Iglesia con Patrick. Agrega que, como cualquiera, siguen teniendo problemas, “somos normales, cada paso que dimos para construir el castillo fue difícil, pero la vida es un parpadeo de ojo comparado con la eternidad”.
Patrick era un empresario multimillonario que empezó a trabajar con tan sólo 16 años y alcanzó a ser dueño de siete empresas de autos antes de los 40. Se casó en un helicóptero con Nancy, pero un día decidieron dar un “giro en U” en sus vidas y dejarlo todo para construir un castillo en un lugar que pocos hubieran imaginado.
La historia de este hombre empezó cuando, antes de terminar el colegio, decidió dejar de lado sus estudios, consiguió un trabajo lavando autos y se volcó de lleno al mundo automotriz. “A los 16 años compré mi primer auto por US$200, lo limpié, le puse piezas nuevas, lo pinté y logré venderlo por US$800. Más adelante, me compré otro auto y, desde entonces, nunca paré”, recuerda divertido Patrick, quien describe a LA NACION que, a los 35 años, llegó a tener 28 vendedores y 7 agencias de autos –entre las que estaban BMW, Honda, Toyota, Nissan, Fiat y Chrysler- y, en un día bueno, podían llegar a vender 50 autos.
Pero el éxito no impregnaba toda su vida: cuando conoció a Nancy, su actual esposa, llevaba dos divorcios encima y tenía cuatro hijos, algunos sumergidos en el mundo de las drogas y el alcohol. “Era un empresario de éxito en Canadá, pero había fracasado en todo lo demás”, revela y agrega: “Me había criado como católico, pero cuando se acercó uno de mis hijos a preguntarme quién era Dios, le mostré un billete y le dije: ‘Acá tenés, hijo, esto es Dios’”.
Conoció a Nancy, una abogada con la que mantuvo una relación durante seis años, hasta que decidieron casarse. La ceremonia fue por civil y tuvo lugar en un helicóptero. Y, a pesar de que había invertido mucho dinero en esa celebración, Nancy tenía el deseo de que su unión fuera también ante Dios. Aunque todo el mundo le sugería a Nancy que no lo hiciera, en 1989 se casó por Iglesia con Patrick. “Y en una semana rompí todas las promesas que había hecho, porque mi ley más importante era dont touch my business”, recuerda su esposo.
“Llegó un libro a nuestras manos”
Pasado un tiempo, el hermano de Nancy les regaló un libro en el que se recopilaban los mensajes que la Virgen María transmite en Medjugorje. En un pequeño pueblo, conocido como Medjugorje, y ubicado en el país de Bosnia-Herzegovina, la Virgen María se apareció y continúa apareciéndose a un grupo de seis videntes, a los que transmite mensajes que quiere hacer llegar a todo el mundo. Las apariciones continúan al día de hoy, en un lugar al que han visitado y siguen frecuentando millones de peregrinos de los cincos continentes.
Nancy tomó el libro y se lo dio a su marido diciéndole: “Acá tenés, mi marido pagano, tiralo vos, que pese en tu conciencia”. Patrick un poco molesto, tomó el libro y, para contentar a su mujer le dijo que leería sólo un mensaje y, después, desecharía el libro. Buscó entre las páginas, para encontrar el más corto de todos y leyó: “Te llamo a la conversión, por última vez”.
Qué significa usar gorra todos los días según la psicología
Se trata de unas palabras que hicieron especial eco en el interior de este empresario. “No sé qué pasó, pero ese mensaje penetró en mi corazón”, recuerda Patrick, y agrega: “Cuando lo leí, llevaba 30 años lejos de Dios, me había divorciado dos veces, nunca había llevado a mis hijos a la Iglesia, pero estas palabras fueron un golpe para mí”.
Los mensajes no se terminaron ahí. Tiempo después se encontró con estas palabras: “Recen el rosario juntos todos los días y les prometo milagros en sus familias”, recuerdan ambos. “Nunca había rezado el rosario, así que aprendí y los milagros empezaron”, recuerda Patrick, que cuenta que varios de sus hijos fueron rearmando poco a poco sus vidas, dejando las drogas y reconstruyendo un proyecto profesional y personal.
“Nancy, nuestra señora dice que deberíamos ir a misa los domingos”, recuerda que le dijo un día a su mujer. Ella pensó: “Hay algo mal en mi marido, quiere rezar el rosario, ir a misa…”. Y aunque parecía que esta locura de Patrick podía terminarse ahí, los mensajes siguieron y tuvieron un gran impacto en ellos: “Si ayunan, pueden parar las guerras”, o “Lean la Biblia” y, poco a poco, empezaron a vivir cada una de las palabras que la Virgen transmitía. “El mensaje que más me conmovió hasta las lágrimas fue el sentir que Dios me perdonaba absolutamente todos los errores que había hecho en 30 años en el sacramento de la confesión”, recuerda emocionado Patrick.
“Quería ser vecino de la Virgen”
“Nancy, la madre de Dios vive ahí y quiero ser su vecino”, dijo un día Patrick a su mujer. Y así fue. Cerró las empresas, vendió casas, autos, yates y otras propiedades y compró dos pasajes de avión a Ámsterdam. Una vez ahí, adquirieron un auto y, antes de arrancar, se dio cuenta que no sabía llegar a Medjugorje. “Patrick, hemos vendido todo, has cerrado tus empresas y yo mi despacho. No tenemos nada, porque querés vivir en Medjugorje ¡Y ni si quiera sabés cómo llegar! ¿Por qué querés vivir ahí?”, le preguntó su esposa frustrada.
Pensó que tenía un resfrío común pero el diagnóstico la dejó sin palabras
“Nancy, la madre de Dios se aparece allí cada día. ¡Ella vive ahí! Si la Virgen María vive en Medjugorje, yo quiero ser su vecino”, fue la respuesta rotunda de Patrick.
En 1992, finalmente, llegaron a las tierras donde la Virgen se aparece y transmite sus mensajes a los videntes. Allí levantaron un castillo diseñado por el arquitecto Robert Nanasi, en el que reciben y usan como lugar de retiros para sacerdotes, monjas, seminaristas y religiosos. “Entran hasta 150 personas, pero vivimos como una familia, por lo que siempre hay lugar para uno más”, comenta divertida Nancy. Además, reciben a cientos de peregrinos a los que transmiten su testimonio de conversión una y otra vez.
Nancy cuenta que en sus 32 años viviendo en Medjugorje nunca han visto una aparición de la Virgen ni han tenido experiencias místicas, pero “no hay duda de que la Madre de Dios está acá; ella dice que, si vivimos sus mensajes, veremos milagros y los vemos todos los días”. Y en ese sentido, transmite algunas palabras de la Virgen: “Mis amados hijitos, los amo a todos, los amo tal como son, con un amor inconmensurable, con un amor incondicional, con amor divino. Nunca tengas miedo, nunca los dejaré, son míos, si vivís mis mensajes, verás milagros”.
Asegura que una de las claves para el matrimonio es rezar juntos el rosario. “¿Qué pasa cuando un matrimonio empieza a orar juntos? Se enamora”, comparte sonriendo después de 35 años de matrimonio por Iglesia con Patrick. Agrega que, como cualquiera, siguen teniendo problemas, “somos normales, cada paso que dimos para construir el castillo fue difícil, pero la vida es un parpadeo de ojo comparado con la eternidad”.
Luego de una vida llena de lujos y extravagancias, el matrimonio que llegó a casarse arriba de un helicóptero, decidió dejarlo todo y mudarse a un destino inesperado LA NACION