Donald Trump vuelve al poder y abre una nueva era en Estados Unidos y el mundo
WASHINGTON.- Estados Unidos se prepara para abrir este lunes una nueva era con la inauguración de Donald John Trump como 47º presidente en la historia del país, una ceremonia que formalizará su triunfal regreso a la Casa Blanca luego del interregno de cuatro años alejado del poder durante el gobierno de Joe Biden, un retorno que muchos creyeron imposible, y que ahora genera pánico y esperanza, según a quién se le pregunte, ante el inminente giro a la derecha que dará la primera potencia global.
Bajo una copiosa nevada y un frío estrujante, decenas de miles de seguidores se congregaron en el centro de Washington en el Capital One Arena, el estadio techado más grande de la ciudad, para celebrar la reivindicación final de Trump un día antes de su asunción. “¡Iuu-es-eii! ¡Iuu-es-eii!”, gritaban en el estadio techado más grande de la ciudad. Trump les prometió una presidencia restauradora, les dijo que iba a recuperar el país, “bajar la cortina a cuatro largos años de declive”, abrir una nueva era de “fortaleza y prosperidad”, deportar a las “pandillas salvajes”, y poner punto final “al reino fallido del establishment político en Washington”, ahora rendido a sus pies.
La segunda jura de Trump tendrá varios aditivos sin precedentes, una marca distintiva de su estilo rupturista. Por primera vez en la historia, varios mandatarios extranjeros asistirán a la asunción, entre ellos, el presidente Javier Milei. Debido al frío –o, según sugieren sus críticos, por el temor a una multitud devaluada por las inclemencias climáticas–, la ceremonia se realizará dentro del Congreso, en la Rotonda, y no en las escalinatas del Capitolio, tal como es tradición en Estados Unidos. La última vez que eso ocurrió fue en 1985, en la segunda inauguración de Ronald Reagan.
Además de la presencia de mandatarios extranjeros, la jura contará con una atípica presencia empresarial, otra novedad que le da aire a la advertencia que dejó Biden en su despedida del Salón Oval sobre el ascenso de una nueva oligarquía. Los tres hombres más ricos del mundo según la revista Forbes, Elon Musk –que pisó el escenario en medio del discurso de Trump con su hijo X–, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg, son invitados estelares a la cita, además de otros titanes del mundo tecnológico como Sundar Pichai, CEO de Alphabet, la empresa madre de Google, o Shou Zi Chew, CEO de TikTok, protagonista de la transición por la orden de Trump de suspender su uso en Estados Unidos, en rigor, la primera medida de la segunda presidencia trumpista. Trump gobernará con un gabinete de leales y multimillonarios.
Trump ya tiene listo para sus primeros días en el poder un huracán de decretos para comenzar a imprimir un drástico cambio de rumbo de Estados Unidos hacia la derecha. Las firmas comenzarán hoy mismo. Y TikTok aparece ahora al tope de esa lista. Trump le pidió a las empresas de tecnología en un mensaje en Truth Social “que no permitan que TikTok se apague” y dijo que firmará una orden ejecutiva este mismo lunes posponiendo la suspensión dictada por el Congreso, con la expectativa de que sea adquirida por una empresa norteamericana.
“Los norteamericanos se merecen ver nuestra emocionante inauguración el lunes”, dijo el presidente electo. “Me gustaría que Estados Unidos tenga el 50% de la propiedad en un joint venture –continuó–. Al hacer esto, salvamos a TikTok, lo mantenemos en buenas manos y le permitimos crecer. Sin la aprobación de Estados Unidos, no hay TikTok. Con nuestra aprobación, vale cientos de miles de millones de dólares, tal vez billones”.
Indultos
Pero entre las primeras medidas que también se esperan del flamante presidente aparecen los posibles indultos para sus seguidores condenados por el asalto al Congreso el 6 de enero de 2021, la puesta en marcha de un plan de deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados, la declaración de una “emergencia nacional” en la frontera sur del país con México, o la salida –una vez más– de Estados Unidos del Acuerdo de París. Además, Trump tiene previsto reciclar su política de aranceles para proteger la industria nacional y apuntalar la producción doméstica, aun a costa de calentar la inflación, un flagelo que jugó un papel clave en la salida de Biden del poder. La movida puede ser el preludio de una nueva guerra comercial con el resto del planeta.
“Se van a divertir mucho mirando televisión”, prometió Trump en su rally triunfal.
Washington, una ciudad profundamente demócrata y progresista, se cubrió de gorras rojas este fin de semana para el triunfal retorno de Trump al poder con la leyenda “45-47″. El clima que se respira en Estados Unidos es notoriamente distinto al de su primera inauguración en 2017. La “Resistencia” que en ese entonces copó las calles con la Marcha de las Mujeres aparece ahora adormecida, apagada. Y el enorme rechazo que encontró Trump en Washington y en el establishment ahora parece haberse esfumado.
Trump inaugura su segunda presidencia con su popularidad en lo más alto de su carrera. Una nueva encuesta publicada anteayer por el periódico The New York Times reveló que incluso muchos estadounidenses a los que no les gusta Trump están de acuerdo con algunos de sus diagnósticos sobre los problemas del país, y ahora existe un mayor apoyo para algunas de sus recetas políticas más combatidas en el pasado, como la deportación masiva de inmigrantes indocumentados.
Además, la mayoría de los estadounidenses son optimistas sobre los próximos cuatro años, incluso más que en 2017 antes de su primer mandato, y la mayoría tiene esperanzas sobre el año que viene, según otro sondeo de CBS. Con todo, y en una época de profunda polarización, el optimismo por un nuevo gobierno ya no corre tan alto como antaño. Para Jimmy Carter, Ronald Reagan, los dos Bush, Bill Clinton o Barack Obama, las encuestas de CBS de ese momento mostraban un optimismo mayor que el que tuvieron Biden en 2021, Trump ahora. Pero el humor de las encuestas, como bien saben los presidentes, puede cambiar rápidamente.
WASHINGTON.- Estados Unidos se prepara para abrir este lunes una nueva era con la inauguración de Donald John Trump como 47º presidente en la historia del país, una ceremonia que formalizará su triunfal regreso a la Casa Blanca luego del interregno de cuatro años alejado del poder durante el gobierno de Joe Biden, un retorno que muchos creyeron imposible, y que ahora genera pánico y esperanza, según a quién se le pregunte, ante el inminente giro a la derecha que dará la primera potencia global.
Bajo una copiosa nevada y un frío estrujante, decenas de miles de seguidores se congregaron en el centro de Washington en el Capital One Arena, el estadio techado más grande de la ciudad, para celebrar la reivindicación final de Trump un día antes de su asunción. “¡Iuu-es-eii! ¡Iuu-es-eii!”, gritaban en el estadio techado más grande de la ciudad. Trump les prometió una presidencia restauradora, les dijo que iba a recuperar el país, “bajar la cortina a cuatro largos años de declive”, abrir una nueva era de “fortaleza y prosperidad”, deportar a las “pandillas salvajes”, y poner punto final “al reino fallido del establishment político en Washington”, ahora rendido a sus pies.
La segunda jura de Trump tendrá varios aditivos sin precedentes, una marca distintiva de su estilo rupturista. Por primera vez en la historia, varios mandatarios extranjeros asistirán a la asunción, entre ellos, el presidente Javier Milei. Debido al frío –o, según sugieren sus críticos, por el temor a una multitud devaluada por las inclemencias climáticas–, la ceremonia se realizará dentro del Congreso, en la Rotonda, y no en las escalinatas del Capitolio, tal como es tradición en Estados Unidos. La última vez que eso ocurrió fue en 1985, en la segunda inauguración de Ronald Reagan.
Además de la presencia de mandatarios extranjeros, la jura contará con una atípica presencia empresarial, otra novedad que le da aire a la advertencia que dejó Biden en su despedida del Salón Oval sobre el ascenso de una nueva oligarquía. Los tres hombres más ricos del mundo según la revista Forbes, Elon Musk –que pisó el escenario en medio del discurso de Trump con su hijo X–, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg, son invitados estelares a la cita, además de otros titanes del mundo tecnológico como Sundar Pichai, CEO de Alphabet, la empresa madre de Google, o Shou Zi Chew, CEO de TikTok, protagonista de la transición por la orden de Trump de suspender su uso en Estados Unidos, en rigor, la primera medida de la segunda presidencia trumpista. Trump gobernará con un gabinete de leales y multimillonarios.
Trump ya tiene listo para sus primeros días en el poder un huracán de decretos para comenzar a imprimir un drástico cambio de rumbo de Estados Unidos hacia la derecha. Las firmas comenzarán hoy mismo. Y TikTok aparece ahora al tope de esa lista. Trump le pidió a las empresas de tecnología en un mensaje en Truth Social “que no permitan que TikTok se apague” y dijo que firmará una orden ejecutiva este mismo lunes posponiendo la suspensión dictada por el Congreso, con la expectativa de que sea adquirida por una empresa norteamericana.
“Los norteamericanos se merecen ver nuestra emocionante inauguración el lunes”, dijo el presidente electo. “Me gustaría que Estados Unidos tenga el 50% de la propiedad en un joint venture –continuó–. Al hacer esto, salvamos a TikTok, lo mantenemos en buenas manos y le permitimos crecer. Sin la aprobación de Estados Unidos, no hay TikTok. Con nuestra aprobación, vale cientos de miles de millones de dólares, tal vez billones”.
Indultos
Pero entre las primeras medidas que también se esperan del flamante presidente aparecen los posibles indultos para sus seguidores condenados por el asalto al Congreso el 6 de enero de 2021, la puesta en marcha de un plan de deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados, la declaración de una “emergencia nacional” en la frontera sur del país con México, o la salida –una vez más– de Estados Unidos del Acuerdo de París. Además, Trump tiene previsto reciclar su política de aranceles para proteger la industria nacional y apuntalar la producción doméstica, aun a costa de calentar la inflación, un flagelo que jugó un papel clave en la salida de Biden del poder. La movida puede ser el preludio de una nueva guerra comercial con el resto del planeta.
“Se van a divertir mucho mirando televisión”, prometió Trump en su rally triunfal.
Washington, una ciudad profundamente demócrata y progresista, se cubrió de gorras rojas este fin de semana para el triunfal retorno de Trump al poder con la leyenda “45-47″. El clima que se respira en Estados Unidos es notoriamente distinto al de su primera inauguración en 2017. La “Resistencia” que en ese entonces copó las calles con la Marcha de las Mujeres aparece ahora adormecida, apagada. Y el enorme rechazo que encontró Trump en Washington y en el establishment ahora parece haberse esfumado.
Trump inaugura su segunda presidencia con su popularidad en lo más alto de su carrera. Una nueva encuesta publicada anteayer por el periódico The New York Times reveló que incluso muchos estadounidenses a los que no les gusta Trump están de acuerdo con algunos de sus diagnósticos sobre los problemas del país, y ahora existe un mayor apoyo para algunas de sus recetas políticas más combatidas en el pasado, como la deportación masiva de inmigrantes indocumentados.
Además, la mayoría de los estadounidenses son optimistas sobre los próximos cuatro años, incluso más que en 2017 antes de su primer mandato, y la mayoría tiene esperanzas sobre el año que viene, según otro sondeo de CBS. Con todo, y en una época de profunda polarización, el optimismo por un nuevo gobierno ya no corre tan alto como antaño. Para Jimmy Carter, Ronald Reagan, los dos Bush, Bill Clinton o Barack Obama, las encuestas de CBS de ese momento mostraban un optimismo mayor que el que tuvieron Biden en 2021, Trump ahora. Pero el humor de las encuestas, como bien saben los presidentes, puede cambiar rápidamente.
El republicano jurará como el 47° presidente norteamericano rodeado de incondicionales y multimillonarios; mandatarios invitados y una batería de decretos para impulsar una agenda agresiva LA NACION