Las lluvias del fin de semana fueron insuficientes para revertir la critica situación de los cultivos
Tras semanas de sequía y temperaturas extremas, las lluvias del fin de semana generaron una esperanza que, sin embargo, no se materializó de manera uniforme en la región agrÍcola núcleo. Especialistas y productores consultados por LA NACION coincidieron en que las precipitaciones fueron muy heterogéneas y localizadas. Mientras algunas áreas registraron importantes acumulados, que superan los 80 milÍmetros, otras apenas recibieron agua o no tuvieron lluvias.
En este escenario, las áreas que no recibieron lluvias enfrentan un estrés creciente en los cultivos, lo que agrava la pérdida potencial de rendimientos. Los productores aseguran que estas regiones necesitan lluvias urgentes para evitar mayores daños. Además, existe preocupación por un posible aumento de las temperaturas, que podría empeorar la situación. Según los expertos, para mejorar las condiciones actuales, se requieren al menos 50 milímetros de lluvias distribuidas de manera uniforme en toda la región.
“Afortunadamente, hubo un ingreso de aire más húmedo y llovió más de lo esperado. Sin embargo, lamentablemente, las precipitaciones fueron muy sectorizadas y no representaron un alivio generalizado”, dijo Cristian Russo, jefe de estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Según el especialista, los mayores acumulados se registraron en el Departamento General López, al sur de Santa Fe, donde María Teresa alcanzó 84 mm, Rufino 75 mm y Chovet 64 mm.
Otros acumulados destacados incluyen Colonia Almada (60 mm), Maggiolo (54 mm) y Bigand (46 mm), mientras que en el noreste bonaerense Pergamino recibió 39,8 mm y Junín 36 mm. En tanto, localidades como Pujato (3,2 mm), Clason (0,8 mm) e Irigoyen (1,6 mm) estuvieron entre las que menos agua recibieron.
“Cuando hacemos los mapas, solemos realizar un promedio espacial para reflejar lo sucedido. Pero en esta oportunidad, las precipitaciones fueron tan puntuales que el agua recibida en campo fue menor a lo que muestran los mapas. En María Teresa, por ejemplo, nuestra medición registró 84 mm, pero productores locales informaron apenas entre 8 y 10 mm en algunas zonas”, explicó.
Russo también comentó que este comportamiento se repitió en Rosario: “En el centro de la ciudad llovió poco mas de 10 milímetros, pero en algunas zonas cercanas hubo chaparrones que dejaron más de 30 milímetros”. Este patrón sectorizado fue una constante en toda la región núcleo.
A pesar de que algunas localidades lograron superar los 50 mm, el experto subrayó que para revertir la crítica situación se habrían necesitado acumulados de entre 50 y 70 mm de manera uniforme en toda la región, algo que no ocurrió. “En el noreste de Buenos Aires, una de las zonas más afectadas, se reportaron acumulados de apenas 20 a 30 mm. En el centro y sur de Córdoba, las precipitaciones rondaron los 50 mm, pero tampoco fueron suficientes”, agregó.
De cara a los próximos días, Russo advirtió que los pronósticos indican que el patrón de lluvias localizadas podría continuar. Aunque se espera un leve descenso de las temperaturas en comparación con la semana pasada, estas volverían a subir rápidamente. “Por ahora, el alivio generalizado que todos esperaban sigue siendo una incógnita. Continuaremos monitoreando y esperando mejores noticias en los próximos días, aunque el panorama actual está lejos de ser favorable”, concluyó.
Cecilia Conde, de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), coincidió en que en la provincia de Buenos Aires, la distribución de las lluvias fue “muy heterogénea”. Señaló que, “si bien se registraron acumulados importantes en algunas zonas que comenzaban a mostrar signos de estrés en los cultivos, otras áreas críticas no recibieron precipitaciones, manteniéndose en una situación delicada”. En ese sentido, citó como ejemplo que en Carlos Tejedor no llovió nada y los maíces están con síntomas de estrés.
En tanto, destacó que en las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, las precipitaciones fueron generalizadas y de variada intensidad beneficiando a los cultivos en esas áreas.
Gustavo Tettamanti, asesor de la Agricultores Federados Argentinos del departamento santafecino de Bigand, comentó: “Tuvimos suerte y logramos recibir algo de agua, pero fue una lluvia muy desigual. Acá en Bigand, un distrito de 30 mil hectáreas, hay lugares que recibieron 15 mm y otros 84 mm. Los lotes de soja de segunda eran los más comprometidos, pero con estas lluvias la situación podría mejorar bastante. Aunque no hubo pérdida de plantas, las condiciones eran críticas. En el caso de los maíces tardíos, que estaban en floración, la demanda de humedad era muy alta. La falta de agua pudo haber afectado el desarrollo de las espigas y reducido algo el número de granos, pero estas lluvias podrían estabilizar la situación y evitar mayores pérdidas”.
Esta heterogeneidad también fue señalada por el productor agropecuario y contratista rural Javier Domenech, quien contó que prácticamente no recibió lluvias en su zona de trabajo, ubicada en Arroyo Dulce, entre Pergamino y Salto. En diálogo con LA NACION, expresó: “El panorama está bastante desolador. La lluvia fue muy despareja. En lo personal, no recibí casi nada: 5 mm, 4 mm. Hay lugares cercanos donde cayó algo más, pero la gran mayoría apenas recibió entre 5 y 10 mm; en algunos lugares puntuales, llegaron a 30 mm, pero son zonas muy reducidas”.
Frente a esta situación, Domenech describió las complicaciones que enfrentan los cultivos. Respecto a los maíces, señaló que los lotes de primera se salvaron parcialmente, pero los de segunda están en una situación crítica. “En 20 días deberían florecer y apenas miden 50 cm. Las sojas de segunda, por su parte, se están quemando todas. Las de primera están verdes, pero adentro no tienen nada. Están floreciendo, pero han abortado flores”, detalló.
El productor destacó que las sojas, por su tipo de floración indeterminada, podrían haberse beneficiado si las lluvias hubieran llegado a tiempo. Sin embargo, la falta de precipitaciones continúa agravando la situación. “No es como el maíz, pero el problema es que no llovió. Las de segunda están muy complicadas”, concluyó.
Desde San Nicolás, el productor Fernando Parodi expresó su preocupación ante un panorama que calificó como “desolador”. “Los ánimos están por el piso. Hasta ayer había esperanza, pero el cielo se despejó y no cayó ni una gota. Estamos en un momento de no retorno”, afirmó.
Parodi explicó que los maíces ya presentan pérdidas de entre el 20% y el 30% debido a la interrupción del ciclo de desarrollo. “Aunque llueva, la situación no cambiará. La soja de segunda podría mantenerse estable si no suben las temperaturas, pero si el calor regresa, las plantas seguirán muriendo. En el caso de la soja de primera, que ya está en períodos reproductivos críticos, las pérdidas dependerán de las temperaturas de esta semana. Si no llueve antes del viernes, la situación será aún más complicada”, advirtió.
Tras semanas de sequía y temperaturas extremas, las lluvias del fin de semana generaron una esperanza que, sin embargo, no se materializó de manera uniforme en la región agrÍcola núcleo. Especialistas y productores consultados por LA NACION coincidieron en que las precipitaciones fueron muy heterogéneas y localizadas. Mientras algunas áreas registraron importantes acumulados, que superan los 80 milÍmetros, otras apenas recibieron agua o no tuvieron lluvias.
En este escenario, las áreas que no recibieron lluvias enfrentan un estrés creciente en los cultivos, lo que agrava la pérdida potencial de rendimientos. Los productores aseguran que estas regiones necesitan lluvias urgentes para evitar mayores daños. Además, existe preocupación por un posible aumento de las temperaturas, que podría empeorar la situación. Según los expertos, para mejorar las condiciones actuales, se requieren al menos 50 milímetros de lluvias distribuidas de manera uniforme en toda la región.
“Afortunadamente, hubo un ingreso de aire más húmedo y llovió más de lo esperado. Sin embargo, lamentablemente, las precipitaciones fueron muy sectorizadas y no representaron un alivio generalizado”, dijo Cristian Russo, jefe de estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Según el especialista, los mayores acumulados se registraron en el Departamento General López, al sur de Santa Fe, donde María Teresa alcanzó 84 mm, Rufino 75 mm y Chovet 64 mm.
Otros acumulados destacados incluyen Colonia Almada (60 mm), Maggiolo (54 mm) y Bigand (46 mm), mientras que en el noreste bonaerense Pergamino recibió 39,8 mm y Junín 36 mm. En tanto, localidades como Pujato (3,2 mm), Clason (0,8 mm) e Irigoyen (1,6 mm) estuvieron entre las que menos agua recibieron.
“Cuando hacemos los mapas, solemos realizar un promedio espacial para reflejar lo sucedido. Pero en esta oportunidad, las precipitaciones fueron tan puntuales que el agua recibida en campo fue menor a lo que muestran los mapas. En María Teresa, por ejemplo, nuestra medición registró 84 mm, pero productores locales informaron apenas entre 8 y 10 mm en algunas zonas”, explicó.
Russo también comentó que este comportamiento se repitió en Rosario: “En el centro de la ciudad llovió poco mas de 10 milímetros, pero en algunas zonas cercanas hubo chaparrones que dejaron más de 30 milímetros”. Este patrón sectorizado fue una constante en toda la región núcleo.
A pesar de que algunas localidades lograron superar los 50 mm, el experto subrayó que para revertir la crítica situación se habrían necesitado acumulados de entre 50 y 70 mm de manera uniforme en toda la región, algo que no ocurrió. “En el noreste de Buenos Aires, una de las zonas más afectadas, se reportaron acumulados de apenas 20 a 30 mm. En el centro y sur de Córdoba, las precipitaciones rondaron los 50 mm, pero tampoco fueron suficientes”, agregó.
De cara a los próximos días, Russo advirtió que los pronósticos indican que el patrón de lluvias localizadas podría continuar. Aunque se espera un leve descenso de las temperaturas en comparación con la semana pasada, estas volverían a subir rápidamente. “Por ahora, el alivio generalizado que todos esperaban sigue siendo una incógnita. Continuaremos monitoreando y esperando mejores noticias en los próximos días, aunque el panorama actual está lejos de ser favorable”, concluyó.
Cecilia Conde, de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), coincidió en que en la provincia de Buenos Aires, la distribución de las lluvias fue “muy heterogénea”. Señaló que, “si bien se registraron acumulados importantes en algunas zonas que comenzaban a mostrar signos de estrés en los cultivos, otras áreas críticas no recibieron precipitaciones, manteniéndose en una situación delicada”. En ese sentido, citó como ejemplo que en Carlos Tejedor no llovió nada y los maíces están con síntomas de estrés.
En tanto, destacó que en las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, las precipitaciones fueron generalizadas y de variada intensidad beneficiando a los cultivos en esas áreas.
Gustavo Tettamanti, asesor de la Agricultores Federados Argentinos del departamento santafecino de Bigand, comentó: “Tuvimos suerte y logramos recibir algo de agua, pero fue una lluvia muy desigual. Acá en Bigand, un distrito de 30 mil hectáreas, hay lugares que recibieron 15 mm y otros 84 mm. Los lotes de soja de segunda eran los más comprometidos, pero con estas lluvias la situación podría mejorar bastante. Aunque no hubo pérdida de plantas, las condiciones eran críticas. En el caso de los maíces tardíos, que estaban en floración, la demanda de humedad era muy alta. La falta de agua pudo haber afectado el desarrollo de las espigas y reducido algo el número de granos, pero estas lluvias podrían estabilizar la situación y evitar mayores pérdidas”.
Esta heterogeneidad también fue señalada por el productor agropecuario y contratista rural Javier Domenech, quien contó que prácticamente no recibió lluvias en su zona de trabajo, ubicada en Arroyo Dulce, entre Pergamino y Salto. En diálogo con LA NACION, expresó: “El panorama está bastante desolador. La lluvia fue muy despareja. En lo personal, no recibí casi nada: 5 mm, 4 mm. Hay lugares cercanos donde cayó algo más, pero la gran mayoría apenas recibió entre 5 y 10 mm; en algunos lugares puntuales, llegaron a 30 mm, pero son zonas muy reducidas”.
Frente a esta situación, Domenech describió las complicaciones que enfrentan los cultivos. Respecto a los maíces, señaló que los lotes de primera se salvaron parcialmente, pero los de segunda están en una situación crítica. “En 20 días deberían florecer y apenas miden 50 cm. Las sojas de segunda, por su parte, se están quemando todas. Las de primera están verdes, pero adentro no tienen nada. Están floreciendo, pero han abortado flores”, detalló.
El productor destacó que las sojas, por su tipo de floración indeterminada, podrían haberse beneficiado si las lluvias hubieran llegado a tiempo. Sin embargo, la falta de precipitaciones continúa agravando la situación. “No es como el maíz, pero el problema es que no llovió. Las de segunda están muy complicadas”, concluyó.
Desde San Nicolás, el productor Fernando Parodi expresó su preocupación ante un panorama que calificó como “desolador”. “Los ánimos están por el piso. Hasta ayer había esperanza, pero el cielo se despejó y no cayó ni una gota. Estamos en un momento de no retorno”, afirmó.
Parodi explicó que los maíces ya presentan pérdidas de entre el 20% y el 30% debido a la interrupción del ciclo de desarrollo. “Aunque llueva, la situación no cambiará. La soja de segunda podría mantenerse estable si no suben las temperaturas, pero si el calor regresa, las plantas seguirán muriendo. En el caso de la soja de primera, que ya está en períodos reproductivos críticos, las pérdidas dependerán de las temperaturas de esta semana. Si no llueve antes del viernes, la situación será aún más complicada”, advirtió.
Aunque las lluvias del fin de semana trajeron algo de alivio, su distribución desigual dejó a muchas áreas sin el agua necesaria para revertir el estrés en los cultivos LA NACION