Hilario Cuadros: el trovador cuyano que interpretó a su pueblo y dejó una huella

“Salvemos lo nuestro: Salvemos hoy del olvido a la danza y al cantar; miren que están peligrando, que las pueden suplantar. Si nos quitan lo que es nuestro ¿donde iremos a parar?” Hilario Cuadros.
Hilario Cuadros nació el 23 de diciembre de 1902 en Guaymallén, Mendoza, y murió el 8 de diciembre de 1956, a los 53 años, en Buenos Aires. La música llegó a él desde temprana edad, muy joven formó el dúo Cuadros-Morales (Domingo Morales), hasta que en 1927-1929 creó Los Trovadores de Cuyo incorporando a Alberto Quini y Roberto Pucchio.
El éxito que logró estando al frente de Los Trovadores de Cuyo fue muy grande; lo llevó a salir del país, pues otros públicos lo aclamaban. Capítulo aparte, merece Colombia que admiraba su música con gran devoción, pero el trovador no llegó a ver a ese público que, en gran medida, muchas décadas después, demostró ese gusto por la música cuyana a los Hermanos Visconti que tuvieron un gran éxito en Colombia. En su repertorio había música cuyana y, en particular, de Hilario Cuadros.
Hilario Cuadros fue guitarrista, compositor, poeta y cantante. En sus composiciones descolló, entre otros, con gatos, valses, chacareras, cuecas, canciones, triunfos, tonadas, zambas. Su estilo, el repertorio, la forma en que interpretaba era una obra en sí, algo superior.
¿Una planta que es vacuna? Descubrieron que una variedad de romero puede servir para un uso inédito
Desde la década de 1930 fue exitoso en las radios de la Ciudad de Buenos Aires; ya sea porque se escuchaban sus temas, porque actuaba en vivo, o porque tenía sus propios programas. A esto corresponde sumarle que grabó discos, en aquella época, pues, así tenía todos los medios de llegar al gran público en toda la geografía nacional.
La gente de campo en Cuyo siempre trataba de escucharlo. No todos tenían radios, ni forma de escuchar los discos, por lo que era un motivo de gran regocijo lograrlo y si lo podían ver en un escenario, era la locura. El gran trovador supo interpretar, cabalmente, al pueblo cuyano y jamás afectó la profunda naturaleza de la música cuyana con sus gustos personales, ni modas o manías.
Cuando San Martín fue gobernador de Cuyo (San Luis, Mendoza y San Juan eran un solo estado), logró lo que todo el mundo sabe. Las obras que ha creado Hilario Cuadros al respecto son importantes, tal el caso de “Los sesenta granaderos” junto a Félix Pérez Cardozo. La interpretación de este tema, por Los Trovadores de Cuyo, es una oración, un himno.
“El niño y el canario”, canción que creó junto a Evaristo Fratantoni (letra), es de una belleza que logró la cúspide en la interpretación de Jorge Cafrune con Marito (Mario Perrotta).
Fue creador de grandes obras muy populares como ” La Canción del Jarillero” en letra y música; “La monjita” vals, junto a Augusto Alberto Canstatti; “Virgen de la Carrodilla” con Pedro Herrera; “Cochero ‘e plaza”, letra y música de su autoría.
Hilario Cuadros hizo escuela. Mientras él vivió, pasaron por los Trovadores de Cuyo cantores y guitarristas excelsos. Es sabido que la música cuyana y, especialmente, las guitarras tuvieron gran influencia en Carlos Gardel. La guitarra cuyana tiene méritos reconocidos, más los que tenía, nada más ni nada menos que Don Hilario Cuadros fueron descollantes.
“… Y le juro, creameló
Que he visto tanta pobreza
Que yo pensé con tristeza
Dios por aquí no pasó.” Atahualpa Yupanqui
Esto que vio Atahualpa Yupanqui en sus andanzas, pasaba también en Cuyo, y la gente criolla lugareña encontraba en la obra de Hilario Cuadros un gran consuelo para resistir y seguir. De ahí que las interpretaciones de Los Trovadores de Cuyo tienen un toque épico, de epopeya, pues aquellas pobrezas, si bien fueron tapadas bajo la alfombra, la historia no debería haber seguido haciendo lo mismo.
Cuando Hilario Cuadros se alejaba de Mendoza rumbo a la Ciudad de Buenos Aires, apareció la expresión “Los verdaderos Trovadores de Cuyo”, que el patriarca incorporó como nombre al grupo “Los Trovadores de Cuyo”. Hoy podemos decir que sí, que fueron “Verdaderos Trovadores de Cuyo”, pues contribuyeron a consolidar el alma de Cuyo, de su Ser, y acompañaron en su gesta a un pueblo. Él era consciente de que había hecho algo importante en este mundo; antes de morir, a un sacerdote le dijo: “Creo que he cumplido con Dios y con La Patria”.
“Salvemos lo nuestro: Salvemos hoy del olvido a la danza y al cantar; miren que están peligrando, que las pueden suplantar. Si nos quitan lo que es nuestro ¿donde iremos a parar?” Hilario Cuadros.
Hilario Cuadros nació el 23 de diciembre de 1902 en Guaymallén, Mendoza, y murió el 8 de diciembre de 1956, a los 53 años, en Buenos Aires. La música llegó a él desde temprana edad, muy joven formó el dúo Cuadros-Morales (Domingo Morales), hasta que en 1927-1929 creó Los Trovadores de Cuyo incorporando a Alberto Quini y Roberto Pucchio.
El éxito que logró estando al frente de Los Trovadores de Cuyo fue muy grande; lo llevó a salir del país, pues otros públicos lo aclamaban. Capítulo aparte, merece Colombia que admiraba su música con gran devoción, pero el trovador no llegó a ver a ese público que, en gran medida, muchas décadas después, demostró ese gusto por la música cuyana a los Hermanos Visconti que tuvieron un gran éxito en Colombia. En su repertorio había música cuyana y, en particular, de Hilario Cuadros.
Hilario Cuadros fue guitarrista, compositor, poeta y cantante. En sus composiciones descolló, entre otros, con gatos, valses, chacareras, cuecas, canciones, triunfos, tonadas, zambas. Su estilo, el repertorio, la forma en que interpretaba era una obra en sí, algo superior.
¿Una planta que es vacuna? Descubrieron que una variedad de romero puede servir para un uso inédito
Desde la década de 1930 fue exitoso en las radios de la Ciudad de Buenos Aires; ya sea porque se escuchaban sus temas, porque actuaba en vivo, o porque tenía sus propios programas. A esto corresponde sumarle que grabó discos, en aquella época, pues, así tenía todos los medios de llegar al gran público en toda la geografía nacional.
La gente de campo en Cuyo siempre trataba de escucharlo. No todos tenían radios, ni forma de escuchar los discos, por lo que era un motivo de gran regocijo lograrlo y si lo podían ver en un escenario, era la locura. El gran trovador supo interpretar, cabalmente, al pueblo cuyano y jamás afectó la profunda naturaleza de la música cuyana con sus gustos personales, ni modas o manías.
Cuando San Martín fue gobernador de Cuyo (San Luis, Mendoza y San Juan eran un solo estado), logró lo que todo el mundo sabe. Las obras que ha creado Hilario Cuadros al respecto son importantes, tal el caso de “Los sesenta granaderos” junto a Félix Pérez Cardozo. La interpretación de este tema, por Los Trovadores de Cuyo, es una oración, un himno.
“El niño y el canario”, canción que creó junto a Evaristo Fratantoni (letra), es de una belleza que logró la cúspide en la interpretación de Jorge Cafrune con Marito (Mario Perrotta).
Fue creador de grandes obras muy populares como ” La Canción del Jarillero” en letra y música; “La monjita” vals, junto a Augusto Alberto Canstatti; “Virgen de la Carrodilla” con Pedro Herrera; “Cochero ‘e plaza”, letra y música de su autoría.
Hilario Cuadros hizo escuela. Mientras él vivió, pasaron por los Trovadores de Cuyo cantores y guitarristas excelsos. Es sabido que la música cuyana y, especialmente, las guitarras tuvieron gran influencia en Carlos Gardel. La guitarra cuyana tiene méritos reconocidos, más los que tenía, nada más ni nada menos que Don Hilario Cuadros fueron descollantes.
“… Y le juro, creameló
Que he visto tanta pobreza
Que yo pensé con tristeza
Dios por aquí no pasó.” Atahualpa Yupanqui
Esto que vio Atahualpa Yupanqui en sus andanzas, pasaba también en Cuyo, y la gente criolla lugareña encontraba en la obra de Hilario Cuadros un gran consuelo para resistir y seguir. De ahí que las interpretaciones de Los Trovadores de Cuyo tienen un toque épico, de epopeya, pues aquellas pobrezas, si bien fueron tapadas bajo la alfombra, la historia no debería haber seguido haciendo lo mismo.
Cuando Hilario Cuadros se alejaba de Mendoza rumbo a la Ciudad de Buenos Aires, apareció la expresión “Los verdaderos Trovadores de Cuyo”, que el patriarca incorporó como nombre al grupo “Los Trovadores de Cuyo”. Hoy podemos decir que sí, que fueron “Verdaderos Trovadores de Cuyo”, pues contribuyeron a consolidar el alma de Cuyo, de su Ser, y acompañaron en su gesta a un pueblo. Él era consciente de que había hecho algo importante en este mundo; antes de morir, a un sacerdote le dijo: “Creo que he cumplido con Dios y con La Patria”.
El éxito que logró estando al frente de Los Trovadores de Cuyo fue muy grande LA NACION