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Estos son los cambios que habrá en los colegios porteños donde se aplicará el nuevo secundario

Sin repitencia anual, con materias previas que se recuperan en la cursada, proyectos de investigación y con aprendizaje por niveles para focalizar en trayectorias personalizadas. Este miércoles 5 de marzo, 15.163 estudiantes comenzarán el plan pilotoSecundaria Aprende” en 33 escuelas, 18 son de gestión pública y 15 privadas, seleccionadas voluntariamente para encabezar la reforma en ese nivel educativo.

Dependiendo de los resultados, la iniciativa podría extenderse a otras escuelas a partir del año que viene. Así lo anunciaron en septiembre del año pasado el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, y la ministra de Educación, Mercedes Miguel.

Ante un modelo que consideran “agotado”, la Ciudad busca transformar las clases en una “experiencia motivadora para el alumno”. Los cambios no solo serán visibles en las aulas —donde por ejemplo cambiará el orden de las sillas, que ya no podrán estar alineadas en fila hacia un pizarrón—, sino también en el sistema de enseñanza que cambiará hacia un aprendizaje por niveles y por proyectos.

Estadísticas para el diagnóstico sobran: solo tres de cada 10 estudiantes llegan a quinto año en tiempo y forma. Cuatro de cada diez alumnos de tercer año tiene el desempeño más bajo en Lengua, y en Matemática son seis de cada diez, según datos propios del Ministerio de Educación porteño. El ausentismo estudiantil, además, llega a 30% en la secundaria.

En busca de revertir esta situación, cambiarán la organización del aprendizaje, del contenido y de los docentes. Según explican quienes estuvieron en la implementación del cambio, cada estudiante avanzará con su propio plan por niveles. Ya no existe pasar de año, cada uno irá avanzando con sus planes personalizados en su plataforma. Todos tendrán acceso a computadoras.

La secundaria se seguirá organizando por años como hasta ahora y no cambiará la duración del ciclo, pero la evaluación y acreditación será por trayectorias personales. Los alumnos avanzarán por niveles en cada materia y solo si cumplen los objetivos. Como el aprendizaje va a ser personalizado, en una clase pueden convivir estudiantes que estén aprendiendo matemáticas de tercero, con otros que deban la de segundo. Todos a su ritmo.

Repitencia y tutorías

Al igual que en la modificación que se implementará en la secundaria bonaerense, también se eliminará la repitencia. Se aprobará por materia, sin tener que volver a cursar las asignaturas aprobadas. Para las desaprobadas se implementará un sistema de tutorías. Según explicaron, se recuperará el contenido durante el mismo año.

No se modificará el plan curricular actual, pero se buscará que cada equipo docente pueda organizar los aprendizajes por área y no por materia para priorizar el aprendizaje por proyectos, que atraviesen distintas materias.

Comienzo de clases en la Escuela Normal Superior N° 04, en Caballito

Para esto, también necesitaron cambiar la organización docente. Según explican en la Ciudad, deberán pensar una problemática y en base a eso articular proyectos que atraviesen varias materias. Es por eso por lo que el primer paso fue reorganizar el plantel docentes. Todas las escuelas sumaron entre un 30 y 50% de horas extra clase y se reorganizaron para que los docentes permanezcan más horas en una misma institución y así eliminar la figura del “docente taxi”. A aquellos profesores que no pudieron tomar cargos grandes –señalaron– se les aseguró la continuidad laboral.

Reconfigurar el aula

Por último, el cambio también se extiende a la organización escolar: habrá autonomía para la disposición de tiempos y espacios. “No podemos tener más alumnos mirando las nucas de sus compañeros”, repiten en el ministerio porteño.

Para implementar los cambios tuvieron que hablar incluso con los equipos de mantenimiento de las instituciones para que al final del día no vuelvan a organizar las sillas del modo tradicional. Dependerá, de todos modos, de la escuela la disposición que elijan para reordenar las sillas. En algunas, por ejemplo, también incorporaron más pizarrones.

“Los cambios que propone CABA están en sintonía con reformas que intentan acercar la formación secundaria a las características de la cultura del siglo XXI. Interdisciplinariedad, materia optativa para los alumnos, centralidad de la expresión oral, escrita y de idiomas, formación de equipos, talleres y resolución de problemas. El futuro de estos cambios dependerá en gran medida de la capacidad del ministerio de acompañar y alimentar el proceso de transformación”, marcó Guillermina Tiramonti en diálogo con LA NACION.

La investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) resaltó que el ministerio deberá proveer a las instituciones y a los docentes de los instrumentos técnicos que les permitan reorganizar las prácticas escolares y áulicas que requiere este plan. “Es un plan cuya aplicación requiere poner en práctica nuevas formas de organizar la enseñanza, los horarios escolares, la cooperación entre profesores, etc. No se cambian prácticas de más de 100 años si no se tiene apoyo técnico organizacional y pedagógico, si no hace capacitación y se permite el ensayo y error. Es un plan que presenta dificultades precisamente porque ensaya una forma de enseñanza que es diferente a lo que hemos hecho siempre y que ahora sabemos que funciona mal porque se distancia cada vez más de la cultura del siglo XXI”, señaló.

Según explicaron fuentes del ministerio porteño, habrá equipos que visitarán una vez por semana las escuelas pioneras junto con especialistas, además de tener asignados cada una de ellas supervisores.

Claudia Romero, doctora en Educación y profesora e investigadora de la Universidad Torcuato Di Tella, también consideró que la transformación era necesaria porque la secundaria perdió sentido. “La pérdida de sentido en la secundaria actual no es solo para los estudiantes sino también para los profesores que padecen una organización del trabajo de enseñar totalmente inadecuada. Aún los estudiantes que logran recibirse e incluso obtener buenas notas viven con frustración la experiencia de un aprendizaje fragmentado en 10 o 12 materias en simultáneo, muchas veces desactualizados e irrelevantes. Y también los mejores profesores terminan desgastados y alienados yendo de una escuela a otra para acumular horas y así conformar un salario del que puedan vivir”, describió. E insistió en la necesidad de reorganizar el modelo y admitir que hay “múltiples formas de acceder al conocimiento”.

“Nada de esto es sencillo porque implica mover prácticas muy arraigadas en la cultura escolar”, dijo. Y marcó que para garantizar cualquier reforma es necesario que las escuelas acuerden y participen de las decisiones porque los cambios profundos no se imponen. Además, subrayó la importancia de un liderazgo educativo responsable, creativo y constructivo. “Las escuelas tienen que tener un margen para adecuar los criterios generales a sus propias realidades y lograr el apoyo de los estudiantes y las familias”, añadió.

Escuela pionera

El colegio Don Bosco integra la lista de las 33 instituciones pioneras que estrenarán el modelo este año. “La implementación de Secundaria Aprende fue un desafío que obligó a repensar sus prácticas desde los espacios, los tiempos, las grupalidades. Los profesores no solo participaron de las capacitaciones brindadas por el Ministerio sino que generaron material propio, se reunieron durante febrero armando propuestas interdisciplinarias muy interesantes. Los equipos encargados de curso, tutores, junto al Equipo de Orientación Escolar están diseñando el plan de acompañamiento a las trayectorias. El equipo de animación y gestión acompaña, piensa los lugares, reacomodamos un aula para que sea el espacio de taller con computadoras portátiles y mesas para el trabajo en equipo”, contestaron fuentes del colegio a LA NACION.

El Colegio Don Bosco se suma a la prueba piloto del cambio del secundario

Contaron, además, que hacer el horario fue complejo. “Uno de los objetivos más importantes que tenemos es el aprendizaje profundo y continuo, para que esto suceda según los tiempos y posibilidades de los estudiantes. Generamos un taller para reforzar los espacios troncales que se llamará de profundización y práctica. También sumamos un taller de expresión oral y escrita. Todas estas transformaciones se realizan con mucho esfuerzo, compromiso y creatividad para poder, con los recursos que contamos, generar propuestas que sirvan a la vida de los jóvenes”, cerraron.

Sin repitencia anual, con materias previas que se recuperan en la cursada, proyectos de investigación y con aprendizaje por niveles para focalizar en trayectorias personalizadas. Este miércoles 5 de marzo, 15.163 estudiantes comenzarán el plan pilotoSecundaria Aprende” en 33 escuelas, 18 son de gestión pública y 15 privadas, seleccionadas voluntariamente para encabezar la reforma en ese nivel educativo.

Dependiendo de los resultados, la iniciativa podría extenderse a otras escuelas a partir del año que viene. Así lo anunciaron en septiembre del año pasado el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, y la ministra de Educación, Mercedes Miguel.

Ante un modelo que consideran “agotado”, la Ciudad busca transformar las clases en una “experiencia motivadora para el alumno”. Los cambios no solo serán visibles en las aulas —donde por ejemplo cambiará el orden de las sillas, que ya no podrán estar alineadas en fila hacia un pizarrón—, sino también en el sistema de enseñanza que cambiará hacia un aprendizaje por niveles y por proyectos.

Estadísticas para el diagnóstico sobran: solo tres de cada 10 estudiantes llegan a quinto año en tiempo y forma. Cuatro de cada diez alumnos de tercer año tiene el desempeño más bajo en Lengua, y en Matemática son seis de cada diez, según datos propios del Ministerio de Educación porteño. El ausentismo estudiantil, además, llega a 30% en la secundaria.

En busca de revertir esta situación, cambiarán la organización del aprendizaje, del contenido y de los docentes. Según explican quienes estuvieron en la implementación del cambio, cada estudiante avanzará con su propio plan por niveles. Ya no existe pasar de año, cada uno irá avanzando con sus planes personalizados en su plataforma. Todos tendrán acceso a computadoras.

La secundaria se seguirá organizando por años como hasta ahora y no cambiará la duración del ciclo, pero la evaluación y acreditación será por trayectorias personales. Los alumnos avanzarán por niveles en cada materia y solo si cumplen los objetivos. Como el aprendizaje va a ser personalizado, en una clase pueden convivir estudiantes que estén aprendiendo matemáticas de tercero, con otros que deban la de segundo. Todos a su ritmo.

Repitencia y tutorías

Al igual que en la modificación que se implementará en la secundaria bonaerense, también se eliminará la repitencia. Se aprobará por materia, sin tener que volver a cursar las asignaturas aprobadas. Para las desaprobadas se implementará un sistema de tutorías. Según explicaron, se recuperará el contenido durante el mismo año.

No se modificará el plan curricular actual, pero se buscará que cada equipo docente pueda organizar los aprendizajes por área y no por materia para priorizar el aprendizaje por proyectos, que atraviesen distintas materias.

Comienzo de clases en la Escuela Normal Superior N° 04, en Caballito

Para esto, también necesitaron cambiar la organización docente. Según explican en la Ciudad, deberán pensar una problemática y en base a eso articular proyectos que atraviesen varias materias. Es por eso por lo que el primer paso fue reorganizar el plantel docentes. Todas las escuelas sumaron entre un 30 y 50% de horas extra clase y se reorganizaron para que los docentes permanezcan más horas en una misma institución y así eliminar la figura del “docente taxi”. A aquellos profesores que no pudieron tomar cargos grandes –señalaron– se les aseguró la continuidad laboral.

Reconfigurar el aula

Por último, el cambio también se extiende a la organización escolar: habrá autonomía para la disposición de tiempos y espacios. “No podemos tener más alumnos mirando las nucas de sus compañeros”, repiten en el ministerio porteño.

Para implementar los cambios tuvieron que hablar incluso con los equipos de mantenimiento de las instituciones para que al final del día no vuelvan a organizar las sillas del modo tradicional. Dependerá, de todos modos, de la escuela la disposición que elijan para reordenar las sillas. En algunas, por ejemplo, también incorporaron más pizarrones.

“Los cambios que propone CABA están en sintonía con reformas que intentan acercar la formación secundaria a las características de la cultura del siglo XXI. Interdisciplinariedad, materia optativa para los alumnos, centralidad de la expresión oral, escrita y de idiomas, formación de equipos, talleres y resolución de problemas. El futuro de estos cambios dependerá en gran medida de la capacidad del ministerio de acompañar y alimentar el proceso de transformación”, marcó Guillermina Tiramonti en diálogo con LA NACION.

La investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) resaltó que el ministerio deberá proveer a las instituciones y a los docentes de los instrumentos técnicos que les permitan reorganizar las prácticas escolares y áulicas que requiere este plan. “Es un plan cuya aplicación requiere poner en práctica nuevas formas de organizar la enseñanza, los horarios escolares, la cooperación entre profesores, etc. No se cambian prácticas de más de 100 años si no se tiene apoyo técnico organizacional y pedagógico, si no hace capacitación y se permite el ensayo y error. Es un plan que presenta dificultades precisamente porque ensaya una forma de enseñanza que es diferente a lo que hemos hecho siempre y que ahora sabemos que funciona mal porque se distancia cada vez más de la cultura del siglo XXI”, señaló.

Según explicaron fuentes del ministerio porteño, habrá equipos que visitarán una vez por semana las escuelas pioneras junto con especialistas, además de tener asignados cada una de ellas supervisores.

Claudia Romero, doctora en Educación y profesora e investigadora de la Universidad Torcuato Di Tella, también consideró que la transformación era necesaria porque la secundaria perdió sentido. “La pérdida de sentido en la secundaria actual no es solo para los estudiantes sino también para los profesores que padecen una organización del trabajo de enseñar totalmente inadecuada. Aún los estudiantes que logran recibirse e incluso obtener buenas notas viven con frustración la experiencia de un aprendizaje fragmentado en 10 o 12 materias en simultáneo, muchas veces desactualizados e irrelevantes. Y también los mejores profesores terminan desgastados y alienados yendo de una escuela a otra para acumular horas y así conformar un salario del que puedan vivir”, describió. E insistió en la necesidad de reorganizar el modelo y admitir que hay “múltiples formas de acceder al conocimiento”.

“Nada de esto es sencillo porque implica mover prácticas muy arraigadas en la cultura escolar”, dijo. Y marcó que para garantizar cualquier reforma es necesario que las escuelas acuerden y participen de las decisiones porque los cambios profundos no se imponen. Además, subrayó la importancia de un liderazgo educativo responsable, creativo y constructivo. “Las escuelas tienen que tener un margen para adecuar los criterios generales a sus propias realidades y lograr el apoyo de los estudiantes y las familias”, añadió.

Escuela pionera

El colegio Don Bosco integra la lista de las 33 instituciones pioneras que estrenarán el modelo este año. “La implementación de Secundaria Aprende fue un desafío que obligó a repensar sus prácticas desde los espacios, los tiempos, las grupalidades. Los profesores no solo participaron de las capacitaciones brindadas por el Ministerio sino que generaron material propio, se reunieron durante febrero armando propuestas interdisciplinarias muy interesantes. Los equipos encargados de curso, tutores, junto al Equipo de Orientación Escolar están diseñando el plan de acompañamiento a las trayectorias. El equipo de animación y gestión acompaña, piensa los lugares, reacomodamos un aula para que sea el espacio de taller con computadoras portátiles y mesas para el trabajo en equipo”, contestaron fuentes del colegio a LA NACION.

El Colegio Don Bosco se suma a la prueba piloto del cambio del secundario

Contaron, además, que hacer el horario fue complejo. “Uno de los objetivos más importantes que tenemos es el aprendizaje profundo y continuo, para que esto suceda según los tiempos y posibilidades de los estudiantes. Generamos un taller para reforzar los espacios troncales que se llamará de profundización y práctica. También sumamos un taller de expresión oral y escrita. Todas estas transformaciones se realizan con mucho esfuerzo, compromiso y creatividad para poder, con los recursos que contamos, generar propuestas que sirvan a la vida de los jóvenes”, cerraron.

 Mañana, en la ciudad de Buenos Aires, 18 escuelas de gestión pública y 15 privadas comenzarán el plan piloto Secundaria Aprende  LA NACION

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