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“El rey en mi país”: tiene 78 años y desarrolló el primer robot agrícola autónomo y eléctrico del país

SAN NICOLÁS.- Pese a que ya carga casi 78 años al sol sobre sus espaldas, Jorge Alberto Gentili continúa con el mismo ímpetu de emprender, innovar y seguir apostando al crecimiento de su compañía especializada en agricultura de precisión, Plantium. Nacido y criado en Villa Constitución, provincia de Santa Fe, desde chico supo que su vida iba a estar cerca del campo, como la de su familia de productores agropecuarios de esa región.

Luego de estudiar ingeniero agrónomo en La Plata, regresó a sus pagos para primero trabajar con su padre. Aun recuerda ese año perdido de la universidad porque se puso al hombro la organización de un viaje estudiantil de tres meses por Europa y, para conseguir recursos junto a otros alumnos trabajaron unas 200 hectáreas del Parque Nacional Pereyra Iraola, cedidas por el gobierno provincial por dos años, donde sembraron girasol. Con lo producido se pagaron el itinerario por el Viejo Continente recorriendo campos y empresas del sector.

Supermáquinas: llegaron las cosechadoras predictivas y con inteligencia artificial

Con 25 años, ya recibido e ilusionado, volvió a ese campo de 200 hectáreas que lo vio crecer para sembrar papa. Pero las discusiones filiales lo llevaron enseguida a buscar un nuevo destino. “Discutíamos todos los días, me echó y me fui a trabajar al INTA. Un día me enviaron al pueblo Pavón Arriba y ahí el jefe comunal me preguntó si me animaba a poner en marcha una fábrica de alimentos enlatados de soja y duraznos. Así armé Inalpa”, cuenta a LA NACION.

Una demostración de Plantium en el Tecnódromo de Expoagro

Después de tres años de mucho trabajo, con un surmenage encima, decidió volver a sus raíces. Se asoció con su hermano ingeniero electrónico: “Mientras mi hermano fabricaba elementos para la maquinaria agrícola, como monitores para cosechadoras, yo alquilaba campos y sembraba. Llegué a sembrar 3000 hectáreas en San Francisco, Córdoba. Diez años después yo decía que él hacía mal la electrónica y él que yo trabajaba mal en el campo. Fue cuando decidimos cambiar los roles: él comenzó a dedicarse al campo y yo a la electrónica”, describe.

“El mundo tiene problemas y nosotros estamos bien”: Luis Caputo pasó por Expoagro y ratificó el rumbo del Gobierno

Pero, pese a que Gentili no entendía nada del tema, su virtud desde siempre, dice, fue tener una gran visión para ver y entender las necesidades de los productores agropecuarios.

La fábrica de Plantium en Villa Constitución

Para eso, contrató un grupo de ingenieros que desarrollaban las ocurrencias que pasaban por su cabeza. “Como primera cosa llamé a la gente que sabía. Les decía a mi equipo que hagan prototipos de monitores de rendimiento y lo desarrollaban; les planteaba que hagan un piloto de un sensor y lo hacían. Siempre me gustó emprender, siempre fui un valiente pero loco e inconsciente de hacerlo. Lo primero que fabriqué fue un monitor para la sembradora y así comencé a crecer”, detalla.

Cuando sus cinco hijos se hicieron grandes, tres de ellos decidieron unirse y compartir su “locura” emprendedora. Leandro, que estudió electrónica, fue el primero en arrancar y armó dentro de la empresa un equipo de desarrollo tercerizado, donde Plantium le proveía de recursos económicos para que desarrolle nuevas tecnologías como fue un piloto automático. Pero al tiempo nomás se asociaron. Luego llegaron otros dos hijos a la empresa.

Esas tecnologías desarrolladas eran adquiridas por las diferentes fábricas de maquinaria agrícola pero al final del 2001, con la crisis, muchas de ellas quebraron y hubo que salir al ruedo a buscar nuevos horizontes “para atomizar los riesgos”: directamente a los productores.

“Empecé con monitores de siembra, después armamos equipos de precisión, luego pilotos automáticos. Ahora que ya tenemos precisión selectiva y; pulverización selectiva de última generación que, con siete años de desarrollo, es top a nivel internacional por el hardware que tiene”, destaca.

En detalle, con inteligencia artificial, ocuWeed es un sistema que detecta, examina y actúa en tiempo real, realizando aplicaciones solo donde es necesario, con la identificación de malezas, optimiza el producto mitigando el impacto ambiental.

Por esto en 2021 la compañía fue elegida como Mejor AgTech en los premios LA NACION-Banco Galicia a la Excelencia Agropecuaria por desarrollar el primer robot agrícola autónomo y eléctrico del país.

Pero la cosa no iba a terminar allí. El año pasado se largó a fabricar y comercializar sus propias sembradoras: “El motivo: las fábricas de sembradoras de la Argentina nunca más nos dieron bolilla a nosotros, nadie”.

La exportación

Gentili rememora cuando en 2009 le picó el bichito de exportar: “Lo primero que me pregunté fue adónde. Busqué países donde podíamos hablar en portugués o español por la importancia del servicio de post venta. Casi ninguno hablaba inglés y entonces qué me iba a meter a vender en Sudáfrica o Rusia. Y fue cuando escuché a un ejecutivo de una compañía internacional decir ‘que toda empresa que sale de su lugar de origen como madre, desaparece’. Ahí entendí que teníamos que hacernos fuerte en la Argentina, tenía que ser primero el rey en mi país. Desde ese tiempo, no damos abasto con la demanda local y nos va muy bien”. Fue así que solo hicieron algo de exportación a Polonia, por la insistencia de los importadores de ese país.

Ahora, con más de 250 empleados, los faros de la empresa miran a Rosario, donde invertirá un capital importante para una nueva fábrica de sembradoras

Ahora, con más de 250 empleados, los faros de la empresa miran a Rosario, donde invertirá un capital importante para una nueva fábrica de sembradoras, que se sumará a la de Villa Constitución. “Nos han llamado de Sudáfrica, de Italia, de Rusia, pero preferimos quedarnos acá para mantener nuestra marca en lo alto y no quedar mal si ocurre alguna desavenencia y no la podemos solucionar a la distancia. Eso es pan para hoy y hambre para mañana y no lo queremos”, destaca.

Su pata en la ganadería

Tiempo atrás, Gentili decidió abrir más su abanico productivo y tener su propia cabaña de Limangus. La llamó Toscanita, en homenaje a la región italiana de donde vino su familia. En Coronel Bogado, al sur de la provincia de Santa Fe, en el establecimiento de 100 hectáreas lleva adelante un planteo mixto de agricultura y ganadería.

“La cabaña cuenta con 130 hembras entre el plantel de puras de pedigree y puras controladas, incorporando siempre técnicas de reproducción asistidas de vanguardia como son la inseminación artificial y la transferencia de embriones”, dice Alexis Santarelli, asesor genético de la cabaña.

En la Exposición Rural de Palermo, Gentili con un ejemplar Limangus de su cabaña

Para convertirse en una cabaña de punta, a fines de 2024, Gentili realizó una alianza estratégica con el criador, asesor genético y jurado internacional, Carlos Ojea Rullán, con el objetivo de seleccionar animales sumamente funcionales, con buenos aplomos, grandes masas musculares y un biotipo pastoril y empezar a recorrer un camino juntos en las exposiciones y remates.

SAN NICOLÁS.- Pese a que ya carga casi 78 años al sol sobre sus espaldas, Jorge Alberto Gentili continúa con el mismo ímpetu de emprender, innovar y seguir apostando al crecimiento de su compañía especializada en agricultura de precisión, Plantium. Nacido y criado en Villa Constitución, provincia de Santa Fe, desde chico supo que su vida iba a estar cerca del campo, como la de su familia de productores agropecuarios de esa región.

Luego de estudiar ingeniero agrónomo en La Plata, regresó a sus pagos para primero trabajar con su padre. Aun recuerda ese año perdido de la universidad porque se puso al hombro la organización de un viaje estudiantil de tres meses por Europa y, para conseguir recursos junto a otros alumnos trabajaron unas 200 hectáreas del Parque Nacional Pereyra Iraola, cedidas por el gobierno provincial por dos años, donde sembraron girasol. Con lo producido se pagaron el itinerario por el Viejo Continente recorriendo campos y empresas del sector.

Supermáquinas: llegaron las cosechadoras predictivas y con inteligencia artificial

Con 25 años, ya recibido e ilusionado, volvió a ese campo de 200 hectáreas que lo vio crecer para sembrar papa. Pero las discusiones filiales lo llevaron enseguida a buscar un nuevo destino. “Discutíamos todos los días, me echó y me fui a trabajar al INTA. Un día me enviaron al pueblo Pavón Arriba y ahí el jefe comunal me preguntó si me animaba a poner en marcha una fábrica de alimentos enlatados de soja y duraznos. Así armé Inalpa”, cuenta a LA NACION.

Una demostración de Plantium en el Tecnódromo de Expoagro

Después de tres años de mucho trabajo, con un surmenage encima, decidió volver a sus raíces. Se asoció con su hermano ingeniero electrónico: “Mientras mi hermano fabricaba elementos para la maquinaria agrícola, como monitores para cosechadoras, yo alquilaba campos y sembraba. Llegué a sembrar 3000 hectáreas en San Francisco, Córdoba. Diez años después yo decía que él hacía mal la electrónica y él que yo trabajaba mal en el campo. Fue cuando decidimos cambiar los roles: él comenzó a dedicarse al campo y yo a la electrónica”, describe.

“El mundo tiene problemas y nosotros estamos bien”: Luis Caputo pasó por Expoagro y ratificó el rumbo del Gobierno

Pero, pese a que Gentili no entendía nada del tema, su virtud desde siempre, dice, fue tener una gran visión para ver y entender las necesidades de los productores agropecuarios.

La fábrica de Plantium en Villa Constitución

Para eso, contrató un grupo de ingenieros que desarrollaban las ocurrencias que pasaban por su cabeza. “Como primera cosa llamé a la gente que sabía. Les decía a mi equipo que hagan prototipos de monitores de rendimiento y lo desarrollaban; les planteaba que hagan un piloto de un sensor y lo hacían. Siempre me gustó emprender, siempre fui un valiente pero loco e inconsciente de hacerlo. Lo primero que fabriqué fue un monitor para la sembradora y así comencé a crecer”, detalla.

Cuando sus cinco hijos se hicieron grandes, tres de ellos decidieron unirse y compartir su “locura” emprendedora. Leandro, que estudió electrónica, fue el primero en arrancar y armó dentro de la empresa un equipo de desarrollo tercerizado, donde Plantium le proveía de recursos económicos para que desarrolle nuevas tecnologías como fue un piloto automático. Pero al tiempo nomás se asociaron. Luego llegaron otros dos hijos a la empresa.

Esas tecnologías desarrolladas eran adquiridas por las diferentes fábricas de maquinaria agrícola pero al final del 2001, con la crisis, muchas de ellas quebraron y hubo que salir al ruedo a buscar nuevos horizontes “para atomizar los riesgos”: directamente a los productores.

“Empecé con monitores de siembra, después armamos equipos de precisión, luego pilotos automáticos. Ahora que ya tenemos precisión selectiva y; pulverización selectiva de última generación que, con siete años de desarrollo, es top a nivel internacional por el hardware que tiene”, destaca.

En detalle, con inteligencia artificial, ocuWeed es un sistema que detecta, examina y actúa en tiempo real, realizando aplicaciones solo donde es necesario, con la identificación de malezas, optimiza el producto mitigando el impacto ambiental.

Por esto en 2021 la compañía fue elegida como Mejor AgTech en los premios LA NACION-Banco Galicia a la Excelencia Agropecuaria por desarrollar el primer robot agrícola autónomo y eléctrico del país.

Pero la cosa no iba a terminar allí. El año pasado se largó a fabricar y comercializar sus propias sembradoras: “El motivo: las fábricas de sembradoras de la Argentina nunca más nos dieron bolilla a nosotros, nadie”.

La exportación

Gentili rememora cuando en 2009 le picó el bichito de exportar: “Lo primero que me pregunté fue adónde. Busqué países donde podíamos hablar en portugués o español por la importancia del servicio de post venta. Casi ninguno hablaba inglés y entonces qué me iba a meter a vender en Sudáfrica o Rusia. Y fue cuando escuché a un ejecutivo de una compañía internacional decir ‘que toda empresa que sale de su lugar de origen como madre, desaparece’. Ahí entendí que teníamos que hacernos fuerte en la Argentina, tenía que ser primero el rey en mi país. Desde ese tiempo, no damos abasto con la demanda local y nos va muy bien”. Fue así que solo hicieron algo de exportación a Polonia, por la insistencia de los importadores de ese país.

Ahora, con más de 250 empleados, los faros de la empresa miran a Rosario, donde invertirá un capital importante para una nueva fábrica de sembradoras

Ahora, con más de 250 empleados, los faros de la empresa miran a Rosario, donde invertirá un capital importante para una nueva fábrica de sembradoras, que se sumará a la de Villa Constitución. “Nos han llamado de Sudáfrica, de Italia, de Rusia, pero preferimos quedarnos acá para mantener nuestra marca en lo alto y no quedar mal si ocurre alguna desavenencia y no la podemos solucionar a la distancia. Eso es pan para hoy y hambre para mañana y no lo queremos”, destaca.

Su pata en la ganadería

Tiempo atrás, Gentili decidió abrir más su abanico productivo y tener su propia cabaña de Limangus. La llamó Toscanita, en homenaje a la región italiana de donde vino su familia. En Coronel Bogado, al sur de la provincia de Santa Fe, en el establecimiento de 100 hectáreas lleva adelante un planteo mixto de agricultura y ganadería.

“La cabaña cuenta con 130 hembras entre el plantel de puras de pedigree y puras controladas, incorporando siempre técnicas de reproducción asistidas de vanguardia como son la inseminación artificial y la transferencia de embriones”, dice Alexis Santarelli, asesor genético de la cabaña.

En la Exposición Rural de Palermo, Gentili con un ejemplar Limangus de su cabaña

Para convertirse en una cabaña de punta, a fines de 2024, Gentili realizó una alianza estratégica con el criador, asesor genético y jurado internacional, Carlos Ojea Rullán, con el objetivo de seleccionar animales sumamente funcionales, con buenos aplomos, grandes masas musculares y un biotipo pastoril y empezar a recorrer un camino juntos en las exposiciones y remates.

 Se trata de Jorge Alberto Gentili, referente en tecnologías para la agricultura de precisión en el país  LA NACION

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