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Los 150 días de Fernando Gago como DT de Boca: qué modificó para pasar del ciclo cumplido que pensaba Riquelme a tener una nueva oportunidad

En toda crisis hay una oportunidad. Lo dijo Albert Einstein en 1935 y lo constató Fernando Gago en estas últimas semanas al frente del plantel de Boca. El DT, que este jueves cumplió 150 días con el buzo azul y oro, logró subsistir en el cargo pese a la dura eliminación en Fase 2 de la Libertadores y validó su continuidad al mando del Xeneize gracias a una sucesión de buenos resultados y una incontrastable mejora en el juego colectivo de su equipo. Sin embargo, la reconversión del técnico fue más allá de lo sucedido en el rectángulo, donde el entrenador parece haber dado en la tecla con un Boca mucho más lógico desde los nombres, el esquema y las posiciones.

Sus nuevos hábitos, sus declaraciones públicas y su manera de conducir el grupo fueron quitándole la soga del cuello y estirando un ciclo que lucía a todas luces terminado. El sacudón en la Copa ordenó las ideas y provocó una reacción. Y así Gago dirigirá este domingo frente a Defensa y Justicia en la Bombonera con la sensación de que solo una derrota categórica puede eyectarlo del banco en medio de la levantada. ¿Qué cambió en Pintita desde aquella fatídica noche frente a Alianza Lima?

Gago se adaptó a los jugadores con ideas menos complejas con las que había arrancado

La caída con los peruanos fue un golpe muy duro de asimilar para todo el mundo Boca. Tras un mercado de pases que estuvo a la altura de lo que necesitaba el plantel, el Xeneize se despidió rápidamente de la Libertadores y desde la dirigencia se esperó al partido con Rosario Central para que sea la propia Bombonera la que terminara de bajarle el martillo. Luego de la caída con los peruanos, Juan Román Riquelme había dado el ciclo por concluido, disgustado con el nivel colectivo del equipo y algunas decisiones de Gago en los minutos finales del partido, como el cambio de Leandro Brey por Agustín Marchesin, el no ingreso de Exequiel Zeballos para la tanda de penales y la designación de Alan Velasco para ejecutar el quinto remate cuando el exIndependiente no se encontraba en condiciones físicas ni anímicas para tomar esa responsabilidad.

Pero Gago salió airoso del partido con el Canalla y la goleada 3-0 en Santiago del Estero revitalizó a un equipo que alcanzó su pico de mejor rendimiento en el momento menos esperado, con cinco victorias en fila que lo ubican, ya sin la mochila de la Libertadores, como uno de los grandes candidatos a ganar el Apertura.

Gago cerró filas en Ezeiza, apostó por lo clásico y el equipo fluyó. Repitió formación por primera vez y con un 11 sin rarezas superó con claridad al líder de la Zona B y le quitó el invicto al Ferroviario en el Madre de Ciudades; con un 5 raspador como Milton Delgado, con Kevin Zenón por la izquierda y dos tanques como Edinson Cavani y Milton Giménez repartiéndose tareas en el ataque. Un 4-3-1-2 a lo Bianchi que le sentó mejor al equipo y, salvo excepciones, potenció el nivel de la mayoría de los futbolistas.

El festejo de Cavani con Giménez y Zenón en la goleada de Boca ante Central Córdoba, en la última fecha del torneo Apertura

Gago también modificó sus conductas y sus formas en el día a día, con un vínculo mucho más fluido con los jugadores más experimentados. Tras la derrota con Alianza, la dirigencia había semblanteado a los referentes del plantel y las referencias hacia el DT no habían sido del todo satisfactorias. En especial, en relación sus constantes cambios en el equipo y algunos comentarios del entrenador que no caían del todo bien, sobre todo los que tenían que ver con su etapa de futbolista.

En lo discursivo, Gago también dio un vuelco de 180º. Pasó del “vamos a intentar competir” de su presentación al “tenemos que lograr salir campeones” que pronunció luego de la victoria ante Central, un término que él mismo se tenía prohibido. Se mostró más descontracturado en el diálogo con los periodistas (hasta ofreció su conferencia de prensa con un buzo de Boca tras la victoria contra Central) y también más cercano a los hinchas, con los que se sacó fotos en el aeropuerto previo al viaje rumbo a Santiago del Estero.

El desafío, ahora, será sostener estos cambios en el tiempo. En el horizonte ahora aparece el partido de este domingo con Defensa y Justicia, en la Bombonera, y luego un parate por fecha FIFA que servirá para recuperar a algunos jugadores y seguir afianzando una idea que convierta a Boca en un equipo maduro y 100% confiable. El Xeneize afrontará otros cuatro duelos por el torneo (Newell’s en Rosario, Barracas como local, Belgrano en Córdoba y Estudiantes en la Bombonera) y el 27 de abril disputará el clásico con River en el Monumental.

Fernando Gago dirigiendo a Boca vs. Rosario Central, en el triunfo 1-0 que empezó a darle continuidad a su ciclo

Por lo pronto, este fin de semana partirá una comitiva de Boca con destino a Estados Unidos para participar de un taller informativo brindado por la FIFA donde terminarán de ultimarse detalles sobre la logística de los planteles durante el Mundial de Clubes de mitad de año. Uno de los integrantes de esa delegación será Diego Cogliandro, uno de los asistentes más cercanos al DT, quien además visitará el predio y el posible lugar de concentración donde se hospedará la delegación xeneize.

En la dirigencia, en tanto, siguen expectantes la evolución del equipo y, sobre todo, el nivel de aceptación de los hinchas hacia el DT. Gago fue silbado ante Alianza Lima y reprobado por casi todo el estadio en la previa del partido con Central, aunque luego cambió insultos por algunos tibios aplausos. En distintas encuestas partidarias, el grado de aprobación hacia el entrenador escaló del 23% al 51%, por lo que ahora las aguas volvieron a estar divididas.

Este jueves, Gago diagramó una práctica de fútbol en Ezeiza con equipos mezclados y sin la presencia de Ander Herrera, Kevin Zenón y Alan Velasco, quienes arrastran distintas molestias y está en duda para el compromiso con el Halcón. En ese ensayo, en el que Cristian Lema volvió a resentirse de su lesión, el DT volvió al 4-3-3 de sus primeros partidos, pero entre viernes y sábado terminará de definir a los 11.

Un Gago en modo supervivencia que acomodó el discurso y el equipo a conveniencia y busca encauzar a un Boca renovado que quizás ya no sienta como propio.

En toda crisis hay una oportunidad. Lo dijo Albert Einstein en 1935 y lo constató Fernando Gago en estas últimas semanas al frente del plantel de Boca. El DT, que este jueves cumplió 150 días con el buzo azul y oro, logró subsistir en el cargo pese a la dura eliminación en Fase 2 de la Libertadores y validó su continuidad al mando del Xeneize gracias a una sucesión de buenos resultados y una incontrastable mejora en el juego colectivo de su equipo. Sin embargo, la reconversión del técnico fue más allá de lo sucedido en el rectángulo, donde el entrenador parece haber dado en la tecla con un Boca mucho más lógico desde los nombres, el esquema y las posiciones.

Sus nuevos hábitos, sus declaraciones públicas y su manera de conducir el grupo fueron quitándole la soga del cuello y estirando un ciclo que lucía a todas luces terminado. El sacudón en la Copa ordenó las ideas y provocó una reacción. Y así Gago dirigirá este domingo frente a Defensa y Justicia en la Bombonera con la sensación de que solo una derrota categórica puede eyectarlo del banco en medio de la levantada. ¿Qué cambió en Pintita desde aquella fatídica noche frente a Alianza Lima?

Gago se adaptó a los jugadores con ideas menos complejas con las que había arrancado

La caída con los peruanos fue un golpe muy duro de asimilar para todo el mundo Boca. Tras un mercado de pases que estuvo a la altura de lo que necesitaba el plantel, el Xeneize se despidió rápidamente de la Libertadores y desde la dirigencia se esperó al partido con Rosario Central para que sea la propia Bombonera la que terminara de bajarle el martillo. Luego de la caída con los peruanos, Juan Román Riquelme había dado el ciclo por concluido, disgustado con el nivel colectivo del equipo y algunas decisiones de Gago en los minutos finales del partido, como el cambio de Leandro Brey por Agustín Marchesin, el no ingreso de Exequiel Zeballos para la tanda de penales y la designación de Alan Velasco para ejecutar el quinto remate cuando el exIndependiente no se encontraba en condiciones físicas ni anímicas para tomar esa responsabilidad.

Pero Gago salió airoso del partido con el Canalla y la goleada 3-0 en Santiago del Estero revitalizó a un equipo que alcanzó su pico de mejor rendimiento en el momento menos esperado, con cinco victorias en fila que lo ubican, ya sin la mochila de la Libertadores, como uno de los grandes candidatos a ganar el Apertura.

Gago cerró filas en Ezeiza, apostó por lo clásico y el equipo fluyó. Repitió formación por primera vez y con un 11 sin rarezas superó con claridad al líder de la Zona B y le quitó el invicto al Ferroviario en el Madre de Ciudades; con un 5 raspador como Milton Delgado, con Kevin Zenón por la izquierda y dos tanques como Edinson Cavani y Milton Giménez repartiéndose tareas en el ataque. Un 4-3-1-2 a lo Bianchi que le sentó mejor al equipo y, salvo excepciones, potenció el nivel de la mayoría de los futbolistas.

El festejo de Cavani con Giménez y Zenón en la goleada de Boca ante Central Córdoba, en la última fecha del torneo Apertura

Gago también modificó sus conductas y sus formas en el día a día, con un vínculo mucho más fluido con los jugadores más experimentados. Tras la derrota con Alianza, la dirigencia había semblanteado a los referentes del plantel y las referencias hacia el DT no habían sido del todo satisfactorias. En especial, en relación sus constantes cambios en el equipo y algunos comentarios del entrenador que no caían del todo bien, sobre todo los que tenían que ver con su etapa de futbolista.

En lo discursivo, Gago también dio un vuelco de 180º. Pasó del “vamos a intentar competir” de su presentación al “tenemos que lograr salir campeones” que pronunció luego de la victoria ante Central, un término que él mismo se tenía prohibido. Se mostró más descontracturado en el diálogo con los periodistas (hasta ofreció su conferencia de prensa con un buzo de Boca tras la victoria contra Central) y también más cercano a los hinchas, con los que se sacó fotos en el aeropuerto previo al viaje rumbo a Santiago del Estero.

El desafío, ahora, será sostener estos cambios en el tiempo. En el horizonte ahora aparece el partido de este domingo con Defensa y Justicia, en la Bombonera, y luego un parate por fecha FIFA que servirá para recuperar a algunos jugadores y seguir afianzando una idea que convierta a Boca en un equipo maduro y 100% confiable. El Xeneize afrontará otros cuatro duelos por el torneo (Newell’s en Rosario, Barracas como local, Belgrano en Córdoba y Estudiantes en la Bombonera) y el 27 de abril disputará el clásico con River en el Monumental.

Fernando Gago dirigiendo a Boca vs. Rosario Central, en el triunfo 1-0 que empezó a darle continuidad a su ciclo

Por lo pronto, este fin de semana partirá una comitiva de Boca con destino a Estados Unidos para participar de un taller informativo brindado por la FIFA donde terminarán de ultimarse detalles sobre la logística de los planteles durante el Mundial de Clubes de mitad de año. Uno de los integrantes de esa delegación será Diego Cogliandro, uno de los asistentes más cercanos al DT, quien además visitará el predio y el posible lugar de concentración donde se hospedará la delegación xeneize.

En la dirigencia, en tanto, siguen expectantes la evolución del equipo y, sobre todo, el nivel de aceptación de los hinchas hacia el DT. Gago fue silbado ante Alianza Lima y reprobado por casi todo el estadio en la previa del partido con Central, aunque luego cambió insultos por algunos tibios aplausos. En distintas encuestas partidarias, el grado de aprobación hacia el entrenador escaló del 23% al 51%, por lo que ahora las aguas volvieron a estar divididas.

Este jueves, Gago diagramó una práctica de fútbol en Ezeiza con equipos mezclados y sin la presencia de Ander Herrera, Kevin Zenón y Alan Velasco, quienes arrastran distintas molestias y está en duda para el compromiso con el Halcón. En ese ensayo, en el que Cristian Lema volvió a resentirse de su lesión, el DT volvió al 4-3-3 de sus primeros partidos, pero entre viernes y sábado terminará de definir a los 11.

Un Gago en modo supervivencia que acomodó el discurso y el equipo a conveniencia y busca encauzar a un Boca renovado que quizás ya no sienta como propio.

 Tras el golpazo por la eliminación en la Copa Libertadores, el final parecía decidido por los dirigentes, pero en las últimas semanas el grado de aprobación hacia el entrenador escaló del 23% al 51%  LA NACION

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