Boca goleó a Defensa y Justicia 4-0, asume ser candidato y confirmó la regla “juegan los que están mejor”

Otro Gago. Otros jugadores. Otro clima. Otro Boca. Si un extraterrestre, despojado de todo contexto, descendía este domingo en la Bombonera, no hubiese entendido, tal vez, cómo es que este buen equipo de Pintita consumó hace menos de tres semanas uno de los papelones más grandes de su historia en la Libertadores y tuvo a su DT en la cuerda floja hasta esta serie de seis triunfos consecutivos que lo convierten en puntero de la Zona B y natural candidato en el Torneo Apertura. Pero Gago supo cambiar a tiempo y convirtió a Boca en un equipo sólido y sin estridencias que encontró su pico máximo de rendimiento cuando menos se lo esperaba. Sí, mejor tarde que nunca…
Boca fue un equipo comprometido y fiel a su historia que mantuvo la altísima efectividad de los últimos partidos (cinco remates al arco, cuatro goles) y redujo a su mínima expresión a un siempre competitivo Defensa y Justicia. Como ante Central y Central Córdoba, el Xeneize abrió el partido en su primera chance clara y manejó el trámite con muchísima autoridad. La tarde no pudo empezar mejor porque quien empujó a la red el rastrero pase de Palacios no fue otro que Edinson Cavani, el goleador que lleva un mes y medio con la pólvora mojada y no perdonó frente al arco vacío, en una acción muy similar a la desperdiciada en el descuento con Alianza Lima. El uruguayo se diluyó cuando intentó ayudar en la gestación, pero recuperó la voracidad en el área contraria y, sobre todo, la confianza en sí mismo.
La Bombonera premió el esfuerzo de un Boca liberado de tensiones tras la derrota con los peruanos que jugó uno de los mejores partidos de la era Gago. El DT aprendió la lección de la Copa y ya no se apoya en aquellos jugadores de experiencia que demostraron no estar a la altura. Juegan los que están mejor.
Gago apostó por un equipo lógico, a la vieja fórmula del 11 de memoria. Un 4-3-1-2 de manual, con laterales que van y vienen, un 5 metedor, un enganche clásico de los que ya no hay y dos tanques metidos en el área dispuestos a convertir en gol cualquier pelota que les pase cerca. La heladera en la cocina y el inodoro en el baño. Con una idea clara, sin experimentos ni posiciones inventadas, Boca dio otro golpe sobre la mesa y demostró que está para pelear hasta el final.
Lo mejor del partido
Boca se reconvirtió futbolísticamente a partir de la inclusión de Milton Delgado. Quite, primer pase y cabeza siempre levantada para el pibe del Sub 20 que mostró sus credenciales en el Sudamericano de Venezuela y en puñado de partidos relegó al banco a tres refuerzos costosos como Rodrigo Battaglia, Tomás Belmonte e Ignacio Miramón. Siempre bien ubicado, el joven de 19 años volvió a ser uno de los puntos más altos del equipo y el jugador más aplaudido por los hinchas en la previa del partido, junto con Milton Giménez y Edinson Cavani, y muy lejos de un Gago que pasó prácticamente inadvertido.
Pero hay que darle sus méritos al DT, que supo cambiar a tiempo y potenció el nivel de varios futbolistas que venían en baja. Flotando detrás de los 9, bien cerquita del área y sin tantas responsabilidades en el retroceso, Palacios se mostró más cómodo y, con espacio y tiempo para crear, brindó dos asistencias para los primeros dos goles de Boca, pese a que el 2-0 fue, a decir verdad, una obra maestra de Giménez. El exBanfield recibió en el vértice del área y sin anunciar jamás su remate desenfundó un sablazo de derecha que se clavó arriba junto al primer palo de Bologna. Un gol a lo Batistuta para empezar a cerrar un triunfo que casi nunca corrió peligro.
La única mala para Boca fue la lesión de Williams Alarcón, el chileno que parecía empezar a ganarse un lugar y dejó la cancha a los 23 minutos del primer tiempo con gestos de dolor y tomándose su rodilla derecha. Le harán estudios este lunes, aunque el panorama pinta complicado.
¿Defensa? Poquito y nada. Un equipo con buenas intenciones pero que de tan ordenado se tornó previsible. Que casi no inquietó a Marchesin (un disparo de larga distancia de Kevin Gutiérrez que pasó cerquita y un cabezazo en el segundo tiempo) y ofreció demasiadas ventajas en el fondo ante un Boca que impiadoso que liquidó el asunto en el arranque del segundo tiempo (otra vez Giménez) y le puso el moño a la victoria con el grito final de Merentiel, otro que siempre cumple.
Fue un partido completo el de Boca. De área a área y en todos los aspectos del juego. Manejó los tiempos y los momentos del partido, no se conformó con la ventaja de un gol y, sin generar demasiadas situaciones, llevó el partido a su terreno y mantuvo a Defensa siempre lejos del arco de Marchesin, espectador de lujo durante la mayor parte de la noche.
Boca entendió que el año no estaba perdido y aceleró a fondo en un Apertura que está para cualquiera. Hilvanó su sexta victoria consecutiva y se acomodó en la cima de la Zona A, al menos hasta que Tigre (escolta con un punto menos) reciba este lunes a Central Córdoba. Dato a tener en cuenta: el líder de cada zona define siempre de local en los playoffs, y Boca está invicto de local en todo el ciclo Gago…
Un triunfo para ponerse de pie después de un golpe que parecía de nocaut.
Otro Gago. Otros jugadores. Otro clima. Otro Boca. Si un extraterrestre, despojado de todo contexto, descendía este domingo en la Bombonera, no hubiese entendido, tal vez, cómo es que este buen equipo de Pintita consumó hace menos de tres semanas uno de los papelones más grandes de su historia en la Libertadores y tuvo a su DT en la cuerda floja hasta esta serie de seis triunfos consecutivos que lo convierten en puntero de la Zona B y natural candidato en el Torneo Apertura. Pero Gago supo cambiar a tiempo y convirtió a Boca en un equipo sólido y sin estridencias que encontró su pico máximo de rendimiento cuando menos se lo esperaba. Sí, mejor tarde que nunca…
Boca fue un equipo comprometido y fiel a su historia que mantuvo la altísima efectividad de los últimos partidos (cinco remates al arco, cuatro goles) y redujo a su mínima expresión a un siempre competitivo Defensa y Justicia. Como ante Central y Central Córdoba, el Xeneize abrió el partido en su primera chance clara y manejó el trámite con muchísima autoridad. La tarde no pudo empezar mejor porque quien empujó a la red el rastrero pase de Palacios no fue otro que Edinson Cavani, el goleador que lleva un mes y medio con la pólvora mojada y no perdonó frente al arco vacío, en una acción muy similar a la desperdiciada en el descuento con Alianza Lima. El uruguayo se diluyó cuando intentó ayudar en la gestación, pero recuperó la voracidad en el área contraria y, sobre todo, la confianza en sí mismo.
La Bombonera premió el esfuerzo de un Boca liberado de tensiones tras la derrota con los peruanos que jugó uno de los mejores partidos de la era Gago. El DT aprendió la lección de la Copa y ya no se apoya en aquellos jugadores de experiencia que demostraron no estar a la altura. Juegan los que están mejor.
Gago apostó por un equipo lógico, a la vieja fórmula del 11 de memoria. Un 4-3-1-2 de manual, con laterales que van y vienen, un 5 metedor, un enganche clásico de los que ya no hay y dos tanques metidos en el área dispuestos a convertir en gol cualquier pelota que les pase cerca. La heladera en la cocina y el inodoro en el baño. Con una idea clara, sin experimentos ni posiciones inventadas, Boca dio otro golpe sobre la mesa y demostró que está para pelear hasta el final.
Lo mejor del partido
Boca se reconvirtió futbolísticamente a partir de la inclusión de Milton Delgado. Quite, primer pase y cabeza siempre levantada para el pibe del Sub 20 que mostró sus credenciales en el Sudamericano de Venezuela y en puñado de partidos relegó al banco a tres refuerzos costosos como Rodrigo Battaglia, Tomás Belmonte e Ignacio Miramón. Siempre bien ubicado, el joven de 19 años volvió a ser uno de los puntos más altos del equipo y el jugador más aplaudido por los hinchas en la previa del partido, junto con Milton Giménez y Edinson Cavani, y muy lejos de un Gago que pasó prácticamente inadvertido.
Pero hay que darle sus méritos al DT, que supo cambiar a tiempo y potenció el nivel de varios futbolistas que venían en baja. Flotando detrás de los 9, bien cerquita del área y sin tantas responsabilidades en el retroceso, Palacios se mostró más cómodo y, con espacio y tiempo para crear, brindó dos asistencias para los primeros dos goles de Boca, pese a que el 2-0 fue, a decir verdad, una obra maestra de Giménez. El exBanfield recibió en el vértice del área y sin anunciar jamás su remate desenfundó un sablazo de derecha que se clavó arriba junto al primer palo de Bologna. Un gol a lo Batistuta para empezar a cerrar un triunfo que casi nunca corrió peligro.
La única mala para Boca fue la lesión de Williams Alarcón, el chileno que parecía empezar a ganarse un lugar y dejó la cancha a los 23 minutos del primer tiempo con gestos de dolor y tomándose su rodilla derecha. Le harán estudios este lunes, aunque el panorama pinta complicado.
¿Defensa? Poquito y nada. Un equipo con buenas intenciones pero que de tan ordenado se tornó previsible. Que casi no inquietó a Marchesin (un disparo de larga distancia de Kevin Gutiérrez que pasó cerquita y un cabezazo en el segundo tiempo) y ofreció demasiadas ventajas en el fondo ante un Boca que impiadoso que liquidó el asunto en el arranque del segundo tiempo (otra vez Giménez) y le puso el moño a la victoria con el grito final de Merentiel, otro que siempre cumple.
Fue un partido completo el de Boca. De área a área y en todos los aspectos del juego. Manejó los tiempos y los momentos del partido, no se conformó con la ventaja de un gol y, sin generar demasiadas situaciones, llevó el partido a su terreno y mantuvo a Defensa siempre lejos del arco de Marchesin, espectador de lujo durante la mayor parte de la noche.
Boca entendió que el año no estaba perdido y aceleró a fondo en un Apertura que está para cualquiera. Hilvanó su sexta victoria consecutiva y se acomodó en la cima de la Zona A, al menos hasta que Tigre (escolta con un punto menos) reciba este lunes a Central Córdoba. Dato a tener en cuenta: el líder de cada zona define siempre de local en los playoffs, y Boca está invicto de local en todo el ciclo Gago…
Un triunfo para ponerse de pie después de un golpe que parecía de nocaut.
El DT convirtió al Xeneize en un equipo sólido y sin estridencias que encontró su pico máximo de rendimiento cuando menos se lo esperaba LA NACION