Australia: cerraron dos playas tras la aparición de peces muertos y una espuma que generó malestar en surfistas

Decenas de peces muertos, espuma inusual acumulada en la orilla y surfistas con síntomas respiratorios forzaron el cierre preventivo de las playas de Waitpinga y Parsons, al sur de la ciudad de Adelaida, Australia. La decisión fue adoptada tras detectarse una floración de microalgas que, según la Autoridad de Protección Ambiental de Australia del Sur (EPA), habría provocado la muerte de los peces y también podría ser la causa de los síntomas registrados en varias personas que visitaron la zona durante el fin de semana.
El fenómeno se extiende por varios cientos de metros de la costa y generó cuadros de tos, dolor de garganta, irritación ocular y visión borrosa entre surfistas y pescadores, de acuerdo con testimonios de los propios afectados. La espuma, de color blanco sucio y con sectores amarillentos, también fue detectada en otras playas cercanas, lo que amplió la preocupación entre las autoridades ambientales y sanitarias. Las playas afectadas se encuentran dentro del Parque de Conservación Newland Head, una zona conocida por sus olas y sus paisajes naturales que atrae a surfistas y turistas de toda la región.
El Departamento de Medio Ambiente y Agua de Australia confirmó que las playas permanecerán cerradas hasta que se pueda garantizar la seguridad de los visitantes. Según detallaron, la medida responde a un “evento de mortalidad de peces en la zona”.
Hi, all. I thought I would post here to let all of the non surfing community know what’s going on. On Saturday over a…
Publicada por Anthony Rowland en Domingo, 16 de marzo de 2025
En ese marco, el Departamento de Industrias Primarias y Regiones (PIRSA) inició una investigación para determinar la causa de las muertes de peces y analizar si hubo presencia de enfermedades animales infecciosas o contaminantes en el agua. Entre las hipótesis principales figura la proliferación de microalgas favorecida por las condiciones climáticas de los últimos días, que incluyeron temperaturas elevadas, baja intensidad de viento y mareas reducidas.
Científicos marinos tomaron muestras de agua y de la espuma el lunes por la mañana para identificar el organismo responsable. Los análisis podrían demorar hasta el final de la semana, mientras se estudian también los factores ambientales que propiciaron el desarrollo de la floración algal. Según la EPA, la descomposición de estas algas suele generar subproductos tóxicos que afectan tanto a la fauna marina como a las personas expuestas.
La situación sorprendió a los vecinos y surfistas de la zona, quienes reportaron síntomas inusuales tras ingresar al mar o simplemente permanecer en la playa durante el fin de semana. Anthony Rowland, surfista local, contó que tras surfear en Waitpinga comenzó a toser junto a sus compañeros y sufrió irritación ocular y dolor de garganta. Al publicar su experiencia en redes sociales, recibió decenas de mensajes de otras personas que presentaron cuadros similares, incluyendo visión borrosa y dificultades respiratorias.
Según relataron varios testigos, la espuma comenzó a aparecer el sábado por la mañana. Algunos surfistas notaron además un cambio en el color del agua, que presentaba tonalidades verdes y marrones. La situación empeoró el domingo, cuando el oleaje aumentó y la espuma se extendió aún más sobre la costa.
David Cunliffe, el asesor principal en calidad de agua de SA Health, la marca de los servicios de salud del estado de Australia del Sur, explicó que las floraciones de algas pueden liberar partículas en el aire y provocar respuestas alérgicas en las personas, como irritación de ojos y vías respiratorias, así como síntomas similares a los de la gripe. La exposición también puede afectar la visión y, en algunos casos, generar erupciones cutáneas.
En tanto, mientras se realizan los estudios de laboratorio, las autoridades recomendaron evitar el contacto con el agua y no ingresar en sectores donde se observe espuma o cambios de color. En caso de exposición, las autoridades aconsejaron lavarse con agua limpia para reducir los riesgos de reacción alérgica.
Decenas de peces muertos, espuma inusual acumulada en la orilla y surfistas con síntomas respiratorios forzaron el cierre preventivo de las playas de Waitpinga y Parsons, al sur de la ciudad de Adelaida, Australia. La decisión fue adoptada tras detectarse una floración de microalgas que, según la Autoridad de Protección Ambiental de Australia del Sur (EPA), habría provocado la muerte de los peces y también podría ser la causa de los síntomas registrados en varias personas que visitaron la zona durante el fin de semana.
El fenómeno se extiende por varios cientos de metros de la costa y generó cuadros de tos, dolor de garganta, irritación ocular y visión borrosa entre surfistas y pescadores, de acuerdo con testimonios de los propios afectados. La espuma, de color blanco sucio y con sectores amarillentos, también fue detectada en otras playas cercanas, lo que amplió la preocupación entre las autoridades ambientales y sanitarias. Las playas afectadas se encuentran dentro del Parque de Conservación Newland Head, una zona conocida por sus olas y sus paisajes naturales que atrae a surfistas y turistas de toda la región.
El Departamento de Medio Ambiente y Agua de Australia confirmó que las playas permanecerán cerradas hasta que se pueda garantizar la seguridad de los visitantes. Según detallaron, la medida responde a un “evento de mortalidad de peces en la zona”.
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Publicada por Anthony Rowland en Domingo, 16 de marzo de 2025
En ese marco, el Departamento de Industrias Primarias y Regiones (PIRSA) inició una investigación para determinar la causa de las muertes de peces y analizar si hubo presencia de enfermedades animales infecciosas o contaminantes en el agua. Entre las hipótesis principales figura la proliferación de microalgas favorecida por las condiciones climáticas de los últimos días, que incluyeron temperaturas elevadas, baja intensidad de viento y mareas reducidas.
Científicos marinos tomaron muestras de agua y de la espuma el lunes por la mañana para identificar el organismo responsable. Los análisis podrían demorar hasta el final de la semana, mientras se estudian también los factores ambientales que propiciaron el desarrollo de la floración algal. Según la EPA, la descomposición de estas algas suele generar subproductos tóxicos que afectan tanto a la fauna marina como a las personas expuestas.
La situación sorprendió a los vecinos y surfistas de la zona, quienes reportaron síntomas inusuales tras ingresar al mar o simplemente permanecer en la playa durante el fin de semana. Anthony Rowland, surfista local, contó que tras surfear en Waitpinga comenzó a toser junto a sus compañeros y sufrió irritación ocular y dolor de garganta. Al publicar su experiencia en redes sociales, recibió decenas de mensajes de otras personas que presentaron cuadros similares, incluyendo visión borrosa y dificultades respiratorias.
Según relataron varios testigos, la espuma comenzó a aparecer el sábado por la mañana. Algunos surfistas notaron además un cambio en el color del agua, que presentaba tonalidades verdes y marrones. La situación empeoró el domingo, cuando el oleaje aumentó y la espuma se extendió aún más sobre la costa.
David Cunliffe, el asesor principal en calidad de agua de SA Health, la marca de los servicios de salud del estado de Australia del Sur, explicó que las floraciones de algas pueden liberar partículas en el aire y provocar respuestas alérgicas en las personas, como irritación de ojos y vías respiratorias, así como síntomas similares a los de la gripe. La exposición también puede afectar la visión y, en algunos casos, generar erupciones cutáneas.
En tanto, mientras se realizan los estudios de laboratorio, las autoridades recomendaron evitar el contacto con el agua y no ingresar en sectores donde se observe espuma o cambios de color. En caso de exposición, las autoridades aconsejaron lavarse con agua limpia para reducir los riesgos de reacción alérgica.
El fenómeno provocó cuadros de tos, dolor de garganta, irritación ocular y visión borrosa en los afectados LA NACION