Sons of Anarchy: una castración prohibida, un importante error de casting y un inesperado juicio

A comienzos del siglo, The Shield era considerado uno de los mejores policiales de la televisión, y su perspectiva violenta sobre el ejercicio de la ley había marcado un quiebre en la forma de comprender a ese género. Uno de los guionistas de esa ficción era Kurt Sutter, un amante de la cultura de los motociclistas que fantaseaba con escribir una propuesta propia. Atento al caudal creativo de Sutter, Shawn Ryan, creador de The Shield, le sugirió que se pusiera en contacto con los productores Art y John Linson para acercarles su idea. Los Linson pronto se dejaron llevar por el entusiasmo de Sutter y su intención de hacer un drama familiar enmarcado en los negocios sucios de un grupo de motociclistas.
Sin perder tiempo, Sutter comenzó a escribir el piloto, mientras los productores intentaban apalabrar a alguna señal para que emitiera la ficción. HBO fue la primera emisora interesada, pero cuando estaban a punto de cerrar el trato, decidieron bajarse del proyecto. En ese momento, apareció FX, una señal que buscaba convertirse en la cuna de audaces dramas televisivos.
La intención de Sutter era contar la historia de esos motociclistas que tanto se asemejaban a Los ángeles del infierno, el mítico grupo de motoqueros conocidos por sus actividades delictivas y su conducta violenta, pero también por conformar una microsociedad de reglas sólidas e inquebrantables: “Ellos pasaron de ser una hermandad divertida a una suerte de sindicato del crimen. Entonces pensé en ese primer tipo que se puso su campera distintiva, invitó a todos a tomar una cerveza y a hacer algo de caos, y cómo debió sentirse con respecto al lugar hacia el cual el club evolucionó”.
Para el rol de Jax, el héroe del relato y el heredero al trono del club de motociclistas, Sutter convocó a Charlie Hunnam, un actor inglés al que vio en la película Hooligans. En tanto, para interpretar a la madre de Jax, la carismática, pero temperamental Gemma, el guionista pensó en su propia esposa, la actriz Katey Segal. Pero también era importante el rol de Clay Morrow, marido de Gemma y padrastro de Jax y, en este caso, pensó en el actor Scott Glenn, una decisión que pronto se reveló como equivocada.
A comienzos de 2008, el equipo de producción empezó a filmar el piloto de Sons of Anarchy y las devoluciones fueron inmejorables. El drama de Jax, su intención por mantener vivo el legado de su fallecido padre (fundador del club), las inevitables tensiones con el marido de su madre, el amor fraternal entre los miembros del grupo y las rivalidades con otros motoqueros y la ley suponían un cóctel perfecto. Sutter escribía personajes sólidos, sufridos y empáticos, a los que bañaba de violencia extrema y densos dramas familiares.
Sin embargo, Scott Glenn, en la piel del padrastro del protagonista, no terminaba de convencer. Glenn era un actor de expresiones más contenidas, mientras que el guion pedía un enfoque más explosivo. “Querían una versión más operística de ese personaje y ese fin de semana justo yo estaba libre”, comentó Ron Perlman, el actor que le dio a ese villano una infinidad de matices, que lo llevaron a quedarse con el rol de Clay Morrow.
El miedo a la violencia
No pasaron demasiados episodios hasta que Sons of Anarchy se convirtió en un verdadero éxito. El canal FX finalmente había encontrado un drama de peso, que heredaba una tradición televisiva vinculada a Los Soprano, pero cuyas raíces en realidad se remontaban a Shakespeare. El juego de espejos entre la ficción de los motociclistas y distintos elementos de Hamlet y otras obras de este dramaturgo, eran evidentes. Sutter no ocultaba su devoción por el teatro clásico, al que constantemente estudiaba a través de la dramática saga familiar de estos motociclistas. “El padre de Jax fue el fundador del club, así que él es el fantasma presente, y aunque la mía no es una reversión de Hamlet, sin lugar a duda esa obra sí fue una gran influencia”, confesó el propio creador de la serie. Claro que el corazón de Sons of Anarchy se escondía detrás de capas y más capas de violencia desmedida, una cobertura que enamoraba a primera vista a los televidentes.
Para los directivos de FX, el exceso de violencia en era un arma de doble filo. La escena de un guion que incluía la castración explícita de un personaje fue modificada personalmente por el CEO de FX, quien aseguró: “Es un mundo violento y un show violento. La serie retrata las consecuencias trágicas de la violencia y si bien Kurt las quiere mostrar de manera muy gráfica, yo prefiero dejar más a la imaginación”. En la vereda opuesta, el creador de la ficción tenía una mirada muy distinta: “Para mí toda esa violencia es una fantasía porque no me representa ni a mí ni al lugar del que vengo. Para mí es como si escribiera sobre hechiceros y hadas”.
Con los ángeles acuestas
A medida que Sons of Anarchy ganó popularidad, la producción se encontró con verdaderos “ángeles de infierno” en el rodaje, pero Sutter, lejos de horrorizarse por esa situación, jugó las cartas a su favor y sumó a algunos de esos motociclistas a su serie. David Labrava, un ángel del infierno real, fue inicialmente contratado como técnico, aunque luego le pidió a Sutter que lo dejara actuar. El guionista accedió y le dio el papel de Happy Lowman. Otros dos miembros de la banda, Sonny Barger y Rusty Coones, también se sumaron a la ficción, pero el conflicto más importante surgió con otro pandillero, llamado Chuck Zito.
Chuck era un motociclista que le inició juicio a FX, asegurando que él les había propuesto una idea muy similar, pero que ellos la habían rechazado para hacer luego Sons of Anarchy. Y si bien Zito perdió el juicio luego de dos años, Sutter le ofreció contratarlo para interpretar a un motoquero llamado Frankie Diamonds. De este modo, el hombre terminó revirtiendo su opinión y se quedó muy satisfecho de incorporarse al popular show.
Un éxito en dos ruedas
Sutter escribía de manera compulsiva los guiones de una épica que se prolongó a lo largo de 92 episodios, distribuidos a lo largo de siete temporadas. La calidad de los libretos era superlativa y el escritor no permitía que ningún actor improvisara absolutamente ninguna línea. Esa precisión en los diálogos, hizo de Sons of Anarchy un hito que llegó a gozar de casi cinco millones de televidentes en su pico más alto de rating. A medida que la fama de la serie ascendía, muchos famosos devenidos devotos fans, le escribían a Sutter para sumarse al show. A raíz de esto, por los capítulos de la saga motoquera pasaron nombres tan dispares como David Hasselhoff, los músicos Henry Rollins, Dave Navarro y Marilyn Manson, como también Lea Michele, Courtney Love y el más insólito de todos, Stephen King.
Cuando Sons of Anachy se despidió en diciembre de 2014, el sentimiento fue agridulce. La serie concluyó con un final impactante, luego de retratar un mundo de violencia desmedida y la gran estrella del show, Charlie Hunnam, se encontró ante la dificultad de no querer decirle adiós a su personaje. Cuando terminó de filmar Sons of Anarchy, Hunnam les pedía a los guardias del estudio, que lo dejaran pasar a los sets para pasear un rato por los decorados que lo habían acompañado durante tantos años. “Necesitaba caminar de noche por esos escenarios porque era un proceso personal de despedirme de ahí. Hasta que después de varias noches, simplemente sentí que ya estaba listo”, reconoció Hunnam sobre el largo adiós a esa serie que, desde la perspectiva de un grupo de motociclistas, retrató una de las sagas familiares más impactantes en la historia de la televisión.
Dónde verla. Sons of Anarchy se encuentra disponible en Prime Video.
A comienzos del siglo, The Shield era considerado uno de los mejores policiales de la televisión, y su perspectiva violenta sobre el ejercicio de la ley había marcado un quiebre en la forma de comprender a ese género. Uno de los guionistas de esa ficción era Kurt Sutter, un amante de la cultura de los motociclistas que fantaseaba con escribir una propuesta propia. Atento al caudal creativo de Sutter, Shawn Ryan, creador de The Shield, le sugirió que se pusiera en contacto con los productores Art y John Linson para acercarles su idea. Los Linson pronto se dejaron llevar por el entusiasmo de Sutter y su intención de hacer un drama familiar enmarcado en los negocios sucios de un grupo de motociclistas.
Sin perder tiempo, Sutter comenzó a escribir el piloto, mientras los productores intentaban apalabrar a alguna señal para que emitiera la ficción. HBO fue la primera emisora interesada, pero cuando estaban a punto de cerrar el trato, decidieron bajarse del proyecto. En ese momento, apareció FX, una señal que buscaba convertirse en la cuna de audaces dramas televisivos.
La intención de Sutter era contar la historia de esos motociclistas que tanto se asemejaban a Los ángeles del infierno, el mítico grupo de motoqueros conocidos por sus actividades delictivas y su conducta violenta, pero también por conformar una microsociedad de reglas sólidas e inquebrantables: “Ellos pasaron de ser una hermandad divertida a una suerte de sindicato del crimen. Entonces pensé en ese primer tipo que se puso su campera distintiva, invitó a todos a tomar una cerveza y a hacer algo de caos, y cómo debió sentirse con respecto al lugar hacia el cual el club evolucionó”.
Para el rol de Jax, el héroe del relato y el heredero al trono del club de motociclistas, Sutter convocó a Charlie Hunnam, un actor inglés al que vio en la película Hooligans. En tanto, para interpretar a la madre de Jax, la carismática, pero temperamental Gemma, el guionista pensó en su propia esposa, la actriz Katey Segal. Pero también era importante el rol de Clay Morrow, marido de Gemma y padrastro de Jax y, en este caso, pensó en el actor Scott Glenn, una decisión que pronto se reveló como equivocada.
A comienzos de 2008, el equipo de producción empezó a filmar el piloto de Sons of Anarchy y las devoluciones fueron inmejorables. El drama de Jax, su intención por mantener vivo el legado de su fallecido padre (fundador del club), las inevitables tensiones con el marido de su madre, el amor fraternal entre los miembros del grupo y las rivalidades con otros motoqueros y la ley suponían un cóctel perfecto. Sutter escribía personajes sólidos, sufridos y empáticos, a los que bañaba de violencia extrema y densos dramas familiares.
Sin embargo, Scott Glenn, en la piel del padrastro del protagonista, no terminaba de convencer. Glenn era un actor de expresiones más contenidas, mientras que el guion pedía un enfoque más explosivo. “Querían una versión más operística de ese personaje y ese fin de semana justo yo estaba libre”, comentó Ron Perlman, el actor que le dio a ese villano una infinidad de matices, que lo llevaron a quedarse con el rol de Clay Morrow.
El miedo a la violencia
No pasaron demasiados episodios hasta que Sons of Anarchy se convirtió en un verdadero éxito. El canal FX finalmente había encontrado un drama de peso, que heredaba una tradición televisiva vinculada a Los Soprano, pero cuyas raíces en realidad se remontaban a Shakespeare. El juego de espejos entre la ficción de los motociclistas y distintos elementos de Hamlet y otras obras de este dramaturgo, eran evidentes. Sutter no ocultaba su devoción por el teatro clásico, al que constantemente estudiaba a través de la dramática saga familiar de estos motociclistas. “El padre de Jax fue el fundador del club, así que él es el fantasma presente, y aunque la mía no es una reversión de Hamlet, sin lugar a duda esa obra sí fue una gran influencia”, confesó el propio creador de la serie. Claro que el corazón de Sons of Anarchy se escondía detrás de capas y más capas de violencia desmedida, una cobertura que enamoraba a primera vista a los televidentes.
Para los directivos de FX, el exceso de violencia en era un arma de doble filo. La escena de un guion que incluía la castración explícita de un personaje fue modificada personalmente por el CEO de FX, quien aseguró: “Es un mundo violento y un show violento. La serie retrata las consecuencias trágicas de la violencia y si bien Kurt las quiere mostrar de manera muy gráfica, yo prefiero dejar más a la imaginación”. En la vereda opuesta, el creador de la ficción tenía una mirada muy distinta: “Para mí toda esa violencia es una fantasía porque no me representa ni a mí ni al lugar del que vengo. Para mí es como si escribiera sobre hechiceros y hadas”.
Con los ángeles acuestas
A medida que Sons of Anarchy ganó popularidad, la producción se encontró con verdaderos “ángeles de infierno” en el rodaje, pero Sutter, lejos de horrorizarse por esa situación, jugó las cartas a su favor y sumó a algunos de esos motociclistas a su serie. David Labrava, un ángel del infierno real, fue inicialmente contratado como técnico, aunque luego le pidió a Sutter que lo dejara actuar. El guionista accedió y le dio el papel de Happy Lowman. Otros dos miembros de la banda, Sonny Barger y Rusty Coones, también se sumaron a la ficción, pero el conflicto más importante surgió con otro pandillero, llamado Chuck Zito.
Chuck era un motociclista que le inició juicio a FX, asegurando que él les había propuesto una idea muy similar, pero que ellos la habían rechazado para hacer luego Sons of Anarchy. Y si bien Zito perdió el juicio luego de dos años, Sutter le ofreció contratarlo para interpretar a un motoquero llamado Frankie Diamonds. De este modo, el hombre terminó revirtiendo su opinión y se quedó muy satisfecho de incorporarse al popular show.
Un éxito en dos ruedas
Sutter escribía de manera compulsiva los guiones de una épica que se prolongó a lo largo de 92 episodios, distribuidos a lo largo de siete temporadas. La calidad de los libretos era superlativa y el escritor no permitía que ningún actor improvisara absolutamente ninguna línea. Esa precisión en los diálogos, hizo de Sons of Anarchy un hito que llegó a gozar de casi cinco millones de televidentes en su pico más alto de rating. A medida que la fama de la serie ascendía, muchos famosos devenidos devotos fans, le escribían a Sutter para sumarse al show. A raíz de esto, por los capítulos de la saga motoquera pasaron nombres tan dispares como David Hasselhoff, los músicos Henry Rollins, Dave Navarro y Marilyn Manson, como también Lea Michele, Courtney Love y el más insólito de todos, Stephen King.
Cuando Sons of Anachy se despidió en diciembre de 2014, el sentimiento fue agridulce. La serie concluyó con un final impactante, luego de retratar un mundo de violencia desmedida y la gran estrella del show, Charlie Hunnam, se encontró ante la dificultad de no querer decirle adiós a su personaje. Cuando terminó de filmar Sons of Anarchy, Hunnam les pedía a los guardias del estudio, que lo dejaran pasar a los sets para pasear un rato por los decorados que lo habían acompañado durante tantos años. “Necesitaba caminar de noche por esos escenarios porque era un proceso personal de despedirme de ahí. Hasta que después de varias noches, simplemente sentí que ya estaba listo”, reconoció Hunnam sobre el largo adiós a esa serie que, desde la perspectiva de un grupo de motociclistas, retrató una de las sagas familiares más impactantes en la historia de la televisión.
Dónde verla. Sons of Anarchy se encuentra disponible en Prime Video.
El drama ambientado en un salvaje club de motociclistas es uno de los mayores éxitos de la pantalla chica, de la las últimas décadas LA NACION