Konstantin Rudnev, el creador de la secta Ashram Shambala que decía provenir de las estrellas y prometía curar a sus seguidores con “energía divina”

“Ashram Shambala”, la secta rusa presuntamente vinculada a la trata de personas que buscaba asentarse en San Carlos de Bariloche y que fue desarticulada este fin de semana tras una investigación que comenzó, de manera fortuita, por la sugestiva aparición de una mujer a punto de dar a luz, fue fundada en Europa del este hace 36 años por Konstantin Rudnev, uno de los 15 detenidos acusados de trata con fines de explotación sexual.
Se trata de un grupo religioso creado durante los últimos años de la Unión Soviética antes de su disolución, en 1991, que operaba en 18 regiones de Rusia, incluidas Moscú y San Petersburgo.
El cabecilla de la organización se graduó en una Facultad de Ingeniería de su país y después formó parte del Ejército Rojo, en el que propuso fundar un monasterio parecido al de Shaolin, una institución conocida como la cuna del Kung Fu Shaolin y del Budismo Chan.
En 1989, Rudnev creó “Ashram Shambala”, una secta a la que se unieron cientos de miles de personas. En un principio se autodenominó “gurú Sotidanandana” para después afirmar que un sabio del Tíbet era su maestro.
El hombre había sido detenido en 1999, pero se fugó de un neuropsiquiátrico en el que estaba internado. En 2005 fue arrestado nuevamente, aunque sus seguidores no quisieron declarar en su contra.
El 2 de octubre de 2010 lo arrestaron otra vez. La policía rusa allanó domicilios vinculados a la secta donde secuestró material audiovisual de los rituales y heroína.
En agosto de 2013 el Tribunal de Novosibirsk, en el distrito federal de Siberia, sentenció al líder de Ashram Shambala a la pena de 11 años de cárcel en una colonia de máxima seguridad por violar a sus discípulas, atentar contra el pudor y por distribución de drogas ilícitas.
No obstante, la secta continuó sus trabajos de manera clandestina y Konstantin viajó a Europa, continente en el que siguió con los delitos, hasta llegar a América del Sur, donde extendió su red y captó a más personas.
Rudnev, que además se hacía llamar Gran Chamán Shri Dzhnan Avatar Muni o “el extraterrestre de Sirio”, tenía a los sectarios en condiciones infrahumanas, quienes dormían solo entre tres y cuatro horas diarias y comían muy poco.
Cuando perdían los dientes, el ruso les decía: “Estás renaciendo como un hombre de la sexta raza que no necesita dientes porque se alimenta de energía divina”.
Los giros del destino llevaron a Rudnev al Cono Sur. Este fin de semana lo atraparon en el aeropuerto de Bariloche cuando intentaba escapar del país con premura con destino a San Pablo, Brasil.
Cuando los efectivos de la Policía Federal y la Policía de Seguridad Aeroportuaria se desplegaron en el aeródromo cordillerano para identificar a los sospechosos y detenerlos, Rudnev “sacó una hoja de afeitar de su billetera e intentó lesionarse el cuello”, aunque los uniformados se lo impidieron.
Al requisarle el equipaje encontraron cápsulas que, sometidas a análisis con reactivos químicos específicos, dieron positivo para clorhidrato de cocaína.
“Ashram Shambala”, la secta rusa presuntamente vinculada a la trata de personas que buscaba asentarse en San Carlos de Bariloche y que fue desarticulada este fin de semana tras una investigación que comenzó, de manera fortuita, por la sugestiva aparición de una mujer a punto de dar a luz, fue fundada en Europa del este hace 36 años por Konstantin Rudnev, uno de los 15 detenidos acusados de trata con fines de explotación sexual.
Se trata de un grupo religioso creado durante los últimos años de la Unión Soviética antes de su disolución, en 1991, que operaba en 18 regiones de Rusia, incluidas Moscú y San Petersburgo.
El cabecilla de la organización se graduó en una Facultad de Ingeniería de su país y después formó parte del Ejército Rojo, en el que propuso fundar un monasterio parecido al de Shaolin, una institución conocida como la cuna del Kung Fu Shaolin y del Budismo Chan.
En 1989, Rudnev creó “Ashram Shambala”, una secta a la que se unieron cientos de miles de personas. En un principio se autodenominó “gurú Sotidanandana” para después afirmar que un sabio del Tíbet era su maestro.
El hombre había sido detenido en 1999, pero se fugó de un neuropsiquiátrico en el que estaba internado. En 2005 fue arrestado nuevamente, aunque sus seguidores no quisieron declarar en su contra.
El 2 de octubre de 2010 lo arrestaron otra vez. La policía rusa allanó domicilios vinculados a la secta donde secuestró material audiovisual de los rituales y heroína.
En agosto de 2013 el Tribunal de Novosibirsk, en el distrito federal de Siberia, sentenció al líder de Ashram Shambala a la pena de 11 años de cárcel en una colonia de máxima seguridad por violar a sus discípulas, atentar contra el pudor y por distribución de drogas ilícitas.
No obstante, la secta continuó sus trabajos de manera clandestina y Konstantin viajó a Europa, continente en el que siguió con los delitos, hasta llegar a América del Sur, donde extendió su red y captó a más personas.
Rudnev, que además se hacía llamar Gran Chamán Shri Dzhnan Avatar Muni o “el extraterrestre de Sirio”, tenía a los sectarios en condiciones infrahumanas, quienes dormían solo entre tres y cuatro horas diarias y comían muy poco.
Cuando perdían los dientes, el ruso les decía: “Estás renaciendo como un hombre de la sexta raza que no necesita dientes porque se alimenta de energía divina”.
Los giros del destino llevaron a Rudnev al Cono Sur. Este fin de semana lo atraparon en el aeropuerto de Bariloche cuando intentaba escapar del país con premura con destino a San Pablo, Brasil.
Cuando los efectivos de la Policía Federal y la Policía de Seguridad Aeroportuaria se desplegaron en el aeródromo cordillerano para identificar a los sospechosos y detenerlos, Rudnev “sacó una hoja de afeitar de su billetera e intentó lesionarse el cuello”, aunque los uniformados se lo impidieron.
Al requisarle el equipaje encontraron cápsulas que, sometidas a análisis con reactivos químicos específicos, dieron positivo para clorhidrato de cocaína.
Fundó esa comunidad en la ex Unión Soviética; estuvo internado en un neuropsiquiátrico y fue condenado a 11 años de prisión por violar a sus discípulas y posesión y venta de drogas LA NACION