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¿Qué es la memoria prospectiva? Cuatro ejercicios para potenciarla

La memoria es mucho más que un simple archivo de recuerdos: es una función esencial del cerebro que permite organizar, almacenar y recuperar información cuando la necesitamos. Gracias a su correcto funcionamiento, logramos mantener el equilibrio emocional, tomar decisiones y desenvolvernos en las tareas cotidianas. Dentro de este amplio universo, existe un tipo de memoria poco conocida, pero fundamental para planificar y anticipar acciones: la memoria prospectiva. A continuación, se da a conocer cómo actúa en el día a día y qué ejercicios son ideales para fortalecerla.

Es clave saber que no existe una única forma de memoria, sino que hay distintos tipos, cada uno con funciones específicas que impactan en nuestra rutina diaria. Una de ellas es la memoria prospectiva, una capacidad mental que actúa como un recordatorio interno orientado al futuro. Según dieron a conocer en un artículo de Rehametric, se la puede pensar como una especie de asistente personal que nos ayuda a no perder de vista lo que está por venir: desde recordar los ingredientes para una receta que vamos a preparar, hasta no olvidar el vencimiento de una factura de servicios. Básicamente, esta forma de memoria nos permite anticiparnos, organizarnos y estar en sintonía con nuestras responsabilidades cotidianas.

La memoria prospectiva es la capacidad de recordar acciones que debemos hacer en el futuro, como tomar un medicamento o asistir a una cita

Además, la memoria prospectiva se divide en dos grandes categorías. Por un lado, la que se basa en eventos, es decir, aquellas situaciones que se activan a partir de un contexto externo, como comprar algo cuando nos encontramos con una persona o al pasar frente a un local. Por otro, la que depende del tiempo, relacionada con horarios y momentos específicos, como tomar un medicamento o llegar puntualmente a una cita médica. Ambas formas colaboran con la planificación, la toma de decisiones y la organización general de nuestra vida. Debido a esto, entrenarla no solo fortalece nuestra capacidad de recordar, sino que también impulsa habilidades cognitivas claves para el bienestar cotidiano.

Los cuatro ejercicios que ayudan a entrenar la memoria prospectiva

1. Ejercitar la memoria visual

Se suele usar al hacer compras, cuando visulizamos sectores de la casa para recordar qué productos hacen falta

Entrenar la memoria visual es una herramienta muy eficaz, especialmente utilizada por quienes estudian o trabajan con mucha información. En el caso de la memoria prospectiva, esta técnica ayuda a organizar los objetivos que deben cumplirse. Por ejemplo, al caminar por un supermercado, muchas personas activan un “mapa mental” de su casa, lo que les permite recordar lo que necesitan comprar en función de cada ambiente: si visualizan la cocina, piensan en los alimentos; si imaginan el baño, recuerdan los productos de higiene. Este recurso permite que el cerebro anticipe y recupere datos de manera más organizada.

2. Incorporar la técnica de la repetición

La repetición es una de las formas más antiguas de reforzar la memoria. Consiste en repetir mentalmente una información o acción importante varias veces a lo largo del día, para que el cerebro le dé prioridad y la consolide. Al insistir sobre un dato relevante, como un vencimiento, un turno médico o una actividad futura, el sistema cognitivo logra filtrarlo entre tantos otros estímulos, lo que evita que se pierda entre distracciones o tareas secundarias.

3. Personalizar alarmas en el celular

Etiquetar las alarmas puede ser un gran truco para entrenar la memoria prospectiva

Si bien hoy es común usar alarmas para no olvidar tareas, sumarle un paso más puede marcar la diferencia: etiquetarlas. Es decir, en lugar de dejar un simple sonido, escribir exactamente qué acción hay que realizar. Gracias a esto, al leer esa pequeña descripción, el cerebro identifica rápidamente la tarea y activa la respuesta necesaria. Por ende, este pequeño detalle transforma una alarma genérica en un disparador de memoria eficaz.

4. Asociación de tareas

Vincular una nueva acción con un hábito ya instalado es ideal para entrenar este tipo de memoria

Una forma muy práctica de reforzar la memoria prospectiva es vincular una nueva acción con un hábito ya instalado. Por ejemplo, si una persona ya tiene el hábito de almorzar todos los días a la misma hora, puede aprovechar ese momento para tomar un medicamento o realizar otra tarea importante. Al asociar lo nuevo con lo habitual, se crea una cadena de hábitos que facilita el cumplimiento de responsabilidades sin tener que hacer un esfuerzo adicional por recordarlas.

La memoria es mucho más que un simple archivo de recuerdos: es una función esencial del cerebro que permite organizar, almacenar y recuperar información cuando la necesitamos. Gracias a su correcto funcionamiento, logramos mantener el equilibrio emocional, tomar decisiones y desenvolvernos en las tareas cotidianas. Dentro de este amplio universo, existe un tipo de memoria poco conocida, pero fundamental para planificar y anticipar acciones: la memoria prospectiva. A continuación, se da a conocer cómo actúa en el día a día y qué ejercicios son ideales para fortalecerla.

Es clave saber que no existe una única forma de memoria, sino que hay distintos tipos, cada uno con funciones específicas que impactan en nuestra rutina diaria. Una de ellas es la memoria prospectiva, una capacidad mental que actúa como un recordatorio interno orientado al futuro. Según dieron a conocer en un artículo de Rehametric, se la puede pensar como una especie de asistente personal que nos ayuda a no perder de vista lo que está por venir: desde recordar los ingredientes para una receta que vamos a preparar, hasta no olvidar el vencimiento de una factura de servicios. Básicamente, esta forma de memoria nos permite anticiparnos, organizarnos y estar en sintonía con nuestras responsabilidades cotidianas.

La memoria prospectiva es la capacidad de recordar acciones que debemos hacer en el futuro, como tomar un medicamento o asistir a una cita

Además, la memoria prospectiva se divide en dos grandes categorías. Por un lado, la que se basa en eventos, es decir, aquellas situaciones que se activan a partir de un contexto externo, como comprar algo cuando nos encontramos con una persona o al pasar frente a un local. Por otro, la que depende del tiempo, relacionada con horarios y momentos específicos, como tomar un medicamento o llegar puntualmente a una cita médica. Ambas formas colaboran con la planificación, la toma de decisiones y la organización general de nuestra vida. Debido a esto, entrenarla no solo fortalece nuestra capacidad de recordar, sino que también impulsa habilidades cognitivas claves para el bienestar cotidiano.

Los cuatro ejercicios que ayudan a entrenar la memoria prospectiva

1. Ejercitar la memoria visual

Se suele usar al hacer compras, cuando visulizamos sectores de la casa para recordar qué productos hacen falta

Entrenar la memoria visual es una herramienta muy eficaz, especialmente utilizada por quienes estudian o trabajan con mucha información. En el caso de la memoria prospectiva, esta técnica ayuda a organizar los objetivos que deben cumplirse. Por ejemplo, al caminar por un supermercado, muchas personas activan un “mapa mental” de su casa, lo que les permite recordar lo que necesitan comprar en función de cada ambiente: si visualizan la cocina, piensan en los alimentos; si imaginan el baño, recuerdan los productos de higiene. Este recurso permite que el cerebro anticipe y recupere datos de manera más organizada.

2. Incorporar la técnica de la repetición

La repetición es una de las formas más antiguas de reforzar la memoria. Consiste en repetir mentalmente una información o acción importante varias veces a lo largo del día, para que el cerebro le dé prioridad y la consolide. Al insistir sobre un dato relevante, como un vencimiento, un turno médico o una actividad futura, el sistema cognitivo logra filtrarlo entre tantos otros estímulos, lo que evita que se pierda entre distracciones o tareas secundarias.

3. Personalizar alarmas en el celular

Etiquetar las alarmas puede ser un gran truco para entrenar la memoria prospectiva

Si bien hoy es común usar alarmas para no olvidar tareas, sumarle un paso más puede marcar la diferencia: etiquetarlas. Es decir, en lugar de dejar un simple sonido, escribir exactamente qué acción hay que realizar. Gracias a esto, al leer esa pequeña descripción, el cerebro identifica rápidamente la tarea y activa la respuesta necesaria. Por ende, este pequeño detalle transforma una alarma genérica en un disparador de memoria eficaz.

4. Asociación de tareas

Vincular una nueva acción con un hábito ya instalado es ideal para entrenar este tipo de memoria

Una forma muy práctica de reforzar la memoria prospectiva es vincular una nueva acción con un hábito ya instalado. Por ejemplo, si una persona ya tiene el hábito de almorzar todos los días a la misma hora, puede aprovechar ese momento para tomar un medicamento o realizar otra tarea importante. Al asociar lo nuevo con lo habitual, se crea una cadena de hábitos que facilita el cumplimiento de responsabilidades sin tener que hacer un esfuerzo adicional por recordarlas.

 Descubrí cómo entrenar tu mente para recordar lo que está por venir, mejorar tu planificación y cumplir con las responsabilidades de manera más eficiente; lo que tenés que saber  LA NACION

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