Interés GeneralNacionalesUltimas Noticias

Con una misa frente a la Catedral, Buenos Aires también despidió hoy al papa Francisco

Desde temprano, la Plaza de Mayo comenzó a recibir a los fieles que se acercaron para despedir al papa Francisco en la misa exequial que hoy se celebró en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, ubicada en San Martín 27. El Papa murió el lunes pasado a los 88 años tras sufrir un derrame cerebral. La ceremonia fue presidida por el arzobispo Jorge García Cuerva. El funeral oficial se realizó más temprano en el Vaticano.

La gente no paraba de llegar desde la avenida de Mayo hacia la Plaza

Las vallas dispuestas en los alrededores estaban cubiertas con banderas argentinas, mientras que sobre las calles laterales se habían instalado pantallas gigantes para seguir la transmisión. Las sillas dispuestas frente al altar, en el escenario montado sobre las escalinatas, permanecían vacías a la espera de ser ocupadas. En las mesas, más de 150 copones fueron preparados para repartir las hostias durante la comunión.

El arzobispo de Buenos Aires Jorge García Cuerva oficia la Misa

Cada media hora, las campanas de la Catedral sonaban. Desde temprano, sonaba de fondo el “Aleluya”, mientras los fieles que llegaban comenzaban a rezar en pequeños grupos o en silencio. En distintos sectores, medios de comunicación de todo el mundo cubrieron la ceremonia.

Los fieles en la Misa de despedida del papa Francisco frente a la Catedral

La misa comenzó a las 10 en punto mientras miles de fieles y argentinos continuaban llegando por la avenida de Mayo, avanzando hacia la Plaza de Mayo con banderas, estampas y rosarios en la mano. Entre los presentes se encontraban referentes de clubes parroquiales de distintos barrios de la ciudad, que valoraban la cercanía y el legado del Papa en sus comunidades. También asistieron obispos y sacerdotes de diversas provincias argentinas, que viajaron especialmente para participar de la ceremonia.

Sacerdotes de todo el país se hicieron presentes

Mientras se desarrollaba la misa, el silencio se apoderó de la Plaza de Mayo. Los fieles seguían la ceremonia de pie o sentados sobre las sillas dispuestas frente al escenario. Desde el altar, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, dijo unas palabras que conmocionaron a los presentes. Con la voz quebrada en algunos momentos, habló del dolor compartido por la partida de Francisco.

Los fieles en la Misa de despedida del papa Francisco frente a la Catedral

“Como nosotros hoy, lloramos porque no queremos que la muerte gane, lloramos porque se murió el padre de todos, lloramos porque ya sentimos en el corazón su ausencia física, lloramos porque nos sentimos huérfanos, lloramos porque no terminamos de comprender ni de dimensionar su liderazgo mundial, lloramos porque ya lo extrañamos mucho y no queremos que nos pase lo que cantaba Carlos Gardel en uno de sus tangos, ‘las lágrimas taimadas se niegan a brotar y no tengo el consuelo de poder llorar’”, dijo García Cuerva desde el altar, mientras algunas personas entre los asistentes no podían contener las lágrimas.

El dolor de los fieles por la muerte del Papa Francisco

En medio de la homilía, recordó enseñanzas de Francisco y su invitación a no temer al llanto. “Recordemos palabras del Papa cuando nos decía: ‘Al mundo de hoy le falta llorar. Lloran los marginados, lloran aquellos que son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar. Solamente ciertas realidades de la vida se ven con los ojos limpios por las lágrimas’. Y seguía diciendo Francisco: ‘Los invito a que cada uno se pregunte: ¿yo aprendí a llorar? ¿Yo aprendí a llorar cuando veo un niño con hambre, un niño drogado en la calle, un niño que no tiene casa, un niño abandonado, abusado, un niño usado por una sociedad como esclavo?‘. No es el llanto caprichoso de aquel que llora porque le gustaría tener algo más”, citó el arzobispo.

El jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, la vicejefa porteña Clara Muzzio y María Eugenia Vidal, junto a otros funcionarios, en la celebración

En un clima de recogimiento absoluto, García Cuerva remarcó: “Seamos valientes, decía el Papa, no tengan miedo de llorar. Por eso hoy lloramos a Francisco, lo hacemos desde lo más profundo del corazón, sin vergüenza, pero también con el dolor que nos une como pueblo. Que nuestras lágrimas rieguen nuestra patria para hacerla fecunda en reconciliación y en hermandad”.

El gobernador bonaerense Axel Kicillof, en la misa en la Catedral por la muerte del papa Francisco

Entre los presentes, lo escuchaban atentamente algunas autoridades políticas como el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, el gobernador bonaerense Axel Kicillof, la vicepresidenta Victoria Villarruel y el diputado nacional Eduardo Valdés, entre otros.

Tras recordar el evangelio de María Magdalena, García Cuerva profundizó en el compromiso de Francisco con los más débiles y su mensaje de misericordia. “Francisco, como buen padre, fue padre de todos, pero especialmente se ocupó de los más frágiles, tuvo predilección por los últimos, por los marginados, por los enfermos, por los descartables de esta sociedad; un corazón de pastor al modo del corazón de Jesús, siempre disponible para la escucha y el perdón, invitándonos también a nosotros a comprometernos con los que sufren”, señaló.

La vicepresidenta de la Nación Victoria Villarruel en la misa

Citó palabras del Papa: “No deben quedar dudas ni caben explicaciones que debiliten este mensaje tan claro. Hoy y siempre, los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos es signo del Reino que Jesús vino a traer. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos”. Al terminar esa frase, un primer aplauso espontáneo se alzó entre los fieles.

Los males que acechan

La homilía avanzó recordando la lucha del Papa contra los males que afectan a la humanidad. “Justamente Francisco a lo largo de su pontificado desenmascaró proféticamente a varios demonios que hacen sufrir mucho a la humanidad”, dijo.

Y explicó que el Papa habló del demonio de la guerra: “Como hombre de fe creo que la paz es el sueño de Dios para la humanidad. Sin embargo, constato lastimosamente que por culpa de la guerra este sueño maravilloso se está convirtiendo en una pesadilla”.

También denunció el “demonio de la fragmentación y el desencuentro”, refiriéndose al “terrorismo de las redes” y al “veneno de la Iglesia” que él mismo llamó “el siempre se hizo así”, en alusión a las resistencias que frenan los cambios. El público escuchaba en silencio, interrumpido solo por breves aplausos cuando resonaban sus citas más emotivas.

El arzobispo de Buenos Aires Jorge García Cuerva durante su homilía

Con voz firme, García Cuerva continuó: “Y ante tanto demonio dando vuelta por el mundo, el testimonio de Francisco fue un faro que iluminaba la oscuridad, una voz profética que resonaba ante tanto silencio cómplice, un referente mundial frente a tanto desconocimiento, un animador de sueños y esperanzas en un mundo desalentado y con miedo al futuro, un testigo de la misericordia y el perdón en la tormenta de las descalificaciones y el odio”.

Volviendo al Evangelio, comparó la incredulidad de los discípulos con el sentimiento actual de los argentinos ante la pérdida. “Igual que a los discípulos del evangelio, a nosotros también nos cuesta creer. Nos costó creer cuando lo vimos salir vestido de blanco en el balcón de la basílica de San Pedro; nos costó creer cuando empezamos a tomar conciencia de lo que significaba un Papa argentino; nos costó creer cuando lo vimos reunido con los líderes más importantes del mundo y al mismo tiempo, abrazando y dedicando tiempo a los más pobres, a los presos, a los enfermos. Nos costó creer que a pesar de ser ahora el obispo de toda la tierra, animara a los jóvenes a hacer lío, a soñar en grande, a no tener vuelos rastreros, a transformar el mundo”, expresó García Cuerva, arrancando nuevos aplausos entre los asistentes.

La emoción de los presentes durante la homilía

Luego, el arzobispo instó a continuar el legado de Francisco, retomando las palabras del propio Jesús en el Evangelio: “Vayan… seamos la Iglesia en salida que nos proponía Francisco: una Iglesia que no se quede encerrada, una Iglesia que sepa anunciar la Buena Noticia a toda la creación”.

Y recordó: “La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria”.

Las calles alrededor de la Plaza de Mayo estuvieron repletas

Luego de la bendición final —“La bendición de Dios Todopoderoso, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén”—, García Cuerva agradeció la presencia del Señor Nuncio Apostólico, representante de la Santa Sede ante el Gobierno argentino y decano del Cuerpo Diplomático. También saludó a las máximas autoridades nacionales, al Gobierno de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires, a los legisladores, ministros de la Corte Suprema y a la totalidad del Cuerpo Diplomático acreditado en el país, “quienes concurren trayendo el amor y admiración al Papa Francisco de todos los pueblos”. El reconocimiento se extendió a los obispos eméritos y a los pastores de las diócesis cercanas.

El aplauso final brotó espontáneo. Se mezclaron lágrimas, emoción contenida y bombos que sonaban a lo lejos, en una manifestación popular de fe y despedida. En un gesto de unidad, la multitud comenzó a cantar el Himno Nacional Argentino. Desde el altar, García Cuerva acompañó la escena con una frase que sintetizó el momento: “Por la unidad”.

Emoción entre los presentes

En diálogo con LA NACION, Jorge Macri dijo: “Es un día muy especial para mí, un orgullo poder recordar al Papa, conmemorarlo acá en su ciudad, un Papa argentino, pero ante todo porteño, un hombre que vivió siempre con mucha coherencia, que disfrutó de esta ciudad, que la caminó, que usó mucho el subte y el colectivo, y que casi de la misma manera siguió viviendo allá en el Vaticano, con esa misma austeridad, con esa misma lógica de comunidad, de cercanía. Me hubiera dado una alegría poder compartir más con él. El Papa llevó a la Argentina a todo el mundo, y probablemente por eso no volvió, porque llevaba a la Argentina a cada rincón del mundo”.

Preparativos para la misa por el Papa Francisco en la Catedral

La emoción era visible entre los presentes. Algunos sostenían rosarios, otros estampas, fotos y banderas. Lorena Salto, vecina de Liniers, contó a LA NACION que había conocido a Jorge Bergoglio en dos oportunidades: una como cardenal y otra como Papa. “El Papa fue todo. No vimos todo lo que hizo, pero su bondad se siente en el pueblo”, dijo emocionada.

Los preparativos para la misa por el papa Francisco en la Catedral

Clara, una joven de 16 años, agregó entre lágrimas: “Vengo de una familia no creyente, pero sentí que hoy tenía que estar. Él fue una luz para todos”. Cerca de los vallados, grupos de religiosas, familias y jóvenes aguardaban la ceremonia, acompañando en oración la espera. En una de las pantallas, se transmitían los homenajes realizados en Roma, mientras en el centro de la plaza crecía el murmullo de rezos y cantos breves.

La misa es presidida por el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, y concelebrada por los obispos auxiliares Iván Dornelles, Alejandro Pardo, Alejandro Giorgi y Pedro Cannavó, junto a otros obispos de diócesis de todo el país y sacerdotes de la arquidiócesis.

García Cuerva decidió no asistir al funeral en Roma para permanecer en Buenos Aires y guiar los homenajes locales. Desde el Arzobispado indicaron que esta misa será el cierre litúrgico principal en el país. El ingreso al sector del altar es limitado por cuestiones de espacio, y en la plaza se instalaron pantallas para que el acto pueda seguirse a distancia.

Un sacerdote explicó que la celebración se hace al aire libre, frente a la Catedral, porque Francisco fue el Papa del pueblo y la despedida debía ser compartida. Esta es la última misa de homenaje a Francisco en su ciudad natal antes del cierre oficial del luto.

La Arquidiócesis convocó a participar del acto litúrgico central e informó que se dispuso un espacio para la prensa desde las 9, con visibilidad al altar. Desde la madrugada, la Plaza de Mayo se encuentra vallada y la avenida Rivadavia permanece cortada desde la Casa Rosada hasta la Catedral. Personal de seguridad organiza los accesos para facilitar la llegada de autoridades, referentes sociales y fieles.

Los cortes por la caravana

Una caravana por la Buenos Aires del Papa

Finalizada la misa, está previsto un recorrido simbólico alrededor de la plaza en homenaje al pontífice. Luego, desde las 12, se realizará un almuerzo comunitario bajo el lema “Compartimos la mesa”, y a las 13.30 comenzará la peregrinación titulada “Pacto de amor a Francisco: recorrido por los lugares del dolor”. La actividad es organizada por la Arquidiócesis e incluye seis paradas en puntos significativos del trabajo pastoral de Bergoglio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El arzobispo García Cuerva encabeza la despedida al papa argentino con una jornada de actividades en Buenos Aires

El itinerario comienza en la Casa Mamá Antula (Avenida Independencia 1190, Monserrat), continúa por Plaza Constitución (Avenida Garay y Lima), el predio del Hospital Borda junto con los hospitales Tobar y Rawson (Dr. Ramón Carrillo 375, Barracas), la unidad penitenciaria del Hospital Muñiz (Uspallata 2272, Barracas), el Hogar de Cristo San Alberto Hurtado (Monteagudo 862, Parque Patricios) y finaliza en la parroquia Virgen de Caacupé (Osvaldo Cruz 3470, Villa Lugano).

El recorrido está abierto a toda la comunidad. No se prevén actos protocolares ni oradores designados en cada parada. Desde la organización aclararon que se trata de una acción simbólica acompañada por voluntarios, parroquias, movimientos pastorales y fieles. El objetivo es resignificar el paso del papa argentino por espacios donde ejerció su labor como sacerdote y arzobispo.

Cuando Bergoglio dio misa en Plaza Constitución para denunciar la trata de personas

La peregrinación finalizará con una oración comunitaria en Villa Lugano. No habrá ceremonia de cierre ni discursos oficiales. La consigna establecida por la Arquidiócesis es que la despedida sea silenciosa, comunitaria y sin referencias partidarias.

Durante la semana ya se realizaron otras celebraciones. La primera misa en memoria de Bergoglio tuvo lugar el lunes 21 de abril por la mañana, en la Catedral. En esa ocasión, García Cuerva expresó: “Se nos murió el padre de todos, el Papa de los pobres, de los marginados, de los que nadie quiere”. Asistieron funcionarios porteños, referentes sociales y distintos actores del ámbito eclesiástico.

Esa misma noche del lunes 21, se celebró otra misa en la basílica de San José de Flores, en Avenida Rivadavia al 6900. La parroquia permaneció abierta durante toda la jornada y se ofició una misa en memoria del pontífice en el barrio donde dijo haber sentido su vocación religiosa.

El martes 22 de abril se llevó a cabo una ceremonia interreligiosa en la Catedral, convocada por el Gobierno porteño. Participaron representantes del judaismo, el islam, iglesias evangélicas, comunidades ortodoxas y del catolicismo. Estuvieron presentes autoridades del gabinete local, legisladores y representantes diplomáticos.

Con la misa de esta mañana y la peregrinación posterior, se realiza el acto litúrgico central previsto en Buenos Aires en memoria del papa Francisco. Además, varias parroquias impulsan actividades complementarias en los barrios, como espacios de oración, celebraciones litúrgicas y gestos comunitarios en honor a su figura.

Desde temprano, la Plaza de Mayo comenzó a recibir a los fieles que se acercaron para despedir al papa Francisco en la misa exequial que hoy se celebró en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, ubicada en San Martín 27. El Papa murió el lunes pasado a los 88 años tras sufrir un derrame cerebral. La ceremonia fue presidida por el arzobispo Jorge García Cuerva. El funeral oficial se realizó más temprano en el Vaticano.

La gente no paraba de llegar desde la avenida de Mayo hacia la Plaza

Las vallas dispuestas en los alrededores estaban cubiertas con banderas argentinas, mientras que sobre las calles laterales se habían instalado pantallas gigantes para seguir la transmisión. Las sillas dispuestas frente al altar, en el escenario montado sobre las escalinatas, permanecían vacías a la espera de ser ocupadas. En las mesas, más de 150 copones fueron preparados para repartir las hostias durante la comunión.

El arzobispo de Buenos Aires Jorge García Cuerva oficia la Misa

Cada media hora, las campanas de la Catedral sonaban. Desde temprano, sonaba de fondo el “Aleluya”, mientras los fieles que llegaban comenzaban a rezar en pequeños grupos o en silencio. En distintos sectores, medios de comunicación de todo el mundo cubrieron la ceremonia.

Los fieles en la Misa de despedida del papa Francisco frente a la Catedral

La misa comenzó a las 10 en punto mientras miles de fieles y argentinos continuaban llegando por la avenida de Mayo, avanzando hacia la Plaza de Mayo con banderas, estampas y rosarios en la mano. Entre los presentes se encontraban referentes de clubes parroquiales de distintos barrios de la ciudad, que valoraban la cercanía y el legado del Papa en sus comunidades. También asistieron obispos y sacerdotes de diversas provincias argentinas, que viajaron especialmente para participar de la ceremonia.

Sacerdotes de todo el país se hicieron presentes

Mientras se desarrollaba la misa, el silencio se apoderó de la Plaza de Mayo. Los fieles seguían la ceremonia de pie o sentados sobre las sillas dispuestas frente al escenario. Desde el altar, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, dijo unas palabras que conmocionaron a los presentes. Con la voz quebrada en algunos momentos, habló del dolor compartido por la partida de Francisco.

Los fieles en la Misa de despedida del papa Francisco frente a la Catedral

“Como nosotros hoy, lloramos porque no queremos que la muerte gane, lloramos porque se murió el padre de todos, lloramos porque ya sentimos en el corazón su ausencia física, lloramos porque nos sentimos huérfanos, lloramos porque no terminamos de comprender ni de dimensionar su liderazgo mundial, lloramos porque ya lo extrañamos mucho y no queremos que nos pase lo que cantaba Carlos Gardel en uno de sus tangos, ‘las lágrimas taimadas se niegan a brotar y no tengo el consuelo de poder llorar’”, dijo García Cuerva desde el altar, mientras algunas personas entre los asistentes no podían contener las lágrimas.

El dolor de los fieles por la muerte del Papa Francisco

En medio de la homilía, recordó enseñanzas de Francisco y su invitación a no temer al llanto. “Recordemos palabras del Papa cuando nos decía: ‘Al mundo de hoy le falta llorar. Lloran los marginados, lloran aquellos que son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar. Solamente ciertas realidades de la vida se ven con los ojos limpios por las lágrimas’. Y seguía diciendo Francisco: ‘Los invito a que cada uno se pregunte: ¿yo aprendí a llorar? ¿Yo aprendí a llorar cuando veo un niño con hambre, un niño drogado en la calle, un niño que no tiene casa, un niño abandonado, abusado, un niño usado por una sociedad como esclavo?‘. No es el llanto caprichoso de aquel que llora porque le gustaría tener algo más”, citó el arzobispo.

El jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, la vicejefa porteña Clara Muzzio y María Eugenia Vidal, junto a otros funcionarios, en la celebración

En un clima de recogimiento absoluto, García Cuerva remarcó: “Seamos valientes, decía el Papa, no tengan miedo de llorar. Por eso hoy lloramos a Francisco, lo hacemos desde lo más profundo del corazón, sin vergüenza, pero también con el dolor que nos une como pueblo. Que nuestras lágrimas rieguen nuestra patria para hacerla fecunda en reconciliación y en hermandad”.

El gobernador bonaerense Axel Kicillof, en la misa en la Catedral por la muerte del papa Francisco

Entre los presentes, lo escuchaban atentamente algunas autoridades políticas como el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, el gobernador bonaerense Axel Kicillof, la vicepresidenta Victoria Villarruel y el diputado nacional Eduardo Valdés, entre otros.

Tras recordar el evangelio de María Magdalena, García Cuerva profundizó en el compromiso de Francisco con los más débiles y su mensaje de misericordia. “Francisco, como buen padre, fue padre de todos, pero especialmente se ocupó de los más frágiles, tuvo predilección por los últimos, por los marginados, por los enfermos, por los descartables de esta sociedad; un corazón de pastor al modo del corazón de Jesús, siempre disponible para la escucha y el perdón, invitándonos también a nosotros a comprometernos con los que sufren”, señaló.

La vicepresidenta de la Nación Victoria Villarruel en la misa

Citó palabras del Papa: “No deben quedar dudas ni caben explicaciones que debiliten este mensaje tan claro. Hoy y siempre, los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos es signo del Reino que Jesús vino a traer. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos”. Al terminar esa frase, un primer aplauso espontáneo se alzó entre los fieles.

Los males que acechan

La homilía avanzó recordando la lucha del Papa contra los males que afectan a la humanidad. “Justamente Francisco a lo largo de su pontificado desenmascaró proféticamente a varios demonios que hacen sufrir mucho a la humanidad”, dijo.

Y explicó que el Papa habló del demonio de la guerra: “Como hombre de fe creo que la paz es el sueño de Dios para la humanidad. Sin embargo, constato lastimosamente que por culpa de la guerra este sueño maravilloso se está convirtiendo en una pesadilla”.

También denunció el “demonio de la fragmentación y el desencuentro”, refiriéndose al “terrorismo de las redes” y al “veneno de la Iglesia” que él mismo llamó “el siempre se hizo así”, en alusión a las resistencias que frenan los cambios. El público escuchaba en silencio, interrumpido solo por breves aplausos cuando resonaban sus citas más emotivas.

El arzobispo de Buenos Aires Jorge García Cuerva durante su homilía

Con voz firme, García Cuerva continuó: “Y ante tanto demonio dando vuelta por el mundo, el testimonio de Francisco fue un faro que iluminaba la oscuridad, una voz profética que resonaba ante tanto silencio cómplice, un referente mundial frente a tanto desconocimiento, un animador de sueños y esperanzas en un mundo desalentado y con miedo al futuro, un testigo de la misericordia y el perdón en la tormenta de las descalificaciones y el odio”.

Volviendo al Evangelio, comparó la incredulidad de los discípulos con el sentimiento actual de los argentinos ante la pérdida. “Igual que a los discípulos del evangelio, a nosotros también nos cuesta creer. Nos costó creer cuando lo vimos salir vestido de blanco en el balcón de la basílica de San Pedro; nos costó creer cuando empezamos a tomar conciencia de lo que significaba un Papa argentino; nos costó creer cuando lo vimos reunido con los líderes más importantes del mundo y al mismo tiempo, abrazando y dedicando tiempo a los más pobres, a los presos, a los enfermos. Nos costó creer que a pesar de ser ahora el obispo de toda la tierra, animara a los jóvenes a hacer lío, a soñar en grande, a no tener vuelos rastreros, a transformar el mundo”, expresó García Cuerva, arrancando nuevos aplausos entre los asistentes.

La emoción de los presentes durante la homilía

Luego, el arzobispo instó a continuar el legado de Francisco, retomando las palabras del propio Jesús en el Evangelio: “Vayan… seamos la Iglesia en salida que nos proponía Francisco: una Iglesia que no se quede encerrada, una Iglesia que sepa anunciar la Buena Noticia a toda la creación”.

Y recordó: “La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria”.

Las calles alrededor de la Plaza de Mayo estuvieron repletas

Luego de la bendición final —“La bendición de Dios Todopoderoso, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén”—, García Cuerva agradeció la presencia del Señor Nuncio Apostólico, representante de la Santa Sede ante el Gobierno argentino y decano del Cuerpo Diplomático. También saludó a las máximas autoridades nacionales, al Gobierno de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires, a los legisladores, ministros de la Corte Suprema y a la totalidad del Cuerpo Diplomático acreditado en el país, “quienes concurren trayendo el amor y admiración al Papa Francisco de todos los pueblos”. El reconocimiento se extendió a los obispos eméritos y a los pastores de las diócesis cercanas.

El aplauso final brotó espontáneo. Se mezclaron lágrimas, emoción contenida y bombos que sonaban a lo lejos, en una manifestación popular de fe y despedida. En un gesto de unidad, la multitud comenzó a cantar el Himno Nacional Argentino. Desde el altar, García Cuerva acompañó la escena con una frase que sintetizó el momento: “Por la unidad”.

Emoción entre los presentes

En diálogo con LA NACION, Jorge Macri dijo: “Es un día muy especial para mí, un orgullo poder recordar al Papa, conmemorarlo acá en su ciudad, un Papa argentino, pero ante todo porteño, un hombre que vivió siempre con mucha coherencia, que disfrutó de esta ciudad, que la caminó, que usó mucho el subte y el colectivo, y que casi de la misma manera siguió viviendo allá en el Vaticano, con esa misma austeridad, con esa misma lógica de comunidad, de cercanía. Me hubiera dado una alegría poder compartir más con él. El Papa llevó a la Argentina a todo el mundo, y probablemente por eso no volvió, porque llevaba a la Argentina a cada rincón del mundo”.

Preparativos para la misa por el Papa Francisco en la Catedral

La emoción era visible entre los presentes. Algunos sostenían rosarios, otros estampas, fotos y banderas. Lorena Salto, vecina de Liniers, contó a LA NACION que había conocido a Jorge Bergoglio en dos oportunidades: una como cardenal y otra como Papa. “El Papa fue todo. No vimos todo lo que hizo, pero su bondad se siente en el pueblo”, dijo emocionada.

Los preparativos para la misa por el papa Francisco en la Catedral

Clara, una joven de 16 años, agregó entre lágrimas: “Vengo de una familia no creyente, pero sentí que hoy tenía que estar. Él fue una luz para todos”. Cerca de los vallados, grupos de religiosas, familias y jóvenes aguardaban la ceremonia, acompañando en oración la espera. En una de las pantallas, se transmitían los homenajes realizados en Roma, mientras en el centro de la plaza crecía el murmullo de rezos y cantos breves.

La misa es presidida por el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, y concelebrada por los obispos auxiliares Iván Dornelles, Alejandro Pardo, Alejandro Giorgi y Pedro Cannavó, junto a otros obispos de diócesis de todo el país y sacerdotes de la arquidiócesis.

García Cuerva decidió no asistir al funeral en Roma para permanecer en Buenos Aires y guiar los homenajes locales. Desde el Arzobispado indicaron que esta misa será el cierre litúrgico principal en el país. El ingreso al sector del altar es limitado por cuestiones de espacio, y en la plaza se instalaron pantallas para que el acto pueda seguirse a distancia.

Un sacerdote explicó que la celebración se hace al aire libre, frente a la Catedral, porque Francisco fue el Papa del pueblo y la despedida debía ser compartida. Esta es la última misa de homenaje a Francisco en su ciudad natal antes del cierre oficial del luto.

La Arquidiócesis convocó a participar del acto litúrgico central e informó que se dispuso un espacio para la prensa desde las 9, con visibilidad al altar. Desde la madrugada, la Plaza de Mayo se encuentra vallada y la avenida Rivadavia permanece cortada desde la Casa Rosada hasta la Catedral. Personal de seguridad organiza los accesos para facilitar la llegada de autoridades, referentes sociales y fieles.

Los cortes por la caravana

Una caravana por la Buenos Aires del Papa

Finalizada la misa, está previsto un recorrido simbólico alrededor de la plaza en homenaje al pontífice. Luego, desde las 12, se realizará un almuerzo comunitario bajo el lema “Compartimos la mesa”, y a las 13.30 comenzará la peregrinación titulada “Pacto de amor a Francisco: recorrido por los lugares del dolor”. La actividad es organizada por la Arquidiócesis e incluye seis paradas en puntos significativos del trabajo pastoral de Bergoglio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El arzobispo García Cuerva encabeza la despedida al papa argentino con una jornada de actividades en Buenos Aires

El itinerario comienza en la Casa Mamá Antula (Avenida Independencia 1190, Monserrat), continúa por Plaza Constitución (Avenida Garay y Lima), el predio del Hospital Borda junto con los hospitales Tobar y Rawson (Dr. Ramón Carrillo 375, Barracas), la unidad penitenciaria del Hospital Muñiz (Uspallata 2272, Barracas), el Hogar de Cristo San Alberto Hurtado (Monteagudo 862, Parque Patricios) y finaliza en la parroquia Virgen de Caacupé (Osvaldo Cruz 3470, Villa Lugano).

El recorrido está abierto a toda la comunidad. No se prevén actos protocolares ni oradores designados en cada parada. Desde la organización aclararon que se trata de una acción simbólica acompañada por voluntarios, parroquias, movimientos pastorales y fieles. El objetivo es resignificar el paso del papa argentino por espacios donde ejerció su labor como sacerdote y arzobispo.

Cuando Bergoglio dio misa en Plaza Constitución para denunciar la trata de personas

La peregrinación finalizará con una oración comunitaria en Villa Lugano. No habrá ceremonia de cierre ni discursos oficiales. La consigna establecida por la Arquidiócesis es que la despedida sea silenciosa, comunitaria y sin referencias partidarias.

Durante la semana ya se realizaron otras celebraciones. La primera misa en memoria de Bergoglio tuvo lugar el lunes 21 de abril por la mañana, en la Catedral. En esa ocasión, García Cuerva expresó: “Se nos murió el padre de todos, el Papa de los pobres, de los marginados, de los que nadie quiere”. Asistieron funcionarios porteños, referentes sociales y distintos actores del ámbito eclesiástico.

Esa misma noche del lunes 21, se celebró otra misa en la basílica de San José de Flores, en Avenida Rivadavia al 6900. La parroquia permaneció abierta durante toda la jornada y se ofició una misa en memoria del pontífice en el barrio donde dijo haber sentido su vocación religiosa.

El martes 22 de abril se llevó a cabo una ceremonia interreligiosa en la Catedral, convocada por el Gobierno porteño. Participaron representantes del judaismo, el islam, iglesias evangélicas, comunidades ortodoxas y del catolicismo. Estuvieron presentes autoridades del gabinete local, legisladores y representantes diplomáticos.

Con la misa de esta mañana y la peregrinación posterior, se realiza el acto litúrgico central previsto en Buenos Aires en memoria del papa Francisco. Además, varias parroquias impulsan actividades complementarias en los barrios, como espacios de oración, celebraciones litúrgicas y gestos comunitarios en honor a su figura.

 El arzobispo Jorge Ignacio García Cuerva ofició la celebración para despedir al pontífice argentino frente a una multitud  LA NACION

Read More

Related Articles

Back to top button
Close
Close