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“Queremos menos ruido”. Cómo funcionaron los buses eléctricos en su primer recorrido por el microcentro porteño

Sobre la Plaza San Martín, a mitad de cuadra de la calle Crucero General Belgrano, entre Juncal y Arenales, hay algo nuevo. No es solo una parada más. Frente a los árboles y al paso constante de oficinistas, dos buses están detenidos. Son más cortos que los colectivos habituales. El sol del mediodía rebota en sus ventanillas oscuras. La puerta se abre sola. Adentro, todo es igual y distinto: pasamanos naranjas, asientos azules, silencio de motor. No hay ruido. No hay vibración. Afuera, las señales de tránsito no indican cambios. Adentro, comienza una prueba que va a definir el futuro del transporte público en la Ciudad de Buenos Aires.

El futuro llegó sobre ruedas: recorrida en los nuevos buses eléctricos porteños

Doce nuevos buses eléctricos llegaron desde China para cubrir un recorrido que unirá Retiro con Parque Lezama, atravesando los barrios de San Nicolás, Monserrat, San Telmo y La Boca. Desde las cinco de la mañana hasta la una del día siguiente, estos vehículos operarán todos los días sin cobrar boleto hasta julio. La operación está a cargo de la empresa DOTA, que ganó la licitación con una oferta de $3500 millones, la mitad del presupuesto oficial. El plan ya está en marcha y LA NACION fue parte del recorrido de prueba junto a las conductoras que manejarán estas unidades.

Adentro del bus, al mando está Daniela Pintos. A su lado, Romina, también chofera. Daniela dice que la diferencia entre estos colectivos y los tradicionales es “abismal”. Manejó ambos, pero este tiene otra delicadeza: “Son mucho más sensibles, tanto para acelerar como para frenar. La sensibilidad se nota demasiado, pero no siento que al manejarlo sea tan diferente. Cambian las dimensiones, pero sí hay que tener más precaución”.

Una de las conductoras al mando durante el recorrido de prueba de los nuevos buses eléctricos

Romina explica que se postuló para una línea tradicional, pero que en la entrevista le ofrecieron sumarse a esta iniciativa urgente. “Acepté. Está bueno el desafío. Hicimos todo como si fuéramos a trabajar en una línea normal. Cuando llegaron estas unidades, nos trasladaron y empezamos a adaptarnos a su manejo. Hay otras precauciones. A diferencia de los colectivos tradicionales, que son más altos y pueden detenerse sin quedar tan cerca del cordón, estos son más bajos, lo que nos obliga a acercarnos mucho más a la vereda. Eso aumenta el riesgo de un siniestro si no se maniobra con precisión”. Agrega que, por la zona donde van a circular y la accesibilidad del diseño, “vamos a tener muchas más posibilidades de que viajen personas con movilidad reducida”.

El bus conectará en una primera etapa Parque Lezama con San Martín, en Retiro

En el interior del bus hay espacio para 30 pasajeros: 13 sentados y 17 de pie. Hay cámaras, sensores de ascenso y descenso, y piso bajo para facilitar el acceso. Durante el recorrido de prueba, el ministro de Infraestructura de la Ciudad de Buenos Aires, Pablo Bereciartua, agarrado de una de las barandas, fue explicando a este medio los detalles del sistema de pago. Dijo que el servicio será gratuito hasta julio y que, una vez que comience a cobrarse, el boleto costará lo mismo que un colectivo tradicional. Además, estará integrado al sistema actual: se podrá pagar con SUBE, tarjetas bancarias o celulares, y el pasaje se descontará automáticamente si el pasajero viene del subte o viceversa.

Mientras el vehículo avanzaba por las calles del microcentro, Bereciartua señalaba por la ventanilla distintos puntos del recorrido. Hablaba de la tecnología, de las particularidades del motor y de las diferencias con experiencias anteriores. Cada tanto, se interrumpía para dejar que las conductoras maniobraran con precisión en las curvas o se acomodaran al borde del cordón. El tránsito era moderado y, adentro, el silencio del motor eléctrico marcaba una diferencia notable. Apenas un zumbido leve, casi imperceptible.

Una de las nuevas paradas señalizadas del eBus, que incluye un mapa del recorrido entre Retiro y Parque Lezama

Bereciartua afirma que esta será la primera línea 100% eléctrica de la ciudad. “Son 12 buses eléctricos. No son minibuses. Eso es otro tipo. En este entran 30 personas. El otro, como el del Parque de la Innovación, entran 11. Esto es otra cosa”. Durante el recorrido, señala que el motor tiene el máximo de potencia al inicio del arranque. “Si no lo manejás bien, se acelera de golpe. Es parte de lo que las conductoras están aprendiendo”.

La autonomía de estos buses es de 200 kilómetros con carga completa. El circuito tiene 36 paradas, todas ya instaladas. La velocidad comercial promedio será de 12 km/h, pero los vehículos pueden alcanzar hasta 60 km/h. En el microcentro, donde rige la normativa del Área Central, la velocidad máxima permitida es de 20 km/h. En calles comunes de San Telmo y zonas aledañas podrán circular hasta 30 o 40 km/h, según la reglamentación vigente, y en avenidas como Martín García, desde donde inicia el recorrido, el límite es de 50 km/h.

Durante el trayecto, Daniela Pintos giraba el volante con firmeza. A través del parabrisas, las calles angostas se abrían paso entre árboles y autos estacionados. Se la veía concentrada, pero también serena. Cada tanto sonreía, como si esa mañana también fuese su primera vez.

El servicio será conducido por mujeres, que participaron en jornadas de capacitación en las últimas semanas

Daniela cuenta que en la línea anterior donde trabajaba, la mayoría de los conductores eran hombres. En cambio, en esta nueva experiencia con los buses eléctricos, son 28 mujeres al frente de los vehículos. “Hoy acá somos el 100%, a diferencia de los tradicionales. Me llena de orgullo. Cuando nos ven subidas a los colectivos, la gente se sorprende. ‘¡Ay, qué lindas, son mujeres!‘, dicen. Todavía es una sorpresa para muchos”. Reconoce que aún persisten comentarios machistas, pero cree que el impacto será significativo: “Esto va a masificar lo que es que haya choferas. No se ve. Esto lo va a poner en público conocimiento”.

Sistema de selección

Las conductoras fueron seleccionadas a través de un programa de becas impulsado por la Subsecretaría de la Mujer para acceder a la licencia profesional. Recibieron capacitación específica para este modelo de vehículo eléctrico. Las unidades pasaron por pruebas técnicas y de homologación del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), que aprobó su funcionamiento. La validación permitirá que otras jurisdicciones puedan incorporarlas sin repetir los ensayos.

Antes del recorrido, este medio consultó a personas que salían del subte C en Retiro. Ninguna había visto aún los nuevos buses eléctricos, pero al mostrarles una imagen y contarles que comenzarían a circular en los próximos días, varios se interesaron. Una mujer preguntó si el servicio iba a ser gratuito y desde cuándo empezaba. Otro hombre quiso saber cuál era el recorrido exacto y hasta dónde llegaban las unidades. Nadie conocía el proyecto. “No tenía idea de que existía. Está bueno”, dijo una joven antes de seguir caminando.

El sensor de conteo instalado sobre la puerta, que registra la cantidad de personas que suben y bajan de la unidad

Bereciartua insiste en que no se trata de una iniciativa aislada. “Es parte de un plan integral de movilidad. Queremos menos ruido. La idea es que el espacio público se disfrute. Este es un paso hacia eso”. Menciona que en otras ciudades del mundo ya se implementaron sistemas similares. “La semana que viene vamos a tener un congreso con representantes de París, Madrid, Nueva York y Londres. Todas esas ciudades ya cuentan con este tipo de movilidad, y nosotros vamos a mostrarles que también estamos avanzando en esa dirección”.

Además del circuito entre Retiro y Parque Lezama, se evalúa una extensión hasta Caminito. Y otra posible línea cultural que funcione los fines de semana y conecte espacios artísticos y teatrales. La infraestructura también fue adaptada: se construyó la primera playa de carga eléctrica en Buenos Aires, ubicada en la esquina sur de Puerto Madero, debajo de la autopista en Garay.

Pantalla de monitoreo ubicada junto al asiento de la conductora, con imágenes en tiempo real de las cámaras instaladas dentro de la unidad

Romina, durante el trayecto, explica que los frenos se sienten suaves, que el sonido casi no existe y que la reacción es inmediata. “Yo comencé el 1° de abril oficialmente. Antes ya venía practicando en otra línea. Teníamos que agarrar la dinámica de estar en la calle, trabajar con la gente y el tránsito”. Sobre la duración de la batería, dice que no hicieron pruebas completas ellas, pero que los técnicos ya testearon ese funcionamiento.

La última parada se acerca. Las conductoras detienen el vehículo con una maniobra suave. No hay olor a combustible.

Doce unidades eléctricas llegaron a la ciudad de Buenos Aires desde China para incorporarse a un nuevo trayecto que conectará Retiro con Parque Lezama

La Ciudad de Buenos Aires se prepara para observar el comportamiento de esta nueva línea. Se trata de un ensayo con múltiples objetivos: mejorar la movilidad, reducir la contaminación, avanzar en equidad de género y recuperar zonas desconectadas del sistema tradicional. A diferencia de intentos previos, como la compra fallida en 2016 o la experiencia acotada de 2019, esta vez hay un circuito real, una flota completa y paradas señalizadas.

El bus se detiene nuevamente. Las puertas se abren, pero nadie sube ni baja. Aún no está habilitado para el público. Por ahora, es solo una prueba. Un recorrido en silencio que, según las autoridades, podría ampliarse en los próximos meses.

Sobre la Plaza San Martín, a mitad de cuadra de la calle Crucero General Belgrano, entre Juncal y Arenales, hay algo nuevo. No es solo una parada más. Frente a los árboles y al paso constante de oficinistas, dos buses están detenidos. Son más cortos que los colectivos habituales. El sol del mediodía rebota en sus ventanillas oscuras. La puerta se abre sola. Adentro, todo es igual y distinto: pasamanos naranjas, asientos azules, silencio de motor. No hay ruido. No hay vibración. Afuera, las señales de tránsito no indican cambios. Adentro, comienza una prueba que va a definir el futuro del transporte público en la Ciudad de Buenos Aires.

El futuro llegó sobre ruedas: recorrida en los nuevos buses eléctricos porteños

Doce nuevos buses eléctricos llegaron desde China para cubrir un recorrido que unirá Retiro con Parque Lezama, atravesando los barrios de San Nicolás, Monserrat, San Telmo y La Boca. Desde las cinco de la mañana hasta la una del día siguiente, estos vehículos operarán todos los días sin cobrar boleto hasta julio. La operación está a cargo de la empresa DOTA, que ganó la licitación con una oferta de $3500 millones, la mitad del presupuesto oficial. El plan ya está en marcha y LA NACION fue parte del recorrido de prueba junto a las conductoras que manejarán estas unidades.

Adentro del bus, al mando está Daniela Pintos. A su lado, Romina, también chofera. Daniela dice que la diferencia entre estos colectivos y los tradicionales es “abismal”. Manejó ambos, pero este tiene otra delicadeza: “Son mucho más sensibles, tanto para acelerar como para frenar. La sensibilidad se nota demasiado, pero no siento que al manejarlo sea tan diferente. Cambian las dimensiones, pero sí hay que tener más precaución”.

Una de las conductoras al mando durante el recorrido de prueba de los nuevos buses eléctricos

Romina explica que se postuló para una línea tradicional, pero que en la entrevista le ofrecieron sumarse a esta iniciativa urgente. “Acepté. Está bueno el desafío. Hicimos todo como si fuéramos a trabajar en una línea normal. Cuando llegaron estas unidades, nos trasladaron y empezamos a adaptarnos a su manejo. Hay otras precauciones. A diferencia de los colectivos tradicionales, que son más altos y pueden detenerse sin quedar tan cerca del cordón, estos son más bajos, lo que nos obliga a acercarnos mucho más a la vereda. Eso aumenta el riesgo de un siniestro si no se maniobra con precisión”. Agrega que, por la zona donde van a circular y la accesibilidad del diseño, “vamos a tener muchas más posibilidades de que viajen personas con movilidad reducida”.

El bus conectará en una primera etapa Parque Lezama con San Martín, en Retiro

En el interior del bus hay espacio para 30 pasajeros: 13 sentados y 17 de pie. Hay cámaras, sensores de ascenso y descenso, y piso bajo para facilitar el acceso. Durante el recorrido de prueba, el ministro de Infraestructura de la Ciudad de Buenos Aires, Pablo Bereciartua, agarrado de una de las barandas, fue explicando a este medio los detalles del sistema de pago. Dijo que el servicio será gratuito hasta julio y que, una vez que comience a cobrarse, el boleto costará lo mismo que un colectivo tradicional. Además, estará integrado al sistema actual: se podrá pagar con SUBE, tarjetas bancarias o celulares, y el pasaje se descontará automáticamente si el pasajero viene del subte o viceversa.

Mientras el vehículo avanzaba por las calles del microcentro, Bereciartua señalaba por la ventanilla distintos puntos del recorrido. Hablaba de la tecnología, de las particularidades del motor y de las diferencias con experiencias anteriores. Cada tanto, se interrumpía para dejar que las conductoras maniobraran con precisión en las curvas o se acomodaran al borde del cordón. El tránsito era moderado y, adentro, el silencio del motor eléctrico marcaba una diferencia notable. Apenas un zumbido leve, casi imperceptible.

Una de las nuevas paradas señalizadas del eBus, que incluye un mapa del recorrido entre Retiro y Parque Lezama

Bereciartua afirma que esta será la primera línea 100% eléctrica de la ciudad. “Son 12 buses eléctricos. No son minibuses. Eso es otro tipo. En este entran 30 personas. El otro, como el del Parque de la Innovación, entran 11. Esto es otra cosa”. Durante el recorrido, señala que el motor tiene el máximo de potencia al inicio del arranque. “Si no lo manejás bien, se acelera de golpe. Es parte de lo que las conductoras están aprendiendo”.

La autonomía de estos buses es de 200 kilómetros con carga completa. El circuito tiene 36 paradas, todas ya instaladas. La velocidad comercial promedio será de 12 km/h, pero los vehículos pueden alcanzar hasta 60 km/h. En el microcentro, donde rige la normativa del Área Central, la velocidad máxima permitida es de 20 km/h. En calles comunes de San Telmo y zonas aledañas podrán circular hasta 30 o 40 km/h, según la reglamentación vigente, y en avenidas como Martín García, desde donde inicia el recorrido, el límite es de 50 km/h.

Durante el trayecto, Daniela Pintos giraba el volante con firmeza. A través del parabrisas, las calles angostas se abrían paso entre árboles y autos estacionados. Se la veía concentrada, pero también serena. Cada tanto sonreía, como si esa mañana también fuese su primera vez.

El servicio será conducido por mujeres, que participaron en jornadas de capacitación en las últimas semanas

Daniela cuenta que en la línea anterior donde trabajaba, la mayoría de los conductores eran hombres. En cambio, en esta nueva experiencia con los buses eléctricos, son 28 mujeres al frente de los vehículos. “Hoy acá somos el 100%, a diferencia de los tradicionales. Me llena de orgullo. Cuando nos ven subidas a los colectivos, la gente se sorprende. ‘¡Ay, qué lindas, son mujeres!‘, dicen. Todavía es una sorpresa para muchos”. Reconoce que aún persisten comentarios machistas, pero cree que el impacto será significativo: “Esto va a masificar lo que es que haya choferas. No se ve. Esto lo va a poner en público conocimiento”.

Sistema de selección

Las conductoras fueron seleccionadas a través de un programa de becas impulsado por la Subsecretaría de la Mujer para acceder a la licencia profesional. Recibieron capacitación específica para este modelo de vehículo eléctrico. Las unidades pasaron por pruebas técnicas y de homologación del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), que aprobó su funcionamiento. La validación permitirá que otras jurisdicciones puedan incorporarlas sin repetir los ensayos.

Antes del recorrido, este medio consultó a personas que salían del subte C en Retiro. Ninguna había visto aún los nuevos buses eléctricos, pero al mostrarles una imagen y contarles que comenzarían a circular en los próximos días, varios se interesaron. Una mujer preguntó si el servicio iba a ser gratuito y desde cuándo empezaba. Otro hombre quiso saber cuál era el recorrido exacto y hasta dónde llegaban las unidades. Nadie conocía el proyecto. “No tenía idea de que existía. Está bueno”, dijo una joven antes de seguir caminando.

El sensor de conteo instalado sobre la puerta, que registra la cantidad de personas que suben y bajan de la unidad

Bereciartua insiste en que no se trata de una iniciativa aislada. “Es parte de un plan integral de movilidad. Queremos menos ruido. La idea es que el espacio público se disfrute. Este es un paso hacia eso”. Menciona que en otras ciudades del mundo ya se implementaron sistemas similares. “La semana que viene vamos a tener un congreso con representantes de París, Madrid, Nueva York y Londres. Todas esas ciudades ya cuentan con este tipo de movilidad, y nosotros vamos a mostrarles que también estamos avanzando en esa dirección”.

Además del circuito entre Retiro y Parque Lezama, se evalúa una extensión hasta Caminito. Y otra posible línea cultural que funcione los fines de semana y conecte espacios artísticos y teatrales. La infraestructura también fue adaptada: se construyó la primera playa de carga eléctrica en Buenos Aires, ubicada en la esquina sur de Puerto Madero, debajo de la autopista en Garay.

Pantalla de monitoreo ubicada junto al asiento de la conductora, con imágenes en tiempo real de las cámaras instaladas dentro de la unidad

Romina, durante el trayecto, explica que los frenos se sienten suaves, que el sonido casi no existe y que la reacción es inmediata. “Yo comencé el 1° de abril oficialmente. Antes ya venía practicando en otra línea. Teníamos que agarrar la dinámica de estar en la calle, trabajar con la gente y el tránsito”. Sobre la duración de la batería, dice que no hicieron pruebas completas ellas, pero que los técnicos ya testearon ese funcionamiento.

La última parada se acerca. Las conductoras detienen el vehículo con una maniobra suave. No hay olor a combustible.

Doce unidades eléctricas llegaron a la ciudad de Buenos Aires desde China para incorporarse a un nuevo trayecto que conectará Retiro con Parque Lezama

La Ciudad de Buenos Aires se prepara para observar el comportamiento de esta nueva línea. Se trata de un ensayo con múltiples objetivos: mejorar la movilidad, reducir la contaminación, avanzar en equidad de género y recuperar zonas desconectadas del sistema tradicional. A diferencia de intentos previos, como la compra fallida en 2016 o la experiencia acotada de 2019, esta vez hay un circuito real, una flota completa y paradas señalizadas.

El bus se detiene nuevamente. Las puertas se abren, pero nadie sube ni baja. Aún no está habilitado para el público. Por ahora, es solo una prueba. Un recorrido en silencio que, según las autoridades, podría ampliarse en los próximos meses.

 Doce vehículos operados por mujeres circularán entre Retiro y Parque Lezama sin cobrar boleto hasta julio, primer paso de la transformación del transporte en la Ciudad  LA NACION

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