Ficha limpia y una sola opción: corruptos sí o corruptos no

Hoy será un día clave para que los ciudadanos sepamos si nuestros legisladores están dispuestos a prohibir que condenados en segunda instancia puedan ser candidatos a cargos electivos u ocupar cargos en la administración pública nacional. Lo que en muchos países podría sonar ridículo, pues no se concibe que a alguien con prontuario doblemente confirmado por la Justicia se le ocurra ser candidato, entre otros como el nuestro se necesita una norma específica: la ley de ficha limpia. Es que se ha convertido en una pésima costumbre, en una anomalía largamente aceptada, el hecho de que se usen esos cargos públicos para ampararse en fueros que jamás fueron pensados para actuar como paraguas de delitos.
Hoy son los senadores quienes tienen la palabra. Se necesitan 37 de ellos para conformar el quorum e igual número para convertir en ley la sanción previa de la Cámara de Diputados. Hasta anoche, el oficialismo daba por descontado que obtendría esa cantidad de avales. De concretarse la sesión, quedará claramente establecido quiénes avalan la corrupción y quiénes no en el Congreso.
Al momento de tratarse la ley de ficha limpia en Diputados, 144 legisladores votaron afirmativamente para que nunca más un doblemente condenado por corrupción integre listas de candidatos para cargos nacionales. Otros 98 votaron en contra y hubo dos abstenciones. El kirchnerismo y sectores de izquierda rechazan esta ley montados en la falsa premisa de que apunta a proscribir a Cristina Kirchner impidiéndole ser candidata en virtud de la doble condena que pesa sobre ella en la causa Vialidad.
No alcanza con declarar la voluntad de impedir que corruptos sean legisladores u ocupen cargos en la administración pública nacional: hay que demostrarlo
En las últimas semanas, trascendió que la expresidenta analiza presentarse como aspirante a legisladora bonaerense, un distrito que no cuenta con una ley de este tipo y que debería sancionarla, como ya lo hicieron ocho provincias que rechazan candidatos con groseros antecedentes penales.
Todas las miradas para la sesión de hoy se posaban ayer sobre los senadores nacionales de La Libertad Avanza. El líder de esa bancada, Ezequiel Atauche, confirmó que su sector dará quorum y que sumará sus votos para la sanción de la ley. Su ratificación, sin embargo, no garantiza que se logre el objetivo propuesto. No alcanza con declarar la voluntad de hacer algo; se necesita demostrarlo.
Cuando la ley se debatía en Diputados, fue el bloque oficialista el que difirió la sanción de este proyecto, que ya lleva más de nueve años de presentado. Falta de quorum, reticencia a suscribir dictámenes, caídas de sesiones especiales, sospechas de toma y daca y un sinfín de trabas de lo más diversas se fueron sumando para impedir que avanzara. A lo largo de todo ese tiempo se presentaron sucesivos proyectos en la materia. Todos terminaron bloqueados o cajoneados.
Seguir difiriendo un tema tan importante como la ley de ficha limpia será la consagración de la impunidad con que ya cuentan quienes se amparan forzadamente en los fueros para evitar ir presos
En las últimas semanas en que la iniciativa estaba presta a ser debatida en el recinto, su tratamiento fue abortado, una vez como consecuencia de la caída de los pliegos de jueces para la Corte y en otra oportunidad, por la muerte del papa Francisco. ¿Será la vencida esta tercera oportunidad?
Ayer se especulaba con que podía introducírsele algún cambio a la sanción de Diputados. De ocurrir eso, el mecanismo de revisión del proceso sancionatorio de las leyes mandaría el tema nuevamente a la Cámara baja, donde los diputados podrían aceptar las modificaciones o insistir en su sanción original, para lo cual necesitan de la misma mayoría con que el Senado la apruebe. Eso alargaría nuevamente los tiempos en un tema sobre el que no debería haber ni una sola duda. Corruptos sí o corruptos no. Así de simple.
Hoy será un día clave para que los ciudadanos sepamos si nuestros legisladores están dispuestos a prohibir que condenados en segunda instancia puedan ser candidatos a cargos electivos u ocupar cargos en la administración pública nacional. Lo que en muchos países podría sonar ridículo, pues no se concibe que a alguien con prontuario doblemente confirmado por la Justicia se le ocurra ser candidato, entre otros como el nuestro se necesita una norma específica: la ley de ficha limpia. Es que se ha convertido en una pésima costumbre, en una anomalía largamente aceptada, el hecho de que se usen esos cargos públicos para ampararse en fueros que jamás fueron pensados para actuar como paraguas de delitos.
Hoy son los senadores quienes tienen la palabra. Se necesitan 37 de ellos para conformar el quorum e igual número para convertir en ley la sanción previa de la Cámara de Diputados. Hasta anoche, el oficialismo daba por descontado que obtendría esa cantidad de avales. De concretarse la sesión, quedará claramente establecido quiénes avalan la corrupción y quiénes no en el Congreso.
Al momento de tratarse la ley de ficha limpia en Diputados, 144 legisladores votaron afirmativamente para que nunca más un doblemente condenado por corrupción integre listas de candidatos para cargos nacionales. Otros 98 votaron en contra y hubo dos abstenciones. El kirchnerismo y sectores de izquierda rechazan esta ley montados en la falsa premisa de que apunta a proscribir a Cristina Kirchner impidiéndole ser candidata en virtud de la doble condena que pesa sobre ella en la causa Vialidad.
No alcanza con declarar la voluntad de impedir que corruptos sean legisladores u ocupen cargos en la administración pública nacional: hay que demostrarlo
En las últimas semanas, trascendió que la expresidenta analiza presentarse como aspirante a legisladora bonaerense, un distrito que no cuenta con una ley de este tipo y que debería sancionarla, como ya lo hicieron ocho provincias que rechazan candidatos con groseros antecedentes penales.
Todas las miradas para la sesión de hoy se posaban ayer sobre los senadores nacionales de La Libertad Avanza. El líder de esa bancada, Ezequiel Atauche, confirmó que su sector dará quorum y que sumará sus votos para la sanción de la ley. Su ratificación, sin embargo, no garantiza que se logre el objetivo propuesto. No alcanza con declarar la voluntad de hacer algo; se necesita demostrarlo.
Cuando la ley se debatía en Diputados, fue el bloque oficialista el que difirió la sanción de este proyecto, que ya lleva más de nueve años de presentado. Falta de quorum, reticencia a suscribir dictámenes, caídas de sesiones especiales, sospechas de toma y daca y un sinfín de trabas de lo más diversas se fueron sumando para impedir que avanzara. A lo largo de todo ese tiempo se presentaron sucesivos proyectos en la materia. Todos terminaron bloqueados o cajoneados.
Seguir difiriendo un tema tan importante como la ley de ficha limpia será la consagración de la impunidad con que ya cuentan quienes se amparan forzadamente en los fueros para evitar ir presos
En las últimas semanas en que la iniciativa estaba presta a ser debatida en el recinto, su tratamiento fue abortado, una vez como consecuencia de la caída de los pliegos de jueces para la Corte y en otra oportunidad, por la muerte del papa Francisco. ¿Será la vencida esta tercera oportunidad?
Ayer se especulaba con que podía introducírsele algún cambio a la sanción de Diputados. De ocurrir eso, el mecanismo de revisión del proceso sancionatorio de las leyes mandaría el tema nuevamente a la Cámara baja, donde los diputados podrían aceptar las modificaciones o insistir en su sanción original, para lo cual necesitan de la misma mayoría con que el Senado la apruebe. Eso alargaría nuevamente los tiempos en un tema sobre el que no debería haber ni una sola duda. Corruptos sí o corruptos no. Así de simple.
Hoy se sabrá en el Senado si realmente existe una verdadera decisión política para impedir que delincuentes sigan candidateándose para eludir a la Justicia LA NACION