Indumentaria: qué hay detrás de las diferencias entre la Argentina y otros mercados

CÓRDOBA.- En Gran Vía 32 hay un “templo” para la compra de indumentaria de los argentinos que pasan por Madrid y quieren aprovechar para renovar el guarda ropa diario. “¿No hay para niños? Es que tengo nietos”, pregunta una mujer que arrastra un carro repleto después de haber pasado por dos pisos de la cadena irlandesa Primark. Que la ropa afuera es más barata que en la Argentina, ya se sabe. La incógnita es si con la baja de aranceles dispuesta por el Gobierno alcanzará para empatar lo que se paga afuera.
Una clave en la brecha es la carga impositiva: mientras que en la Argentina equivale a la mitad del precio, en España (y en general en la Unión Europea) no supera el 22%. La lógica no es muy diferente a la de Chile, a donde en el fin de semana XL de Pascua hubo nuevamente un “aluvión” de argentinos.
Según la Fundación Pro Tejer, los impuestos nacionales, provinciales y municipales que paga la cadena representan el 50,3% del precio final. Esa es una diferencia clave respecto de la UE, donde no existe la cantidad y variedad de impuestos que hay en la Argentina.
Si la comparación es directamente con España se suma un factor más. De acuerdo con el centro de estadísticas Eurostat, el país tiene el mejor precio en moda de la región. El último registro marca que está 15,8% por debajo del promedio de la Unión (es más alto en prendas de vestir y menor en calzado). En el caso de Chile, la carga directa es el IVA (19%). No existen tributos provinciales ni impuesto al cheque.
En los últimos meses, se multiplicaron los videos en las redes sociales comparando los precios de marcas que están en la Argentina y también en España. Hay que tener en cuenta que no solo en ese rubro el país es más caro, también lo es en buena parte de los productos de supermercado, de perfumería y de electrónica.
Según Fundar, al menos hasta ahora, las importaciones de ropa por habitante son 10 veces menores en la Argentina que la media mundial. A través del decreto 236/2025, los aranceles de ropa y calzado pasaron del 35% al 20%; los de telas, de 26% a 18%; y los de distintos tipos de hilados, de 18% a 12, 14 y 16%.
Importar ropa a Chile implica un arancel general del 6%, pero si proviene de un país con un acuerdo comercial vigente y se cumplen las condiciones necesarias, es posible acceder a reducciones o exenciones arancelarias.
En la UE, el arancel medio es del 4,5%. En toda la región, Asia se afianza como el principal proveedor. En España a la cabeza están China y Bangladesh, y vienen aumentando su participación Vietnam y Camboya. Marruecos también se afianza como vendedor, mientras que Turquía perdió algo de peso. Dos países vecinos ocupan el tercer y cuarto puesto de ese ranking: son Francia e Italia.
Por ejemplo, en el caso del grupo Inditex fundado por Amancio Ortega, los analistas destacan que gran parte de su éxito se explica por su “cadena global de aprovisionamiento, producción y logística muy bien aceitada”. Tiene alrededor de 1.400 proveedores, 3.680 fábricas y 3,2 millones de trabajadores indirectos. El 48% de sus productos se hacen en España, Portugal, Turquía y Marruecos y aunque China perdió algo de relevancia, sigue siendo el principal concentrador de producción.
Las diferencias impositivas y de tamaño de mercado son dos ítems que no se resuelven con la baja de aranceles. Por caso, el local de Primark de Gran Vía recibe 5 millones de personas al año, más que el Museo del Prado.
En su propuesta, Fundar recomendó, además de facilitar las importaciones —priorizando “aquellos rubros en los que la capacidad productiva es nula o mínima”—, impulsar incentivos tanto para la oferta como para la demanda formal de ropa. Esto último incluye medidas como la reducción de impuestos a la producción (por ejemplo, el impuesto al cheque o Ingresos Brutos), la implementación de un régimen de contribuciones patronales para pequeñas empresas —no solo del sector textil, sino para toda la economía— y la creación de un aporte no reembolsable, decreciente en el tiempo, que subsidie hasta el 10% de las contribuciones patronales en empresas medianas y grandes de confección.
También incluye avanzar en una política “de integración socioproductiva” para los cuentapropistas informales de la industria, cuyas condiciones laborales son muy deficientes. Esto, entre otras cosas, incluye promover polos cooperativos de confección.
CÓRDOBA.- En Gran Vía 32 hay un “templo” para la compra de indumentaria de los argentinos que pasan por Madrid y quieren aprovechar para renovar el guarda ropa diario. “¿No hay para niños? Es que tengo nietos”, pregunta una mujer que arrastra un carro repleto después de haber pasado por dos pisos de la cadena irlandesa Primark. Que la ropa afuera es más barata que en la Argentina, ya se sabe. La incógnita es si con la baja de aranceles dispuesta por el Gobierno alcanzará para empatar lo que se paga afuera.
Una clave en la brecha es la carga impositiva: mientras que en la Argentina equivale a la mitad del precio, en España (y en general en la Unión Europea) no supera el 22%. La lógica no es muy diferente a la de Chile, a donde en el fin de semana XL de Pascua hubo nuevamente un “aluvión” de argentinos.
Según la Fundación Pro Tejer, los impuestos nacionales, provinciales y municipales que paga la cadena representan el 50,3% del precio final. Esa es una diferencia clave respecto de la UE, donde no existe la cantidad y variedad de impuestos que hay en la Argentina.
Si la comparación es directamente con España se suma un factor más. De acuerdo con el centro de estadísticas Eurostat, el país tiene el mejor precio en moda de la región. El último registro marca que está 15,8% por debajo del promedio de la Unión (es más alto en prendas de vestir y menor en calzado). En el caso de Chile, la carga directa es el IVA (19%). No existen tributos provinciales ni impuesto al cheque.
En los últimos meses, se multiplicaron los videos en las redes sociales comparando los precios de marcas que están en la Argentina y también en España. Hay que tener en cuenta que no solo en ese rubro el país es más caro, también lo es en buena parte de los productos de supermercado, de perfumería y de electrónica.
Según Fundar, al menos hasta ahora, las importaciones de ropa por habitante son 10 veces menores en la Argentina que la media mundial. A través del decreto 236/2025, los aranceles de ropa y calzado pasaron del 35% al 20%; los de telas, de 26% a 18%; y los de distintos tipos de hilados, de 18% a 12, 14 y 16%.
Importar ropa a Chile implica un arancel general del 6%, pero si proviene de un país con un acuerdo comercial vigente y se cumplen las condiciones necesarias, es posible acceder a reducciones o exenciones arancelarias.
En la UE, el arancel medio es del 4,5%. En toda la región, Asia se afianza como el principal proveedor. En España a la cabeza están China y Bangladesh, y vienen aumentando su participación Vietnam y Camboya. Marruecos también se afianza como vendedor, mientras que Turquía perdió algo de peso. Dos países vecinos ocupan el tercer y cuarto puesto de ese ranking: son Francia e Italia.
Por ejemplo, en el caso del grupo Inditex fundado por Amancio Ortega, los analistas destacan que gran parte de su éxito se explica por su “cadena global de aprovisionamiento, producción y logística muy bien aceitada”. Tiene alrededor de 1.400 proveedores, 3.680 fábricas y 3,2 millones de trabajadores indirectos. El 48% de sus productos se hacen en España, Portugal, Turquía y Marruecos y aunque China perdió algo de relevancia, sigue siendo el principal concentrador de producción.
Las diferencias impositivas y de tamaño de mercado son dos ítems que no se resuelven con la baja de aranceles. Por caso, el local de Primark de Gran Vía recibe 5 millones de personas al año, más que el Museo del Prado.
En su propuesta, Fundar recomendó, además de facilitar las importaciones —priorizando “aquellos rubros en los que la capacidad productiva es nula o mínima”—, impulsar incentivos tanto para la oferta como para la demanda formal de ropa. Esto último incluye medidas como la reducción de impuestos a la producción (por ejemplo, el impuesto al cheque o Ingresos Brutos), la implementación de un régimen de contribuciones patronales para pequeñas empresas —no solo del sector textil, sino para toda la economía— y la creación de un aporte no reembolsable, decreciente en el tiempo, que subsidie hasta el 10% de las contribuciones patronales en empresas medianas y grandes de confección.
También incluye avanzar en una política “de integración socioproductiva” para los cuentapropistas informales de la industria, cuyas condiciones laborales son muy deficientes. Esto, entre otras cosas, incluye promover polos cooperativos de confección.
La menor carga impositiva es un factor clave en las brechas de más del 100% que existe. A nivel local hay tributos que no existen afuera LA NACION