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Las relaciones de precios entre la soja y el maíz condiciona los escenarios futuros

El presente y el futuro del mercado de granos puede ser muy diferente teniendo en cuenta la cantidad de hectáreas que se destine a la implantación de cada cultivo. Particularmente en el caso del maíz y la soja, que compiten por el área de forma directa, las relaciones de precios entre ellos pueden condicionar los escenarios futuros. Ello ya está ocurriendo en Estados Unidos en donde los últimos datos oficiales del Departamento de Agricultura estadounidense (USDA por sus siglas en inglés), dan cuenta de un incremento del área del forrajero en detrimento de la oleaginosa. Y esto es así ya que, hacia finales del año pasado y principios de este año, el precio del maíz se ubicó mucho más cerca al precio de la soja que lo habitual.

Boom: por el avance de la cosecha y con el dólar planchado, esta semana se anotaron exportaciones por US$1200 millones

Históricamente, la relación entre estos dos granos para las posiciones de cosecha en el país del Norte (noviembre soja y diciembre maíz) se ubica entorno a los 2,3 a 1. Al momento que el productor estadounidense tenía que tomar de la decisión de qué sembrar, esa relación estaba cercana a los 2,05 a 1. Los guarismos del USDA son contundentes en este sentido. El área de maíz se incrementaría de 36,7 millones de hectáreas a 38,6 millones. Al tiempo que en el caso de la soja la superficie implantada se reduciría de 35,3 millones de hectáreas a 33,8 millones.

Con estos cambios los stocks de soja podrían reducirse a un nivel muy ajustado (aún con un rendimiento récord), mientras que las existencias del forrajero se verían mucho más cómodas. Por supuesto que esta cuestión ya se encuentra más dirimida en Estados Unidos en momentos en donde se avanza con las siembras. Al momento de redactarse la presente columna, los avances en las tareas de implantación ya habían superado el 20% en ambos productos.

Un campo de maíz en Brasil

El desafío pasa por tratar de estimar lo que ocurra en Sudamérica. Todavía faltan muchos meses para las siembras de la gruesa en estas latitudes y, las relaciones de precios, pueden variar al llegar al momento de la implantación. Por ahora y solo por ahora, los productores argentinos que van comenzando a “tirar” algunos números de la campaña agrícola 2025/26, muestran márgenes más favorables para el maíz que, de mantenerse, seguiríamos los pasos de Estados Unidos. Y esto no sólo sería para nuestro país. En Uruguay, Paraguay y buena parte de Brasil la situación es similar. Sólo en la zona de los “cerrados” en el noroeste de Brasil es diferente ya que ahí el doble cultivo soja/maíz de segunda, se impone.

Proyección

Sin duda alguna, el presente de estos dos importantes granos no necesariamente puede proyectarse hacia adelante. Está claro que, además, el mercado climático en el hemisferio norte durante los meses de julio y agosto será clave. A partir de ahora, si el modelo económico para nuestro país implica tener un tipo de cambio estable (más allá de la flotación en las cotizaciones) y con un mercado desregulado, pareciera que las oportunidades van a venir por las variaciones del mercado internacional y no tanto por lo que ocurra a nivel local. En este contexto, volver a las fuentes en el análisis y la interpretación de la formación de los precios, resulta prioritario.

El autor es socio de Nóvitas SA.

El presente y el futuro del mercado de granos puede ser muy diferente teniendo en cuenta la cantidad de hectáreas que se destine a la implantación de cada cultivo. Particularmente en el caso del maíz y la soja, que compiten por el área de forma directa, las relaciones de precios entre ellos pueden condicionar los escenarios futuros. Ello ya está ocurriendo en Estados Unidos en donde los últimos datos oficiales del Departamento de Agricultura estadounidense (USDA por sus siglas en inglés), dan cuenta de un incremento del área del forrajero en detrimento de la oleaginosa. Y esto es así ya que, hacia finales del año pasado y principios de este año, el precio del maíz se ubicó mucho más cerca al precio de la soja que lo habitual.

Boom: por el avance de la cosecha y con el dólar planchado, esta semana se anotaron exportaciones por US$1200 millones

Históricamente, la relación entre estos dos granos para las posiciones de cosecha en el país del Norte (noviembre soja y diciembre maíz) se ubica entorno a los 2,3 a 1. Al momento que el productor estadounidense tenía que tomar de la decisión de qué sembrar, esa relación estaba cercana a los 2,05 a 1. Los guarismos del USDA son contundentes en este sentido. El área de maíz se incrementaría de 36,7 millones de hectáreas a 38,6 millones. Al tiempo que en el caso de la soja la superficie implantada se reduciría de 35,3 millones de hectáreas a 33,8 millones.

Con estos cambios los stocks de soja podrían reducirse a un nivel muy ajustado (aún con un rendimiento récord), mientras que las existencias del forrajero se verían mucho más cómodas. Por supuesto que esta cuestión ya se encuentra más dirimida en Estados Unidos en momentos en donde se avanza con las siembras. Al momento de redactarse la presente columna, los avances en las tareas de implantación ya habían superado el 20% en ambos productos.

Un campo de maíz en Brasil

El desafío pasa por tratar de estimar lo que ocurra en Sudamérica. Todavía faltan muchos meses para las siembras de la gruesa en estas latitudes y, las relaciones de precios, pueden variar al llegar al momento de la implantación. Por ahora y solo por ahora, los productores argentinos que van comenzando a “tirar” algunos números de la campaña agrícola 2025/26, muestran márgenes más favorables para el maíz que, de mantenerse, seguiríamos los pasos de Estados Unidos. Y esto no sólo sería para nuestro país. En Uruguay, Paraguay y buena parte de Brasil la situación es similar. Sólo en la zona de los “cerrados” en el noroeste de Brasil es diferente ya que ahí el doble cultivo soja/maíz de segunda, se impone.

Proyección

Sin duda alguna, el presente de estos dos importantes granos no necesariamente puede proyectarse hacia adelante. Está claro que, además, el mercado climático en el hemisferio norte durante los meses de julio y agosto será clave. A partir de ahora, si el modelo económico para nuestro país implica tener un tipo de cambio estable (más allá de la flotación en las cotizaciones) y con un mercado desregulado, pareciera que las oportunidades van a venir por las variaciones del mercado internacional y no tanto por lo que ocurra a nivel local. En este contexto, volver a las fuentes en el análisis y la interpretación de la formación de los precios, resulta prioritario.

El autor es socio de Nóvitas SA.

 En Estados Unidos ya se vislumbra un aumento del área del forrajero, mientras que en Sudamérica el interrogante está abierto  LA NACION

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